HISTORIA DE LA CORONILLA A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Un día San
Miguel Arcángel apareció a la devota Sierva de Dios Antonia De Astónac.
El
arcángel le dijo a la religiosa que deseaba ser honrado mediante la
recitación
de nueve salutaciones. Estas nueve plegarias corresponden a los nueve
coros de
ángeles. La corona consiste de un Padrenuestro y tres Ave Marías en
honor de
cada coro angelical.
Promesas:
A los que practican esta devoción en su honor, San Miguel promete
grandes
bendiciones: Enviar un ángel de cada coro angelical para acompañar a los
devotos a la hora de la Santa Comunión. Además, a los que recitasen
estas
nueve salutaciones todos los días, les asegura que disfrutarán de su
asistencia continua. Es decir, durante esta vida y también después de la
muerte. Aun mas, serán acompañados de todos los ángeles y con todos sus
seres
queridos, parientes y familiares serán librados del Purgatorio.
En esta
coronilla invocaremos a los nueve coros de ángeles. Después de cada
invocación
rezaremos 1 Padre Nuestro y 3 Avemarías. Ofreceremos esta coronilla por
la
Iglesia, para que sea defendida de todas las asechanzas del demonio, y
por los
que están más alejados de Dios.
En el Nombre
del Padre...
Se comienza la Corona rezando, la siguiente invocación:
Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, etc.
1. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Serafines, enciende en
nuestros
corazones la llama de la perfecta caridad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías
2. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Querubines, dígnate
darnos tu
gracia para que cada día aborrezcamos más el pecado y corramos con mayor
decisión por el camino de la santidad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
3. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Tronos, derrama en
nuestras
almas el espíritu de la verdadera humildad. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
4. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Dominaciones, danos
señorío
sobre nuestros sentidos de modo que no nos dejemos dominar por las malas
inclinaciones. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
5. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Principados, infunde en
nuestro
interior el espíritu de obediencia. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
6. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Potestades, dígnate
proteger
nuestras almas contra las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
7. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de las Virtudes, no nos dejes
caer en
la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
8. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Arcángeles, concédenos
el don
de la perseverancia en la fe y buenas obras de modo que podamos llegar a
la
gloria del cielo. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
9. Todopoderoso y eterno Dios, por la intercesión de
San Miguel Arcángel y del coro celestial de los Ángeles, dígnate darnos
la
gracia de que nos custodien durante esta vida mortal y luego nos
conduzcan al
Paraíso. Amén.
1 Padre Nuestro y 3 Avemarías.
Se reza un Padre Nuestro en honor de
cada uno de los
siguientes ángeles:
*En honor a
San Miguel ...... 1 Padre Nuestro
*En honor a San Gabriel...... 1 Padre Nuestro
*En honor a San Rafael........ 1 Padre Nuestro
*En honor a nuestro ángel de la Guarda..... 1 Padre Nuestro
*En honor a San Gabriel...... 1 Padre Nuestro
*En honor a San Rafael........ 1 Padre Nuestro
*En honor a nuestro ángel de la Guarda..... 1 Padre Nuestro
Glorioso San Miguel, caudillo y
príncipe de los ejércitos
celestiales, fiel custodio de las almas, vencedor de los espíritus
rebeldes,
familiar de la casa de Dios, admirable guía después de Jesucristo, de
sobrehumana excelencia y virtud, dígnate librar de todo mal a cuantos
confiadamente recurrimos a ti y haz que mediante tu incomparable
protección
adelantemos todos los días en el santo servicio de Dios.
V.
Ruega por nosotros, glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de
Jesucristo.
R.
Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Oremos. Todopoderoso y Eterno Dios, que por un
prodigio de tu bondad y misericordia a favor de la común salvación de
los
hombres, escogiste por Príncipe de tu Iglesia al gloriosísimo Arcángel
San
Miguel, te suplicamos nos hagas dignos de ser librados por su poderosa
protección
de todos nuestros enemigos de modo que en la hora de la muerte ninguno
de ellos
logre perturbarnos, y podamos ser por él mismo introducidos en la
mansión
celestial para contemplar eternamente tu augusta y divina Majestad. Por
los méritos
de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Si queremos, al
final de la Coronilla a San Miguel Arcángel, podemos agregar la
siguiente
oración:
¡Oh Augusta Reina
de los Cielos y Señora de los Ángeles!
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
¿Quién como Dios?
Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y
tierna Madre!
Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre!
Enviad
los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro
mortal
enemigo. Amén.
Historia de esta oración:
Ante el gran
combate espiritual que libramos, Dios ha querido proveer por nosotros.
Pero
debemos rezar si deseamos su ayuda.
Escribe acerca de
la Reina de los Ángeles el Venerable Luis Eduardo Cestac, fundador de la
Congregación de las Siervas de María:
En 1863 un alma...
sintió su mente elevada hacia la Santísima Virgen, quien le dijo que
efectivamente, los demonios andaban sueltos por el mundo, y que había
llegado la
hora de rogarle como Reina de los Ángeles pidiéndole las legiones santas
para
combatir y aplastar los poderes infernales.
–"Madre mía", dijo
esta alma, "¿ya que sois tan buena, no podrías enviarlas sin que os
rogáramos?"
–"No", respondió
la Santísima Virgen, "la oración es condición impuesta por Dios para
alcanzar
las gracias".
– "Entonces, Madre
mía", dijo el alma "¿querrías enseñarme Vos la manera de rogaros?"
Y creyó escuchar
la oración “Oh Augusta Reina...”
El señor Cestac
fue el depositario de esta oración. Lo primero que hizo fue presentarla a
Monseñor Lacroix, obispo de Bayona, quien le dio su aprobación.
Inmediatamente
mandó imprimir medio millón de ejemplares, que distribuyó gratis por
todas
partes.
No estará demás
advertir que, durante la primera impresión, las máquinas se rompieron
dos veces.
La oración a la Reina de los Ángeles se extendió rápidamente y fue
aprobada por
muchos obispos y arzobispos.
San Pío X concedió
trescientos días de indulgencia a quienes la rezaren.
(Imprimátur del
Vicario General de Buenos Aires, 29 de febrero de 1912)
-“Regina Angelorum”,
publicación de la Orden de María Reina, Pascua de 1978
Mensajes
de la Santísima Virgen al
P. Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano:
Nimega (Holanda), 29 de septiembre de 1979
Fiesta de los Santos Arcángeles
Los Ángeles
del Señor.
“Acabas de terminar el Cenáculo con estos hijos míos, tan
queridos, que sufren por el estado de laceración y de desorden en que se
encuentra aquí mi Iglesia.
Une tu dolor al mío y sé tú expresión de la maternal
benevolencia
con que los miro, los acojo, los conforto y los conduzco.
No mires si son pocos y, en su mayoría, frágiles por la
edad o la
salud; pero son tan fieles y generosos que consuelan el inmenso dolor de
mi
Corazón Inmaculado.
Para Mí, son los tesoros más preciosos. Y también aquí,
por su
medio ¡cuán numerosos son los hijos que responden a mi invitación,
entran en el
refugio de mi Corazón y los formo en la heroica fidelidad a Jesús y a su
Iglesia!
Así, en este mismo lugar, donde mi Adversario ha iniciado
su obra
de destrucción solapada de la Iglesia, Yo respondo al desafío y me formo
mi
ejército.
Es el ejército de los pequeños, de los pobres, de los
humildes,
que reúno en mi Corazón Inmaculado para darles mi espíritu de Sabiduría,
para
derrotar la soberbia de los que se han dejado seducir por la falsa
ciencia y por
el espíritu de grandeza y vanagloria.
También hoy, por medio de esta Obra mía, de la boca de
los niños
y de los lactantes, el Señor recibe la gloria perfecta.
Con vosotros están también los Ángeles del Señor. Yo soy
su Reina
y están prontos a mis órdenes, porque la Santísima Trinidad ha confiado a
mi
Corazón Inmaculado la obra de renovación de la Iglesia y del mundo.
San Miguel está a la cabeza de todo mi ejército, celeste y
terrestre, dispuesto ya en orden de batalla.
San Gabriel está a vuestro lado para daros a todos la
misma
invencible fortaleza de Dios.
San Rafael os cura de las numerosas heridas que con
frecuencia
recibís a causa de la tremenda lucha en que estáis empeñados.
Sentid siempre a vuestro lado a los Ángeles de Dios e
invocad con
frecuencia su ayuda y protección.
Ellos tienen gran poder para defenderos y sustraeros a
todas las
insidias que os tiende Satanás, Adversario mío y vuestro.
Ahora su protección se intensificará y la advertiréis de
modo
particular, porque han llegado los tiempos de la gran prueba y estáis
para
entrar en un período de gran angustia como no lo ha habido hasta ahora.
A mis órdenes, sentid a vuestro lado a los Ángeles del
Señor, que
serán vuestra defensa y guía, para que pueda cumplirse en cada uno de
vosotros,
cuanto Yo he establecido para el triunfo de mi Corazón Inmaculado.”
Montevideo (Uruguay), 29 de septiembre
de 1981
Fiesta de San Miguel, Gabriel y
Rafael
Reina de los
ángeles
“En la lucha a la que os llamo, hijos predilectos, os
asisten y
defienden particularmente los Ángeles de Luz.
Soy la Reina de los Ángeles.
A mis órdenes están reuniendo de todas las partes del
mundo, a
todos los que llamo a enrolarse en mi gran ejército victorioso.
En la lucha contra la Mujer vestida del Sol y el Dragón
rojo, los
Ángeles tienen la parte más importante a desarrollar. Por esto os debéis
dejar
guiar dócilmente por ellos.
Los Ángeles, Arcángeles y todas las jerarquías celestes
están
unidas con vosotros en el terrible combate contra el Dragón y sus
secuaces. Os
defienden de las asechanzas de Satanás y de los innumerables Demonios,
que están
ahora desencadenados con furia rabiosa y demoledora en todo el mundo.
Ésta es la hora de Satanás y del poder de los Espíritus
del as
tinieblas.
Es su hora que corresponde al momento de su aparente
acción
victoriosa.
Es su hora, pero el tiempo de que disponen es breve y los
días de
su triunfo están contados.
Por esto os tienden asechanzas peligrosas y terribles, y
no
podéis huir de ellas sin un especial auxilio de vuestros Ángeles
Custodios.
¡Cuántas veces al cabo del día éstos habrán intervenido
para
sustraeros a las engañosas maniobras que os tiende, con astucia, mi
Adversario!
Por esto os invito a confiaros cada vez más a los Ángeles
del
Señor.
Tened con ellos una afectuosa intimidad porque están más
cerca de
vosotros que los amigos y personas más queridas.
Caminad a la luz de su invisible pero segura y preciosa
presencia. Ellos ruegan por vosotros, caminan a vuestro lado, os
sostienen en la
fatiga, os consuelan en el dolor, velan vuestro reposo, os toman de la
mano y
dulcemente os ponen en el camino que os he trazado.
Orad a vuestros Ángeles Custodios y vivid con confianza y
con
serenidad las dolorosas horas de la purificación.
En estos momentos, en realidad, el Cielo y la Tierra se
unen en
una extraordinaria comunión de oración, de amor y de acción a las
órdenes de
vuestra Celeste Capitana.”
Curaçao (Archipiélago de las
Antillas), 29 de
septiembre de 1983
Fiesta de los
Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel
La función de
los
Ángeles
“Hoy la Iglesia celebra la fiesta de los Arcángeles
Miguel,
Gabriel y Rafael.
Es también vuestra fiesta, hijos predilectos, porque los
Ángeles
del Señor tienen una parte muy importante que desarrollar en mi plan
victorioso.
He aquí cuál es su función: a mis órdenes libran una
terrible
batalla contra Satanás y todos los malos espíritus. Es una lucha que se
desarrolla, sobre todo, a nivel de espíritus, con inteligencia y con
perfecta
adhesión a los planes de los dos grandes y opuestos caudillos: La Mujer
vestida
del Sol y el Dragón rojo.
Misión de S. Gabriel es la de revestiros de la misma
fortaleza de
Dios.
Él, combate contra la asechanza más peligrosa de Satanás,
la de
debilitaros, llevándoos al desaliento y al cansancio. ¡Cuántos de
vosotros se
han parado en el camino de la consagración, que me han hecho, por causa
de
vuestra debilidad humana!
La debilidad es la causa que os conduce a la duda, a la
incertidumbre, al miedo, a la turbación. Ésta es la tentación de mi
Adversario
para haceros inofensivos, cerrados en vosotros mismos, detenidos en
vuestros
problemas, incapaces de un verdadero empuje apostólico.
El Arcángel Gabriel tiene la misión de ayudaros a crecer
en la
confianza, revistiéndoos de la fortaleza de Dios. Y así os conduce cada
día por
al camino del valor, de la firmeza, de la fe heroica y pura.
Misión de S. Rafael es la de derramar bálsamo sobre
vuestras
heridas.
¡Cuántas veces Satanás logra heriros con el pecado,
golpearos con
sus solapadas seducciones!
Os hace sentir el peso de vuestra miseria, de la
incapacidad, de
la fragilidad y os detiene en el camino de vuestra perfecta donación.
S. Rafael tiene entonces la misión de acompañaros en el
camino
que os he trazado, dándoos aquella medicina que cura todas vuestras
enfermedades
espirituales.
Cada día él hace vuestro caminar más seguro, más firmes
vuestros
propósitos, más valerosos vuestros actos de amor y de apostolado, más
decididas
las respuestas a mis deseos, más atenta la mente a mi designio materno, y
fortalecidos con su bálsamo celestial, proseguís vuestros combate.
Misión de S. Miguel es la de defenderos de los terribles
ataques
que Satanás desencadena contra vosotros.
En estos tiempos, mis predilectos que han acogido mi
invitación y
se han consagrado a mi Corazón Inmaculado, y todos mis hijos que se han
entrado
a formar parte de mi ejército victorioso, son el blanco escogido, con
particular
rabia y ferocidad, por parte de mi Adversario y vuestro.
Satanás os ataca en el campo espiritual con toda clase de
tentaciones y sugestiones para llevaros al mal, a la desorientación, a
la duda y
a la desconfianza. Usa con frecuencia su arma preferida, que es la de la
sugestión diabólica y la de la tentación impura. Os ataca con terribles
insidias, con frecuencia trata de empujaros al peligro; incluso
físicamente
atenta contra vuestra vida e integridad.
El Arcángel Miguel, Patrono de la Iglesia Universal, es
el que
interviene con su gran poder y entra en combate para libraros del
Maligno y de
sus peligrosas asechanzas.
Por esto os invito a invocar su protección con el rezo
diario de
la breve, pero, al mismo tiempo, tan eficaz oración del exorcismo
compuesto por
el Papa León XIII.
Ved aquí, por qué los Ángeles del Señor tienen una
importante
función en la estrategia de la batalla que se está combatiendo: debéis
vivir
siempre en su compañía.
Tienen una misión preciosa e insustituible: están a
vuestro lado
combatiendo vuestra misma batalla; os dan fuerza y valor; os curan
vuestras
numerosas heridas; os defienden del mal y forman, con vosotros, la parte
más
aguerrida del ejército victorioso a las órdenes de la Celeste Capitana.”
Nápoles, 29 de septiembre de 1986
Fiesta de los
Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel
Con vosotros en el combate
“Combatid, hijos predilectos, mis apóstoles, en estos
últimos
tiempos.
Ésta es la hora de mi gran victoria.
Con vosotros en el combate
están también los Ángeles del Señor que, a mis órdenes, cumplen la
misión que Yo
les he confiado.
Todos los Espíritus Celestiales son seres luminosos y
poderosos y
se hallan muy cerca de Dios, a quien aman, sirven, defienden y
glorifican.
En la Luz de la Santísima Trinidad, Ellos ven todas las
insidias
peligrosas y engañosas que os tienden los malos Espíritus, que luchan
contra
Dios y contra su real dominio.
Ésta es una batalla terrible, que se libra sobre todo a
nivel de
espíritus: los buenos contra los malos: los Ángeles contra los demonios.
Vosotros estáis también comprometidos en esta gran lucha y
por
esto debéis confiaros siempre a su segura protección e invocar a menudo,
con la
oración, su poderosa ayuda.
Todos los Espíritus Celestiales conocen mi designio,
saben la
hora de mi triunfo, ven como el ataque del infierno, en estos tiempos
vuestros,
se hace potente, continuo, universal.
Satanás ha logrado establecer su Reino en el mundo y se
siente ya
seguro vencedor.
Pero está cercano el momento de su grande y definitiva
derrota.
Por esto la batalla es cada día más áspera y terrible y también
vosotros, con
los Ángeles del Señor, estáis llamados al combate.
Las armas usadas por los demonios son las del mal, del
pecado,
del odio, de la impureza, de la soberbia y de la rebelión contra Dios.
Las armas esgrimidas por los Espíritus Celestiales, que
están
junto a vosotros en el combate, son las del bien, de la gracia divina,
del amor,
de la pureza, de la humildad y de la dócil sumisión a la Voluntad del
Señor.
Los Espíritus Celestiales tienen también el encargo de
fortaleceros, de curaros de las heridas, de defenderos de las insidias
de mi
Adversario, de protegeros del mal y de conduciros por la vía luminosa de
mi
Querer.
El Arcángel Gabriel, enviado por Dios para recibir el Sí
de
vuestra Madre Celestial, tiene ahora el encargo de recibir vuestro Sí al
Querer
del Padre. Él os refuerza y os sostiene; os conduce por el camino del
valor y
del heroico testimonio a Jesús y a su Evangelio.
El Arcángel Rafael repara vuestra debilidad, derrama
bálsamo en
toda herida dolorosa y os alivia el peso del cansancio y del desaliento
para
continuar en la lucha, con el escudo de la fe y con la coraza del amor y
de la
santidad.
El Arcángel Miguel os defiende de todos los terribles
ataques de
Satanás, que se ha desencadenado particularmente contra vosotros, que
formáis
parte de mi ejército y os dejáis guiar dócilmente por vuestra Celestial
Capitana.
¡Cuántas veces hubierais sido víctimas de los ataques de
Satanás,
si el Arcángel Miguel no hubiese intervenido para vuestra defensa y
protección!
Invocadlo a menudo, con la oración tan eficaz del exorcismo contra
Satanás y los
Ángeles rebeldes para que Él os guíe en esta lucha, de modo que cada uno
de
vosotros pueda cumplir la tarea que le ha sido confiada por la Madre
Celestial.
Uníos, pues, en afectuosa y fraternal comunión de vida,
de
oración y de acción, a todos los Espíritus Celestiales, que están
empeñados con
vosotros en librar la misma batalla y en preparar la gran victoria de
Dios en el
Reino Glorioso de Cristo, que vendrá a vosotros con el triunfo de mi
Corazón
Inmaculado en el mundo.”
Fiesta de los
Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel
Cielo y tierra se unen
"Hijos
predilectos, os llamo de todas las partes de la tierra.
Los Ángeles
de
Luz de mi Corazón Inmaculado están ahora recogiendo de todas partes a
los
elegidos, llamados a formar parte de mi ejército victorioso.
Os marcan
con mi
sello.
Os revisten
de
una fuerte armadura para la batalla.
Os cubren
con mi
escudo.
Os entregan
el
Crucifijo y el Rosario, como armas que usar para la gran victoria.
Ha llegado
el
tiempo de la lucha final.
Por esto los
Ángeles del Señor intervienen de manera extraordinaria y se ponen cada
día al
lado de cada uno de vosotros para guiaros, para protegeros y para
fortaleceros.
Así como, en
estos tiempos, se les ha concedido a los Demonios y a todos los
Espíritus del
mal una gran libertad para sus manifestaciones diabólicas, así también
éstos son
los días en los que a los Ángeles del Señor se les llama a desarrollar
la parte
más importante de mi designio.
Cielo y tierra
se unen en esta hora de la gran lucha final.
Os invito,
pues,
a que todos forméis una sola cosa con los Ángeles y con los Santos del
Paraíso.
Sobre todo
os
invito a orar más a vuestros Ángeles custodios, porque están llamados,
en estos
tiempos, a cumplir una misión particular, que Yo les he asignado, en
relación
con cada uno de vosotros, hijos míos predilectos.
Es deseo de
mi
Corazón, que en el rezo diario del
Ángelus, incluyáis también la oración
del : "Ángel
de Dios".
Os invito a
vivir
siempre en intimidad y comunicación con vuestros Ángeles Custodios.
Llamadlos en
vuestras necesidades; invocadlos en los peligros; asociadlos a vuestro
trabajo;
confiadles vuestras dificultades; buscadlos en el momento de la
tentación.
Ahora, deben
formar una sola cosa con vosotros.
Sobre todo,
sentid junto a vosotros a los Arcángeles, cuya fiesta celebra hoy la
Iglesia: a
San Gabriel, para que os dé la misma fortaleza de Dios; a San Rafael,
para que
sea la medicina de vuestras heridas, y a San Miguel, para que os
defienda de las
terribles insidias que, en estos tiempos, os tiende Satanás.
Caminad con
ellos
en la luz de mi designio y juntos combatid a mis órdenes.
Estáis
llamados
ahora a ver mis mayores prodigios porque habéis entrado en el tiempo de
mi
triunfo".
S. Albert (Alberta), Canadá 29 de
septiembre
de 1990
Fiesta de los Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel
La hora de las
potestades Angélicas
“Hoy celebráis la fiesta de los Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel e invocáis su protección.
En estos tiempos de la gran tribulación os invito a vivir
en
unión de vida con los Ángeles del Señor.
Ellos tienen, hoy, una misión importante que cumplir a
favor
vuestro.
–Os iluminan el camino que debéis recorrer, para ser
fieles a la
consagración que me habéis hecho.
Es un camino difícil y doloroso, marcado por muchos
obstáculos y
amenazado por muchas insidias de mi Adversario.
Los Ángeles os toman de la mano y os conducen por la
senda de la
luz, del amor y de la santidad.
–Os dan valor y consuelo en las muchas dificultades que
debéis
soportar y os sostienen en vuestra debilidad humana.
Están a vuestro lado como verdaderos hermanos, que toman a
pecho
vuestra persona y vuestra vida.
–Os defienden contra los continuos ataques de Satanás,
contra sus
numerosas asechanzas, contra los obstáculos que pone en vuestro camino.
La gran batalla que se está combatiendo ahora es sobre
todo a
nivel de espíritus: los espíritus malos, contra los Espíritus Angélicos.
Vosotros estáis involucrados en esta lucha que se
desarrolla
entre el cielo y la tierra. Entre los Ángeles y los demonios, entre San
Miguel
Arcángel y Lucifer. A los Ángeles del Señor ha sido encomendada la
misión de
defender vuestras personas, la vida de la Iglesia, el bien de toda la
humanidad.
En esta gran Nación, donde te encuentras para celebrar
los
cenáculos, contempla cómo la humanidad engañada por los falsos
espíritus, corre
por la senda del mal y de una gran inmoralidad y cómo la misma Iglesia
está cada
vez más minada por los errores y los pecados y corre peligro de perder
la
verdadera fe, debido a su separación del Papa y la oposición a su
Magisterio.
En estos tiempos perversos vosotros debéis orar mucho a
los
Ángeles del Señor.
Es la hora de las Potestades Angélicas.
Las Potestades Angélicas son las que guían a todos mis
hijos en
la batalla decisiva, para la derrota definitiva de Satanás y la venida
del Reino
glorioso de Cristo, en el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo.”
Omaha-Nebraska (U.S.A.), 29 de
septiembre de
1994
Fiesta de los
Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel
Los Ángeles de
vuestro
tiempo
“Hoy celebráis la fiesta de los Santos Arcángeles
Gabriel, Rafael
y Miguel.
Son los Ángeles de vuestro tiempo.
Son los Ángeles del tiempo conclusivo de la purificación y
de la
gran tribulación.
Son los Ángeles de vuestro tiempo.
A ellos les está confiada una misión especial durante el
período
de la prueba y del gran castigo.
A ellos toca salvar al pueblo de Dios, recoger de todas
partes de
la tierra a quien es llamado a formar parte del pequeño resto, que
permanecerá
fiel, en el seguro refugio de mi Corazón Inmaculado.
Son los Ángeles de vuestro tiempo.
Sobre todo son los Ángeles que os revelan las últimas
vicisitudes
descritas en el Libro sellado.
Al Arcángel San Miguel
se le ha confiado la misión de conducir a la batalla los ejércitos de
los
Ángeles y de mis hijos fieles contra las aguerridas huestes de Satanás,
del mal,
de las fuerzas satánicas y masónicas, ya organizadas a nivel mundial en
una sola
gran potencia, para ponerse contra Dios y contra su Cristo.
San Miguel intervendrá sobre todo para combatir al
antiguo
enemigo Lucifer que, en la última hora, aparecerá con toda la tenebrosa
potencia
del Anticristo.
Suya es la misión de combatirlo y de vencerlo, de
arrojarlo
dentro de su reino de tiniebla y de fuego, ofreciendo a vuestra Madre
Celestial
la cadena con la que lo sujetará y la llave para sellar la puerta del
abismo,
del cual no podrá salir ya más para perjudicar en el mundo.
Al Arcángel San Rafael
se le ha confiado la misión de participar, como médico celestial, en la
gran
batalla, para socorrer y curar a cuantos son golpeados y heridos.
Como restituyó a Tobías la vista, así a millones de mis
pobres
hijos, que se han vuelto ciegos por el pecado, por los errores y por la
gran
tiniebla de vuestros días, dará la vista, para que puedan volver a creer
y a
contemplar el divino esplendor de la Verdad.
Al Arcángel San Gabriel
se le ha confiado la gran misión de anunciar el retorno de Jesús en
gloria, para
instaurar su reino en el mundo.
Como ha venido por Él el anuncio de la primera venida de
mi Hijo
al mundo, así ahora será Él, el mensajero luminoso de la segunda venida
de Jesús
en gloria.
Esta segunda venida sucederá en el poder y la luz, con
Jesús que
aparecerá sobre las nubes del cielo, en el esplendor de su divinidad,
para
someter a Sí todas las cosas. Y así, ante todo el universo creado,
aparecerá el
divino poder de mi hijo Jesús.
Al Arcángel llamado “fortaleza de Dios” se le ha dado el
encargo
de anunciar a todos el próximo retorno de Cristo con la fuerza de su
divino
poder.
Por esto os invito hoy a orar y a invocar la protección
de estos
Arcángeles, llamados a desarrollar una misión tan grande en el tiempo
conclusivo
de la gran tribulación y a llevaros al corazón de los últimos
acontecimientos,
que ahora estáis llamados a vivir con confianza y con una gran
esperanza.”
Río de Janeiro (Brasil), 29 de
septiembre de
1995
Fiesta de los Arcángeles Gabriel,
Rafael y
Miguel
Los tiempos
serán
abreviados
“Mi designio se está cumpliendo ya en todas partes.
Mi pequeño hijo, observa como se realiza el triunfo de mi
Corazón
Inmaculado en el mundo.
Todo cuanto aquí sucede es un signo para ti.
Por decenas de millares mis hijos me están respondiendo,
con un
amor y un entusiasmo tan grande, que conmueve mi Corazón de Madre.
Por la respuesta que por doquier recibo de estos mis
pequeños
niños, Yo intervengo para abreviar los tiempos de la gran prueba tan
dolorosa
para vosotros.
–Los tiempos serán abreviados,
porque soy la Madre de la Misericordia y cada día ofrezco sobre el trono
de la
divina Justicia mi oración, unida a la de los hijos que me responden con
un sí y
se consagran a mi Corazón Inmaculado.
Uno los dolores de mi Corazón a todos los sufrimientos de
los
buenos, que llevan con paciencia la cruz de estos tiempos de la gran
tribulación.
Los dolores de los pobres y de los frustrados, de los
pequeños y
de los marginados, de los pecadores y de los alejados, de los enfermos y
de los
desesperados, de los abandonados y de los oprimidos, son recogidos en el
jardín
de mi sufrimiento materno y son ofrecidos a la divina Justicia en señal
de
reparación y de perenne intercesión.
–Los tiempos serán abreviados,
porque soy vuestra Madre y quiero ayudaros, con mi presencia, a llevar
la cruz
de los dolorosos acontecimientos que estáis viviendo.
Cuántas veces he intervenido ya, para retrasar cada vez
más el
tiempo del inicio de la gran prueba, para la purificación de esta pobre
humanidad, ahora poseída y dominada por el espíritu del Mal.
–Los tiempos serán abreviados,
porque la gran batalla que se combate entre Dios y su adversario es
sobre todo a
nivel de Espíritus y se libra por encima de vosotros.
Esta terrible batalla se desarrolla entre los Espíritus
Celestes
y los espíritus infernales, entre los Ángeles del Señor y los demonios,
entre
las Potencias del cielo y las potencias del infierno.
En esta gran lucha, una misión particular se ha
encomendado al
Arcángel San Gabriel, que os reviste de la misma fortaleza de Dios; al
Arcángel
San Rafael, que vierte bálsamo de curación sobre todas vuestras heridas;
al
Arcángel San Miguel, que conduce a todas las milicias Angélicas a la
completa
victoria sobre los ejércitos infernales.
Por esto os confío a la potente protección de estos
Arcángeles y
de vuestros Ángeles Custodios, a fin de que seáis guiados y defendidos
en la
lucha que ahora se libra entre el Cielo y la tierra, entre el Paraíso y
el
infierno, entre San Miguel Arcángel y el mismo Lucifer, que aparecerá
pronto con
toda la potencia del Anticristo.
Así sois preparados para el gran prodigio que se cumplirá
cuando,
con el triunfo de mi Corazón Inmaculado, descenderá sobre el mundo la
rociada
celeste de la divina Misericordia”.
Fuente: Santísima Virgen.com