viernes, 5 de octubre de 2018

Santa María Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia

 SANTA FAUSTINA KOWALSKA
Apóstol de la Divina Misericordia por SCTJM
Nacida el 25 de agosto de 1905
Muere el 5 de octubre de 1938
Canonizada el 30 de abril del 2000, año jubilar.


 Cuando se anunció la pronta canonización de la Beata Faustina nos llenamos de alegría ya que ella es una de las patronas de nuestra comunidad.  Esta religiosa polaca recibió mensajes de Jesús sobre su Divina Misericordia. Providencialmente esta devoción tan necesaria para nuestros tiempos se ha propagado por el mundo entero. Es un milagro de Dios y un compatriota de Santa Faustina ha sido el gran instrumento: Juan Pablo II.

La misericordia de Dios se revela en toda la historia. Adán y Eva, a pesar de su pecado, reciben la promesa de la redención. En Sodoma, en el tiempo de Noe, ante la esclavitud en Egipto, una y otra vez, Dios busca rescatarnos aunque son pocos los que le responden. Pero la misericordia divina se manifiesta en su plenitud en Jesucristo cuyo corazón traspasado es fuente infinita de misericordia. En el siglo XX Jesús visita a Santa Faustina y le muestra Su corazón traspasado del que emanan rayos de luz blanca (el agua del bautismo) y roja (Su Sangre) y le encomienda la misión de dar a conocer Su misericordia a todos los hombres. Ante la pérdida de la fe del siglo XX, el mensaje de la misericordia se hace urgente pues es la única esperanza de la humanidad.



Enlaces:

Santa Faustina.org>>>
         Divina Misericordia.com>>> 
          Divina Misericordia.org>>>

martes, 2 de octubre de 2018

Fiesta de los Santos Ángeles Custodios: 2 de octubre


En la Sagrada Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero". Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.

Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: "Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".

Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: "A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos". Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: "Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial". Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: "El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida".

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).

Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los  Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amén".

En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.

Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).

San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más".  Así lo narra el santo.




"Y ¿cuáles son los caminos de los ángeles santos? Aquellos de que habló el Unigénito de Dios; diciendo: Veréis a los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre. El ascenso, pues, y el descenso son sus caminos: el ascenso por sí; el descenso, o más bien condescendencia, por nosotros. De modo que aquellos bienaventurados espíritus suben por la contemplación de Dios y bajan por la compasión que tienen de ti, para guardarte en todos tus caminos, Suben al rostro de Dios, bajan a cumplir su voluntad, porque a sus ángeles mandó te guardasen. Mas ni aun bajando pierden la vista de la gloria, pues siempre miran la cara del Padre". (San Bernardo de Claraval).



SAN BERNARDO DE CLARAVAL: 
SERMÓN XII   -   (sobre los ángeles custodios).

Sobre el verso 11: «porque él mandó a sus ángeles cerca de ti
 para guardarte en todos tus caminos»; 
y sobre el 12: «en palmas te llevarán...»

1. Dijimos en el sermón de ayer, si recordáis, que los caminos de los espíritus malignos eran presunción y obstinación; y no callamos el motivo de decir esto. 
Más no creyera desencaminado el que por otra vía investiguemos ahora sus perversos caminos.. Pues aunque por todos los medios procuran ellos ocultarlos, descubre y decláranos de muchas maneras el Espíritu Santo en las santas Escrituras cuáles sean las tretas de los malignos. Leemos de todos ellos que los impíos merodean en torno nuestro. Y de su príncipe leemos que da vueltas sin cesar, buscando a quién devore. Lo cual el también se ve obligado a confesar entre los hijos de Dios, pues siendo preguntado de dónde venia: Vengo, dijo, de dar vuelta a la tierra, y la he recorrido toda. Llamemos, pues, a sus caminos, rodeo y cerco: de éste usa contra nosotros, de aquél consigo mismo. Siempre se subleva y siempre es derribado. Su soberbia puja siempre y siempre es humillada, ¿ Quizá no es esto rodeo? Quien anda, si, mas no adelanta. ¡.Ay del que sigue este rodeo y nunca se aparta de la propia voluntad! Si pretendieres apartarle de ella, aparecerá que va siguiendo algo; pero en el engaño. Es rodeo suyo; está disponiendo volver por otro lado; no se le puede arrancar en modo alguno de su propia voluntad. Por doquier anda afanoso, por todas partes quiere huir, pero queda siempre pegado a su voluntad propia.



2. Pero, si malo es el rodeo propio, mucho peor es el cerco ajeno; y es principalmente el que hace diablo al espíritu malo. 
Pero ¿de qué modo baja aquel espíritu soberbísimo para asaltar al hombre miserable? Mira el rodeo que da el impío. y por ahí lo entenderás. Sus ojos miran todo lo que es sublime, mas también registran curiosamente lo bajo, para envanecerse con más orgullo, y para que, llegando a pisar al humilde, le parezca con esto ser más, según está escrito: Mientras el impío se enorgullece, abrásase el pobre. ¡Qué perversamente el ángel malo imita a los ángeles buenos, que suben y bajan! Él sube con ansias de vanidad y baja con la envidia de su malignidad. Así como es engañosa su subida, es cruel su bajada: estando él destituido de misericordia y de piedad, como dijimos ayer. Pero si bajan los malignos para asaltamos, demos gracias a aquel Señor por cuyo mandato bajan también los ángeles benignos para socorrernos, para guardarnos en todos nuestros caminos. No sólo harán esto, sino que en las palmas de las manos te llevarán, para que no caiga en piedra tu pie.




3. ¡Qué lección, hermanos, qué amonestación, qué consolación tan grande nos ofrecen estas palabras de la Escritura! 
¿Qué salmo, entre todos los demás, esfuerza tan magníficamente a los pusilánimes, despierta a los negligentes, enseña a los ignorantes? Por eso dispuso la Providencia divina que especialmente en este tiempo de la Cuaresma tuviesen sus fieles de continuo en su boca los versículos de este salmo. No parece haberse tomado pie para ello sino del abuso que de este salmo hizo el diablo, para que en esto mismo aquel malicioso siervo sirva a los hijos de Dios, aunque a pesar suyo. ¿Qué podía ser para él tan molesto y para nosotros tan gustoso como el contribuir a nuestro bien su malicia misma? A sus ángeles mandó Dios te guarden en todos tus caminos. Alaben al Señor sus misericordias y sus maravillas con los hijos de los hombres. Confiesen y digan entre l as naciones qué magníficamente ha usado de sus piedades con ellos. ¿Quién es el hombre, Señor, para que te manifiestes a él, o por qué aplicas a él tu corazón? Aplicas a él tu corazón y solícito cuidas, En fin, le envías tu Unigénito, diriges a él tu Espíritu, le prometes tu gloria. Y para que nada haya en el cielo que deje participar en nuestro cuidado, envías aquellos bienaventurados espíritus a ejercer su ministerio para bien nuestro, los destinas a nuestra guarda, les mandas sean nuestros ayos. Poco era para tí haber hecho ángeles tuyos a los espíritus; hácelos también ángeles de los pequeñuelos, pues escrito está: los ángeles de éstos están viendo siempre la cara del Padre. A éstos espíritus tan bienaventurados hácelos ángeles tuyos para con nosotros y nuestros para contigo.


 4. Dios mandó a sus ángeles el cuidar de ti. 
¡Admirable dignación y verdaderamente amor de extrañable caridad! ¿Quién los mandó, a quiénes, para quién, qué les mandó? Consideremos cuidadosamente esto, hermanos míos; encomendemos fielmente a la memoria tan apreciable mandato.

 ¿Quién lo mandó? ¿ De quién son ángeles? ¿ De quién son los preceptos que ejecutan ? ¿De quién es, la voluntad a que obedecen? Verdaderamente a sus ángeles mandó Dios para tí, a que te guarden en todos tus caminos, y aun para que te lleven en sus manos. La suma Majestad mandó a los ángeles, y mandó a los ángeles suyos, a aquellos espíritus tan sublimes, tan dichosos, tan próximos, tan inmediatos a Él, tan familiarmente allegados a El y verdaderamente de su casa.

Mandólos a ti. ¿Quién eres tú, Señor, y quién es el hombre para que pongas en él tu corazón o el hijo del hombre para que tanto le aprecies? ¡Como si el hombre no fuera corrupción y él hijo del hombre un gusano!

Pero ¿qué mandó acerca de ti? ¿Quizá escribió contra tí amarguras? ¿Acaso les mandó que muestren su poder contra esta hoja que arrebata el viento, y que persigan esta paja seca? ¿O que quiten de delante al impío, para que no vea la gloria de Dios? Esto se ha de mandar algún día, pero no está todavía mandado. No te apartes del socorro del Altísimo, persevera bajo la protección del Dios del cielo, no sea que alguna vez se mande esto de ti. No se mandará contra aquel a quien protegiere el Dios del cielo, sino en favor suyo. Por bien suyo se dilata todavía el mandarlo, para que todo sea por causa de los elegidos. Por donde vemos en el Evangelio que, disponiéndose los criados a recoger al punto la cizaña sembrada después del trigo, el providente Padre de familia les dice: Dejad que ambos crezcan hasta la siega, no sea que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Mas ¿cómo el buen grano se podrá conservar hasta el tiempo de la recolección? Este es precisamente el objeto del mandato que Dios ha impuesto a sus ángeles para mientras vivamos en la tierra.


 5. A sus ángeles les mandó te guarden. 
¡Oh tú, que eres trigo entre cizaña, grano entre paja, lirio entre espinas! Demos gracias a Dios, hermanos míos, démosle gracias por mí y por vosotros. Un precioso depósito me había encomendado, que es el fruto de su cruz y el precio de su sangre. Mas no se contentó con esta custodia tan poco segura, tan poco eficaz, tan frágil, tan deficiente; por lo cual puso de guardianes a los ángeles custodios sobre los muros del alma. Y cierto, aun aquellos que parecen muros inexpugnables necesitan de estas defensas.


 6. A sus ángeles mandóles guardarte en todos tus caminos. 
¡Cuánta reverencia debe infundirte, cuánta confianza debe darte! Reverencia por su presencia, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Anda siempre con toda circunspección, como quien tiene presente a los ángeles en todos tus caminos. En cualquier parte, en cualquier lugar, aun el más oculto, ten reverencia al ángel de tu guarda. Y, ¿cómo te atreverías a hacer en su presencia lo que no harías estando yo delante? ¿Dudas acaso que esté presente al no verle? ¿Qué fuera si le vieses? ¿Qué si le tocases? ¿Qué si le olieses? Advierte que no sólo por la vista se comprueba la presencia de las cosas. Ni aun todas las cosas corporales se sujetan a los ojos: ¡cuánto más trascenderán las espirituales a todo sentido corpóreo, y deberán más bien investigarse espiritualmente!
Si consultas a la fe, ella te prueba que no te falta la presencia del ángel. Y no me pesa el haber dicho que la fe lo prueba, cuando el Apóstol la define: Prueba cierta de las cosas que no se ven. Están, pues, presentes, y están presentes para tu bien: no sólo  están contigo sino que están para tu defensa. Están presentes para protegerte, están presentes para provecho tuyo. ¿Con qué pagarás al Señor por todos los bienes que te ha hecho, pues a El sólo debe tributarse el honor y la gloria? ¿Por qué a El sólo? Porque El es quien lo mandó, y todo don precioso no es de otro sino suyo.


7. Pero aunque Él lo mandó, no debemos ser ingratos con aquellos que le obedecen con tanto amor y nos amparan en tanta indigencia. Seamos, pues, devotos, seamos agradecidos a custodios tan dignos de aprecio, correspondamos a su amor, honrémosles cuanto podamos, cuanto debemos. Mas todo amor y  honor deben ir dirigidos a aquel Señor de cuya mano, así ellos como nosotros recibimos el poderle amar y honrar y merecer ser amados y honrados. Porque no se ha de creer que al decir el Apóstol: A solo Dios sea honor y gloria, pretendió contradecir a las palabras del profeta que dice que también los amigos de Dios deben ser honrados de un modo peculiar. Pienso yo que esta expresión del Apóstol es muy semejante a otra también suya en que dice: No debáis a nadie sino el mutuo amor; pues no quería contrajesen otras deudas que éstas especialmente, habiendo dicho poco antes: Pagad a todos lo debido: al que se le debe honor, dadle honor; y otras cosas por el estilo. Y para que entiendas más plenamente qué sentía en uno y en otro pasaje y  qué nos amonestaba en ellos, repara que no se divisan los astros menores cuando brillan los rayos del sol. ¿Pensaremos acaso que falten entonces las estrellas o que se hayan apagado? De ningún modo, sino que, cubiertas de alguna manera con la mayor claridad del sol, no pueden entonces presentarse a la vista. Así el amor, que de suyo es superior a otra cualquiera deuda, como si fuera solo debe en nosotros reinar; de suerte que todo lo que se debe a los demás lo embeba en sí y por amor lo hagamos todo.

Así sí también debe prevalecer el honor divino y en alguna manera como perjudicar a los otros todos, para que sólo Dios, no precisamente sea honrado ante todos, sino en todos. Lo mismo debes tener por dicho acerca del amor. Porque ¿qué pudo dejar fuera de él para los demás quien todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas dió a su Señor y Dios en el amor?

En El, pues, hermanos míos, amemos afectuosamente a sus ángeles como a quienes han de ser un día coherederos nuestros, siendo por ahora abogados y tutores puestos por el Padre y colocados por El sobre nosotros. Ahora somos hijos de Dios, aunque todavía no se manifiesta lo que seremos; por cuanto, siendo todavía párvulos, estamos bajo abogados y tutores, sin diferir ahora en nada de los siervos...


 8. Mas aunque somos tan pequeños y nos queda aún tan largo, y no sólo tan largo, sino tan peligroso camino, ¿Qué temeremos teniendo tales custodios? 
Ni pueden ser vencidos ni engañados, y mucho menos pueden engañar los que nos guardan en todos nuestros caminos. Fieles son, prudentes son, poderosos son. ¿De qué temblamos? Solamente sigámosles, juntémonos a ellos, y perseveraremos bajo la protección del Dios del cielo. Considera cuánto necesitas esta protección y custodia en todos tus caminos. En sus manos, dice, te llevarán, para que no tropiece tu pié  en piedra. ¿Te parece poco que haya piedras de tropiezo en el camino? Mira lo que sigue: Andarás sobre el áspid y el basilisco, y hollarás al león y al dragón. ¡Qué necesario es el hayo para que guíe y proteja al párvulo metido en tales peligros! Pues bien: En sus manos, dice, te llevarán, te guardarán en tus caminos y te acompañarán por doquiera que vayas. Y no permitirán que seas tentado por encima de tus fuerzas, sino que te llevarán en sus manos para que evites los tropiezos. ¡Qué fácilmente pasa el que es llevado en tales manos! ¡Qué suavemente nada, según el vulgar proverbio, aquel cuya barba otro sustenta!


 9. Siempre, pues, que vieres levantarse alguna tentación o amenazar alguna tribulación, invoca a tu guarda, a tu conductor, al protector que Dios te asignó para el tiempo de la necesidad y de la tribulación. 
Dale voces y dile: ¡Sálvanos, Señor, que perecemos!. No duerme ni dormita, aunque por breve tiempo disimule alguna vez; no sea que con mayor peligro te precipites de sus manos, si ignoras que ellas te sustentan. Espirituales son estas manos, como también lo son los auxilios que a cada uno de los elegidos prestan, según sea el peligro y la dificultad que han de superar más o menos grande.

Quiero, para mayor claridad, poner un ejemplo de lo que juzgo más comunes, y que pocos de vosotros habrá dejado de experimentar. ¿Se turba alguno de vosotros con mayor vehemencia por alguna incomodidad corporal, o alguna aflicción por las cosas del mundo; o desmaya con acidia de espíritu y caimiento del ánimo? Pues entonces es cuando ya comienza a ser tentado más allá de lo que pueden sus fuerzas: ya dará golpe y tropezará en la piedra si no hay quien le socorra. Pero ¿ cuál es esta piedra? Entiendo que es aquella Piedra de tropiezo 'y escándalo, en la cual, si alguno tropezare, se lastimará, pues aquel sobre quien cayere le hará pedazos; esta Piedra angular no es otra que aquella Piedra escogida y preciosa, Cristo Jesús. Tropezar en esta Piedra es quejarse de él, escandalizarse por el abatimiento de espíritu y la turbación. Así, necesita el socorro del ángel, de los angélicos consuelos y de las angélicas manos, ese hombre que ya desmayó, ya casi tropezó contra la Piedra. Y verdaderamente tropieza contra la Piedra el que se queja, murmura y quizá blasfema de la Providencia, estrellándose a sí propio, y no aquel contra quien viene dar con furia.


 10. Juzgo que hombres como éstos algunas veces son levantados como con dos manos por los ángeles, 
para que sin sentirlo ellos, por decirlo así, pasen por encima del tropiezo del que tanto recelaban; y no se admiran poco después, así de la facilidad que sienten en sí mismos en adelante como de haber superado la anterior dificultad.

¿Queréis saber que entiendo yo por estas dos manos? Dos conocimientos vivos que se excitan en nuestra alma, cuando se presentan o más bien se pintan e imprimen en nuestro corazón, por una parte la brevedad de la tribulación y por otra la eternidad del premio eterno, a fin de que en lo íntimo del afecto sintamos y consideremos que el momento breve y leve de nuestra tribulación produzca arriba en nosotros un peso eterno de gloria. ¿Quién no creerá que tan buenas sugerencias son obra de los ángeles buenos, siendo, por el contrario, cierto que las malas proceden de los malos? Familiarizaos con los ángeles, hermanos míos; frecuentad con asidua meditación y devota oración a los que os asisten para vuestra custodia y consolación.


lunes, 1 de octubre de 2018

Santa Teresita de Lisieux

SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS
( LISIEUX )
1873-1897
1. ORACIONES


 Páginas: 1. Oraciones | 2. Novena | 3. Triduo


  • Festividad: 1 de octubre
  • Doctora de la Iglesia
  • Fecha de canonización: 17 mayo de 1925 por el Papa Pío XI
  • Nacionalidad: francesa
  • Patrona: misiones de Africa, enfermos de SIDA, pilotos de aviación, floristas, jardineros, Francia, enfermos, misiones en general, restauración de la libertad religiosa en Rusia, Rusia.

(Fuente: Patron Saints Index)

[Fotografía de Santa Teresa de Lisieux]



ORACIÓN PARA PEDIR UN FAVOR

¡Santa Teresita! Vengo a tus plantas lleno de confianza a pedirte favores. La Cruz de la vida me pesa mucho y no encuentro más que espinas entre sus brazos. ¡Florecitas de Jesús! Envía sobre mi alma una lluvia de flores de gracia y de virtud, para que pueda subir el Calvario de la vida embriagado en sus perfumes. Mándame una sonrisa de tus labios de cielo y una mirada de tus hermosos ojos... Que valen más tus caricias que todas las alegrías que el mundo encierra. ¡Dios mío! Por intercesión de Santa Teresita dáme fuerza para cumplir con mi deber y concédeme la gracia que en esta oración te pido.
Amén

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POR LAS MISIONES

Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que has sido justamente proclamada Patrona de las Misiones de todo el mundo: acuérdate de los ardentísimos deseos de mostrarte, cuando vivías en la tierra, de querer plantar la Cruz de Jesucristo en todas las naciones, y anunciar el Evangelio hasta la consumación de los siglos. Te suplicamos que ayudes, según tu promesa, a los sacerdotes, a los misioneros y a toda la Iglesia. Así sea.
Santa Teresita del Niño Jesús ¡Ruega por nosotros!

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ORACIÓN

Oh bienaventurada Santa Teresita del Niño Jesús, que habéis prometido hacer caer una lluvia de rosas, desde el cielo, dirigid a mí vuestros ojos misericordiosos y escuchadme en mis múltiples necesidades. Grande es vuestro poder porque Dios os ha hecho grande entro los santos del cielo.
Os suplico, pues, oh mi amable protectora, me alcancéis de Dios las gracias que os pido, siempre que sea para mayor honra de Dios y salvación de mi alma. Os suplico de un modo especial que me hagáis participar de las rosas que nos habéis prometido, apartando mi corazón de las vanidades y placeres caducos de esta vida, y enseñándome a amar a Jesús y a María con amor verdadero, para que así pueda un día gozar con vos de la eterna bienaventuranza. Así sea.

V. Rogad por nosotros, oh bienaventurada Santa Teresita. Para que seamos dignos de la lluvia de rosas que nos habéis prometido.

Fuente: Devocionario.org



domingo, 30 de septiembre de 2018

El Papa pide rezar cada día el Rosario por la Iglesia en octubre

El Papa pide rezar cada día el Rosario por la Iglesia en octubre



A través de la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre pide a los católicos de todo el mundo que recen con especial empeño el Santo Rosario, invocando a la Virgen María y al Arcángel San Miguel para que ayuden a la Iglesia en estos tiempos difíciles, y la defiendan de los "ataques del demonio".
Ciudad del Vaticano

Durante este mes de octubre el Papa Francisco pide a todos los fieles que hagamos un esfuerzo mayor en nuestra oración personal y comunitaria.

Por ello, nos invita a rezar el Santo Rosario cada día y con especial devoción, pidiendo a la Virgen María que ayude a la Iglesia en estos tiempos de crisis, y nos pide también invocar la intercesión del Arcángel San Miguel, “Jefe de los Ejércitos celestes”, para que la defienda de los ataques del maligno.

La difusión de esta intención del Santo Padre ha sido encargada a la Red Mundial de Oración del Papa, y en este contexto, su director, padre Frédéric Fornos SJ, explica en entrevista para Vatican News, la importancia de sumarnos a la petición de Francisco.

«Esta petición llega ahora, en particular, tras estos últimos meses donde la Iglesia vive situaciones difíciles, entre ellas, han aparecido con mucha más fuerza que antes, abusos sexuales, abusos de poder y de conciencia por parte de clérigos, personas consagradas y también laicos; sumando así divisiones internas. Y ciertamente, muchos católicos piensan que es un momento difícil de confusión donde se escuchan cosas que pueden sorprender, incluso horrorizar...».

«Cosas que son favorecidas por el mal espíritu, como dice San Ignacio de Loyola, "el mortal enemigo de la naturaleza humana", es decir; el enemigo que quiere destruir nuestro interior», explica el padre Fornos destacando que en la tradición cristiana el mal tiene diversas figuras como la de satanás, que en hebreo significa el adversario; o el diablo que viene de la palabra griega diabolos... “el acusador, el que divide, el que siembra discordia”.

El seductor del mundo y padre de la mentira
En la Biblia, se encuentran muchas figuras como estas para ayudarnos a percibir la realidad del mal, "hablamos del seductor del mundo, el padre de la mentira, que nos ataca y encuentra complicidades en nuestro corazón", añade el director de la Red Mundial de Oración del Papa, afirmando que vivimos “dentro de un combate espiritual en el cual la Iglesia está desde un inicio y en el que cada uno de nosotros está involucrado, ya sea en su vida personal, espiritual y comunitaria”.

"Como vemos el mal se manifiesta de varias maneras y la misión de evangelización de la Iglesia se hace más difícil, incluso se va desacreditando"-asegura nuestro entrevistado- destacando que parte de ello se debe a nuestra responsabilidad al dejarnos llevar por las pasiones que no nos abren a la verdadera vida, entre ellas: la riqueza, la vanidad y el orgullo.

“ En la tradición bíblica, se encuentran muchas figuras como estas para ayudarnos a percibir la realidad del mal, hablamos del seductor del mundo, el padre de la mentira, que nos ataca y encuentra complicidades en nuestro corazón ”

 "Son los escalones por los cuales quiere arrastrarnos el mal, el cual es un seductor. Trayendo pensamientos e intenciones buenas... poco a poco va llevando a la persona a sus perversas intenciones, como la discordia y la mentira", argumenta Fornos.

Ser fieles a la cruz, como María
Por otra parte, el sacerdote jesuita hace hincapié en que el Papa Francisco nos recuerda en su Carta al Pueblo de Dios, del 20 de agosto del 2018, que «si un miembro sufre, todos sufren con él… cuando experimentamos la desolación que nos producen estas llagas eclesiales, con María nos hará bien instar más en la oración (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 319), buscando crecer más en amor y fidelidad a la Iglesia».

Recemos el Santo Rosario
Frente a esta situación el Pontífice pide que todos los católicos y todos los fieles, recemos de manera intensa y especialmente cada día del mes de octubre,  el Santo Rosario, para que la Virgen María, “quien siempre estuvo a los pies de la cruz de Jesús y no se dejó vencer por el miedo”, ayude a la Iglesia en estos momentos de dolorosa dificultad; a la vez que invocamos el poder del Arcángel San Miguel, "jefe de los ejércitos celestes y protector de la Iglesia" (Apocalipsis 12, 7-9); para que la defienda de los ataques y trampas del maligno.

Y así, el Papa nos invita al final del Rosario, a concluir recitando una de las invocaciones más antiguas a la Santa Madre de Dios; el “Sub Tuum Praesidium”:

 “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita! ”

junto con la oración tradicional a San Miguel escrita por León XIII:

“ San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. ”

Por su parte, la Red Mundial de Oración del Papa iniciará este pedido del Santo Padre el 1° de octubre, día de Santa Teresita de Lisieux, rezando con especial intensidad a lo largo de todo el mes.