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domingo, 25 de diciembre de 2022

¿Cómo celebrar la Navidad entre tantos problemas?

 



Hay que recordar que en la primera Navidad todo salió mal. La Virgen y San José estaban llenos de graves problemas.

Estaban lejos de su hogar, no encontraron lugar y tuvieron que irse a un establo, entre animales. Allí todo era frío, oscuridad, abandono....

Todo parecía salir mal
pero todo salió bien.
Porque nació el Niño Dios.

La Virgen y José no se dejaron vencer por los problemas. Pusieron su corazón en El y solo en El. No fue fácil, pero triunfó el amor sobre las mayores pruebas. Nada ni nadie los pudo separar del amor de Dios que se hizo vida entre ellos.

Benditos los que se abren para ver mas allá de los problemas y reciben la Palabra que se hizo carne.

En ella (La Palabra) estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres,
y la luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la vencieron.                                                                 
(Juan 1,4-5).                                                                       

Solo los pobres de espíritu pueden apreciar la Navidad y responder al Niño Dios como los pastorcitos, que al no tener nada, le dan lo único que El quiere: el corazón.  Ellos vieron y se unieron a los ángeles que no se dejan seducir por las cosas del mundo.

En la Navidad hay que poner todos los problemas a los pies del Niño con Su Madre. No para pretender que no existen, sino porque ante el gozo de tener a Jesús cobramos una nueva perspectiva de las cosas.

Ningún problema nos puede impedir amar a Jesús, hacerle actos de amor por medio del nuestros hermanos, especialmente los pobres. Lo que hagamos a los mas pequeños, se lo hacemos al Niño Dios.

"Oh maravilloso intercambio".  Dios asume nuestra naturaleza humana, nosotros recibimos la gracia divina que nos eleva a participar de Su divinidad.

¡Feliz Navidad!

-Padre Jordi Rivero




sábado, 24 de diciembre de 2022

Dulce noche

 

 


El aire es más dulce esta noche.

Lo perciben los pastores; los reyes

desarmados son de inicuas leyes;

del cielo la luna es gentil broche.

 

Al Niño mira José arrobado.

Suave inocencia que se derrama

sobre los caminos donde Dios llama

Y recoge en silencio amado.

 

A Belén ángeles risueños bajan.

Desde cuerda de plata desmigajan

ternuras, esperanzas sobrepujan.

 

De María siembra y cosechador,

se postran tres sabios ante el Amor

que es todo luz, auxilio y candor.

 



miércoles, 21 de diciembre de 2022

¿Por qué son importantes las 4 Misas que se celebran por Navidad?

El Arzobispo Emérito de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, explicó hace un tiempo la importancia de las cuatro Misas que se celebran por Navidad, desde la víspera de la Solemnidad hasta la que corresponde propiamente a la fiesta.




El Arzobispo Aguer subrayó “el valor litúrgico de la Navidad”.

“Las grandes solemnidades están remarcadas, precisamente, por la liturgia que la Iglesia ha compuesto para celebrarlas. Para Navidad hay cuatro misas y en todas se presenta el Misterio de la Navidad desde ángulos diferentes y utilizando textos bíblicos distintos”, dijo.


1.- Misa de Vísperas de Navidad

El Prelado indicó que “primero está la Misa de la Vigilia o de las Vísperas que se celebra la tarde anterior, la tarde del 24 de diciembre donde encontramos las profecías y encontramos ya la Navidad”.


2.- Misa de Nochebuena de Navidad

“Luego tenemos la Misa de la Noche o de la medianoche que, en realidad, debe ser a las cero horas pero, por distintas razones, se ha ido adelantando y adelantando y acabamos a las siete de la tarde y no es lo mismo”.

“La Misa de la Noche tiene que ser a la noche y la liturgia manda que por lo menos se rece cuando haya caído el sol”, añadió.

Mons. Aguer señaló que “comprendo que hoy día con estos problemas de inseguridad y demás la gente no quiere salir de noche por la calle pero es verdad que también ese día van a festejar con las familias o los amigos”.

“La Misa de la Medianoche es preciosa porque allí se enfoca el momento del Nacimiento, el momento en el que la Virgen María de un modo tan misterioso y tan silencioso da a luz virginalmente al Salvador”, dijo.


3.- Misa de la Aurora de Navidad

El Prelado indicó luego que “hay una tercera Misa es la de la Aurora que tendría que ser a las 6 o 7 de la mañana del 25. Aunque la aurora para mucha gente es a las 11 de la mañana lo que de algún modo se puede llegar a explicar o justificar”.

“En esta Misa lo que se venera es la adoración de los pastores que son los primeros que van, los primeros que se enteran de esta gran noticia porque el Niño nace, el Ángel avisa a los pastores y estos sale y van al pesebre”.

“Nosotros podemos pedir allí también que el Señor nos conceda también un alma sencilla como la de los pastores de Belén, que podamos nosotros también tener ese impulso y ese deseo de ir a encontrarlo, de ir a adorarlo, de ir a besar sus pies”, alentó.


4.- Misa del día de Navidad

La cuarta Misa, continuó, “es la Misa del día o las Misas del resto del día, que es una misa teológica podemos decir porque allí el Evangelio es el prólogo del Evangelio de San Juan: ‘En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios’”.

“Eso lo dice en el versículo 1 y luego en el 14 agrega: ‘Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y nosotros hemos visto su gloria, gloria que tiene como Unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad’”, señaló.

Por esto, subrayó Mons. Aguer, “tenemos en esas 4 misas todo el Misterio de Navidad enfocado con una riqueza extraordinaria".

"Si ustedes tienen un misal lean los textos y no solamente los textos bíblicos sino también las oraciones porque están adecuadas al momento y a lo que ese momento quiere indicarnos respecto de todo el Misterio de Navidad”.

El Arzobispo Emérito de La Plata remarcó que la celebración familiar “no tiene que sobreponerse a la celebración real que es la celebración religiosa de la Navidad. Mucha gente celebra la Navidad y no sabe muy bien que celebra, porqué se reúne, porque brinda o porque se emborracha también”.

“Más allá de esto es bueno poder celebrar bien con buena comida y un buen brindis pero teniendo en cuenta porque lo hacemos”, señaló.

El Prelado argentino alentó a que “en cualquier reunión familiar ustedes no tenga vergüenza y anímense a decir que van a brindar para dar gracias a Dios porque nos ha enviado al Salvador y así podemos desear como yo les deseo a ustedes Muy Feliz Navidad”.

¿Los fieles deben asistir a las cuatro Misas? No. Basta con ir a la Misa de Gallo o Nochebuena del 24 de diciembre o el 25 en la Solemnidad de la Natividad del Señor.


Fuente: Aciprensa

 

jueves, 24 de diciembre de 2020

Solemnidad de la Natividad del Señor

 Solemnidad de la Natividad del Señor

Primera: Is 62, 1-5; Salmo 88; Segunda: At 13, 16-17. 22-25; Evangelio: Mt 1, 1-25


Por: P. Octavio Ortíz | Fuente: Catholic.net



 













Sagrada Escritura:

Is 62, 1-5
Sal 88
At 13, 16-17. 22-25
Mt 1, 1-25

 

Nexo entre las lecturas


El anuncio profético del justo que la liturgia pone en boca del profeta Isaías (IL) encuentra su pleno cumplimiento en Jesucristo, Hijo de David según la carne, conforme a la promesa hecha a David (2L). Él es el Emmanuel, el Dios-con-nosotros (EV) que ha querido inserirse en la compleja historia del género humano para colmar la esperanza de salvación del pueblo elegido (1L), destruyendo la maldad en la tierra y reinando sobre nosotros como Salvador del mundo. Por ello, la Iglesia entera se reúne para proclamar sin cesar la misericordia del Señor (Salmo).


Mensaje doctrinal

1. El Hijo de Dios se hizo hombre por amor al hombre. El misterio del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo no tiene otra explicación que la del amor de Dios por el hombre. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna” (Jn 3, 16). Habiendo caído en el pecado y perdido la comunión con Dios el hombre fue desterrado del paraíso terrenal, de ese estado de amistad, de paz y comunión con Dios en que fue creado. Era necesario, pues, un redentor que nos reconciliase con Dios. En este sentido san Gregorio de Nisa afirma que “nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas hacía falta que nos llegara la Luz; estando cautivos esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador” (Oración catequética 15). Y Dios que ama al hombre por encima de su pecado prometió un redentor. Él, dice san Juan, “nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (I Jn 4, 10). Es ésta la verdad fundamental que desde un inicio ha confesado y no deja de proclamar con gozo la Iglesia en cada celebración de navidad: Por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo (Credo niceno-Constantinopolitano). Jesús es, en efecto, la epifanía del amor del Padre.

2. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. “El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre” (Catecismo de la Iglesia Católica 464).

Una verdad que la liturgia natalicia pone bien de manifiesto. Por una parte la genealogía del nacimiento de Cristo que presenta san Mateo quiere acentuar esta verdad profunda y misteriosa del acontecimiento salvífico: Jesucristo es verdadero hombre. Se trata de un hecho histórico, de un verdadero nacimiento colocado en un determinado momento de la historia. Se trata de una verdadera encarnación, de una auténtica inserción por parte de Dios en el género humano, de una verdadera muestra de solidaridad del nuevo Adán con todos los hombres tomando la misma condición humana para redimirnos. Pero al mismo tiempo, afirma que es un nacimiento que se lleva a cabo por intervención especial de Dios, por “obra del Espíritu Santo”. Él es el Dios-con-nosotros que ha venido al mundo como Salvador.


Sugerencias pastorales

1. Navidad sagrada y navidad profana: vivir en profundidad el misterio. No hay duda de que el mundo consumista en el que vivimos nos hace más difícil aún la vivencia profunda del misterio del nacimiento del Hijo de Dios. Siempre está latente el peligro de permanecer en la superficie del misterio, en las manifestaciones externas de alegría propias de ese tiempo del año, pero sin penetrar en la verdad profunda y en lo que significa para cada uno de nosotros. Como pastores de almas, hemos de enseñar a nuestros fieles a no convertir la navidad en una fiesta de regalos, de luces y de música enternecedora, en una cena especial y en una reunión familiar tradicional. Todo ello únicamente tiene sentido cuando se ha comprendido bien el misterio que se celebra. Podemos decir que si la encarnación del Verbo de Dios se concentra en ese Dios-con-nosotros, la vivencia profunda de la navidad debe estar centrada en la liturgia eucarística, lugar donde Dios verdaderamente se hace presente entre nosotros de un modo sacramental y nos acompaña en el peregrinar de nuestra vida

2. Navidad es tiempo de alegría. La verdadera alegría cristiana se funda precisamente en este misterio de luz y de esperanza: Cristo nace para cada uno de los hombres sea cual sea su condición. “No es posible hacer lugar a la tristeza cuando celebramos el nacimiento de la vida... Nadie queda apartado de la participación de esta alegría; para todos hay sólo un motivo de gozo colectivo: que así como Nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, a ninguno encontró libre de culpa, de la misma manera vino para la liberación de todos” (León Magno, homilías sobre el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, 1). La alegría con que los fieles cristianos deben vivir y celebrar este misterio es, pues, una alegría más interior que exterior. Es la alegría de saberse salvado, perdonado. Es la alegría de haber encontrado nuevamente el camino de la vida, la alegría de haber vislumbrado una Luz que de verdad es capaz de iluminar el camino tantas veces incierto de nuestra vida. De hecho, lo que los ángeles anuncian a los pastores es precisamente la alegría de la salvación: “Os traigo una gran alegría, hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador”.


Fuente: Catholic.net


martes, 24 de diciembre de 2019

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo


Solemnidad Litúrgica, 25 de diciembre


Por: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net



Manifestación del Verbo de Dios a los hombres

Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres.  En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)  (Liber Sacramentorum).
Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno "Natalis solis invicti", esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más large del año, readquiría nuevo vigor.

Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentída por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.
En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir "manifestación", después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.
Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.

domingo, 23 de diciembre de 2018

El nacimiento de Cristo

Desde el momento de la encarnación del Hijo de Dios, 
el mundo no ha sido igual. 
Llegó la Luz a vencer las tinieblas.

Por: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net 
             

Las “preferencias” de Cristo: humildad, pobreza, pureza, obediencia...


Fruto

Dios se hizo hombre para salvarnos de nuestros pecados y abrirnos el camino al Cielo.

Debemos maravillarnos con el hecho de la encarnación e imitar a Cristo en su pobreza, humildad y pureza.


 1. Dios se hizo hombre para salvar a los hombres.

Por primera vez Dios entra a formar parte de la historia humana. Desde ese año en adelante, la historia se dividió en dos: antes y después de Cristo.

Desde el momento de la encarnación del Hijo de Dios, el mundo no ha sido igual. Llegó la Luz a vencer las tinieblas morales del hombre, llegó la Vida para imponerse a la “cultura de la muerte”, llegó el Camino para mostrar a los hombres, errantes en este “valle de lágrimas”, el rumbo al Cielo.

Hay nacimientos que han afectado todo un país o un imperio como fue el caso del Emperador Cesar Augusto, pero este nacimiento sólo tuvo repercusiones sobre los hombres de su tiempo. El nacimiento de Cristo afectó a todos los hombres de todos los tiempos y lugares. Él es el Salvador universal.

El Catecismo nos lo recuerda en muchos números:

El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios. (457);

El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad. (n.459);

El Verbo se encarnó para hacernos participes de la naturaleza divina. (n.460).

Nos lleva a pensar en nuestra vida, tan pobre en comparación con la de Cristo. También tiene su trascendencia, pues Dios nos da una misión. Tenemos “nuestras” almas que salvar. Estas almas son las personas que Dios ha decidido salvar a través de nuestras oraciones, nuestros sacrificios, nuestra actividad apostólica.

Hoy más que nunca la Iglesia necesita a hombres generosos, dispuestos a dar todo por la causa de Cristo; hombres decididos a predicar la verdad; hombres verdaderamente santos, imitadores de Jesucristo e ilusionados por darle a conocer a los demás; hombres conquistadores, fieles a la Iglesia en todo y convencidos de su misión vital en el mundo de hoy.

2. Dios Padre escogió la pobreza para su Hijo

Es desconcertante y avasallador, -casi supera nuestra capacidad de sorpresa-, contemplar a Dios hecho Niño, acompañado de María y de José, rodeado de unos animales y metido en una cueva excavada en la montaña, en una noche fría de invierno. El que hizo el universo, el que abrió los labios y fue obedeciendo en todo, el que dio a los demás la existencia, el que pudo escoger su forma de nacimiento, ahí está pobre, rodeado de pobreza, gozoso en la pobreza de sus padres.

Esta decisión de Dios de escoger la pobreza pone en jaque la manera de pensar y especialmente de vivir de muchos hombres hoy en día. Es de suponer que Dios, sabiduría infinita, siempre escoge lo mejor. Al escoger la pobreza margina la riqueza. Más tarde Cristo iba a explicar esta opción cuando puso como primera bienaventuranza la pobreza de espíritu: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3). La pobreza que exigió Cristo a sus seguidores no se refería a una condición socio-económica, sino a una actitud religiosa.

El “pobre de espíritu” es aquel que no pone su esperanza en las riquezas de este mundo sino en Dios. No hay duda de que las riquezas pueden atar el corazón humano y bloquearle de tal manera que ya no busca la dicha en Dios sino en las cosas. El hombre se enamora de las creaturas y se olvida del Creador. También cierra su corazón a las necesidades de los demás.

En este mundo donde el hombre lucha por poseer más y más, por acumular más y más, por tener más y más, siguiendo los instintos de su avaricia y ambición; en este mundo en que los hombres sólo se preocupan por almacenar sus bienes sin compartirlos; en este mundo en donde el pobre no es tenido en cuenta, Belén es un signo y una profecía para todos nosotros. Signo en cuanto que nos descubre que la pobreza, desde el punto de vista divino, es riqueza, es salvación, es bendición; y profecía en cuanto que nos abre a la
verdad de la pobreza como senda de felicidad y de realización personal.

3. Dios Padre escogió la pureza para su Hijo

Esta pureza brilla no sólo en Cristo sino también en su Virgen Madre y en San José, el casto esposo de María. En el pantano de la impureza del mundo nacen unos lirios blancos y puros. El mundo de hoy busca los placeres con avaricia. Los persigue y después siente náuseas al hartarse del amargo placer de la concupiscencia de la carne. Belén nos recuerda que la pureza excluye la impureza y que el sendero de la felicidad pasa por la fidelidad al sexto mandamiento de Dios.

¡Qué bella lección, también para este mundo, tan ávido de placeres fáciles, tan hundido en los goces de los sentidos, tan exultante ante lo carnal y material, nos procura la pureza de Belén! Los ojos humanos se ciegan ante tanta luz de pureza. Ojalá que la pureza de Belén quemara hoy la impureza de nuestro mundo para hacerlo más respirable y luminoso.

Más tarde Cristo explicó el por qué de esta opción: "Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mt 5,8). ¿Por qué muchas personas no “ven” a Dios, no creen en Él, no lo aceptan...? Las personas impuras más difícilmente pueden ver a Dios.

Somos testigos de la triste realidad de la producción, exhibición y venta de material pornográfico por todas partes. Podemos decir, guardando las debidas distancias, que la muerte de la pureza lleva a la “muerte” de Dios en el corazón del hombre.

El Catecismo invita a la purificación del ambiente en el n.2525:

La pureza cristiana exige una purificación del clima social. Obliga a los medios de comunicación social a una información cuidadosa del respeto y de la discreción. La pureza de corazón libera del erotismo difuso y aparta de los espectáculos que favorecen el exhibicionismo y los sueños indecorosos.

4. Dios Padre escogió la obediencia para su Hijo

El hombre de hoy está orgulloso de su autonomía. Se siente libre, pero habría que poner en tela de juicio este concepto de libertad. La mayor parte de las veces la libertad humana es tragada por el libertinaje. El hombre moderno dice: “Soy libre para hacer lo que quiero”.

Pero el libertinaje lleva a remolque la verdadera libertad y el hombre termina en la peor esclavitud, la de ser prisionero de si mismo.

También aquí hay que contemplar quién es el que obedece: es el Hijo Amado del Padre, es el Verbo Eterno por quien todo se hizo, es aquel cuyo hablar nos supera, es, como el Padre, el Omnipotente, el Omnisciente, el Eterno, el Santo. Verdaderamente, ¡qué misterio y qué lección para este mundo que ha confundido libertad con el libertinaje, que se agarra a su soberbia como a su principio creador, que ha convertido el egoísmo en inspiración de sus actos, que ha canonizado el orgullo y la autosuficiencia, que sigue apegado al pecado con tal de no someterse a la providencia de Dios!

El hombre debe someterse a la autoridad, no como un esclavo que obedece a su señor porque no hay más remedio, sino como un hijo de Dios que obedece a su Padre. El Catecismo nos recuerda este origen divino de la autoridad en el n.2238:

Los que están sometidos a la autoridad deben mirar a sus superiores como representantes de Dios que los ha instituido ministros de sus dones.

El Catecismo a continuación cita a San Pablo:

«Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana... Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretexto de maldad, sino como siervos de Dios». (Rom 13, 1-2)

En la encarnación, Dios Padre escogió los tres “consejos evangélicos”, pobreza, castidad y obediencia, para su Hijo como la mejor manera de redimir a la humanidad. Tal vez corramos el peligro de aplicar estos consejos únicamente a los religiosos, dado que son ellos quienes los profesan oficialmente. Sin embargo, estos consejos evangélicos son para todos los cristianos. Ciertamente cada uno tiene que practicarlos según su estado y condición de vida.

Unas preguntas

1. ¿Procuramos imitar a Cristo siendo humildes y obedeciendo su ley o tenemos una moral “pragmática” que ajusta todo a nuestros propios gustos y caprichos?

2. ¿Damos importancia a la pureza de corazón como requisito para tener una relación de íntima unión con Dios?

3. ¿Somos pobres de espíritu o nuestro corazón está “atado” por algo?

viernes, 23 de diciembre de 2016

Zapatos para estar con Jesús

Zapatos para estar con Jesús



Sólo faltaban cinco días para la Navidad. Aún no me había atrapado el espíritu de estas fiestas. Los estacionamientos llenos, y dentro de las tiendas, el caos era mayor. No se podía ni caminar por los pasillos. ¿Por qué vine hoy?, me pregunté.

Me dolían los pies lo mismo que mi cabeza. En mi lista estaban los nombres de personas que decían no querer nada, pero yo sabía que si no les compraba algo se resentirían. Llené rápidamente mi carrito con compras de último minuto y me dirigí a las colas de las cajas registradoras. Escogí la más corta, calculé que serían por lo menos 20 minutos de espera.

Frente a mí había dos niños, uno de 10 años y su hermana de 5. Él iba mal vestido con un abrigo raído, zapatos deportivos muy grandes, probablemente 3 tallas más grande. Los jeans le quedaban cortos. Llevaba en sus sucias manos unos cuantos billetes arrugados. Su hermana iba vestida parecido a él, sólo que su pelo estaba enredado. Ella llevaba un par de zapatos de mujer dorados y resplandecientes.

Los villancicos navideños resonaban por toda la tienda y yo podía escuchar a la niñita tararearlos. Al llegar a la caja registradora, la niña le dio los zapatos cuidadosamente a la cajera, como si se tratara de un tesoro. La cajera les entregó el recibo y dijo: son $16.09. El niño puso sus arrugados billetes en el mostrador y empezó a rebuscarse los bolsillos. Finalmente contó $13.12. Bueno, creo que tendremos que devolverlos, volveremos otro día y los compraremos, añadió. Ante esto la niña dibujó un puchero en su rostro y dijo: "Pero a Jesús le hubieran encantado estos zapatos". Volveremos a casa trabajaremos un poco más y regresaremos por ellos. No llores, vamos a volver.

Sin tardar, yo le completé los tres dólares que faltaban a la cajera. Ellos habían estado esperando en la cola durate un buen rato y después de todo, era Navidad. Y en eso un par de bracitos me rodearon con un tierno abrazo y una voz me dijo, muchas gracias señor.

Aproveché la oportunidad para preguntarle qué había querido decir cuando dijo que a Jesús le encantarían esos zapatos. Y la niña, con sus grandes ojos redondos, me respondió:

"Mi mamá está enferma y yéndose al cielo. Mi papá nos dijo que se iría antes de Navidad para estar con Jesús. Mi maestra de catecismo dice que las calles del cielo son de oro reluciente tal como estos zapatos. ¿No se le verá a mi mamá hermosa caminando por esas calles con estos zapatos?"

Mis ojos se inundaron al ver una lágrima bajar por su rostro radiante. Por supuesto que sí, le respondí. Y en silencio, le di gracias a Dios por usar a estos niños para recordarme el verdadero valor de las cosas.

Fuente: web católico de Javier 

miércoles, 31 de diciembre de 2014

ORACION PARA DESPEDIR EL AÑO


El mundo entero se prepara para recibir el nuevo año con fiestas y fuegos artificiales, pero muchos olvidan de celebrarlo con Dios, dueño de la vida y el tiempo. Por ello te compartimos esta oración para rezarla junto con tu familia y amigos antes de la medianoche del 31 de diciembre o en el primer día del nuevo año. 
Se recomienda estar alrededor del nacimiento o pesebre. Juntos comienzan diciendo: “En el nombre del Padre…”. 

Luego se hace la siguiente 
ORACION:

“Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”

Para terminar, los participantes se agarran de las manos y rezan un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Luego, entre todos, se dan un abrazo diciendo: “la paz sea contigo”.


sábado, 15 de diciembre de 2012

Novena de Navidad



SOLIDARIDAD, PARA VIVIR CON MAYOR PLENITUD EL AMOR DE DIOS

Al prepararnos para la Navidad con esta novena, tengamos presente la necesidad de fortalecer las relaciones familiares y comunitarias con vecinos, amigos y compañeros de trabajo. Descubramos en la reunión de cada uno de estos nueve días, el mensaje concreto que el Señor nos da desde su Palabra que es “viva y eficaz”.

Con la certeza que nos concede la fe, preparémonos con optimismo para recibir el nuevo año y vivir con mayor plenitud el amor de Dios. Esforcémonos para que ese amor se haga palpable en cada uno de nuestros gestos, compromisos y acciones hacia los demás. Sólo, en esa medida, podremos entender el valor de la "solidaridad", tan necesario para derribar los muros de injusticia, guerra y muerte que parecieran cercar el mundo de hoy.

Que el gozo de la Navidad nos invite a reflexionar y a buscar nuevas maneras de ser solidarios, para continuar en el año venidero participando con entusiasmo en la construcción de una sociedad más fraterna.



ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

Dios de infinita bondad y caridad que nos has amado tanto, que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen María, naciera en un pesebre para nuestra salvación. Te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, nuestra esperanza y deseo sincero de vivir solidariamente nuestras relaciones en la familia y la comunidad.
Señor, queremos crecer juntos como hermanos; por eso te pedimos que nos ayudes a mantenernos unidos en el amor en todos los momentos de nuestra vida. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y de alegría, sea para nosotros un estímulo que nos muestre la importancia de trabajar en la tarea de la nueva evangelización que nosotros y el mundo entero necesita. Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ
-¡Oh! José, hombre justo, esposo fiel de María y padre adoptivo de Jesús, a ti, a quien Dios colocó como custodio del hogar de Nazareth, te pedimos que vengas a nuestros hogares para enseñarnos a vivir solidariamente. Queremos celebrar la Navidad compartiendo la esperanza de una Colombia en la que podamos vivir como hermanos, brindándonos apoyo especialmente en los momentos de mayor dificultad.
San José, guía nuestros pasos por los caminos del mundo para anunciar a Cristo con nuestra propia vida, orientando nuestra peregrinación terrena hacia la Casa del Padre. Amén.

 -San José, padre justo y esposo fiel...
 Ruega por nosotros.

-Rezar un Padre Nuestro

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
-¡Oh! María, Madre nuestra, que por tus virtudes y especialmente por tu humildad fuiste escogida como Madre de Jesús, te pedimos que prepares nuestros corazones para que tu Hijo pueda nacer entre nosotros.
Que en esta Navidad, uniendo nuestro esfuerzo al de los demás podamos ser instrumentos de paz y reconciliación promoviendo la justicia y la solidaridad, especialmente, entre aquellos que más lo necesitan. Te invitamos María para que acompañes nuestro caminar en este proceso de nueva evangelización con que la Iglesia busca la construcción de una sociedad más fraterna, justa y solidaria. Amén.

-María, Madre de Dios y Madre nuestra...
Ruega por nosotros.

-Rezar un Ave María

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
Jesús, Navidad es la celebración de tu encarnación en medio de nosotros; es la presencia gozosa de tu amor en nuestra familia y en nuestra comunidad. Navidad es la certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, porque Tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.

Ayúdanos a comprender que, a través tuyo, Dios nos invita a vivir la fraternidad practicando el respeto, la justicia y la solidaridad. Haz que podamos vencer todo aquello que nos impide vivir como hermanos. Danos la sencillez de los niños para asumir nuestro compromiso en la construcción de tu Iglesia promoviendo y asumiendo los valores que ella nos propone para que, de este modo, como comunidad, podamos celebrar con alegría tu nacimiento. Amén.

Rezar un Padre Nuestro,  un Ave María y un Gloria


Primer día 

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.
2. Lectura Bíblica: Isaías 7, 13 - 17.


Isaías dijo: “Escucha, heredero de David, ¿les parece poco cansar a los hombres, que quieren también cansar a mi Dios? Pues el Señor mismo les dará una señal: ¡Miren!; la joven está encinta y dará a la luz a un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel. Comerá requesón y miel hasta que sepa rechazar el mal y elegir el bien. Pues antes que el niño sepa rechazar el mal y elegir el bien, el país de esos dos reyes que te infunden miedo habrá sido abandonado. El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre tu dinastía, días como no los ha habido desde que Efraín se separó de Judá”.

REFLEXIÓN
Dios da una oportunidad al pueblo de Israel, enviándole a su propio Hijo para la salvación de todos. Cristo, nos invita a practicar la solidaridad y la justicia con todas las personas, sin distingo de ideologías, clases sociales, diferencias culturales, de raza o religión.
Participemos en la construcción de un nuevo cielo y una nueva tierra, donde todos tengamos las mismas oportunidades y deberes, donde no haya injusticia, ni discriminación. Desterremos nuestro egoísmo y soberbia. Dejemos que Jesucristo transforme nuestros corazones y seamos los primeros en comprender a los demás, perdonar sus errores y darles otra oportunidad.

COMPARTAMOS
¿Cuándo -en nuestra familia- damos la oportunidad para que cada uno exprese su opinión?
En nuestra familia, en el trabajo, en nuestra actividad deportiva, ¿damos la oportunidad de rehacer una relación que se había roto? ¿Cómo?

COMPROMISO
Pensemos en alguna persona a la cual debamos darle la oportunidad de reconciliarnos con ella. Oremos en silencio por esta intención y, si es posible, procuremos acercarnos a ella.



Segundo Día

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Isaías 11, 6-9.
"Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz, el tigre y el cabrito descansarán juntos, el becerro y el león crecerán uno al lado del otro, y se dejarán guiar por un niño pequeño. La vaca y la osa serán amigas, y sus crías descansarán juntas. El león comerá pasto, como el buey. El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra, podrá meter la mano en el nido de la víbora. En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño, porque así como el agua llena el mar, así el conocimiento del Señor llenará todo el país".

REFLEXIÓN
En este pasaje, el profeta nos está mostrando el ideal al cual todos debemos aspirar: vivir en comunión perfecta. Esta es posible cuando renunciamos a nuestros egoísmos, enojos, groserías y toda clase de violencia. A veces, bajo el mismo techo, vivimos alejados por no saber escucharnos mutuamente, comprendernos y llegar a acuerdos. Igualmente hay quienes no soportan ni toleran a los vecinos, o quienes no les perdonan las ofensas pasadas.
Abramos nuestros corazones a la venida de Jesús. Dejémonos guiar por ese niño pequeño de que nos habla Isaías y dispongámonos a hacer comunidad.

COMPARTAMOS
¿Cómo se vive en nuestra familia una comunidad de amor?
¿Qué podemos hacer para mejorar la amistad y la integración con los vecinos?

COMPROMISO
Hagamos una obra de caridad en nuestro vecindario.


Tercer día

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Marcos 1, 2-5.
"Está escrito en el libro del profeta Isaías: “Envío mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino." Y así, se presentó Juan el Bautista en el desierto; decía a todos que debían volver a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdone sus pecados. Todos los de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oírlo. Confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba en el río Jordán".

REFLEXIÓN
Celebrar Navidad significa recibir a Jesús en un ambiente de unidad. Esta se construye cuando pensamos primero en aquello que es de todos y lo cuidamos, por ejemplo: la familia, la casa, la cuadra, el parque, etc.
Todos los seres humanos debemos buscar el bien común y, con mayor razón los cristianos. Si aprendemos a compartir nuestros bienes, dones y carismas, esto hará que se multipliquen las bendiciones sobre todos y la comunidad se verá favorecida. Porque no puede haber felicidad individual si a nuestro lado hay personas que sufren por carecer de aquellas cosas más elementales. Es necesario que nosotros los cristianos cuidemos, promovamos y compartamos todo lo bueno que Dios nos ha dado. Aprendamos a cuidar los bienes comunes porque son nuestros y de los demás, esta es nuestra gran tarea y responsabilidad.

COMPARTAMOS
¿Quiénes estamos aquí reunidos tenemos bienes en común? ¿Cuáles son?
¿Qué hacemos cada uno de nosotros para cuidarlos   o promoverlos?

COMPROMISO
Alrededor del pesebre, meditemos cómo nos sentimos realizando el compromiso del día anterior.


Cuarto día

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Lucas 1, 26-31.
"A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada María. Ella era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo: ¡Salve, llena de Gracia! El Señor está contigo. María se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús".

REFLEXIÓN
Tan importante es la familia que Nuestro Señor Jesucristo necesitó también de una para poder nacer y crecer. Tanto amó Dios al mundo que envió a su propio Hijo para redimirnos del pecado y es el mismo Dios Padre quien escoge a María y José como su familia. Fue en el hogar de ellos donde el Niño Jesús aprendió el lenguaje humano y se formó en su humanidad, contando con el afecto y el cuidado de sus padres.
Es en la familia donde aprendemos a ser solidarios, a compartir las cosas, a respetar las diferentes formas de ser y de pensar, a cuidarnos, a perdonarnos, a ser leales, a tomarnos de la mano para apoyarnos cuando el camino se hace difícil… y a compartir también los momentos de alegría. Si practicamos el diálogo, el servicio, el respeto y el perdón, podremos hacer de nuestro hogar un ambiente sano, lleno de paz y solidaridad, a ejemplo del hogar de Nazareth.

COMPARTAMOS
¿Por qué es importante la familia? 
¿Cómo manifiestas tu amor por los miembros de tu familia?
¿Qué puedo hacer para que mi familia sea mejor cada día?

COMPROMISO

Jesús nos pide amor, ofrece un gesto de afecto o de ayuda a aquel miembro de tu familia que más lo necesite. Escribe su nombre en un papelito y colócalo en el pesebre.




Quinto día

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Mateo 1, 19 - 21. 24
"José, el esposo de María, que era un hombre justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto. Después de tomar esta decisión, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados. Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado: recibió a su esposa y, sin tener relaciones conyugales, ella dio a luz un hijo, al que José le puso por nombre Jesús".

REFLEXIÓN
Aunque la paternidad de José no es propiamente una dificultad, si podemos decir que tuvo que tomar una decisión adecuada y oportuna en un momento trascendental, especialmente porque se trataba de una gran responsabilidad. José necesitó la ayuda divina, la ayuda de un ángel.
De igual forma, nosotros debemos convertirnos en esos “ángeles” que se presentan en los momentos difíciles que vivan los demás. Vale la pena que nos esforcemos en ayudar a cambiar las situaciones de angustia y conflicto en momentos de paz y tranquilidad, ayudando a encontrar siempre una salida a los problemas propios y ajenos. Vivamos esta Navidad sabiendo que Dios siempre permanece en nosotros y es Él quien nos ayuda a superar las dificultades.

COMPARTAMOS
* ¿En momentos de dificultad hemos recibido la ayuda que necesitamos?
* ¿Conocemos personas que están pasando por un momento difícil en la familia, el trabajo o en la comunidad? ¿Cómo podemos ayudarles en esta Navidad?

COMPROMISO
Oremos por alguna persona que esté pasando por un momento de tristeza o dificultad y acompañémosle.



Sexto día


1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.



2. Lectura Bíblica: Lucas 1, 39-45. 56.

"Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le estremeció en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo: ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se estremeció de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!"

REFLEXIÓN
Veamos el ejemplo de la Virgen María quien, estando embarazada a la espera del Salvador, partió hacia la casa de su prima Isabel para visitarla y brindarle con alegría todo su apoyo, quedándose con ella durante tres meses, hasta el nacimiento de su hijo Juan.
Dar nuestro apoyo al hermano, tener misericordia con él, compartir lo que somos y tenemos, aún a costa de nuestros propios intereses, son acciones que dan testimonio al mundo de que Cristo está vivo y actúa a través de nosotros. Servir, en vez de ser servido, es el ejemplo que nos da Jesús durante toda su vida. Por eso, el nacimiento de Jesús en el pesebre nos debe invitar a servir con alegría, como lo hizo María.

COMPARTAMOS
Cuando te piden un favor, ¿ lo haces con alegría o de mala manera?
¿Qué nos motiva a brindar apoyo a los demás y cómo nos sentimos cuando lo hacemos?

COMPROMISO
Encendamos una vela junto al pesebre y durante un momento oremos por las personas de las que recibimos ayuda. Al terminar apaguemos la vela.

                          

Séptimo día

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Lucas 1, 57 - 60.
"Cuando se cumplió el tiempo, Isabel dio a luz a un hijo. Sus vecinos y parientes oyeron que el Señor le había mostrado su gran misericordia y se alegraron de ella. Al octavo día fueron a circuncidar al niño y querían llamarlo Zacarías, como su padre. Pero su madre dijo: “No, se llamará Juan”.

REFLEXIÓN
Juan el Bautista, que es el último de los profetas, es el eslabón que representa la unión de todos los esfuerzos que, desde la creación, hizo el hombre para reconocer en Jesucristo al Padre.
Y así es como debemos continuar uniendo todos nuestros esfuerzos para ayudar a la construcción del Reino de Dios. Todo cristiano sabe que no existe solitario, sino en comunidad y, por ello, estamos llamados a esforzarnos en la construcción de la Iglesia y de la sociedad. En el amor del Señor dejemos a un lado el egoísmo, la intolerancia y la soberbia; aprendamos que la unión es la fuerza que edifica nuestra familia y nuestra comunidad.

COMPARTAMOS
¿Qué necesidades hay en nuestra familia o comunidad que podamos solucionar entre todos? Compartamos lo que cada uno puede aportar.

COMPROMISO
Aseemos y embellezcamos juntos nuestra casa o la cuadra o el edificio donde vivimos. 


                                 

Octavo día

1.  Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Lucas 2, 6-7.
"Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón".

REFLEXIÓN
Que esta Navidad nos permita reconocer el gran amor de Dios desbordado en la humanidad que “siendo rico, por nosotros se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”. La lectura nos hace una invitación a la generosidad, a que seamos solidarios; a que escuchemos la voz de los pobres, de los necesitados, de los que sufren y compartamos con ellos los bienes que Dios nos ha regalado, en la seguridad de que Cristo está presente en cada ser humano necesitado: los niños y los ancianos abandonados, las familias desplazadas, los enfermos terminales… y tantos otros a quienes podemos brindar un poco de pan, de compañía, de afecto.

COMPARTAMOS
¿Estamos realmente siendo solidarios con los que tienen necesidades?
¿Las posesiones que acumulas te dan la felicidad? ¿ por qué?

COMPROMISO
Antes que termine el año tengamos un gesto de solidaridad con los más necesitados.



Noveno día

1. Oración para todos los días, a San José, a la Santísima Virgen y al Niño Jesús.

2. Lectura Bíblica: Lucas 2. 15, 19.
"Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del Niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores".

REFLEXIÓN
En esta Navidad, como los pastores, debemos estar atentos a la voz de Dios, y salir juntos al encuentro de Jesús que se ha hecho hombre en medio de nosotros para ayudarnos a crecer en fe y santidad.
Como hermanos nos corresponde actuar con amor en nuestras relaciones con los demás y, en lugar de criticarlos o hacerlos tropezar, este amor nos debe motivar a ayudarlos, sólo de esa manera podremos crecer juntos. Es necesario aportar lo que sabemos y tenemos para bien de los miembros de nuestra familia y de nuestra comunidad. El egoísmo nos destruye, la generosidad nos hace crecer.

COMPARTAMOS
* ¿Qué aporte positivo hago para el crecimiento de quienes me rodean?
* ¿Cómo contribuyo al fortalecimiento de mi familia y de mi comunidad?

COMPROMISO
Hagamos una cadena de fraternidad con nuestras manos alrededor del pesebre, recemos el Padre Nuestro y propongámonos cada uno de nosotros a ejecutar desde hoy mismo una tarea que nos permita crecer juntos.

Fuente: Novena de Navidad