viernes, 28 de junio de 2013

"¿NO ESTOY YO AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?"

"¿NO ESTOY YO AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?"

"Pon esto en tu corazón, mi pequeño hijo: no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?" 



María, con su Fiat

El anuncio del nacimiento de Jesús
1:26 En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
1:27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
1:28 El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
1:29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
1:30 Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
1:31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
1:32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
1:33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
1:34 María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?"
1:35 El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
1:36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
1:37 porque no hay nada imposible para Dios".
1:38 María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó. (Lucas 1, 26-38).

nos abrió las puertas del Cielo.

Así, se cumple la Sagrada Escritura del Libro del Génesis:


3:14 Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo.Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 
3:15 Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." (Génesis 3, 14-15)


y del Libro del Apocalipsis:

La visión de la Mujer y el Dragón
12:1 Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
12:2 Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
12:3 Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
12:4 Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
12:5 La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono,
12:6 y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
12:7 Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles,
12:8 pero fueron vencidos y expulsados del cielo.
12:9 Y así fue precipitado el enorme Dragón, la antigua Serpiente, llamada Diablo o Satanás, y el seductor del mundo entero fue arrojado sobre la tierra con todos sus ángeles.
12:10 Y escuché una voz potente que resonó en el cielo:
"Ya llegó la salvación,
el poder y el Reino de nuestro Dios
y la soberanía de su Mesías,
porque ha sido precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
(Apocalipsis, 12, 1- 10)

Ella fue el Principio y será el Fin que conduce al Rey de Reyes, al Alfa y el Omega.
Amen.



Nuestra Señora de Guadalupe 

Luis A. Dumois Núñez.

Guadalajara, Jalisco, México.


"Ha llegado hasta nosotros un extraordinario documento, fechado en el siglo XVI, en donde se narra esta bella historia: el Nican Mopohua, escrito por un indio noble, Don Antonio Valeriano, quien fue bautizado y convertido al catolicismo. Hombre educado, la lengua que empleó en este caso fue el náhuatl, la misma que hablaban los aztecas. La historia ha sido llamada Nican Mopohua porque esas son las primeras palabras que aparecen en el manuscrito. Nican Mopohua significa, Aquí se cuenta.

Juan Diego era un indio pobre que caminaba habitualmente por los campos aledaños a la Ciudad de México. Vivía en Cuautitlán. Un día de diciembre, 1531, avanzaba hacia Tlatelolco, cuando escuchó música y percibió un dulce perfume que provenía de un cerrito cercano. Alguien, con una voz muy suave, lo llamaba: "Juanito, Juan Dieguito...". Subió el cerro del Tepeyac y vio allí a una joven. Ella le pidió que se acercara.

Nuestra Señora de Guadalupe

Ya enfrente de Ella, pudo apreciarla en toda su magnificencia: Sus ropas resplandecían con luz semejante a la del Sol, y era muy hermosa. Le dijo: "Escucha, tú el más pequeño de mis hijos, Juantzin, ¿hacia dónde te diriges?" Y él le contestó: "Mi Señora, Reina, mi pequeña niña, voy a Tlatelolco, a escuchar las cosas de Dios". Entonces Ella le dijo que era la Virgen María, madre del verdadero Dios. Y le pidió que fuera a México, al palacio del obispo, para decirle que Ella quería que le construyeran un templo en el Tepeyac.

Prometiendo obedecer a la Señora, se encaminó Juan Diego hacia México, para hablar con el obispo, Fray Juan de Zumárraga. Tuvo que esperar un rato en el palacio, pero finalmente se encontró en presencia del obispo. Le contó todas las cosas maravillosas que había presenciado, y le comunicó el deseo de la Señora del Cielo. El obispo no le creyó, por lo que regresó Juan Diego al cerro del Tepeyac. Y Ella lo estaba esperando allí. Cuando la vio le dijo: "Señora, Reina, la más pequeña de mis hijas, niña, fui a cumplir tus órdenes. El señor obispo fue amable conmigo, me escuchó, pero creo que no me entendió. Así que te suplico, mi Señora, Reina, mi niña pequeña, que mandes a uno de tus nobles; porque yo soy un hombre sencillo, soy pequeño, soy escalerita de tablas, yo mismo necesito ser conducido, y te fallaré, y no quiero que te enfades conmigo". Ella insistió en que era de todo punto importante que fuera él el que llevara Sus órdenes; nadie más. Él prometió otra vez cumplir con lo que Ella pedía.

Al siguiente día, domingo, regresó Juan Diego al palacio, y repitió su historia. El obispo le hizo muchas preguntas, y finalmente le dijo que, para poder iniciar la construcción del templo, necesitaría una señal tangible por parte de la Señora.

Él regresó con Ella, le contó todo, y entonces Ella le pidió que regresara al día siguiente para darle la señal solicitada.

El día siguiente, lunes, Juan Diego no fue al encuentro de la Señora, porque su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo, y fue a visitarlo. Pasó con él la noche, y muy temprano a la mañana siguiente se dirigió a Tlatelolco a buscar un sacerdote, ya que estaba seguro de la inminente muerte de Juan Bernardino. Cuando se acercaba al cerrito tomó un camino diferente, porque no quería que lo detuviera la Señora del Cielo; tenía prisa. (¡Pensó que no lo vería la que bien mira a todas partes!) Pero entonces Ella se apareció frente a él, y le preguntó, "¿Qué pasa, hijito mío? ¿A dónde vas?". Él, turbado, le contestó: "Mi jovencita, la más pequeña de mis hijas, mi niña, espero que estés contenta. ¿Cómo te encuentras esta mañana? ¿Te sientes bien?" Y le dijo que iba a buscar un sacerdote, porque su tío se moría. Ella le contestó: "Pon esto en tu corazón, mi pequeño hijo: no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?" Y le dijo que su tío ya estaba fuera de peligro. (Y en aquel mismo momento sanó su tío, como después se supo.)

Le dijo entonces que subiera el cerro y que cortara las flores que encontrara. Juan Diego obedeció, y muy asombrado, descubrió muchas hermosas flores allá arriba, aunque no era el tiempo de ellas. Cortó las flores y las puso dentro de su tilma (manto fabricado por los indígenas), para regresar después hasta la Señora. Ella tomó las flores en Sus manos y las volvió a poner en el hueco de la tilma. Y lo encaminó entonces con el obispo, diciéndole que le enseñara lo que llevaba.

Cuando Juan Diego llegó al palacio, tuvo que esperar mucho rato para ver al obispo. Le contó toda la historia, acerca de la Señora, el cerrito, las flores, las órdenes de Ella. Todo este tiempo sostenía el borde de su tilma, con las flores adentro. Finalmente el obispo le pidió que mostrara lo que cargaba. Cuando abrió su manto, las flores rodaron por el suelo, y ahí, sobre la blanca tela, apareció la imagen de la Señora del Cielo, Nuestra Señora de Guadalupe.

Ese paño es el mismo que hoy apreciamos dentro del templo construido sobre el Tepeyac. He estado allí muchas veces. La imagen de la Virgen está a la vista de todos. Sobre un muro, en grandes caracteres, se pueden leer las mismas palabras que la Virgen le dirigió a Juan Diego: "No temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿Necesitas algo más?"

Al escribir esto siento profundas emociones. No puedo explicarlo. No soy lo que se llama una persona religiosa; sin embargo, cada vez que leo el Nican Mopohua, o que recuerdo esas palabras, o cuando voy al Tepeyac a saludarla a Ella, algo se remueve muy dentro de mí. Sé que Ella está allí, mirándome, diciéndome que no tema, que confíe, que mire hacia el futuro con tranquilidad, porque Ella siempre estará presente, cuidándome.

Nuestra Señora de Guadalupe nos ha acompañado siempre: en la guerra y en la paz, en alegrías y tristezas, en la vida y en la muerte. Ella fue el estandarte de los ejércitos de Hidalgo y de Morelos. La invocamos y buscamos en tiempos de desesperación y destrucción; en tiempos de serenidad y reconstrucción, ayer y hoy, como también lo haremos mañana. ..."
Nuestra Señora de Guadalupe (en inglés):

martes, 25 de junio de 2013

25 de junio: Nuestra Señora de Medjugorje, Reina de la Paz




25 JUNIO, 2013

Mensaje del 25 de junio de 2013 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina, con motivo del 32° Aniversario de las apariciones de la Virgen

“¡Queridos hijos! Los amo a todos con alegría en el corazón, y los invito a acercarse a mi Corazón Inmaculado, para que Yo pueda acercarlos aún más a mi Hijo Jesús y para que Él pueda darles su paz y su amor, que son alimento para cada uno de ustedes. Ábranse hijitos a la oración, ábranse a mi amor. Yo soy vuestra Madre y no puedo dejarlos solos en el deambular y el pecado.  Hijitos, ustedes son llamados a ser mis hijos, mis hijos amados, para poder presentarlos a todos a mi Hijo. Gracias por haber respondido a mi llamado.”




En Medjugorje (Citluk, Bosnia y Herzegovina) más de quince años seis testigos fidedignos perseverantemente dan fe bajo juramento, que desde el 24 de junio de 1981, la Bienaventurada Virgen María, o la "Gospa", como aquí se la conoce afectuosamente, se les aparece casi cada día hasta el de hoy.


Breve historia de las apariciones

El primer día

En la fecha citada, hacia aproximadamente las seis de la tarde, en la zona de la colina de Crnica, conocida como Podbrdo, los niños Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic, Ivan Dragicevic, Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic vieron una increíblemente bella mujer joven, con un niño pequeño en brazos. No les dijo nada, pero les indicaba con gestos que podían acercarse. Sorprendidos y asustados, tuvieron miedo de acercarse, aunque pensaron inmediatamente que era la Virgen.

El segundo día

El segundo día, el 25 de junio de 1981, los niños quedaron en encontrarse nuevamente en el mismo lugar donde el día anterior ya se había aparecido la Virgen, esperando verla nuevamente. De repente, un destello de luz. Los niños miraron hacia arriba y vieron a la Virgen, esta vez sin el niño. Era indescriptiblemente bella, sonriente y alegre. Les hizo gesto con sus manos de que se acercaran. Se animaron y subieron hacia ella. Inmediatamente cayeron de rodillas y empezaron a rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria. La Virgen rezaba con ellos, menos el Avemaría.

Después de rezar, empezó a hablar con los niños. Ivanka, lo primero de todo, le preguntó por su madre, que hacía dos meses que había fallecido. Y Mirjana pidió a la Virgen alguna señal para dar a la gente, para demostrarles que no estaban ni locos ni mentían, como algunos habían dicho.

La Virgen dejó a los niños finalmente con las palabras: "Dios esté con vosotros, mis ángeles!" Antes, cuando le preguntaron si la volverían a ver al día siguiente, les contestó asintiendo con la cabeza.

Según los videntes, todo el encuentro fue indescriptible. Ese día, dos niños que formaban parte del grupo el primer día, no estaban: Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic. En su lugar vinieron otros dos: Marija Pavlovic y Jakov Colo. Y desde entonces, según esos seis niños, la Virgen se les aparece regularmente. Milka Pavlovic e Ivan Ivankovic, que estuvieron presentes el primer día de las apariciones, no volvieron a ver más a la Virgen, aunque volvían al lugar de las apariciones con la esperanza de verla.

El tercer día

El día 26 de junio de 1981, muy ilusionados los niños, esperaron hacia las seis de la tarde, que era cuando se les había aparecido previamente. Iban hacia el mismo lugar, para encontrarse ahí con ella. Estaban muy contentos, aunque, al preguntarse cuál sería el resultado de todo ello, su alegría se mezclaba con temor,. A pesar de todo, los niños sentían algún tipo de fuerza interior empujándoles a encontrarse con la Virgen.

De repente, mientras los niños se encontraban aún de camino, una luz destelló por tres veces. Para ellos, y para quienes les seguían, era una señal indicando el paradero, la presencia de la Virgen. En ese tercer día, la Virgen se apareció todavía más arriba que en los días anteriores. De golpe, la Virgen desapareció. Pero cuando los niños empezaron a rezar, volvió a acudir. Estaba alegre y sonriendo serenamente, y otra vez más, su belleza era irresistible.

Cuando salieron de casa, algunas mujeres mayores les aconsejaron llevar agua bendita con ellos para asegurarse de que no fuera el demonio. Cuando estuvieron con la Virgen, Vicka cogió el agua y la echó en dirección de la visión, diciendo: "Si tú eres nuestra Madre bendita, por favor quédate, y si no, aléjate de nosotros". La Virgen sonrió al oir eso y se quedó con ellos. Entonces fue cuando Mirjana le preguntó su nombre, y ella le contestó: "Soy la bienaventurada Virgen María."

Ese mismo día, bajando del Podbrdo, la Virgen se apareció nuevamente, esta vez sólo a María, diciendo: "Paz, paz, paz y sólo paz" Detrás de ella, Marija pudo ver una cruz. Tras lo que la Virgen, con lágrimas, corroboró: "La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los pueblos!" Esto tuvo lugar hacia medio camino subiendo al lugar de las apariciones.

El cuarto día

El 27 de junio de 1981, la Virgen se apareció tres veces a los niños. Esta vez, los niños le preguntaron todo tipo de cuestiones, y la Virgen les respondió. Para los sacerdotes, dio el siguiente mensaje: "Han de creer firmemente, y han de cuidar la fe del pueblo" Nuevamente, Jakov y Mirjana pidieron una señal, porque la gente había empezado a acusarles de mentir o tomar drogas. "No tengáis miedo de nada", les contestó la Virgen.

El quinto día

El día 28 de junio de 1981, grandes multitudes, de todas partes, iban juntándose ya desde muy temprano. Hacia el mediodía, había unas quince mil personas. Ese mismo día fray Jozo Zovko, el párroco, interrogó a los niños sobre lo que habían visto y oído en los días anteriores.

A la hora de costumbre, la Virgen nuevamente se apareció. Los niños rezaron con ella, y luego le preguntaron. Así, Vicka, le preguntó: "Mi querida Señora, qué quisieras de nosotros, y qué de nuestros sacerdotes ". La Virgen le contestó: "La gente debe rezar y creer firmemente". De los sacerdotes, dijo que debían ser fuertes en la fe, y ayudar a los demás a creer firmemente.

Ese día, la Virgen acudió y se fue varias veces. Una de esas veces, los niños le preguntaron por qué no se aparecía en la parroquia, para que todo el mundo le pudiese ver. Contestó: "Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído"

Aunque la multitud les importunaba con sus preguntas y curiosidades, y el día era bochornoso y pesado, los niños se sentían como en el cielo.

El sexto día

El 29 de junio de 1981, los niños fueron llevados a Mostar para un reconocimiento médico, tras el que se les diagnosticó como "sanos". El informe del médico jefe de servicio fue: " No están locos los niños, sino la persona que los ha traído aquí."

La multitud ese día, en la colina de las apariciones, fue mayor que nunca. Tan pronto como los niños llegaron al lugar de siempre y empezaron a rezar, la Virgen se apareció. En esta ocasión, la bienaventurada Madre de Dios les exhortó a tener fe, diciéndoles: "La gente debe creer firmemente y no tener miedo".

Ese día, una doctora que iba siguiendo y observándoles a los niños durante la aparición, deseó tocar a la Virgen. Los niños guiaron su mano al lugar donde se encontraba el hombro de la Virgen, y sintió como un estremecimiento. La doctora, aunque fue agnóstica, tuvo que reconocer que: "Aquí, algo extraño está pasando".

El mismo ese día, un niño llamado Daniel Setka, fue milagrosamente curado. Sus padres lo llevaron a Medjugorje, rezando específicamente para su curación. La Virgen había prometido que ello se haría si los padres rezaran, y ayunaran, y creyeran fuertemente. El niño fue sanado de repente.

El séptimo día

El 30 de junio de 1981, dos chicas jóvenes propusieron a los niños videntes irse lejos en coche, para poder dar un paseo. De hecho, su intención era llevarlos lejos de la zona, y retenerlos hasta después que el tiempo usual de la aparición hubiera pasado. Sin embargo, aunque los niños se encontrasen bastante lejos del Podbrdo, en el momento normal de la aparición, pasó como si una llamada interior les incitara a pedir de salir del coche. Tan pronto como lo hicieron, y se pusieron a rezar, la Virgen se acercó hacia ellos, desde la dirección del Podbrdo, que en ese momento se encontraba a un kilómetro. Rezó siete padrenuestros, etc.

Asi la trampa de aquellas jóvenes quedó sin efecto. Muy pronto después de esto, la policía empezó a entorpecer a los niños y los peregrinos de ir a Podbrdo, el lugar de las apariciones. Aunque primero a los niños y luego a la multitud, se les prohibió ir, la Virgen siguió apareciéndoseles en lugares escondidos, en sus casas y en el campo. Los niños ya habían conseguido confianza y abiertamente hablaban con la Virgen, buscando ilusionadamente sus consejos, escuchando sus advertencias y mensajes.

De esta forma, los acontecimientos de Medjugorje continuaron hasta el 15 de enero de 1982.

Al mismo tiempo, el párroco empezó a acoger a los peregrinos en la iglesia, permitiéndoles participar en el rosario y en la celebración de la eucaristía. Los niños también rezaban ahí su rosario. La Virgen se apareció a veces, durante este período, en la iglesia. Incluso una vez, el mismo párroco, mientras rezaba el rosario, vió a la Virgen. Inmediatamente interrumpió la oración, y espontáneamente empezó a entonar un canto popular: "Lijepa si, lijepa Djevo Mario";-"Oh, qué bella que eres, Santísima Virgen María". Toda la iglesia pudo apercibirse de que algo fuera de lo corriente le ocurría. Luego declaró que la había visto. Y así, él, que hasta entonces había no solamente dudado, sino estado en contra del más mínimo hablas obre apariciones, se convirtió en el defensor de ellos. Dio testimonio de su apoyo hacia las apariciones hasta tal punto que fue condenado a prisión.

Desde el 15 de enero de 1982 en adelante, los niños vieron a la Virgen en una estancia lateral de la parroquia. El párroco lo preparó así por las dificultades e incluso peligros que nuevamente se presentaron. Previamente, los niños se aseguraron de que ello estaba de acuerdo con los deseos de la Virgen. De todas formas, debido a la prohibición del obispo diocesano, desde abril de 1985 en adelante, los niños dejaron de usar el entorno de la iglesia como lugar de las apariciones. Así, en cambio, fueron a una habitación de la casa parroquial.

En todo el tiempo comprendido entre el principio de las apariciones hasta hoy, sólo ha habido cinco días sin que ninguno de los niños haya visto a la Virgen.

La Virgen nunca se ha aparecido en el mismo lugar, ni incluso al mismo grupo, o a una sola persona, ni tampoco sus apariciones duran un tiempo específico. A veces dos minutos, a veces una hora. Tampoco se aparecía cuando los niños lo deseaban. En alguna ocasión, rezaban y esperaban, pero la Virgen no aparecía hasta un momento después, inesperadamente y sin advertencia. También a veces se aparecía a uno y no a los demás. Si no hubiera prometido una hora señalada, nadie hubiera conocido cuándo se querría aparecer o si lo querría hacer. Incluso tampoco se ha aparecido siempre a un tipo especial de vidente, sino a varios de diferentes edades, estaturas, razas, educación, y formas de vida. Esto puede sugerir que las apariciones no son producto de la imaginación. No dependen ni del momento ni del lugar, ni del deseo ni de la oración de los peregrinos o de los videntes, sino más bien de la voluntad de Aquel quien lo permite.