sábado, 25 de marzo de 2023

25 de Marzo: La Encarnación del Señor - Solemnidad de la Anunciación de María


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Oficio de lectura, 25 de Marzo. La Anunciación del Señor

El misterio de nuestra reconciliación
De las cartas de san León Magno, papa

La majestad asume la humildad, el poder la debilidad, la eternidad la mortalidad; y, para saldar la deuda contraída por nuestra condición pecadora, la naturaleza invulnerable se une a la naturaleza pasible; de este modo, como convenía para nuestro remedio, el único y mismo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también él, pudo ser a la vez mortal e inmortal, por la conjunción en él de esta doble condición.

El que es Dios verdadero nace como hombre verdadero, sin que falte nada a la integridad de su naturaleza humana, conservando la totalidad de la esencia que le es propia y asumiendo la totalidad de nuestra esencia humana. Y, al decir nuestra esencia humana, nos referimos a la que fue plasmada en nosotros por el Creador, y que él asume para restaurarla.

Esta naturaleza nuestra quedó viciada cuando el hombre se dejó engañar por el maligno, pero ningún vestigio de este vicio original hallamos en la naturaleza asumida por el Salvador. Él, en efecto, aunque hizo suya nuestra misma debilidad, no por esto se hizo partícipe de nuestros pecados.

Tomó la condición de esclavo, pero libre de la sordidez del pecado, ennobleciendo nuestra humanidad sin mermar su divinidad, porque aquel anonadamiento suyo –por el cual, él, que era invisible, se hizo visible, y él, que es el Creador y Señor de todas las cosas, quiso ser uno más entre los mortales– fue una dignación de su misericordia, no una falta de poder. Por tanto, el mismo que, permaneciendo en su condición divina, hizo al hombre es el mismo que se hace él mismo hombre, tomando la condición de esclavo.

Y, así, el Hijo de Dios hace su entrada en la bajeza de este mundo, bajando desde el trono celestial, sin dejar la gloria que tiene junto al Padre, siendo engendrado en un nuevo orden de cosas.

En un nuevo orden de cosas, porque el que era invisible por su naturaleza se hace visible en la nuestra, el que era inaccesible a nuestra mente quiso hacerse accesible el que existía antes del tiempo empezó a existir en el tiempo, el Señor de todo el universo, velando la inmensidad de su majestad, asume la condición de esclavo, el Dios impasible e inmortal se digna hacerse hombre pasible y sujeto a las leyes de la muerte.

El mismo que es Dios verdadero es también hombre verdadero, y en él, con toda verdad, se unen la pequeñez del hombre y la grandeza de Dios.

Ni Dios sufre cambio alguno con esta dignación de su piedad, ni el hombre queda destruido al ser elevado a esta dignidad. Cada una de las dos naturalezas realiza sus actos propios en comunión con la otra, a saber, la Palabra realiza lo que es propio de la Palabra, y la carne lo que es propio de la carne.

En cuanto que es la Palabra, brilla por sus milagros; en cuanto que es carne, sucumbe a las injurias. Y así cómo la Palabra retiene su gloria igual al Padre, así también su carne conserva la naturaleza propia de nuestra raza.

La misma y única persona, no nos cansaremos de repetirlo, es verdaderamente Hijo de Dios y verdaderamente hijo del hombre. Es Dios, porque en el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios; es hombre, porque la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

Oración

Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.

domingo, 19 de marzo de 2023

19 de marzo: Solemnidad de San José, patrono de la Iglesia y protector de las familias

 



Afirma Santo Tomás de Aquino que "hay tres cosas que Dios no podría haber hecho más sublimes de lo que son: la Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, la gloria de los elegidos y la incomparable Madre de Dios, de quien se dice que Dios no pudo hacer ninguna madre superior. Podéis acrecentar una cuarta cosa, en loor de San José. Dios no pudo hacer un padre más sublime que el Padre adoptivo del Hombre-Dios".

A lo que agrega el melifluo San Bernardo: "Ya que todo lo que pertenece a la esposa pertenece también al esposo, podemos pensar que José puede distribuir como le parezca los ricos tesoros de gracia que Dios confió a María, su casta Esposa".

"Además, en el transcurso de los años pasados en Nazaret, Jesús colmó el corazón de San José con ternura de amor tal como jamás ningún padre creado la sintió ni sentirá, 'no sólo - como dice el Padre Huguet- para que José lo pudiese amar como Hijo, sino para que pudiese amar a todos los hombres como a sus hijos, pues, del mismo modo que todos somos hijos de María, así lo somos también de San José. (...) Y después de la devoción a la Santísima Virgen, nada hay más agradable a Dios ni más provechoso para nuestra almas que la devoción al santo Patriarca San José'".

"Habiéndosele concedido a Santa María Magdalena de Pazzis -una de las más gloriosas Santas hijas de Nuestra Señora del Escapulario- contemplar en un éxtasis la gloria de San José, exclamó: 'José, unido como está a Jesús y a María, es como una estrella resplandeciente que protege a las almas que bajo el estandarte de María, traban la batalla de la vida'".

"Cuando Santa Teresa fundó el primer monasterio de la Reforma del Carmelo, le dijo Nuestro Señor: 'Deseo que sea dedicado a San José y lleve su nombre. Este santo guardará una de las puertas y la Santísima Virgen la otra y Yo estaré entre vosotras'".

"Otra vez, se encontraba Santa Teresa en una sencilla iglesia de los Padres Dominicos, cuando sintió que alguien le colocaba sobre los hombros un hermosísimo manto. Durante unos instantes, no vio quién se lo ponía, pero poco después reconoció a la Santísima Virgen y a Su bendito Esposo San José. La Santa experimentó en su corazón una gran alegría. María habló y mientras Santa Teresa escuchaba esa voz celestial, tuvo la impresión de apretar en su mano la de la Virgen. 'Estoy tan satisfecha de que lo hayas consagrado a San José [a su primer convento de la reforma carmelitana] que puedes pedir lo que quieras para tu convento, con la certeza absoluta de que lo recibirás'. Los dos Santos Esposos colocaron entonces en las manos de Teresa una piedra preciosa de gran valor y dejaron a la Santa inundada de la más pura alegría y del más ardiente deseo de ser enteramente consumida por la fuerza del amor divino".

"Un día, al salir de su monasterio, dos religiosos carmelitas encontraron a un venerable anciano que avanzaba en dirección a ellos. Se puso entre los dos y les preguntó de dónde eran. El mayor respondió que eran Carmelitas.

-Padre- preguntó entonces el desconocido- ¿por qué vosotros, los Carmelitas, tenéis tanta devoción a San José?

El religioso dio varias razones, subrayando principalmente que Santa Teresa había tenido esa devoción y la había inculcado en aquellos que la siguieron. Cuando el padre terminó de hablar, el desconocido dijo:

-'Hacedme caso y tened a San José la misma devoción que tuvo Santa Teresa; todo cuanto le pidiereis, lo alcanzaréis'.

Y diciendo esto, desapareció".

No me acuerdo hasta ahora, decía Santa Teresa, de haberle suplicado cosa a San José que haya dejado de hacer.

Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este Bienaventurado Santo.

No he conocido de persona que deveras le sea devoto que no la vea más aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.

Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no lo creyere y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción.

ORACIÓN A SAN JOSÉ DE SANTA TERESA

Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, venid en mi auxilio en estos momentos de angustia y dificultad. Tomad bajo vuestra protección las situaciones tan serias y difíciles que os encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bienamado Padre, toda mi confianza está puesta en Vos. Que no se diga que Os he invocado en vano y puesto que Vos podéis todo ante Jesús y María, mostradme que vuestra bondad es tan grande como vuestro poder. Amén.

ORACIÓN PARA PEDIRLE UNA BUENA MUERTE

Poderoso patrono del linaje humano, amparo de pecadores, seguro refugio de las almas, eficaz auxilio de los afligidos, agradable consuelo de los desamparados, glorioso San José, el último instante de mi vida ha de llegar sin remedio; mi alma quizás agonizará terriblemente acongojada con la representación de mi mala vida y de mis muchas culpas; el paso a la eternidad será sumamente duro; el demonio, mi enemigo, intentará combatirme terriblemente con todo el poder del infierno, a fin de que pierda a Dios eternamente; mis fuerzas en lo natural han de ser nulas: yo no tendré en lo humano quien me ayude; desde ahora, para entonces, te invoco, padre mío; a tu patrocinio me acojo; asísteme en aquel trance para que no falte en la fe, la esperanza y en la caridad; cuando tú moriste, tu Hijo y mi Dios, tu Esposa y mi Señora, ahuyentaron a los demonios para que no se atreviesen a combatir tu espíritu. Por estos favores y por los que en vida te hicieron, te pido ahuyentes a estos enemigos, para que yo acabe la vida en paz, amando a Jesús, a María y a ti, San José. Así sea.

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en la última agonía.
Jesús, José y María, recibid cuando muera, el alma mía.




La devoción a San José es inseparable de la devoción de María Santísima: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mt 19, 6). Y consta expresamente en el Evangelio que José era "el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo" (Mt 1, 16).

Es imposible tener una devoción profunda y autentica a MARÍA sin sentir también una veneración especial hacia su virginal esposo San José.

Toda la teología de San JOSÉ se encierra en estos dos títulos fundamentales: esposo de MARÍA y padre virginal de Jesús.

Efectivamente, toda la grandeza de San JOSÉ parte de ese hecho al parecer tan natural y sencillo: llevar al Niño JESUS en sus brazos, es decir, ser su padre adoptivo y esposo virginal de MARÍA Santísima.

Es en virtud de esos dos títulos sublimes, que San JOSÉ forma, en cierto modo, parte integral del misterio de la Encarnación. No cabe duda que S. JOSÉ era, de alguna manera, necesario en ese orden, a saber: para salvaguardar el honor de MARÍA y proteger a Ella y a Jesús de la persecución de Herodes, durante el destierro a Egipto...etc. y ganarles el pan de cada día durante los años de la vida oculta en la casita de Nazaret.

El no participó físicamente en todo el misterio de la Encarnación, pero si participó totalmente al ofrecer su vida como sacrificio para el cuidado, servicio, provisión y protección de Jesús y de María. Fue siempre el custodio fiel de Jesús y María.

Vamos a exponer brevemente los puntos mas importantes en torno a la persona del tan glorioso S. JOSÉ:

Sus relaciones con Jesús y María.

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Su santidad inefable

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Su patronazgo sobre la Iglesia Universal

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Su patronazgo sobre los moribundos

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La devoción que debemos profesarle

1_San JOSÉ padre virginal de Jesús

Como sabemos, la concepción del Verbo divino en las entrañas virginales de María se hizo en virtud de una acción milagrosa del E.S., sin intervención alguna de S. JOSÉ. Lo dice expresamente el Evangelio y es uno de los dogmas fundamentales de nuestra fe católica: la virginidad perpetua de María.

Así es que hay que excluir en absoluto la paternidad física, pero se le ha dado a S. JOSÉ muchos diferentes títulos: padre nutricio, padre adoptivo, padre legal, etc...pero ninguna en si define la plenitud de la misión de S. JOSÉ en la vida de Jesús. La que mas se le asemeja es padre virginal.

De hecho, San JOSÉ ejerció sobre Jesús la función y los derechos que corresponden a un verdadero padre, del mismo modo que ejerció sobre MARÍA, virginalmente, las funciones y derechos de verdadero esposo. Ambas funciones constan en el Evangelio. Al encontrar al Niño en el Templo, la Virgen reclama a Jesús:"Hijo, porque has obrado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados, te buscábamos". MARÍA nombra a S. JOSÉ dándole el título de padre, prueba evidente de que S. JOSÉ era llamado así por el propio Jesús, pues miraba en JOSÉ a un reflejo y una representación auténtica de su Padre Celestial.

2_San JOSÉ esposo de MARÍA

Solo a un hombre tan puro y humilde como San JOSÉ pudo encomendar el Señor la llamada de ser esposo de la Madre de Dios..Que lazo tan sublime, formado por el Espíritu Santo; el mas sagrado después del que une la humanidad con la divinidad en Cristo, o como el lazo que unía a MARÍA con Jesús!

El matrimonio de San JOSÉ y de MARÍA Santísima está lleno de virtudes, de armonía de dos corazones que viven para amar primariamente a Dios y a su misión de ser padres del Dios hecho hombre. Abnegación profunda de estas dos vidas, la una para la otra, compartiendo los dolores y alegrías; las espinas, la pobreza, el amor, el respeto, santidad, luz, paz...

El matrimonio de JOSÉ y MARÍA Stma. fue real y verdadero, con una característica excepcional y singular (virginidad), pero así de excepcional y singular era la finalidad intentada por Dios con este matrimonio santísimo: salvaguardar la virginidad de MARÍA con la virginidad de San JOSÉ. Veamos lo que nos dice un autor sobre S. JOSÉ: "MARÍA pertenece a JOSÉ y JOSÉ a la santísima MARÍA; con tanta verdad, que su matrimonio es muy verdadero, puesto que se han entregado el uno al otro. Mas, ¿como se entregaron? En Pureza. Se entregan mutuamente su virginidad, y toda la fidelidad de este matrimonio consiste en guardar la virginidad del otro. La vida de estos esposos es como la de dos estrellas, mutuamente se iluminan con sus rayos dorados y plateados, pero sin nunca tener contacto.

Jamas matrimonio fue tan maravillosamente fecundo como este matrimonio virginal. El E.S. realizo el milagro de que la virginidad de MARÍA, amparada y salvaguardada por la virginidad de JOSÉ, trajera al mundo nada menos que al Salvador, al Hijo de Dios, al deseado de las naciones, al Redentor de la humanidad, que se dignó someterse no solamente a MARÍA, su verdadera madre fisca, sino también a JOSÉ, a quien respetaba y honraba con el dulcísimo nombre de padre.

3_Santidad de San JOSÉ

Santo Tomas de Aquino estableció un principio: "cuanto alguna cosa recibida se aproxima mas a la causa que la ha producido, tanto mas participa de la influencia de esa causa". O sea, que cuanto mas nos acercamos al fuego, que produce calor, mas intensamente nos calentamos. Ahora bien, la causa única de donde procede toda santidad es el mismo Dios. Luego cuanto mas próxima o cercana a Dios este una criatura, tanto mas participará de su infinita santidad. Y

como después de la Virgen María nadie se ha acercado tanto a Dios como San JOSÉ, en virtud, precisamente de su singularísima llamada de ser esposo de MARÍA y padre virginal de Jesús_ hay que concluir con toda seguridad, que la santidad de San JOSÉ no puede compararse con ninguna otra criatura después de MARÍA.

Hay dos razones para probar esto:

1_"Dios da a cada uno la gracia según aquello para lo que es elegido"
2_"Una misión divina excepcional requiere una santidad proporcionada"

Se ha tratado de definir muchas veces las virtudes de San José: "Brillan en el, sobre todo las virtudes de la vida oculta: la virginidad, la humildad, la pobreza, la paciencia, la prudencia, la fidelidad que no puede ser quebrantada por ningún peligro, la sencillez y la fe; la confianza en Dios y la mas perfecta caridad. Guardo con amor y entrega total, el deposito que se le confiara con una fidelidad propia al valor del tesoro que se le deposito en sus manos."

San JOSÉ es también modelo incomparable, después de Jesús, de la santificación del trabajo corporal. Por eso la Iglesia ha instituido la fiesta de S. JOSÉ Obrero (Mayo 1), presentándole como modelo sublime de los trabajadores manuales.

4_ San JOSÉ, Patrono de la Iglesia Universal

El Papa Pío IX, atendiendo a las innumerables peticiones que recibió de los fieles católicos del mundo entero, y, sobre todo, al ruego de los obispos reunidos en el concilio Vaticano I, declaró y constituyó a San JOSÉ Patrono universal de la Iglesia, el 8 de Dic. de 1870.

¿Que guardián o que patrón va darle Dios a su Iglesia? pues el que fue el protector del Niño Jesús y de MARÍA. Cuando hubo llegado el tiempo de fundar la familia divina, San JOSÉ fue elegido por Dios para padre nutricio y protector, y cuando se trato de continuar esta familia en el mundo, esto es, de fundar, de extender y de conservar la Iglesia, a San JOSÉ se le encomienda el mismo oficio. Un corazón que es capaz de amar a Dios como a hijo y a la Madre de Dios como a esposa, es capaz de abarcar en su amor y tomar bajo su protección a la Iglesia entera, de la cual Jesús es Cabeza y MARÍA es Madre.

¡Pidamos a San JOSÉ que custodie a la Iglesia entera!

5_San JOSÉ, patrono de los moribundos

La devoción cristiana ha considerado siempre a S. JOSÉ como Patrono y Abogado especialísimo de los moribundos, ya que el tuvo la muerte mas privilegiada que jamás haya experimentado criatura alguna: entre los brazos de Jesús y de María.

Esta piadosa creencia ha sido comprobada en la practica con muchos testimonios de personas que han visto claramente la intercesión de San JOSÉ a la hora de la muerte de un familiar.

La Iglesia ha confirmado esta devoción. Vemos al Papa Benedicto XV, el 25 de julio de 1920, diciendo: "Habiendo aprobado esta Sede Apostólica diversos modos de honrar al Santo Patriarca JOSÉ....celébrese principalmente a San JOSÉ como patrón de los moribundos, pues a su muerte estuvieron presentes el mismo Jesús y María. Fomenten, pues, las asociaciones piadosas, que fueron fundadas para orar a San JOSÉ por los moribundos como la de la Buena Muerte, la del Transito de San JOSÉ..etc.

6_ Devoción a San JOSÉ

Como es sabido una de las mas fervientes propagadoras de la devoción a San JOSÉ fue Santa Teresa de Avila. En el Capítulo Sexto de su Vida, escribió uno de los relatos mas bellos que se han escrito en honor a San JOSÉ: "Tomé por abogado y protector al glorioso San JOSÉ, y encomíendeme mucho a el. Vi claro que así de esta necesidad, como de otras mayores, este padre y señor mío me saco con mas bien de lo que yo le sabia pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa tan grande las maravillosas mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; de este santo tengo experiencia que socorre en todas las necesidades, y es que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenia nombre de padre, y le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios." - Su primer convento le llamo "San JOSÉ".

-El 21 de marzo de 1935, Papa Pío XI, aprobó e indulgenció las latanías de San JOSÉ.

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Esposo de la Madre de Dios

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Custodio purismo de la Virgen

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Diligente defensor de Cristo

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Jefe de la Sagrada Familia

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JOSÉ Justo

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JOSÉ casto

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JOSÉ obediente

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JOSÉ fiel

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Espejo de Paciencia

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amante de la pobreza

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gloria de la vida domestica

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custodio de las Vírgenes

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patrono de los moribundos

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protector de la santa Iglesia

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sostén de las familias....

_El Papa León XIII, muchas veces se refirió a San JOSÉ con una confianza plena en su patronazgo ante los tiempos difíciles en la Iglesia. _El Papa Pablo VI, invitaba siempre a que se invocara el patronazgo de San JOSÉ, cuando se intercedía por la Iglesia.

_En Octubre de 1989, el Santo Padre Juan Pablo II, escribió una Exhortación Apostólica llamada "El custodio del Redentor" dedicada a entender y profundizar sobre la figura y misión de San JOSÉ en la vida de Cristo y de la Iglesia.

"Además de la certeza en su segura protección la Iglesia confía también en el ejemplo insigne de JOSÉ: un ejemplo que supera los estados de vida particulares y se propone a toda la comunidad cristiana"

"San JOSÉ ha sido llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente ministro de la salvación. Su paternidad ha expresado concretamente al haber hecho de uso de la autoridad legal, que le correspondía sobra la Sagrada Familia, para hacerle don total de si, de su vida y de su trabajo; al haber convertido su vocación humana al amor domestico con la oblación sobrehumana de si, de su corazón y de toda capacidad, en el amor puesto al servicio del Mesías, que crece en su casa".

El mes de Marzo esta dedicado a San JOSÉ.

Los miércoles, tradicionalmente ha sido considerado el día de S. José. Como parte de la devoción se ofrece la misa para que interceda por la Iglesia. Los siete dolores de San JOSÉ

La Novena de San JOSÉ

En nuestra congregación hemos tomado a S. José como custodio de la fundación, y le hemos llamado "Custodio fiel de los Dos Corazones". Le consideramos modelo de total consagración a los Corazones de Jesús y de María.

SAN JOSÉ: EL CUSTODIO DE LOS DOS CORAZONES

Es el primer y perfecto modelo de devoción y dedicación a los Dos Corazones. Esa fue su singular misión. De él necesitamos aprender a vivir en comunión de amor con los Dos Corazones.

Fue escogido por Dios para amar, cuidar y proveer por la Stma. Virgen. Su primera relación de amor fue la Santísima Virgen, llamada a ser su esposa virginal. Es a través de su relación con Ella, que es escogido para convertirse en el padre adoptivo de Cristo. San José abrió las puertas de su Corazón al Corazón Inmaculado de María, y por esto, llegó a una profunda comunión con el Corazón de Jesús, a quien protegió, dirigió, formó y cuidó toda su vida.

I. participó directamente, como ningún otro, de la alianza de los Dos Corazones.

II. fue el gran y generoso tercer corazón, que se puso al servicio de la obra de redención, viviendo, sirviendo, cuidando al Redentor y a la Madre del Redentor.

III. sería difícil entrar en una alianza o consagración a los Dos Corazones, olvidándonos de San José, quien es padre y cabeza de la Sagrada Familia. 

IV. A San José lo consideramos "el Custodio fiel y abnegado de los Dos Corazones", ya que Dios Padre le encomendó una importantísima tarea: salvaguardar los ¨tesoros¨ de su Corazón paternal: Jesús y María, y el misterio de la Encarnación.

V. en su misión de custodio debía proteger, con su dedicación, presencia, santidad y trabajo, a la Sagrada Familia. Los Consagrados a los Dos Corazones, o sea, los que están en una relación íntima de familia espiritual con los Corazones de Jesús y de María, serán protegidos por San José ya que el ejercerá con nosotros el mismo cuidado que tuvo con la Sagrada Familia. 

VI. Es modelo de unidad con los Corazones de Jesús y de María: San José nos revela un corazón totalmente en comunión de amor y servicio a los Dos Corazones. Podríamos llamarle "el tercer corazón" en esa alianza de amor que existe entre los Corazones de Jesús y María. Su corazón fue verdaderamente "uno" con los Dos Corazones.

VII. Cuando contemplamos a San José descubrimos un corazón indiviso que dirige todos sus afectos y acciones hacia los grandes dos amores de su Corazón: Jesús y María. Todos los movimientos del corazón de San José tenían un solo objetivo: amor y dedicación a los Dos Corazones. Por ellos trabajó; por ellos obedeció; por ellos sufrió; a ellos los defendió y protegió sin reservas ni condiciones.

VIII. Esa total comunión de amor y dedicación a los DC: es la base de la Consagración.

IX. Por la intimidad en la convivencia, por la profundidad de su contemplación y por su generosa dedicación, los secretos insondables de los Corazones de Jesús y María, fueron conocidos plenamente por San José. El puede enseñarnos a conocer mas íntimamente los sentimientos y deseos de los Dos Corazones.

X. Por su fidelidad total a la alianza de amor con los Corazones de Jesús y María, San José es para nosotros un modelo fidedigno de como llegar a alcanzar plena comunión de amor con los Dos Corazones y así convertirnos nosotros también, como él, en "ese tercer corazón" .

Nos acogemos al cuidado y protección de San José y le pedimos que nos enseñe a amar, a servir, a sacrificarnos y a permanecer unidos a éstos Dos Corazones como lo hizo él toda su vida.

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Fuente: Corazones.org