sábado, 12 de diciembre de 2015

¡Feliz día Virgencita de Guadalupe!



"¿NO ESTOY YO AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?"

"Pon esto en tu corazón, mi pequeño hijo: no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?" 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Oración al Cristo de la Humildad y la Paciencia


Señor de la Humildad y la Paciencia,
siguiendo tu ejemplo 
y con la ayuda de tu gracia,
me propongo aceptar con humildad
mis propias cruces y dolores.

Tú que dijiste:
"Venga a Mí todos los que están
afligidos y agobiados, que yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo
y aprendan de mí, que soy paciente 
y humilde de corazón",
recíbeme ahora, que me pongo
en tu presencia herido y dolorido
y ayúdame a superar con paciencia
las pruebas y contrariedades de la vida.

Acepta la ofrenda que te hago de mi cruz
y cárgame con la tuya, así encontraré alivio,
porque tu yugo es suave, y tu carga ligera. 

Virgen de Medjugorje - Mensaje del 2 de diciembre de 2015 a Mirjana

martes, 10 de noviembre de 2015

Alabanzas al Santísimo Sacramento


Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima la excelsa Madre de Dios
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de Maria Virgen y Madre.
Bendita sea María Santísima Madre de la Iglesia.
Bendito sea su castísimo esposo San José.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.


Oración a Jesús solitario en el Santísimo Sacramento
 (antes de acostarse)


¡Oh Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tanto tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a visitaros y adoraros. Yo os ofrezco mi pobre corazón, deseando que todos sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos, Señor, estáis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.

¡Oh Jesús amantísimo!, ¡Oh Jesús solitario!, haced mi corazón cual lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor. Vela ¡oh centinela Divino!, vela por el mísero mundo, por los sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario... donde vives en la soledad y el silencio de la noche.

Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el Corazón Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo. Amén.


domingo, 1 de noviembre de 2015

En el día de todos los Santos...


... Esos amorosos e incansables intercesores entre el Cielo y la Tierra, este blog propone recrear la vida del humilde Francisco de Asís, a quien recurrimos junto a todos los Santos en su festividad, para que, por su intermedio, Dios haga de su iglesia militante un eficaz instrumento de su Paz, 

Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. 
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. 
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. 
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. 
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. 
Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. 
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. 
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. 

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, 
ser comprendido, cuanto comprender, 
ser amado, cuanto amar. 

Porque es dándose como se recibe, 
es olvidándose de sí como uno se encuentra a sí mismo, 
es perdonando, como se es perdonado, 
es muriendo como se resucita a la vida eterna.









viernes, 23 de octubre de 2015

Oración de Sanación Interior por el Padre Gustavo Jamut



"Ven Espíritu Santo, ven.

Espíritu de Dios, ven y cúbrenos con tu amor, con tu poder, dándonos todo aquello de lo cual tenemos gran necesidad. 

Padre Celestial, de ti proceden todas las bendiciones que se derraman a lo largo y a lo ancho de toda la tierra. Por lo cual, hoy te pedimos que todas tus bendiciones se derramen en nuestra vida, para recibir la transformación espiritual, emocional y psicológica que cada uno de nosotros está necesitando.

Hoy, Señor, te pedimos humildemente que tomes todo nuestro ser y que podamos experimentar la presencia intercesora dela Virgen Santísima, Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo.

Hoy, Señor, te pedimos humildemente que nos ayudes con la intercesión de todos los santos, especialmente con la intercesión de aquellos que han experimentado, en esta vida, la gracia de una transformación espiritual y psicológica profunda, y de quienes tuvieron el carisma de la sanación interior y física. 
Gracias, Señor, porque tú vienes a tocar con delicadeza nuestras historias y a sanar las heridas que están enterradas vivas en nuestras almas. 

Gracias, Señor, porque tú vienes con tu amor infinito a sanar nuestros corazones. 

Ahora, Jesús, te pedimos que, con tu santo Espíritu nos reveles lo que necesitamos conocer para que puedas, así, restaurar los fragmentos perdidos de nuestras historias de vida y seguir transformando nuestro universo emocional y todas las áreas de nuestras vidas.   

Sana y purifica, Señor, nuestro entendimiento, memoria, imaginación y voluntad para que puedas obrar en ellos y a través de ellos. 

Toma, entre tus benditas manos, esas pequeñas criaturas, desde el mismo momento en que fueron concebidas en en vientre materno, arrancando de sus corazones, cualquier residuo de contaminación y negatividad y poniendo a cambio, Señor todo lo bueno que viene de ti.

Bendice esos pequeños óvulos fecundados que fuimos al comienzo de nuestra existencia y cólmanos de tu amor, sanándonos de las heridas de rechazo, y de cualquier intento de aborto.

(Hoy, Jesús, yo perdono a ...)

 Llévate, Señor, el malestar que se haya producido por experiencias traumáticas recibidas durante el tiempo en que estuvimos en el vientre materno.  

Colócanos, espiritualmente, en el vientre purísimo de la Virgen María; y que tu sangre preciosa nos libere de todo mal recibido durante esos meses.

Toma, Señor, el momento de nacer y sánanos de la angustia que nuestras madres o nosotros mismos sentimos en el momento del parto.

Cólmanos, Padre, de tu contacto divino y de las caricias de María, de manera especial, si mamá no pudo recibirnos entre sus brazos y nos colocaron en la incubadora.

Sánanos, si nuestros padres o abuelos se sintieron decepcionados porque querían una criatura de otro sexo. Cúranos de las consecuencias que estos rechazos pudieron haber dejado en nosotros. 

También te entregamos, Señor, la etapa de la niñez para que tú, con tu gran ternura, sanes a esos niños heridos por los golpes, por los abusos, por los insultos que les mutilaron la autoestima. Seca esas lágrimas lloradas en soledad y sana a esos niños abandonados y temerosos que puede haber en el corazón de muchos de nosotros. 

Sana, Señor, las heridas ocultas y toda esa humillación que sigue produciendo, hoy, tristeza y bloqueando muchas de nuestras capacidades, aún no desarrolladas plenamente. 

Sana esos abandonos y tantos pequeños detalles que ya no recordamos, pero ue producen una gran tendencia a la nostalgia, ala melancolía o la depresión.

Toma esas situaciones de conflicto no resueltas en el fondo de nuestros corazones y que nos llevan a sentir los problemas de manera desproporcionada, es decir, más grande que lo que son en realidad y a vivir en conflicto con quienes nos rodean. 

Hoy, Señor, perdonamos a todos aquellos que, durante la niñez, nos hicieron sufrir, nos abandonaron, n os rechazaron, nos maltrataron. 

(Yo te perdono, de todo corazón, en el nombre de Jesús .... )

Gracias, Señor, por lo que estás haciendo en nosotros. Por tu obra de restauración y transformación, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias". 

Luego, recitar el salmo 33, 18-22



miércoles, 21 de octubre de 2015

Novena Perpetua a la Virgen de Medalla Milagrosa



ORACIONES PRELIMINARES (optativas)

¡Oh, Virgen Inmaculada! Madre de Dios y Madre nuestra, con la más viva confianza en tu poderosa intercesión tantas veces manifestada por medio de tu Medalla, te suplicamos humildemente te dignes alcanzarnos las gracias que pedimos por esta novena.


¿Oh Virgen de la Medalla Milagrosa que apareciste a santa Catalina Labouré en la actitud de Mediadora para el mundo entero y cada alma en particular, entregamos en tus manos y confiamos a tu Corazón nuestras súplicas! Dígnate presentarlas a tu Divino Hijo y conceder lo que pedimos si está conforme a la Voluntad Divina y es útil a nuestras almas. Y después de levantar hacia Dios tus manos suplicantes, bájalas hacia nosotros y envuélvenos en los rayos de tus gracias, iluminando nuestro espíritu y purificando nuestro corazón para que, guiados por Ti, alcancemos algún día la eterna bienaventuranza. Amén.


Oración de Juan Pablo II en la Capilla
«¡Oh María, sin pecado concebida! 
Rogad por nosotros que recurrimos a Ti »

¡Oh María, sin pecado concebida! Ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Ésta es, oh María, la oración que inspiraste a Santa Catalina Labouré en este mismo lugar, hace ciento cincuenta años. Y esta invocación, grabada ahora en la Medalla, la pronunciarán en adelante ¡tantos fieles en el mundo entero! ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres! Has sido íntimamente asociada a toda la obra de nuestra Redención, asociada a la Cruz de nuestro Salvador: tu corazón fue traspasado junto a su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas por la Iglesia, de la que eres la Madre. Velas por cada uno de tus hijos, y alcanzas de Dios, para cada uno de nosotros, todas las gracias que simbolizan los rayos de luz que emergen de tus manos abiertas, con la sola condición de que nos atrevamos a pedírtelas, de que nos acerquemos a Ti con la confianza, la osadía, la sencillez de un niño. Y así, nos llevas sin cesar hacia tu divino Hijo.
San Juan Pablo II (1980)


NOVENA PERPETUA A NUESTRA SEÑORA 
DE LA MEDALLA MILAGROSA


Acordaos  (Oración de San Bernardo)

 Acuérdate, ¡oh, piadosa Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de cuantos han acudido a tu protección e implorando tu asistencia, haya sido abandonado por ti. Animado por esta confianza, a ti también acudo, ¡oh, Virgen, Madre de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. ¡Oh dulce Madre del Verbo! No desprecies mis súplicas, antes bien, dígnate atenderlas y escucharlas benignamente. Amen.


Acto de Fe en la Inmaculada Concepción de María Santísima

¡Santísima Virgen! Yo creo y confieso tu santa e Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen! Por tu pureza virginal, tu Inmaculada Concepción y tu gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, de cuerpo y de espíritu, una santa perseverancia en el bien, el don de oración, una buena vida y una santa muerte. Amen. 

(Menciónese aquí la petición que se desea obtener).


CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN 
DE LA MEDALLA MILAGROSA

Postrado ante tu imagen ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludarte en el augusto misterio de tu concepción sin mancha, te elijo desde ahora y para siempre, por mi Madre, abogada, reina y señora de todas mis acciones y protectora e intercesora delante de Dios. Yo te prometo, Virgen purísima, no olvidarme jamás de ti, ni de tu culto, ni de los intereses de tu gloria, a la vez que también te prometo promover entre quienes me rodean el amor haca  ti. Recíbeme, tierna Madre, desde este momento y sé para mi un refugio en esta vida y un sostén en la hora de la muerte. Amen. 


¡Oh María, sin pecado concebida, 
ruega por nosotros que recurrimos a vos!


viernes, 9 de octubre de 2015

Consolación y Desolación

Oración Inicial
Te pedimos Señor que seas señor de nuestras vidas.
Que asumas la soberanía de nuestro corazón, mostrándonos los caminos que nos acercan a vos, y  dándonos la gracia de ver con claridad todo aquello que nos desvía de tu presencia. Libéranos de las fantasías, de los engaños, de las mentiras de la fuerza del mal, protégenos de sus ataques, danos la gracia de saber resistir a sus embates y de saber vencer, enfrentando la fuerza del mal espíritu con la determinación que nos da la gracia de tu presencia con señorío, con sencillez, con humildad, con firmeza, en espíritu de fe.
Te pedimos Señor que nos permitas recorrer tu camino en fidelidad discipular.
Amen.



El mal espíritu es progresivo en el deterioro 
y homicida en la intención

Consolación y Desolación, los dos grandes movimientos interiores

Existen en nosotros dos experiencias muy fuertes en lo más profundo de nuestro ser si vivimos en sintonía con lo que nos ocurre, si no estamos dispersos, si no vivimos hacia fuera. Por un lado se da la consolación, que proviene del Buen Espíritu, por otra parte la desolación que se origina en el mal espíritu.

San Ignacio describe ambas, pero para la consolación es menos lo que dice. Sólo pone dos consejos para los consolados, indica sin embargo mucho más para los desolados a lo que describe como una oscuridad en el alma, turbación, atracción por cosas bajas y mundanas, inquietud por abundantes y variadas agitaciones y tentaciones que mueven a desconfianza, desesperación y fealdad. El alma se encuentra, cuando uno está desolado, toda floja, toda tibia, como separada de Dios, desolado, es decir, solo, alejado de Dios. A una monja que experimentaba esta desolación interior, San Ignacio le describe las características de la desolación y lo hace de este modo en una carta que le escribe: “El enemigo nos hace desviar de lo que hemos comenzado, trata de tirarnos abajo en el ánimo, en nosotros hay tibieza sin saber por qué estamos de este modo, no podemos rezar con devoción ni hablar ni oír cosa de Dios con gusto interior. Sentimos como si todos fuéramos olvidados de Dios, venimos a pensar que en todo estamos lejos de Dios, lo hecho y lo que querríamos hacer nada tiene sentido, todo es como si cayera en el vacío, nos trae a desconfiar de todo.

Consigna para la participación: La desolación y la experiencia nuestra en torno a estos datos descriptivos que nos da Ignacio, a esta fenomenología que él hace del alma, ¿en cuánto y en qué nos sentimos en ellos reflejados? ¿Qué situaciones de desolación puedes identificar en tu vida?

Ignacio da sólo dos indicaciones para los que están consolados; que estén atentos para que cuando venga el tiempo de la desolación los encuentre bien parados, (ha de pensar el que está consolado cómo hará cuando esté desolado) y también Ignacio, en el momento de la consolación pide no apurarse en tomar decisiones que sean de una excesiva generosidad, a esto lo hace sobre todo en las reglas de la segunda semana, en donde la tentación se manifiesta más bajo la forma de bien. El mal espíritu nos corre por la derecha, (dicho en alguna terminología de los padres de la Iglesia, no tanto desde la perspectiva ideológica  como lo entendemos ahora a la derecha y a la izquierda). Crisóstomo en las Posadas y los asaltantes del camino habla esto de “por derecha e izquierda, por arriba y por abajo” y donde tenemos que aprender a descansar en Dios y fortalecernos en el combate espiritual. Ignacio da más indicaciones sobre la desolación y por eso vamos a trabajar más sobre este aspecto, no es para describir tu corazón solamente, sencillamente hablamos de todo ser que pisa sobre la tierra, la descripción fenomenológica que hace Ignacio es de una clarividencia increíble de cómo nos pesca en nuestros estados de ánimos apartados del camino de la gracia o tentados para apartarnos de ese lugar. Cualquiera que se reconozca así mismo como una persona frágil, débil, pecadora, el saludable reconocimiento de esta realidad nos hace bien a la hora de darle rostro a nuestra real condición y desde ese lugar buscar en Dios, con paz, la manera de recorrer otros caminos.

Los síntomas de la desolación
Un primer punto que tocamos es el de los síntomas de la desolación. El desolado tiende a encerrarse en sí mismo. Le cuesta amar, la caridad se le torna un suplicio, los demás pierden importancia, desaparecen de su corazón, la persona empieza a querer morderse la cola, girar sobre sí misma. Vienen de repente a la memoria broncas, rencores, fracasos, tendencias a desvalorizarse, a no sentir el amor de Dios. Me llamó la atención, en la película El Rito, cómo el diablo, cuando habla en la boca de los que están poseídos por su espíritu, lo que hace es recordarle a los exorcizantes sus pecados del pasado, y trabaja sobre la culpa, muy lejos está del Buen espíritu refregar sobre nosotros el pecado, no deja de mostrarlo, pero cuando es el buen espíritu el que muestra el pecado la persona siente una mordiente dentro suyo que le hace salir de sí misma. Cuando es del mal espíritu nos viene el remordimiento más que una mordiente que nos haga salir de nosotros.

Algunas expresiones típicas de nosotros cuando estamos desolados: basta, estoy harto, yo dejo todo, esto es inútil, nadie me ayuda, todo está perdido. Estas son descripciones típicamente de un pueblo, el nuestro, desolado, que a veces bajo los influjos de un cierto ritmo tanguero hacemos de la vida un melodrama. Para qué hablar, nadie me entiende, no, no me conocen, no me has descubierto en mi fragilidad. Otra expresión: Imposible seguir luchando contra todo, todo es una gran cosa que no es nada digamos, pero así se presenta como un fantasma la realidad. Otra reacción: yo hago la mía, me corto sólo, típicamente en la sociedad individualista en la que vivimos esto es un mal ya instalado en el espíritu del mundo. También se presenta bajo otro rostro: el de la poca valoración de sí mismo: no valgo nada, no sirvo para nada, nadie me quiere, nadie entiende lo que me pasa. Otro modo, cuando uno tiene una responsabilidad frente a otros en la conducción, en la educación, en la paternidad, maternidad, pastoreo, y se siente que ha sido traicionado en el ejercicio de su servicio dice: bueno, listo, que se las arreglen solos, basta, que Dios los ayude, yo también tengo derecho, como renunciando a la lucha desde ese lugar de conducción. También suele pasar que cuando uno es guiado, cuando es conducido y a veces se siente que no es tenido en cuenta como son tenidos en cuenta otros, toda una expresión del mal espíritu, la persona desolada dice: nadie confía en mí, todo a los demás, y en mí quién confía, quién me tiene en cuenta.¿Qué es la desolación? Es un estado de tentación, es un alma arrugada. El desolado tiene el alma arrugada como una lechuga que se pone en el congelador. El estado de desolación no es una tentación puntual, sola o aislada, sino que es eso, un estado, en donde todo esto que hemos descrito, está allí expresado en rasgo distinto y más de lo que podríamos decir.

 Las manifestaciones del mal espíritu
A las manifestaciones del mal espíritu las podemos clasificar en tres, por un lado duda y aflicción, por otro lado el manejo del tiempo y por último, el mal espíritu caricaturiza la memoria. Si hay un modo en el que el mal espíritu trabaja y deja su huella en el corazón para apartarnos del camino del seguimiento de Jesús es por el camino de la duda, del camino de la aflicción. Es propio del mal espíritu poner falta de paz con tristeza y desánimo, debilitamiento de la fe, esperanza, caridad, tristeza y soledad, dejar al alma toda como acurrucada y arrinconada, amordazada y atada, son como características propias con las que el mal espíritu busca atentar contra la vida de Dios en nosotros. El mal espíritu además maneja los tiempos interiores. No el del reloj, sino los tiempos de la interioridad. Nos aparta del cairos, del tiempo de Dios en el presente, al ritmo en el que Dios conduce la historia. El mal espíritu lleva hacia el pasado tentando por la seducción con los pecados de antes y haciéndonos creer que no se podía vivir sin ellos, que siguen incidiendo en la vida presente, que de ahí nunca vamos a salir y en todo caso si hay un mal que hoy nos habita, tiene mucho que ver con los males que en otro tiempo nos habitaban y que seguimos enredados entre sus redes. Al mismo tiempo el mal espíritu nos presenta el futuro con desesperanza y con miedo. Una forma de manejar el pasado de interferir sobre la lectura del pasado, es con los escrúpulos que torturan desde un pasado en desorden. Cuando uno ha pecado gravemente en el pasado y en delicadeza busca en el presente ser fiel a Dios y a sus designios, el mal espíritu tiene como este deseo de culpabilizarnos y de acusarnos y entonces escrupulosamente va generando en el corazón la mirada pecaminosa sobre realidades en donde no hay pecado. El convertido, a veces, es atacado por los escrúpulos. Pensemos que la noche oscura, para San Ignacio de Loyola, fueron eso, sus escrúpulos y no los tuvo al final de su vida sino al inicio, como le pasó también a Pablo de Tarso. Hacia el futuro el mal espíritu nos presenta los futuribles, es decir, nos presenta lo que vendrá diciéndonos que con aquello no podremos, nos presenta fantasmas de las posibilidades, nos presenta el peor escenario en forma hipotética o condicionales: si ocurriera tal cosa yo no podría, qué va a pasar cuando… cuando en realidad no sabemos si va a pasar. Estos futuribles generan un temor que no se puede resolver y por lo tanto mantiene a la persona con mucha angustia sobre esa fantasía o ese fantasma que el mal ha generado en nosotros. Hemos visto como en el tiempo el mal espíritu tienta hacia el pasado y hacia el futuro cuando en realidad donde se juega la salvación es en el presente. Hoy es el día de la salvación, “hoy es el tiempo propicio” dice la Palabra. El mal espíritu ¿qué hace?, nos saca del aquí y el ahora, de la cotidianeidad, del compromiso simple y sencillo en lo laboral, en lo familiar, en lo apostólico, en la ciudadanía, por lo que nosotros podemos poner  nuestro pequeño y gran granito de arena en el acontecer del hoy con la fidelidad a nuestra agenda discernida en Dios de cómo obrar y de cómo servir. No te apures en el andar que en el hoy se juega tu destino. No le hagas caso a lo que pasó cuando te lo muestren mal ni te preocupes por lo que vendrá que hoy comienza a construirse tu futuro.

Nosotros somos invitados, en el tiempo que corre, a detenernos, para vivirlo según el ritmo de Dios, que ni va rápido ni va lento, va y en su ir marca un ritmo que es constante, que es permanente, que no se detiene, que reconoce el cansancio nuestro y nos invita a reposar en él mientras sigue yendo.

El mal espíritu caricaturiza la memoria
El mal espíritu caricaturiza la memoria haciendo que las cosas aparezcan como enfatizando lo negativo de lo que aconteció y minimizándolo. En un momento de la película El Rito, Anthony Hopkins que es el actor principal y el exorcista adulto, le dice al aprendiz de exorcismo: Atención porque el mal es un farsante, un mentiroso, un embaucador. Está diciendo esto que queremos nosotros recalcar hoy en la denuncia a su modo de actuar. Busca enfatizar lo negativo deformándolo o minimizando lo que está mal también deformándolo. Para esto se vale de la mentira haciendo perder la memoria del corazón. Cuando uno lee la Palabra, en las tentaciones de Jesús en el desierto uno se da cuenta que el mal espíritu usa la verdad pero la da vuelta, y miente con la verdad, cita la Palabra de Dios el mal espíritu, y en ese citar la Palabra de Dios, con una intencionalidad hiriente, busca sacarlo a Jesús del camino. En este trabajar sobre nosotros quiere oscurecer la memoria agradecida haciéndonos olvidar las gracias que hemos recibido en el pasado y entonces, cuando es así, quedamos a la deriva de la tentación, nos hace olvidar los afectos, las alegrías, la paz que han sido confirmatorios de la presencia de Dios en nuestra vida y viene con un espíritu ansioso para ir hacia delante sin rumbo, sin sentido. Todo esto, cuando se combina con la duda, se hace una mezcla muy particular, el corazón queda todo como enredado, sin memoria y todo con dudas. Solamente basta una experiencia de Dios fuerte, fundante, para perseverar y sostenerse también en medio de estos embates. Dice Santa Teresa hablando de una experiencia suya donde la esencia del alma ha sido marcada por la presencia del Dios vivo: “No se me olvidará aunque quiera esta gracia recibida”. Por eso, en medio de las crisis, hay que buscar en la memoria si existió esa experiencia de gracia, por eso es recomendable, cuando hagamos los ejercicios de Ignacio, llevar nuestro cuaderno y anotar las gracias que vamos recibiendo, porque cuando nos olvidamos, volver sobre ellas es como cuando se nos apaga el fuego y al hacerle un poquito de viento y comienza a arder de nuevo, vuelve a recuperar el alma su fuerza. Es que Dios no se muda, dice Santa Teresa, Dios permanece, Dios queda, Dios es fiel. Ernesto Sábato, en otro contexto, decía: el hombre sin memoria es una hoja de otoño a la deriva del viento, es como un barco sin rumbo. En el pasado de alguna manera, marcado ya por Dios, están las claves de la brújula que nos conduce hacia el futuro. El mal espíritu lo que busca es enfatizar lo malo en el pasado y minimizar lo bueno, caricaturizar la realidad. Es un payaso, es un embaucador, es un mentiroso y nosotros, al ponerlo al descubierto no hacemos más que, con mucha sencillez, confiando en la bondad de Dios, desarticular sus estrategias para liberarnos y recorrer un nuevo camino.

Tentación y ansiedad
Se da en la tentación una búsqueda ansiosa de alguien o de algo que nos rescate, solemos decir estamos como a manotazos de ahogado o de locos. Mucha angustia por querer salir de la situación de tentación. Atenta contra la paciencia, busca desestabilizar emocionalmente el tentador. Tenemos la sensación de que ninguna cosa nos ayuda. Todo se lo vive como si se volviera en contra, como si fuera un enemigo de varios rostros, como una legión a veces de acciones contrarias. El sacerdote chileno Alberto Hurtado, santo, en su experiencia en Europa, cuando está experimentando el llamado a esta obra grande del Hogar de Cristo, dice describiendo lo que pasa por su corazón cuando no se entiende, posiblemente ni el mismo entendiera lo que estaba pasando, “Tengo la sensación que todos los diablos están contra mí”. Esta impresión de que todo está en contra. Pero a veces, yendo por la vida como se tiene que ir nomás, es como si hubieran cambiado la flecha de dirección de la calle sin avisar y de repente todos los autos se vienen de frente, así hace el mal espíritu, viene a veces violenta y multitudinariamente a atentar contra nosotros. Entonces surge el mutismo, el sentir que nada ni nadie nos ayuda, que de aquella no salimos, que estamos hasta las manos, que no vamos a salir adelante. Por otra parte no muestra el rostro y dice: ni abras la boca, ni grites, te amordaza. Ignacio dice que es como un vano enamorado que busca no decir el secreto, no contar, porque si se entera el dueño de la esposa cobra, entonces hace así con nosotros y nos invita al silencio porque si denunciamos su estrategia y su mala intención quedaremos al descubierto. Con el solo hecho de abrir la boca, de gritar, de contar, de decir la tentación o con el consejo bueno de una persona que discierne basta para desarmar y desvanecer lo que aparentemente era algo tremendo. Es como cuando en esas tormentas de verano de repente en el medio de todos los rayos, el viento, el sacudón de la naturaleza, comienza a soplar una brisa suave, sale el sol y de repente todo se fue. Así el buen espíritu, con su suavidad, con su presencia, va limpiando las nubes que atentan contra nosotros. Las crisis, muchas veces profundas, se solucionan si uno cuenta, habla y se deja ayudar. En otras basta una pequeña crisis pero cerrada y enmudecida, sin abrir el corazón, para que comience la debacle de la vida. La tentación es progresiva en el deterioro y homicida en la intención. No empieza fuertemente, empieza levemente y se hace fuerte. Ignacio dice que es como una mujer a la que al marido no le pone los límites, si la dejas te lleva puesta. Y no lo dice desde un espíritu machista sino desde la experiencia al menos de su tiempo, no sé si será así por estos tiempos, pero como esto decir que hay que frenar su acción apenas comienza y uno detecta a donde va su intención. La tentación se vence enfrentándola desde el inicio sino es como una bola de nieve que comienza chiquito y después se agranda. Los monjes medievales tenían esta expresión que dice que a los enemigos es mejor matarlos de recién nacidos, antes de que crezcan. Hablamos de enemigos espíritus, no de personas, sino de los malos pensamientos, las malas inclinaciones, Las personas, en la vida espiritual crecemos si conocemos las tentaciones y las vamos venciendo apenas aparecen, apenas nacen. Muchas veces, a partir de una falsa razón inicial, como una primera y sutil trampa se llega a la conclusión falsa que todo lo debilita a partir de prejuicios, de espíritu de sospecha, de mirar de reojo, de no creer lo que el otro dice. No olvidemos que el mal espíritu es homicida, va argumentando en argumentos iniciales con una razón pequeña pero termina aniquilando las elecciones de estados de vida.

Oración final
Te invito a que oremos y en el orar le pidamos al Señor nos de inteligencia, sabiduría, sinceridad, franqueza, para encontrarnos con nosotros en aquellos lugares donde se ha instalado la presencia y la fuerza del mal, para liberarnos de ella bajo cualquier forma en que aparezca y en ese andar y andar limpiar el camino para transitarlo todos los días mejor y poder encontrar el fin, el rumbo por donde Dios quiera conducirnos.

  Padre Javier  Soteras

 Fuente: Radio María


miércoles, 7 de octubre de 2015

7 de octubre: Día de la Virgen del Rosario

"El Rosario será un escudo fortísimo contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y abatirá la herejía"

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NO SOLTÉIS MI ROSARIO PARA NO DESVIAROS DEL CAMINO


viernes, 25 de septiembre de 2015

Fiesta de María del Rosario de San Nicolás 32 aniversario de las apariciones de la Virgen a Gladys Motta

32° aniversario de las Apariciones de María del Rosario 
de San Nicolás  



"Hija mía predilecta, quiero alertar a la humanidad toda: el mal se ha extendido de manera alarmante. Las fuerzas del mal son poderosas, pero nada podrán hacer a aquellos que, verdaderamente oren con el corazón puesto en Dios, y en la Madre de Dios. Leed la Palabra y llegaréis al Señor, introducid la Palabra en vuestro espíritu y el Señor obrará. Amen. Amen. Leed II de Pedro C. 3, v. 17".
"Hermanos míos, ustedes están prevenidos. Manténganse en guardia, no sea que, arrastrados por el extravío de los que hacen el mal, pierdan su firmeza".

sábado, 12 de septiembre de 2015

El dulce nombre de María

Hermosa historia sobre el dulce nombre de María 

Nuestra Señora de las Lajas

María Madre de Dios

En los límites entre Colombia y Ecuador hay un santuario hermosísimo, maravilla de quienes lo visitan. Allí se venera la imagen de nuestra Señora de las Lajas, y miles y miles de peregrinos de los dos países la visitan cada año y obtienen maravillosos favores de Dios.

Cuenta la tradición que una india iba por aquellos campos buscando leña cuando observó unos resplandores en una roca. Se acercó y vio pintada en la piedra una bella imagen de la Sma. Virgen del Rosario. Dio la noticia al Señor Cura de Ipiales el cual se trasladó allí con varios vecinos y al contemplar tan bella y atrayente imagen se propuso construir en el sitio un templo a Nuestra Señora.

Sigue contando la tradición que aquella india, Juana Mueses, llevaba sobre sus espaldas una hija llamada Rosa, que era sordomuda, y que la niñita al ver la sagrada imagen pronunció el dulce nombre de María, y quedó curada de su mudez y de su sordera.

La santa imagen representa a la Virgen del Rosario, con sus dos grandes devotos: Santo Domingo y San Francisco. Allí junto a ella se han obrado milagros impresionantes, y por eso es visitada por tan inmenso número de peregrinos.

Siempre tenemos que recordar que quien hace el milagro no es la imagen que es pintura y materiales sin vida, sino Dios Santísimo, quien al ver la fe de los devotos y al oír los ruegos que la Madre Santísima le hace por ellos, les concede toda clase de bendiciones y ayudas.

El nombre de "Lajas" proviene de unas piedras muy lisas, llamadas así, y que componen todos aquellos alrededores. Este sitio es un cañón rocoso profundo e impresionante.

El templo es de estilo gótico y su presencia es imponente y majestuosa, proporcionada a la solemne majestuosidad de aquellos impresionantes abismos.

Santuario Nuestra Señora de las Lajas

Uno de los más populares benefactores del templo de las Lajas fue "el ciego Rivera", quien sin la luz de sus ojos recorrió campos, pueblos y ciudades mendigando dinero para comprar materiales con los cuales construirle el santuario a Nuestra Señora. Es el amor a la Madre que no repara en sacrificios con tal de poder levantarle un templo digno de tan Gran Benefactora. Nos podemos imaginar cómo le habrá recompensado Ella en la eternidad.

El arquitecto Espinoza la construyó con obreros que no sabían nada de construcción. Labradores campesinos a los cuales él tenía que enseñarles desde el modo como se hace una formaleta hasta la proporción en que hay que mezclar la arena y el cemento. Pero la buena voluntad pudo más que las dificultades que se presentaban. Y trabajando fueron aprendiendo.

Qué hermoso que cuando nos presentemos a Jesucristo en el día del juicio para que nos señale nuestro puesto en loa eternidad, le podamos oír decir: "He oído a mi Madre hablar bien de ti".

Fuente: ewtn

viernes, 28 de agosto de 2015

San Agustín habla del Amor de Dios por sus criaturas

"Dios está con nosotros. 
Dios es más hermano que ningún hermano, 
más amigo que cualquier amigo, 
más amante que ningún amante" 


miércoles, 26 de agosto de 2015

jueves, 6 de agosto de 2015

La Transfiguración de Jesús


 La Transfiguración de Cristo representa uno de los acontecimientos centrales en su vida terrenal que se encuentra relatado en los Evangelios. Inmediatamente después de que el Señor fue reconocido por sus apóstoles como “el Cristo (Mesías)”, “el Hijo del Dios viviente”, les dijo que “le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.” (Mateo 16,21). La reacción de los apóstoles a este anuncio de Cristo acerca de su próxima pasión y muerte fue de indignación. Y luego, después de reprocharles, el Señor tomó a Pedro, a Santiago y a Juan “aparte a un monte Alto”, de acuerdo a la tradición el Monte de Tabor, y “se transfiguró delante de ellos.”

"… y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas; una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: 'Este es mi Hijo Amado, en quien tengo complacencia; escuchadlo'. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: "Levantaos y no temáis". Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús sólo. Cuando descendieron del monte,  Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos". (Mateo 17,1-9; ver también Marcos 9,1-9; Lucas 9,28-36; II Pedro 1,16-18)

La fiesta judía de las Tiendas era una celebración de la morada de Dios con los seres humanos, y la transfiguración de Cristo revela que Dios “habita” en el Mesías y se manifiesta por él, hombre de carne y huesos. No hay dudas de que la transfiguración de Cristo sucedió en el tiempo de la Fiesta de las Tiendas, y que la celebración del acontecimiento en la Iglesia Cristiana llegó a ser el cumplimiento neotestamentario de esta fiesta del Antiguo Testamento, de manera muy similar a las fiestas de la Pascua y Pentecostés.

En la Transfiguración, los apóstoles se dieron cuenta que en Cristo verdaderamente “habita corporalmente toda la plenitud de la Divinidad”, que “agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (Colosenses 1,19; 2,9). Jesús les permite ver todo esto antes de la Crucifixión, a fin de que ellos sepan quién es el que sufrirá por ellos, y qué es lo que Él, que es Dios, ha preparado para aquellos que le aman. Esto es lo que la Iglesia celebra en la fiesta de la Transfiguración.

Cuando te transfiguraste, oh Cristo Dios, en el Monte Tabor, revelaste tu gloria a tus discípulos según la pudieron captar. Haz resplandecer sobre nosotros pecadores Tu Luz Eterna, por la Intercesión de la Madre de Dios. Tú que concedes la Luz, gloria a Ti. (Tropario)

Te transfiguraste en el Monte, oh Cristo Dios, y tus discípulos vieron tu gloria en cuanto pudieron; para que cuando Te vieran crucificado, comprenderían que Tu sufrimiento era voluntario, y proclamarían al mundo que Tú en verdad Eres el Esplendor del Padre. (Kontakion)
                       
Además del significado fundamental que el acontecimiento de la Transfiguración posee dentro del contexto de la vida y misión de Cristo, del tema de la gloria de Dios que es revelada en todo su esplendor en el rostro de Cristo el Salvador, la presencia de Moisés y Elías es también de gran importancia para la comprensión y celebración de esta fiesta. Muchos de los himnos hacen referencia a estas dos figuras centrales de la Antigua Alianza, tal como lo hacen las tres lecturas de las Escrituras designadas para el oficio de Vísperas, que hablan de la manifestación de la gloria de Dios a estos santos varones de antaño. (24,12-18; 33,11-34,8; I Reyes 19,3-16)

Moisés y Elías, según los versos litúrgicos, no son solamente las más grandes figuras del Antiguo Testamento quienes vienen ahora para adorar al Hijo de Dios en gloria, ni tampoco son meramente dos de los varones santos a quienes Dios se reveló en las teofanías prefigurativas de la Antigua Alianza de Israel. Estas dos figuras en verdad representan el Antiguo Testamento mismo: Moisés representa a la Ley, y Elías a los Profetas. Y Cristo es el cumplimiento de la Ley y de los Profetas (Mateo 5,17)

Ellos también representan a los vivos y a los muertos, pues Moisés falleció y se conoce su lugar de sepultura, mientras Elías fue llevado al cielo vivo para aparecer nuevamente a anunciar el tiempo de la salvación de Dios en Cristo.

 Entonces, apareciendo juntos a Jesús en el Monte de la Transfiguración,  Moisés y Elías confirman que el Mesías-Salvador está aquí, y que Él es el Hijo de Dios de quien el Padre mismo da testimonio, el Señor de la Creación, del Antiguo Testamento y del Nuevo, de los vivos y de los muertos. La Transfiguración de Cristo en sí es el cumplimiento de todas las teofanías  y manifestaciones de Dios, una consumación perfeccionada y completada en la persona de Jesucristo. La Transfiguración de Cristo nos revela nuestro propio destino como cristianos, el destino final de todos los seres humanos y de la creación entera, el de la transformación radical del ser y su glorificación por el majestuoso esplendor de Dios.

Lo más probable es, que originalmente la fiesta de la Transfiguración de Cristo pertenecía al periodo pre-Pascual de la Iglesia. Tal vez se celebraba en uno de los domingos anteriores a la Pascua de Resurrección. Existe cierta evidencia histórica que lo indica; además, tenemos el hecho de que hoy en día San Gregorio Palamás, el gran maestro de la Transfiguración de Cristo, es conmemorado durante la Gran Cuaresma (en el cuarto domingo). Además, el acontecimiento propiamente tal está definitivamente relacionado con la muerte y resurrección del Salvador que se aproximan: … para que cuando Te vieran crucificado, comprenderían que Tu sufrimiento era voluntario… (Kontakion)

Hoy en día, la fiesta de la Transfiguración de Cristo se celebra en el día 6 de agosto, probablemente debido a alguna razón histórica. En algunas iglesias, se acostumbra a bendecir uvas y otras frutas y verduras en este día. Esto simboliza  la transfiguración de toda la creación en Cristo. Significa la fructificación de la creación entera en el paraíso del eterno Reino de Vida de Dios, cuando todo será transformado por la gloria del Señor.



martes, 4 de agosto de 2015

Novena a la Virgen de Fátima

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
 

NOVENA 
Empieza el 5 de cada mes para terminar el día 13. 
 
ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

OFRECIMIENTO
¡Oh, Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

   
ORACIÓN PREPARATORIA
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Rezar la oración del día correspondiente...  

ORACIÓN FINAL
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.


DÍA PRIMERO 
Penitencia y reparación

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en vuestro rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que os causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a vuestro Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA SEGUNDO 
Santidad de vida

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales.

Meditar y rezar la Oración Final.

DÍA TERCERO 
Amor a la oración

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que insistentemente repetías: «Orad, orad mucho», para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA CUARTO 
Amor a la Iglesia

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de vuestro Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA QUINTO 
María, salud de los enfermos

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA SEXTO  
María, refugio de los pecadores

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infundid en nuestras almas un gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y palabras por su conversión.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA SÉPTIMO 
María, alivio de las almas del purgatorio

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de vuestro maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente vuestras misericordias.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA OCTAVO 
María, Reina del Rosario

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.

Meditar y rezar la Oración Final.


DÍA NOVENO 
El Inmaculado Corazón de María

Comenzar con el Ofrecimiento y la Oración Preparatoria.

Oración
¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.

Meditar y rezar la Oración Final.