El padre
Gabrielle Amorth estuvo en fechas recientes en Madrid para participar en un
programa de TV. Su visita fue muy rápida, apenas una tarde, tiempo suficiente
para que ALBA y la escritora María Vallejo-Nágera compartiesen con el exorcista
oficial del Vaticano una interesante tertulia.
Una mañana de 1985, el cardenal
Ugo Poletti, vicario de Juan Pablo II como obispo de Roma, llamó a un sacerdote
paulista nacido en 1925, el padreGabrielle Amorth, para encomendarle una
misión: ser el exorcista de la diócesis de Roma y, por ende, del Vaticano. En
estos veintidós años, el padre Amorth reconoce haber realizado más de cincuenta
mil exorcismos.
Por tanto,
nadie mejor que él en todo el mundo para explicar qué es un exorcismo.
-El exorcismo
es una oración pública de la
Iglesia que se hace con la autoridad de la Iglesia , porque la hace un
sacerdote designado por el obispo; es una oración de liberación del demonio, de
su influencia maligna o del mal provocado por él.
-Sin embargo,
en la actualidad hay muy pocos exorcistas, ¿porqué?
-Durante
trescientos años la Iglesia
ha abandonado los exorcismos. Los motivos son diversos y los explico en uno de
mis libros Habla un exorcista. Sin embargo, en cada diócesis debe haber uno,
¡como mínimo! Pero ¿cómo los va a haber, si la gente no cree en el demonio,
incluso gente de Iglesia, como sacerdotes y obispos? Es necesario saber que el
obispo que no proporciona la ayuda espiritual necesaria a un fiel con un problema
demoníaco está pecando gravemente.
-¿Por qué
permite Dios una posesión o un mal demoníaco?
-Hay gente a
la que he tratado que va a misa, reza y hace ayuno. Yo les pregunto: "Si
no estuvieses poseído, ¿lo harías?". Y me responden que no. Además,
pregunto a los demonios mientras hago este exorcismo: "¿Por qué te empeñas
en quedarte? Y me dicen: "No puedo irme porque Dios no me lo permite. Si
me fuera de esta persona, se alejaría de los sacramentos, y estando así, acude
a Dios y es ferviente su oración". Luego es posible que para esas
personas, esa cruz sea necesaria para su salvación y la de los que comparten
esa cruz con ella: su entorno, su familia y sus amigos.
-En el
Evangelio, Jesús dice que algunos demonios sólo se van con ayuno y oración,
pero existen casos en los que el exorcismo dura muchos años, o que incluso no
llega a producir nunca esa liberación, aunque se recurra al ayuno y la oración.
¿Por qué?
-Hay
ocasiones en que el Señor permite un caso de posesión en el que la persona no
llegue a liberarse nunca. Yo los he tratado. El Señor invita a acudir al ayuno
y a la oración para expulsar cierto tipo de demonios, porque hay varios. Igual
que hay ángeles con diferentes funciones y misiones, con los caídos pasa lo
mismo, pues también son ángeles. Pero como digo, en ocasiones nada funciona, ya
que Dios lo permite para la salvación de muchas almas, no sólo de la persona
poseída, aunque no es normal.
-Otra cosa
incomprensible es cómo puede comulgar un poseído y que no se dé su liberación,
siendo como es la
Sagrada Forma- el cuerpo vivo deCristo. ¿Acaso no nos ha
dicho la Iglesia
que el demonio huye de Cristo como de la peste?
-Es cierto.
No se aleja el demonio cuando la persona comulga. Se queda ahí quieto, aunque
supongo que tremendamente incómodo. A veces, durante un exorcismo, coloco sobre
la cabeza del poseído una forma consagrada y pregunto: "¿Sabes lo que
tienes ahí?". Y contesta: "Sí. está Él", y ni se inmuta. Sin
embargo, he descubierto algo curiosísimo: el demonio se descontrola en rabia
desesperada cuando coloco algo que refleja la presencia de la Virgen , como un
escapulario, o si rezo oraciones de la Virgen. ¡A María le tiene un odio impresionante!
Entonces sí se revuelve, no lo puede soportar. ¡Huye como de la peste!
-¿Y eso por qué?
-Porque se
siente profundamente humillado. El saberse obligado a hincar la rodilla ante
una mujer, la Madre
de Cristo... ¡Ah! No puede con eso. Las oraciones a la Virgen durante un exorcismo
son extraordinariamente poderosas a mi favor... También ocurre con las
reliquias que han pertenecido a algunos santos. Yo suelo utilizarlas con mucha
frecuencia, porque no las puede soportar. Suele 'salir' despavorido por la
misma razón: la humillación de la obediencia a la que le obliga Nuestro Señor,
que le induce a doblegarse ante un hombre, no ante un ángel o ante Dios mismo:
ante un hombre que ha sido santo. Me ocurre mucho con las reliquias que utilizo
del padre Pío de Pietrelcina, a quien tengo especial devoción. Sale huyendo
ante las oraciones y las invocaciones que hago sobre él. ¿Sabe que lo conocí
siendo yo muy jovencito? ¡Le tiraba de la barba y él se partía de risa! Yo le
adoraba, era una persona de una bondad hiperbólica, un hombre de Dios de pies a
cabeza. Un gran gran santo de nuestro mundo.
- Usted
cuenta que durante los exorcismos un poseído puede expulsar por la boca objetos
de metal, cristal y cosas así.
-Es curioso,
ocurre a veces. Esos objetos no están dentro de la persona físicamente, se
materializan en la boca, al ser expulsados. Los he cogido con mi mano, incluso
cuchillas de afeitar. Tengo una caja enorme llena de estos objetos. La guardo
para demostrar físicamente lo que ocurre durante la expulsión de un demonio. Es
muy difícil de creer, pero están ahí. Una vez, una persona sobre la que oraba
me escupía todo el rato y yo esquivaba sus salivazos como podía. Una de ésas,
le vi. que me iba a escupir en ese momento y puse mi mano ante su boca. Fue
todo muy rápido, pero cogí al vuelo un clavo enorme y estaba seco. No tenía
saliva ni nada. Se había materializado en el momento de salir de su boca.
- Usted
cuenta que una sola sesión de exorcismo puede ser durísima.
-Se necesita
una enorme fuerza psicológica para asistir a un exorcismo y no distraerse de la
oración con nada, diga lo que diga o haga lo que haga el demonio. La fatiga
puede ser muy grande.
-¿Cómo nos
protegemos para que nunca nos suceda algo así?
-El mejor
remedio contra el demonio es la oración y la confianza en la Misericordia. Con
oración y siendo fieles a los regalos infinitos de la Iglesia : los sacramentos.
Dios jamás abandona a un hijo fiel. Lo protege, lo ama con locura, lo mima con
sus regalos. ¡No debéis tener miedo jamás!
-Y usted, ¿no
ha tenido miedo nunca?
-El mismo día
que me nombraron exorcista me encomendé a la Santísima Virgen.
Le pedí que me arropase y me protegiese cada día con su manto materno. Además,
tengo una profunda devoción a mi ángel de la guarda, al que me encomiendo cada
día y antes de cada exorcismo. Por lo tanto, creo que es el Demonio, por la
gracia de Dios, el que se echa a temblar cuando me ve aparecer y empiezo a
rezar.
-¿Es cierto
que usted ha exorcizado junto a Juan Pablo II?
-¡Ja, ja...!
Les cuento una anécdota de ese impresionante santo. Estaba yo exorcizando a una
pobre muchacha joven, a la que llevaba muchos años intentando liberar. El
exorcismo esa mañana había sido durísimo y tanto ella como yo estábamos
agotados. Entonces nos fuimos los dos a una misa que celebraba el Papa en San
Pedro. Ella estaba tranquila, con unas ganas tremendas de estar en la misa y de
ver al Papa. Todo iba bien hasta que el Papa entró en la basílica, con todos
los ropajes, preparado para celebrar. En cuanto esta muchacha le vio, se puso
fatal: alaridos, convulsiones, etc. Estaba claro que el demonio no soportaba la
presencia de ese pedazo de santo, de ese hombre tan de Cristo. El Papa la miró
lleno de compasión y dio la orden de que la alejaran un poco, pues los gritos
que profería y las palabrotas iban a ser un incordio para la celebración.
Cuando finalizó la misa, el Papa se acercó a ella, que seguía con una inquietud
horrorosa. Le impuso las manos, comenzó a orar y la muchacha se puso fatal. Así
estuvo el Santo Padre un buen rato, hasta que se calmó un poco. Quizá logró
expulsar un par de demonios. El caso es que, agotado, le dijo a su secretario:
"Avise al padre Amorth. Que siga él". Y ahí tuve que seguir yo, que
había estado antes no sé cuántas horas con la pobre desdichada sin ningún fruto.
Me reí: el Papa no lo sabía.
-¿Le
obedeció?
-¡Por su
puesto! Yo quise muchísimo a Juan Pablo II.
-¿Qué
recomienda a una persona que quiera ir al cielo, saltándose el purgatorio y sin
saber nada de Satanás?
-Yo también
quiero ir al cielo. Agárrate a los sacramentos y sobre todo a la Virgen María. Ella
jamás te abandonará.
Fuente: http://www.mariavallejonagera.com/archivos/pdf/ALBA12-07-07.pdf
La verdad esta excelente y muy, muy interesante, lo leí detenidamente y bien dice el Padre Amorth, cumplir con los sacramentos y la Fé en Dios, así como de Ntra. Sma Virgen, eso me dejo perplejo que las Cosas malignas le tiene Odio, pero nosotros le debemos la gratitud de abogar por todos sus Hijos.. Excelente la entrevista; cada día aprende uno mas..Dios te Bendiga..
ResponderEliminarImpresionante! Maria Santisima jamas abandones a este santo padre! necesita mucho de ti.
ResponderEliminarMadre buena Auxiliadora de los Cristianos suscita más exorcistas sacerdotes en esta hora de evangelización. Que amando a Jesús te invoquen tanto en este ministerio para salvación de los hombres, bendice madre bendita al Padre Gabrielle Amorth.
ResponderEliminarDios los bendiga abundantemente por ayudarnos a Evangelizar con este material tan pedagogico, y vislunbrante de la Verdad de Jesucristo, por amor a Dios y a su Santísima Madre, la Virgen María, nuestra Estrella de la Nueva Evangelización. Parroquia Nuestra Señora del Monte el Carmelo, San Andrés, Islas - Colombia.
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