martes, 8 de noviembre de 2022

Mañana inicia: del 9 de noviembre al 11 de diciembre ofrecemos la preparación de 33 días para la Consagración al Inmaculado Corazón de María -según San Luis María Grignion de Montfort-, a efectuarse el 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe


 

“Al final mi Inmaculado Corazón triunfará”

Conságrate a la Madre tal y como lo hizo San Juan Pablo II. 




A partir de mañana, 9 de noviembre, ofreceremos, día a día, las meditaciones y oraciones de preparación a la Consagración -según el "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen" de San Luis María Grignion de Montfort- hasta el día de la Consagración que, en este caso, será el 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe.




 La Iglesia recomienda que nos consagremos personalmente al Corazón Inmaculado de María? 

Sí, la Iglesia recomienda consagrarse personalmente al Corazón Inmaculado de María. Todos los Papas de los últimos tiempos han estado consagrados personalmente a María. Juan Pablo II llevaba en su escudo pontificio las palabras Totus Tuus para recordar precisamente esa consagración y nos lo ha recomendado en la Redemptoris Mater 38. Y Pablo VI, en la exhortación apostólica “Signum Magnum” de 13 de Mayo de 1967 decía: “exhortamos a todos los hijos de la Iglesia a que renueven personalmente la propia consagración al Corazón Inmaculado de la Madre de la Iglesia, y a que vivan este nobilísimo acto de culto con una vida cada vez más conforme a la Divina Voluntad, con espíritu de filial servicio y de devota imitación de su celestial Reina”.



"La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar  las virtudes de la Santísima Virgen y, en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen(S. Luis M. Grignion de Montfort)







INFORMACIÓN BÁSICA
Historia del Tratado
El Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen es, sin duda, la más excelente obra de San Luis María de Montfort.

Se estima que pudo ser escrita en torno al 1712 y, años después, permaneció sepultada en el silencio de un cofre escondido en una casita de campo cercana a la capilla de San Miguel, en San Lorenzo. Fue este escondite el que protegió esta obra maestra de las embestidas de la Revolución.

Al finalizar ésta, el Tratado fue llevado a la biblioteca de la Compañía de María, donde permaneció olvidado hasta 1842, comenzando a partir de entonces su divulgación.

¿Qué significa consagrarse?
Según San Luis de Montfort, nuestra Madre es aquel lugar donde habita el Señor en toda Su plenitud. La sencillez con la cual Dios Padre pensó a María es tan misteriosa que no somos dignos de comprenderla, pero podemos dejarnos llevar por Ella.

Ella te lleva 
Dejar que Ella te lleve
Consagrarse a María significa ponernos en sus manos sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de Madre.

Cristo en Ella - Conocer el Corazón de Cristo
Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón en el interior del Divino Corazón de Cristo. Ella es el Sagrario perfecto donde reside el Señor.

Cristo en Ella - Unión total con María
Consagrarse es vivir en total unión con la Madre, de modo que Jesús viva en cada uno de nosotros por medio de Ella. ¿Quién conoce mejor al Hijo que su propia Madre?

Cristo en Ella -  Vivir por Él a través de Ella
Consagrarse a María es, en definitiva, obrar siempre por María, con María y para María. Es ser su esclavo y soldado. Es levantarte y ponerte al servicio de lo que Ella te ordene.

En caso de que tengas alguna duda, te recomendamos encarecidamente que preguntes a una persona formada en términos marianos; ya sea tu sacerdote, director espiritual o un consagrado. La consagración es un compromiso importante que adquieres con la Madre.

Santos que se han consagrado
Cientos de santos conocidos se habían consagrado a la Madre Santísima, entendiéndola siempre como el camino directo que les llevaría al Hijo. Aquí citamos algunos de los más destacados.

San Juan Pablo II 
« Al poner a la Madre de Cristo en relación con el misterio trinitario, Montfort me ayudó a comprender que la Virgen pertenece al plan de Salvación por voluntad del Padre, como Madre del Verbo Encarnado, que concibió por obra del Espíritu Santo. Toda intervención de María en la obra de regeneración de los fieles no está en competencia con Cristo, sino que deriva de Él y está a Su servicio.
La acción que María realiza en el plan de la Salvación es siempre Cristocéntrica, es decir, hace directamente referencia a una mediación que se lleva a cabo en Cristo. » San Juan Pablo II

San Pío X 
« María es el camino más seguro hacia Jesús. Pues ¿quién no ha experimentado que no hay un camino más seguro y más expedito para unir a todos con Cristo que el que pasa a través de María, y que por ese camino podemos lograr la perfecta adopción de hijos, hasta llegar a ser santos e inmaculados en la presencia de Dios?
En efecto, si verdaderamente a María le fue dicho: Bienaventurada tú que has creído, porque se cumplirá todo lo que el Señor te ha dicho, de manera que verdaderamente concibió y parió al Hijo de Dios; si realmente recibió en su vientre a aquel que es la Verdad por naturaleza, de manera que engendrado en un nuevo orden, con un nuevo nacimiento se hizo invisible en sus categorías, visible en las nuestras; puesto que el Hijo de Dios hecho hombre es autor y consumador de nuestra fe, es de todo punto necesario reconocer como partícipe y como guardiana de los divinos misterios a su Santísima Madre en la cual, como el fundamento más noble después de Cristo, se apoya el edificio de la fe de todos los siglos. » San Pío X

San Maximiliano Kolbe 
« Oh, Inmaculada, reina del cielo y de la tierra, refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima, a quien Dios confió la economía de la misericordia. Yo… pecador indigno, me postro ante ti, suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y posesión tuya. A ti, oh, Madre, ofrezco todas las dificultades de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad. Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva, para cumplir lo que de ti ha sido dicho: ‘Ella te aplastará la cabeza’ (Gen 3:15), y también: ‘Tú has derrotado todas las herejías en el mundo’.
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, aumente en cuanto sea posible el bienaventurado Reino del Sagrado Corazón de Jesús. Donde tú entras, oh, Inmaculada, obtienes la gracia de la conversión y la santificación, ya que toda gracia que fluye del Corazón de Jesús para nosotros, nos llega a través de tus manos. » San Maximiliano Kolbe

San Juan Damasceno 
«Oh Soberana, Madre de Dios y Virgen, unimos nuestras almas a la esperanza de que eres, para nosotros, como un ancla absolutamente firme e irrompible; te consagramos nuestro espíritu, nuestra alma, nuestro cuerpo, cada uno en toda su persona; queremos honrarte con salmos, himnos, cánticos inspirados tanto como esté en nosotros; porque rendirte honores según tu dignidad sobrepasa nuestras fuerzas. Si es cierto según la palabra sagrada, que el honor rendido a otros servidores es una prueba de amor hacia el Maestro común, el honor que se rinde a ti ¿puede ser ignorado? ¿No hay que buscarlo con celo? ¿No es preferible inclusive al aliento vital, y no da éste la vida? De esta manera indicamos mejor nuestra unión a nuestra propio Maestro. » San Juan Damasceno

San Efrén de Siria 
« Tú solo, ¡Oh Jesús!, y tu Madre sois puros bajo todos los aspectos, y vuestra pureza supera la de cualquier otro, pues en Ti no hay mancha alguna, ni tampoco en tu Madre. » San Efrén de Siria





La verdadera devoción a la Santísima Virgen es: 
1º interior; 
2º tierna; 
3º santa; 
4º constante 
5º desinteresada. 

  Devoción interior 
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior. Es decir, procede del espíritu y del corazón, de la estima que se tiene de Ella, de la alta idea que nos hemos formado de sus grandezas y del amor que le tenemos. 

Devoción tierna 
Es tierna, vale decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la confianza del niño en su querida madre. Esta devoción hace que recurras a la Santísima Virgen en todas tus necesidades materiales y espirituales con gran sencillez, confianza y ternura e implores la ayuda de tu bondadosa Madre en todo tiempo, lugar y circunstancia: 
en las dudas, para que te esclarezca; 
en los extravíos, para que te convierta al buen camino; 
en las tentaciones, para que te sostenga; 
en las debilidades, para que te fortalezca; 
en los desalientos; para que te reanime; 
en los escrúpulos, para que te libre de ellos; 
en las cruces, afanes y contratiempos de la vida, para que te consuele, y finalmente, en todas las dificultades materiales y espirituales, María en tu recurso ordinario, sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo. 

Devoción santa 
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen y, en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen. 

Devoción constante 
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante. Te consolida en el bien y hace que no abandones fácilmente las prácticas de devoción. Te anima para que puedas oponerte a lo mundano y sus costumbres y máximas; a lo carnal y sus molestias y pasiones; al diablo y sus tentaciones. De suerte que si eres verdaderamente devoto de María, huirán de ti la veleidad, la melancolía, los escrúpulos y la cobardía. Lo que no quiere decir que no caigas algunas veces ni experimentes algunos cambios en tu devoción sensible. Pero, si caes, te levantarás, tendiendo la mano a tu bondadosa a Madre, si pierdes el gusto y la devoción sensible, no te acongojarás por ello. Porque, el justo y fiel devoto de María vive de la fe de Jesús y de María y no de los sentimientos corporales. 

Devoción desinteresada 
Por último, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada. Es decir, te inspirará no buscarte a ti mismo, sino sólo Dios en su Santísima Madre. El verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Reina por espíritu tu lucro o interés, ni por su propio bien temporal o eterno, sino únicamente porque Ella merece ser servida y sólo Dios en Ella. Ama a María, pero no por los favores que recibe o espera recibir de Ella, sino porque Ella es amable. Por esto la ama y sirve con la misma fidelidad en los sinsabores y sequedades que en las dulzuras y fervores sensibles. La ama lo mismo en el Calvario que en las bodas de Caná. 

¡Ah! ¡Cuán agradable y precioso es delante de Dios y de su Santísima Madre el devoto de María que no se busca a sí mismo en los servicios que le presta! Pero, ¡qué pocos hay así! Para que no sea tan reducido ese número estoy escribiendo lo que durante tantos años enseñado en mis misiones pública y privadamente con no escaso fruto. 

Muchas cosas he dicho ya de la Santísima Virgen. Muchas más tengo que decir. E infinitamente más serán las que omita, ya por ignorancia, ya por falta de talento o de tiempo. Cuanto digo responde al propósito que tengo de hacer de ti un verdadero devoto de María y un auténtico discípulo de Jesucristo. 

¡Oh! ¡Qué bien pagado quedaría mi esfuerzo, si éste humilde escrito cae en manos de una persona bien dispuesta, nacida de Dios y de María y "no de la sangre ni de la carne ni de la voluntad de varón", le descubre e inspira, por gracia del Espíritu Santo, la excelencia y precio de la verdadera sólida devoción a la Santísima Virgen, que ahora voy a exponerte! Si supiera que mi sangre pecadora serviría para hacer penetrar en tu corazón, lector amigo, las verdades que escribo en honor de mi amada Madre y soberana Señora, de quien soy el último de los hijos y esclavos, con mi sangre en vez de tinta trazaría estas líneas. Pues ¡abrigo la esperanza de hallar personas generosas, que por su fidelidad a la práctica que voy a enseñarte, resarcirán a mi amada Madre y Señora por los daños que ha sufrido a causa de mi ingratitud e infidelidad! 

Hoy me siento más que nunca animado a creer y esperar aquello que tengo profundamente grabado en el corazón y que vengo pidiendo a Dios desde hace muchos años, a saber, que tarde o temprano, la Santísima Virgen tenga más hijos, servidores y esclavos de amor que nunca y que, por este medio, Jesucristo, reine como nunca en los corazones. 

Preveo claramente que muchas bestias rugientes llegan furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes este humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para redactarlo o sepultar, al menos, estas líneas en las tinieblas o en el silencio de un cofre, a fin de que no sea publicado. Atacarán, incluso, a quienes lo lean y pongan en práctica. Pero, ¡Qué importa! ¡Tanto mejor! ¡Esta perspectiva me anima y hace esperar un gran éxito, es decir, la formación de un escuadrón de aguerridos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, que combatirán al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida, en los tiempos como nunca peligrosos que van a llegar! "¡Qué el lector comprenda!" "¡Entiéndalo el que pueda!" (Fragmento del "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen" de San Luis María Grignion de Montfort).




A partir de mañana, 9 de noviembre, ofreceremos, día a día, las meditaciones y oraciones de preparación a la Consagración al Inmaculado Corazón de María -según el "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen" de San Luis María Grignion de Montfort- hasta el día de la Consagración que, en este caso, será el 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe.

Importante: esta Consagración, sin embargo, puede efectuarse en cualquier época del año, debiendo culminar en una fecha de fiesta Mariana. 

Dejamos un enlace para tal fin: https://www.matercoeli.com/


              Matercoeli.com


2 comentarios:

  1. Hola,
    interesante entrada. Recuerdo (hace años ya) en el colegio (de los padres escolapios al que asistí), que un día nos dio clase un sacerdote que había pasado muchos años en Mexico y nos hablaba de la Virgen de Guadalupe y que por estas fechas se celebraba una gran fiesta en su congregación. "las fallas de Valencia no son nada con aquello", nos decía hasta que llegaron las fiestas de aquí.
    Un abrazo

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  2. Hola, Jesús.
    Gracias por pasarte.
    En efecto, las apariciones de la Virgen de Guadalupe fueron algo maravilloso.
    Sin embargo acá estamos proponiendo una Consagración a la Virgen -y por ende al Sagrado Corazón de Jesús, ya que la Virgen no se queda con nada, se lo entrega todo a su Divino Hijo- de 33 días que debe culminar -conforme lo establecido por S. Luis M. Grignion de Montfort- en un día de festividad de la Virgen. En este caso haremos la Consagración al Inmaculado Corazón de María bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. ¡Ojalá te sumes!
    Un abrazo, Jesús.

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