Fiesta: 19 de septiembre
Historia de La Salette
Introducción
Sucedió este
gran acontecimiento en una meseta montañosa al sudeste de Francia, cerca del
poblado de La Salette. Un
niño llamado Maximino Giraud, de once años y Melanie Mathieu de quince años
estaban cuidando el ganado. Melanie estaba acostumbrada y entrenada a este tipo
de trabajo desde que tenía nueve años de edad, pero todo era nuevo para
Maximino. Su padre le había pedido que lo hiciera como un acto generoso para
cooperar con el granjero que tenía a su ayudante enfermo por esos días.
Narración de la Aparición según la
vidente Melanie
El día 18 de
septiembre, de 1846, víspera de la
Aparición de la Santísima Virgen, estaba yo sola como siempre
cuidando el ganado de mi amo, alrededor de las once de la mañana vi a un niño
que se aproximaba hacía mí. Por un momento tuve miedo, pues me parecía que
todos deben saber que evitaba todo tipo de compañía. El niño se acercó y me
dijo:
"Hey
niña, voy a ir contigo, soy de Corps". A estas palabras mi malicia natural
se mostró y le dije: "No quiero a nadie a mi alrededor. Quiero estar
sola". Pero el, siguiéndome, dijo: "Mi amo me envió aquí para que
contigo cuidara el ganado. Vengo de Corps". Me separé molesta de el,
dándole a entender que no quería a nadie alrededor mío. Cuando estaba ya a
cierta distancia me senté en la hierba. Usualmente de esta forma hablaba a las
florecitas o al Buen Dios.
Después de un
momento, detrás de mí estaba Maximino sentado y directamente me dijo:
"Déjame estar contigo, me portaré muy bien". Aún en contra de mi
voluntad y sintiendo un poco de lástima por Maximino le permití quedarse. Al
oír la campana de la Salette
para el Angelus, le indiqué elevar su alma a Dios. El se quitó el sombrero y se
mantuvo en silencio por un momento. Luego comimos y jugamos juntos. Cuando cayó
la tarde bajamos la montaña y prometimos regresar al día siguiente para llevar
al ganado nuevamente.
Al día
siguiente, sábado, 19 de septiembre, de 1846, el día estaba muy caluroso y los
dos jovencitos acordaron comer su almuerzo en un lugar sombreado. Melanie había
descubierto que Maximino era muy buen niño, simple y dispuesto a hablar de lo
que ella deseara. Era muy flexible y juguetón, pero si un poco curioso.
Llevaron el ganado a una pequeña quebrada y encontrando un lugar agradable
decidieron tomar una siesta. Ambos durmieron profundamente. Melanie fue la
primera en despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces rápidamente
llamó a Maximino. Juntos fueron en su búsqueda por los alrededores y lo
encontraron pastando plácidamente.
Los dos
jóvenes volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían llevado su
almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta divisaron un
globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino si el ve lo
que ella esta viendo. ¡Oh Dios mío!, exclamó Melanie dejando caer la vara que
llevaba. Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese momento y se
sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el corazón latiéndole
más rápidamente. Vieron a una Señora que estaba sentada en una enorme piedra. Tenía
el rostro entre sus manos y lloraba amargamente.
Melanie y Maximino estaban
atemorizados, pero
la Señora,
poniéndose lentamente de pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacía
ella y les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que tenía grandes e importantes
nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes
se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese
momento adherirse al de la bella Señora.
La Señora era alta y de
apariencia majestuosa. Tenía un vestido blanco con un delantal ceñido a la
cintura, no se podría decir que era de color dorado pues estaba hecho de una
tela no material, más brillante que muchos soles. Sobre sus hombros lucía un
precioso chal blanco con rosas de diferentes colores en los bordes. Sus zapatos
blancos tenían el mismo tipo de rosas. De su cuello colgaba una cadena con un
crucifijo. Sobre la barra del crucifijo colgaban de un lado el martillo y del
otro las tenazas. De su cabeza una corona de rosas irradiaba rayos luminosos,
como una diadema. En sus preciosos ojos habían lágrimas que rodaban sobre sus
mejillas. Una luz más brillante que el sol pero distinta a éste le rodeaba.
Le dijo a los
jovencitos que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría
sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de
Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La gente no observa el Día del
Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres
mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más que
hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es
ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La
desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que
hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada".
Ella continuó
conversando y les predijo una terrible hambruna y escasez. Dijo que la cosecha
de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año anterior.
Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y blasfemaron
contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la cosecha
volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo al
golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Después, la Señora comunica a cada
joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una
petición especial que el mismo les haría.
La Señora agregó que si el
pueblo se convirtiera, las piedras y las rocas se convertirían en trigo y las
patatas se encontrarían sembradas en la tierra. Entonces preguntó a los
jovencitos: "¿Hacéis bien vuestras oraciones, hijos míos?"
Respondieron los dos: ¡Oh! no, Señora; no muy bien."
"¡Ay,
hijos míos! Hay que hacerlas bien por la noche y por la mañana. Cuando no
podáis hacer más, rezad un Padrenuestro y un Avemaría; y cuando tengáis tiempo
y podáis, rezad más."
Con su voz
maternal y solícita les termina diciendo: "Pues bien, hijos míos, decid
esto a todo mi pueblo". Luego continuó andando hasta el lugar en que
habían subido para ver donde estaban las vacas. Sus pies se deslizan, no tocan
más que la punta de la hierba sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa
Señora se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente para ver
a donde se dirige. La Señora
se eleva despacio, permanece unos minutos a unos metros de altura (aprox. 3-5 m.). Mira al cielo, a su
derecha (¿hacia Roma?), a su izquierda (¿Francia?), a los ojos de los niños, y
se confunde con el globo de luz que la envuelve. Este sube hasta desaparecer en
el firmamento.
Al principio
solo algunos creían lo que los jóvenes decían haber visto y oído. Los
campesinos que habían contratado a los jóvenes estaban sorprendidos que, siendo
estos tan ignorantes, fueran capaces de transmitir y relacionar tan complicado
mensaje tanto en francés, el cual no entendían bien, como en patuá en el cual
describían exactamente lo que decían.
A la mañana
siguiente Melanie y Maximino fueron llevados a ver al párroco. Era un sacerdote
de edad avanzada, muy generoso y respetado. Al interrogar a los jóvenes,
escuchó todo el relato, ante el cual quedó muy sorprendido y realmente pensó
que ellos decían la verdad. En la
Misa del domingo siguiente habló de la visita de la Señora y su petición.
Cuando llegó a oídos del obispo que el párroco había hablado sobre la aparición
desde el púlpito, éste fue reprendido y reemplazado por otro sacerdote. Esto no
es sorprendente ya que la
Iglesia es muy prudente en no hacer juicios apresurados sobre
apariciones.
Melanie y
Maximino eran constantemente interrogados tanto por los curiosos como por los
devotos. Ellos simplemente contaban la misma historia, repitiéndola una y otra
vez. A los que estaban interesados en subir la montaña, les señalaban el lugar
exacto donde la Señora
se había aparecido. En varias ocasiones fueron amenazados de ser arrestados si
no negaban lo que continuaban diciendo. Sin ningún temor y vacilación
reportaban a todos los mensajes que la Señora había dado.
Surgió una
fuente cerca del lugar donde
la
Señora se había aparecido y el agua corría colina abajo.
Muchos milagros empezaron a ocurrir. Las terribles calamidades que fueron
anunciadas se empezaron a cumplir. La terrible hambruna de patatas de 1846 se
difundió, especialmente en Irlanda donde muchos murieron. La escasez de trigo y
maíz fue tan severa que más de un millón de personas en Europa murieron de
hambre. Una enfermedad afectó las uvas en toda Francia. Probablemente el
castigo hubiera sido peor de no haber sido por los que acataron el mensaje de
La Salette. Muchos
comenzaron a ir a misa. Las tiendas fueron cerradas los domingos y la gente
cesó de hacer trabajos innecesarios el día del Señor. Las malas palabras y las
blasfemias fueron disminuyendo.
Las profecías
sobre el deterioro de las cosechas y la hambruna se cumplieron.
(La Virgen) dijo que habría un castigo, y que las
uvas se marchitarán. Yo fui a estudiar qué había sucedido con las uvas en
Francia después de 1846. Después de las apariciones, hizo su aparición un hongo
parásito que agrede a la uva, esparciendo el oidio, una enfermedad de la vid
nunca vista en Francia hasta entonces. Cuando desapareció, se manifestó
enseguida la filoxera, un piojo microscópico que destruyó la mitad de las viñas
de todo el país. Se encontró un remedio para la filoxera, pero apareció
inmediatamente la peronospera, una enfermedad desconocida en Europa, y
originaria de América. Las pocas vides que habían logrado salir sanas y salvas
de los flagelos precedentes, fueron destruidas por el nuevo mal. He investigado
también en los archivos y en las bibliotecas francesas: en Francia no existe
una sola especie de vid anterior a 1847. Todas las que existían murieron. Una
terrible predicción que se cumplió totalmente... -Vittorio Messori en Hipótesis sobre María.
Algunos puntos del importante secreto dado por la Virgen a Melanie
La Hermosa Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años más tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que el no oyó. Este secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la Iglesia a la aparición ya que fue divulgado posteriormente.
Melanie: Esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las sociedades y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará a los hombres a si mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.
Los malos libros abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir a esos espíritus. Algunas personas serán transportadas de un lugar a otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios.
Habrá por todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y a dominar con orgullo!
Dado el olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a sus días.
Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
En los conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará de toda su malicia para introducir en la órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la tierra.
Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorará mi ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles para que mueran todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres dados al pecado perecerán y la tierra quedará como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los hombres no será larga: 25 años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son la causa de todos los males que suceden en la tierra.
Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho Hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin de que los conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así , en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu; finalmente llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, Yo estoy con vosotros y en vosotros con tal que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número que ahí veis; pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines .
La Virgen Santísima predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha indicada, afectando naciones, a la Iglesia y al mundo entero.
APROBACIÓN
ECLESIÁSTICA
El Obispo de la Salette encargó a dos
teólogos la investigación de la aparición y de todas las curaciones
registradas. Durante cinco años se hicieron las más minuciosas investigaciones.
En toda Francia, en aproximadamente ochenta diferente lugares, los obispos
encargaron canónigos que investigasen las curaciones milagrosas a través de las
oraciones a Nuestra Señora de la
Salette y del agua de la fuente. Cientos de milagrosos
favores fueron registrados.
El Santo
Padre, Pío IX, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Salette. Pidió a
los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito. Tiempo
después dirá el Santo Padre: "Estos son los secretos de la Salette, si el mundo no se
arrepiente, perecerá".
Proclama de
milagros
1-Mellon
Joli, Arzobispo de Sens, Obispo de Auxerre, Primado de las Galias y de Germania
"Visto
el informe de la Comisión
nombrada por Nos el 24 de enero de 1848 para una investigación jurídica sobre
una curación extraordinaria ocurrida en Avallon el 12 de noviembre de 1847 en
la persona de Antoinette Bollenat después de una novena a la Stma. Virgen;
invocada con el nombre de Ntra. Sra. De La Salette; vistos los interrogatorios a los
testigos y médicos... habiendo pedido el parecer de mi Consejo, invocado el
santo nombre de Dios, declaramos para la gloria de Dios, la glorificación de la Stma. Virgen y la
edificación de los fieles, que dicha curación presenta todas las condiciones y
caracteres de milagrosa" -4 de
Marzo de 1849,
2- Luis
Rossat, Obispo de Verdún
"Declaramos
cierto e incontestable el hecho de la curación instantánea y mantenida desde el
1 de abril de 1849 hasta el día de hoy, en la persona de Martin, alumno de
nuestro Seminario Mayor, según la relación que ordenamos hacer, muy difícil de
explicar por solas las fuerzas naturales; y Nos ha sorprendido que los alumnos
de nuestro Seminario unánimemente lo hayan atribuido a la intervención
sobrenatural de la Stma.
Virgen".
La relación
citada, firmada por el superior del Seminario, el ecónomo y tres profesores,
afirma que M. Martin es un edificante clérigo menor, de entera confianza.
Durante el curso, hasta el 1 de abril, apenas podía apoyarse en la pierna
izquierda, con dolores continuos, que no le permitían seguir los actos de la
comunidad. El Obispo decidió que no se le admitiera a las órdenes menores hasta
que no estuviese totalmente curado. El 1 de abril comenzó una novena a Ntra.
Señora de La Salette,
y su director espiritual a las 6 de la tarde le dio un frasco de agua de La Salette. A las siete
andaba, subía y bajaba corriendo las escaleras. La curación produjo una fuerte
impresión en todo el Seminario." -1 de Agosto de 1849
3- Clemente,
Obispo de la Rochelle
y de Saintes
"...oído
el testimonio de muchos personajes sobre la curación repentina de Madame Bonnet
de una enfermedad incurable, como consecuencia de una novena que hizo a Ntra.
Sra. De La Salette;
examinado atentamente el proceso verbal pedido al Dr. M. Kemmerer, que
atestiguó la imposibilidad absoluta de dicha curación con los remedios humanos;
consultado nuestro Consejo e invocadas las luces del Espíritu Santo,
pronunciamos que no puede ser atribuida nada más que a una intervención
sobrenatural". -12 de enero de 1855
Una preciosa
basílica fue construida en el lugar de la aparición, seis mil pies sobre el
nivel del mar. En la actualidad junto a la basílica hay un centro de acogida a
los peregrinos con alojamiento.
Una nueva
congregación de sacerdotes fue fundada: "Sacerdotes misioneros de Nuestra
Señora de la Salette"que
tienen casas y escuelas alrededor del mundo. Para fomentar su trabajo y
contribuir en la propagación de los mensajes de Nuestra Señora de penitencia,
una confraternidad fue fundada, y fue elevada casi instantáneamente a
Archicofradía. Una congregación de religiosas, las Hermanas de Nuestra Señora
de la Salette,
fue establecida para ayudar a mujeres peregrinas y a los enfermos. Muchos
peregrinos llegan anualmente a la
Basílica y con espíritu de penitencia suben la montaña.
Muchos milagros se dan en el cuerpo y en el alma dependiendo de la devoción de
los fieles y la gracia de Dios.
Al
preguntarnos cual es el significado y la gracia derramada a la humanidad el 19
de septiembre, de 1846, encontramos aspectos de la Palabra de Dios que son
recordados en el mensaje enviado del cielo a través de la Virgen de la Salette.
Gran
significado evangélico
"Para
ver y entender"
"Por eso
les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni
entienden" (Mt. 13:13)
Antes de
hablar, la Señora
se comunica con señales. María la madre de Jesús y madre nuestra, irradia la
luz de la resurrección. El brillo de su rostro es tanto que Maximino es incapaz
de mirarla permanentemente y a Melanie le deslumbra su presencia. Su vestidura,
como las de Cristo en la montaña el día de la Transfiguración,
de igual forma resplandece de luz. La luz procede del gran Crucifijo que tiene
sobre su pecho. Apareciéndose en la
Salette, María Santísima continúa llevando a cabo la misión
que recibió al pie de la cruz: tomar el sufrimiento y el dolor por nosotros
para darnos vida en la Fe.
"pués nunca entre vosotros me precié de conocer otra cosa sino a
Jesucristo, y a éste crucificado". (1Cor 2:2).
El crucifijo
está entre un martillo y unas tenazas, los instrumentos de la Pasión. De los hombros
de la hermosa Señora cae una larga cadena, el símbolo bíblico del pecado y de
las injusticias cometidas por nosotros contra nuestros hermanos. Paralelamente
a las cadenas, en los bordes del chal, la hermosa Señora tiene rosas de muchos
colores. Esto nos recuerda al rosario. Desde nuestras raíces humanas hasta la
cruz y de la cruz a la gloria y al festín celestial. También hay rosas
alrededor de su cabeza, como una diadema de luz y alrededor de sus pies. .
"He arraigado en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su
heredad. Como plantel de rosas en Jericó" ( Eclco 24:12).
La Constitución Gaudium
et Spes (13) del Concilio Vaticano II, nos dice "De ahí que el hombre está
dividido dentro de sí mismo. Por eso toda vida humana, individual o colectiva,
se nos presenta como una lucha dramática, entre el mal y el bien, entre las
tinieblas y la luz. Más aún el hombre se encuentra incapacitado para resistir
eficazmente por sí mismo a los ataques del mal, hasta sentirse como aherrojado
con cadenas".
Escuchen y
pónganlo en práctica (Luc 6:46, 8:21, 11: 28, Sant 1:25-27)
Por la
maternal caridad de la
Virgen Santísima, Ella intercede, a Ella le importa y
continúa trayendo los dones de la salvación eterna a nosotros, hermanos de su
Hijo, quienes aún estamos peregrinando en esta tierra, rodeados de peligros y
dificultades hasta el día de entrar a la patria feliz.
La Santísima Virgen
habla el idioma de su pueblo. La Virgen Santísima es una "hija de
Israel" que vivió en una cultura específica. Ella se aparece también
comunicándose según la cultura de sus hijos. Hay una gran consonancia entre su
preocupación y el lenguaje del pueblo. En la Biblia, la Palabra de Dios se manifiesta de una forma
concreta en la historia del pueblo de Dios. María como hija de Israel nos
enseña a descubrir a través de los eventos y situaciones de la vida, la
presencia discreta de Dios quién "hace maravillas" y quien
"recuerda su amor a su pueblo"
Ella nos
llama a la conversión urgentemente. Por su inmenso amor, se preocupa por
nuestra indiferencia religiosa y por nuestros pecados, pero también por
nuestras problemas y esperanzas.
La Virgen se sitúa en la
tradición de los profetas. Un profeta es aquel a quien Dios le confía la misión
de hablar en su Nombre al pueblo, para revelar a este pueblo en los eventos
pasajeros de este mundo la llamada a un mayor amor. En la Salette, la Virgen toma en cuenta la
actual situación de las cosechas: el trigo, las patatas, las uvas y las nueces.
Ella empieza con la predicción pesimista de los granjeros: hambruna y muerte
infantil si el trigo continua así. Dice que nosotros no prestamos atención y
luego lanza el reto a cada alma, "Así se convierten" Nos recuerda la
llamada de Aquel que es la
Palabra: El reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva (Mc1:15),
y otra vez dice: No os preocupéis, busca primero el reino de Dios y su
justicia.(Mt. 6:33). En realidad es una llamada del Evangelio que quizá hemos
olvidado y la Virgen
Santísima nos la recuerda. Analizando su discurso nos damos
cuenta de las grandes verdades encontradas en los Evangelios.
Todo se
conjuga en Cristo: Cristo crucificado y resucitado. El papel de María Santísima
respecto a todo creyente es unirnos a Jesús, en nuestras luchas, batallas y
sacrificios tenemos la oportunidad diaria de ser transfigurados en Cristo.
En el Nombre
de Cristo te imploramos ( Juan 20:31; Hech 4:12)
La Virgen Santísima,
modelándose en Jesús resucitado, viene como mensajera de paz, esa paz que es
fruto del Evangelio vivido. La
Virgen viene a implorarnos que retornemos a Jesús. Nos pide
también que, en unión con ella seamos mensajeros. La Buena nueva necesita ser
proclamada, oída y difundida.
La Virgen dijo: "Si mi
pueblo no quiere someterse..." En
estos tiempos modernos es difícil oír palabras de advertencia. Pero la Virgen no viene a quitarnos
la libertad ni para amenazar, sino para invitarnos a vivir en el reinado y
liderazgo de Cristo, en comunión con su voluntad. Esta sumisión la cual es
comunión con Dios es la que María, la humilde esclava del Señor, vivió desde la Anunciación hasta la Crucifixión y Pentecostés.
Y es por eso que todas las generaciones la llamarán bendita.(Luc1:48)
Nunca
podremos recompensar el dolor que la
Virgen ha sufrido por nosotros, pero ello es razón para
responder lo más generosamente posible. "Por lo tanto, ofrezcan todos los fieles
súplicas insistentes a la Madre
de Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que estuvo presente a las
primeras oraciones de la
Iglesia, ensalzada ahora en el cielo sobre todos los
bienaventurados y los ángeles, en la comunión de todos los santos, interceda
también ante su Hijo".(Conc Vat II, LG, 69).
Reconcíliense
con Dios (cf. Mt 5:23; Mc.11:24; 2Cor 5:18; Ef 2:15 )
Nuestra
Señora específica dos rechazos del pueblo: "Las dos cosas que hacen la
mano de mi Hijo tan pesada" son:
El irrespeto
del Día del Señor. Esto nos lleva a recordar los dos primeros Libros de la Biblia, el Génesis y el
Éxodo, y a recordar que desde el principio los cristianos celebran el domingo
como día de la
Resurrección. ¿Cómo damos honor al Día que el Señor se ha
reservado para El mismo? ¿Es realmente
día de reposo, día de asistir a la Santa Misa?
El irrespeto
al Nombre de mi Hijo. Los que utilizan el Nombre de Cristo por la menor
adversidad e imponen a Dios la responsabilidad de éstas, olvidándose así de las
propias. Cuando nos vemos asediados con toda clase de pruebas, egoístamente nos
cerramos en nosotros mismos sin esperanza. La Virgen viene a recordarnos nuevamente "Santo
es su Nombre", porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres
por el que nosotros debamos salvarnos (Hech 4:12). Y todo cuanto hagáis, de palabra y de obra,
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios
Padre. (Col 3:17).
(El hombre),
al negarse muchas veces a reconocer a Dios como su principio, trastornó, además,
su debida ordenación a un fin último y, al mismo tiempo, dañó todo el programa
trazado para sus relaciones consigo mismo, con todos los hombres y con toda la
creación. (Conc. Vat II, Gaudium et Spes,13).
Las cosas que
se corroen (cf. Mt 6:19; Luc 12,13; Sant 5:3)
La rebelión
contra Dios, que significa "muerte de Dios en nosotros"
inevitablemente nos llevará a la muerte y a la ruptura armoniosa con el
universo. Esa ruptura es la causa de la corrupción. Para redimirnos de esos
males es que vino Nuestro Señor. En la Salette, la Virgen no nos saca de la realidad, sino que al
contrario, nos hace un llamado urgente a que reconozcamos los peligros en que
vivimos y nos abramos a la redención que ofrece su Hijo. Las cosechas y patatas
podridas, el trigo que se vuelve polvo, las nueces vacías, las uvas en las
viñas estropeadas, hambrunas y epidemias, todo ello es causado por el pecado.
Nuestra
situación precaria y la duración restringida que nuestras vidas tienen sin
embargo un punto positivamente elevado, siendo éstos motivos que nos llaman a
la propia conversión, retándonos al seguimiento de Cristo, viviendo hoy la
nueva vida que El vivió hasta el Calvario. Esa es la fuente de nuestra
confianza. En esta tierra donde las dos terceras partes de la humanidad sufren
hoy de hambre y desnutrición, donde los derechos humanos son burlados, la
injusticia se encuentra a nuestra puerta, los riesgos de la destrucción
aumentan; que todo esto nos haga meditar los "signos de Dios" y nos
vuelvan a El. Así actuaremos como verdaderos
hermanos, en especial con los menos afortunados.
Si se
convierten (cf. Ez 18:30; 1R 8:35; Mc 1:15; Luc 15; Hech 2:38, 3:19)
La llamada a
la conversión está en el corazón del mensaje de la Salette. Todo se
dirige hacia ese fin: las lágrimas y el crucifijo, la luz y las rosas, las
actitudes de la Hermosa
Señora, su caminar desde la quebrada hasta la cumbre, pero
sobre todo el discurso de la
Virgen. "Regresen a Dios con todo su corazón", El
es la única fuente de vida.
La ansiosa
espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios... en
la esperanza de ser liberada de la corrupción para participar en la gloriosa
libertad de los hijos de Dios.(Rom 8:19).
El camino a
la conversión: Tres puntos (Mt. 6:5; Mc. 14:32; Luc 18:1; Jn 17)
1. Oración
perseverante y profunda "¿Hacéis bien vuestras oraciones?" "No
muy bien, Señora" contestaron. Quizá también esa es nuestra respuesta. La Virgen Santísima
nos exhorta a orar diariamente, mañana y tarde. Velad y orad (Mt 26:41) La Virgen les indica lo
mínimo, un Padrenuestro y un Ave María, pero les urge ir más allá cuando
puedan.
Los
discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabanza a Dios (Hch 2:42),
han de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (Rom 12:1),
han de dar testimonio de Cristo en todo lugar y, a quien se la pida, han de dar
también razón de la esperanza que tienen en la vida eterna (1Pe 3:15). (Conc
Vat II, LG, 10).
2.
Participación en la Santa
Misa "Durante el verano solo algunas mujeres mayores van
a Misa". El participar juntos cada semana como cristianos en la
celebración de la Misa
Dominical es una necesidad vital. La Palabra de Dios nutre
nuestra fe, el contacto con Cristo en la fracción del pan para un nuevo mundo
es fuente de dinamismo, la comunión con su Cuerpo entregado por nosotros y su
Sangre derramada nos recuerda que debemos estar listos para dar nuestras vidas
por otros y entonces hacernos partícipes, siendo fortalecidos en su Espíritu.
En el corazón de este mundo que pasa y al cual estamos todavía ligados por
nuestra ceguera e inercia, la
Iglesia, en la celebración de la Eucaristía, comprende y
anuncia que el nuevo mundo, inaugurado por Cristo resucitado, está realmente
presente entre nosotros, y es necesario que seamos sus testigos en nuestra vida
cotidiana, a través de nuestra conducta individual y como miembros de la
sociedad. La necesidad eucarística entonces es fuente de esperanza y de gozo
que nadie nos podrá quitar (Luc 21:14; Jn13:1, 20:19-26).
3. Recobrar
nuestra dignidad actuando como cristianos. "Durante la Semana Santa van a la
carnicería como perros". Lejos de escandalizarnos, las palabras de Nuestra
Señora deberían traspasar nuestras conciencias. En las Sagradas Escrituras,
cuando al pueblo se le compara con los perros significa que éste ha perdido el
sentido de su dignidad (Fil 3:2; Mt. 7:6) )Qué realmente hacemos con nuestra
dignidad de hijos de Dios cuando desperdiciamos el alimento, cuando
menospreciamos los bienes que quizá otros necesitan? Para recobrar nuestra
dignidad debemos darnos cuenta que no solo de pan vive el hombre y que los
esfuerzos necesarios que hagamos para compartir nuestras bendiciones con otros
nos pone en comunión con el Hijo de Dios, de Quien se deriva nuestra dignidad.
"En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más
pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25:40)
Cada año se
nos presenta el maravilloso testimonio dado por Jesús durante su Pasión (1Tim
6) y es un recordarnos que nunca debemos "vender" nuestra dignidad.
El poder de la resurrección está entre nosotros obrando y haciéndonos hijos de
Dios. Entonces no puede haber nada que nos comprometa con la falsedad, la
injusticia, el dinero o el poder. No vivamos como perros sino que todos nuestro
ser y nuestros bienes estén a la
voluntad del Padre, cueste lo que cueste.
En la finca
de "Coins" (Jer 23:24; Os 6:1; Mt 28:20; Luc 24:29; 2Cor 6:16).
La Hermosa Señora hace
mención a Maximino de un evento aparentemente sin importancia. Una pequeña obra
y una observación que había hecho su padre. Por mucho tiempo el señor Giraud no
había atendido a la iglesia y era realmente indiferente a la religión. Cuando
el 20 de septiembre escuchó el relato de la Aparición, su reacción
fue prohibirle a su hijo decir nuevamente esos cuentos sin sentido. Días
después, molesto por el ir y venir de las personas interesadas en hacer
preguntas a Maximino, lo amenazó con castigos severos. "Pero, papá, Ella
me habló de ti", exclamó el muchacho. Le recordó el episodio de el trigo
estropeado en la finca de Coins y el trozo de pan que le había dado a su hijo
de regreso a Corps. Así, como Maximino había olvidado el incidente, de igual
forma lo había olvidado su padre. El señor Giraud se sorprende, pensaba que
quizá había desterrado a Dios de su vida y ahora se da cuenta, descubre que ni
siquiera por un instante Dios cesa de percibir sus esperanzas y ansiedades y en
particular del temor de no tener más pan que darle a su hijo. Este
descubrimiento será el comienzo de una autentica conversión que será
intensificada más tarde con la milagrosa curación de su asma crónica.
Nosotros nos
podríamos preguntar si realmente estamos conscientes de la presencia de Dios
que nos acompaña a dondequiera que vayamos. Cuando compartimos el pan, cuando
lo distribuimos entre los hambrientos, dondequiera que se da vida, el Padre
está , pues El es la fuente de la
Vida.
Dimensión
Misionera es Urgente (Mt 28:18; Luc10:1; Jn 17:18; 20:21; Rom 10:13).
"Pues
bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo". La dimensión misionera es
esencial para todo cristiano y Nuestra Señora nos lo recuerda. Cristo, nuestro
Señor vino a crear nuevas condiciones de vida, reconciliada con Dios y con el
prójimo. Debemos dedicar nuestro existir a realizar esta vida de reconciliación
en este mundo dividido en el cual nos encontramos. La Reconciliación es
la fuerza viva capaz de abrir el futuro a todas las gentes, renovando así los
lazos rotos o debilitados por el egoísmo y los temores. En este mundo donde
tantos trabajan, construyen, sufren y esperan, tengamos tan solo un tipo de
obsesión: obsesión misionera.
Son muchos
los peregrinos que se acercan a la
Aparición de la
Salette y suben la montaña santa. Todos juntos y cada uno
personalmente se siente llamado por la Hermosa Señora que
nos recuerda que Dios "rico en misericordia" está presente en cada
una de nuestras vidas.
¿Cómo no
hacer caso ante tanta ternura? ¿Cómo resistir el llanto incesante de aquella
que ora e intercede por nosotros sin cesar? Ella está junto a nosotros con su
atención maternal, en cada detalle y acontecimiento de nuestras vidas. En
nuestras luchas y penas, en nuestras decisiones y nuestras aflicciones diarias.
María Santísima, fiel a la misión recibida en el Calvario, nunca cesa de
recordarnos los medios que se nos han dado para regresar a su Hijo; pues sin Su
ayuda no podremos construir nuestras vidas o nuestro mundo. El rechazo de Su
gracia trae serias consecuencias. María, nuestra abogada y reconciliadora vino
a la Salette
a recordarnos esta verdad.
Hemos
olvidado las verdades del Evangelio y al contemplar su aparición y el
profundizar en sus palabras nos debe mover a responder su llamado, aliviando su
dolor, secando sus lágrimas, retornando a Dios con todo nuestro corazón, a
través de su Hijo Jesucristo, Quien es el Camino, la Verdad y la Vida. El que fue
crucificado por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para nuestra
salvación. Jesús, nuestra paz y reconciliación.
Los Videntes
después de la Aparición
Maximino
trató de ser sacerdote y entró en el seminario menor. Tenía mucha dificultad en
aprender, tuvo muchas dudas sobre su vocación y se retiró del seminario. Muchos
se preguntan por qué, acaso ¿no tuvo la gracia de la vocación o no correspondió
a ella? Podemos decir que la vida íntima de cada alma es un misterio, las
gracias que recibe y la respuesta que ésta da.
Afirman que
Maximino tenía una fe profunda, y en la virtud de la castidad fue muy íntegro y
delicado llegando a decir en confidencia: "Cuando se ha visto a la Santísima Virgen,
uno no piensa más en mujeres". Trabajó en un hospital por un tiempo, luego
llegó a ser soldado y finalmente terminó administrando una pequeña tienda de
artículos religiosos.
Se habla de
un mal entendido entre el Santo Cura de Ars y Maximino. El joven visitó al santo cuando tenía una
crisis vocacional. El Cura de Ars que
hasta entonces había sido entusiasta de las apariciones se decepcionó al
interpretar que Maximino se retractaba de haber visto a la Virgen. Como buen
obediente se remitía a la autoridad del obispo y del Papa que habían aprobado
las apariciones. "Dios no confirmaría con milagros una superchería, ni la Iglesia la enriquecería
con indulgencias" (Journal d´une Institutrice, pag. 117). Maximino por su
parte negaba que él se hubiese retractado. Conforme a las explicaciones del
muchacho el cura estaba sordo y se le entendía mal, además sólo se le podía
hablar en el confesionario y hubo un mal entendido: él le dijo haber mentido a
veces, el cura de Ars entendió que se refería a la aparición... Parece ser que años después el santo cura
recibió una prueba de Dios de la autenticidad de la aparición de la Salette . (aunque en
realidad no era necesaria, dado el juicio de la Iglesia basado en el
estudio de los hechos y en los milagros reconocidos). No dejó de ser
providencial el incidente de Ars, pues de él hablaron tanto los periódicos que
acudió el arzobispo de Lyón al Papa Pío IX quién de esa forma recibió el
secreto y aprobó la aparición.
Cuenta un
amigo de Maximino con cierto asombro y tristeza que en ocasiones se reunían con
eclesiásticos y muchas otras personas y tristemente observaban a Maximino
vaciar los vasos de vino y volverlos a llenar en seguida. Dentro de la
providencia de Dios se pueden enumerar muchas purificaciones de pobreza y enfermedad
y calumnias con cuyos méritos sin duda habrá alcanzado glorias para el cielo.
Murió en estado de gracia cuando tenía treinta y ocho años de edad.
Melanie
también trató de entrar a la vida religiosa. Visitó varias comunidades, pero no
permanecía suficiente tiempo en ellas. Le era muy difícil la vida comunitaria.
Recibió mucha persecución por haber sido elegida especialmente para comunicar
los mensajes . Aún en medio y llena de contradicciones, rechazos e injurias
poseía una fuerte valentía y una tenacidad admirable para difundir al mundo el
mensaje de Nuestra Señora de la
Salette. Su vida de oración era intensa, algunos milagros son
atribuídos a ella aún estando en vida. Uno de ellos es la enfermedad del Rev.
Combe sanada al día siguiente después que Melanie le dijera que estaría bien y
que viviría hasta la ancianidad. El sacerdote admirado le preguntó: "¿Qué
dijiste?" "Bueno ,contesta Melanie, tan solo oré a la Señora y le dije: Madre
mía, el P. Combe está enfermo, el trabaja para ti y lo has dejado así." La
vida del P. Combe duró hasta sus 82 años.
En junio de
1904, Melanie deja Francia y se traslada a un pequeño pueblo llamado Altamura
en el sur de Italia. El obispo Mons. Cecchini, O.P:, es amigo suyo y la recibe
con agrado. Encuentra una casa fuera de la ciudad. Está tranquila y alegre en
su soledad. Todos los días va a la Catedral. El 15 de diciembre no fue. Había muerto
durante la noche del 14 de diciembre. Forzaron la puerta de su casa y la
encontraron en el piso completamente vestida, tenía 72 años. En febrero de 1903
había profetizado que forzarían la puerta de su casa y la encontrarían muerta,
en un lugar desconocido de Italia. Dos de sus vecinos cuentan que la noche
anterior se había aído la preciosa melodía del Tantum Ergo en la habitación de la
dama francesa y que también oyeron una campanita como la que es usada para
llevar el Sagrado Viático a los moribundos. La gente de Altamura sostienen que la Sagrada Comunión
fue traída a Melanie por el mismo Señor.
Conclusión
Los mensajes
de Nuestra Señora de la
Salette para el mundo dados a Maximino y Melanie en 1846 son
importantes y actuales para nuestros días: "No ofendan más a Dios (no
pequen más) y hagan penitencia; sinó, terribles pruebas y sufrimientos vendrán
sobre el mundo". El mismo mensaje ha dado Nuestra Señora en Lourdes y en
Fátima: oración, penitencia y consagración a su Inmaculado Corazón.
Datos
principales de La Salette:
Los
pastorcitos Maximino y Melanie, vieron a la Virgen y recibieron sus mensajes urgentes para
toda la humanidad.
La Virgen mencionó
específicamente la necesidad de renunciar a dos graves pecados que se habían
hecho muy comunes:
1-La
blasfemia
2-El no tomar
el domingo como día de descanso y asistencia a la Santa Misa.
Le pidió a
los niños que recen, hagan sacrificios y propaguen su mensaje
La Virgen lloraba, con su
cabeza entre sus manos, porque los hombres ignoran la cruz de Jesucristo.
Varias
congregaciones se han fundado por inspiración de La Salette, entre estas, los
Misioneros y las Hermanas de Nuestra Señora de La Salette, que están
dedicados a propagar el mensaje de reconciliación.
La
Salette es una de las apariciones que fueron aprobadas en el
siglo XIX.
Juan Pablo
II:
"En este
lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral
causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del
pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la
apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su
amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los
hombres.