sábado, 31 de enero de 2015

Letanías al Espíritu Santo: Conocimiento de sí mismo por el Espíritu Santo (San Luis María de Montfort)


Las oraciones, exámenes, reflexiones, actos de renuncia de nuestra propia voluntad, de arrepentimiento por nuestros pecados, de desprecio propio, realizado todo a los pies de María, ya que por Ella esperamos la luz para conocernos a nosotros mismos. Junto a Ella, podremos medir el abismo de nuestras miserias sin desesperar. Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados: y debemos hacer esto con espíritu de piedad. Consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados. Además, siendo la verdadera devoción una manera fácil, corta, segura y perfecta para llegar a esa unión con Nuestro Señor, que es la perfección a la imitación de Cristo. Entraremos decididamente por este camino, firmemente convencidos de nuestra miseria e incapacidad. Pero, ¿cómo conseguir esto sin el conocimiento de sí mismo?



Letanías al Espíritu Santo


Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, óyenos 
Cristo, escúchanos 

Dios Padre Celestial,
Ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
Ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,
Ten misericordia de nosotros.


Espíritu que procede del Padre y del Hijo,
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste,   Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas,
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que das testimonio de Cristo
Ilumínanos y santifícanos.                                                         
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosa,
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que sobreviene a María
Ilumínanos y santifícanos.                                                                     
Espíritu del Señor que llena todo el orbe
Ilumínanos y santifícanos.                                  
Espíritu de Dios que habita en nosotros
Ilumínanos y santifícanos.                                    
Espíritu de sabiduría y de entendimiento                                  
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de consejo y de fortaleza                                            
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de ciencia y de piedad                                                
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de temor del Señor                                                      
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de gracia y de misericordia                                          
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad  
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz
Ilumínanos y santifícanos.   
Espíritu de humildad y de castidad
Ilumínanos y santifícanos.                   
Espíritu de benignidad y de mansedumbre
Ilumínanos y santifícanos.                                
Espíritu de multiforme gracia
Ilumínanos y santifícanos.                                                    
Espíritu que escrutas los secretos de Dios
Ilumínanos y santifícanos.                              
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables
Ilumínanos y santifícanos.        
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma
Ilumínanos y santifícanos.       
Espíritu en el cual renacemos
Ilumínanos y santifícanos.                                                                                                                               
Espíritu por el cual se difunde la caridad en  nuestros corazones
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos
Ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres
Ilumínanos y santifícanos.

Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio,  escúchanos, Señor.

De todo mal,
 líbranos, Señor
De todo pecado,
líbranos, Señor                             
De tentaciones e insidias del demonio
 líbranos, Señor               
De la presunción y desesperación                    
líbranos, Señor
De la resistencia a la verdad conocida                
líbranos, Señor
De la obstinación y de la impenitencia              
líbranos, Señor
De la impureza de la mente y del cuerpo            
líbranos, Señor
Del espíritu de fornicación                                
líbranos, Señor
De todo espíritu del mal
Líbranos, Señor

Por Tu eterna procesión del Padre y del Hijo
Te rogamos óyenos.
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán
Te rogamos óyenos.                                 
Por Tu advenimiento sobre los discípulos
Te rogamos óyenos.                                     
En el día del juicio, nosotros pecadores
Te rogamos óyenos.                                     
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por El
Te rogamos óyenos.  
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos
Te rogamos óyenos.  .
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne
Te rogamos óyenos.  
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne                                      
Te rogamos óyenos.  
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios
Te rogamos óyenos.                     
Para que seamos solícitos en guardar la  unidad del Espíritu en el vínculo de la paz        
Te rogamos óyenos.  
Para que no creamos a todo espíritu
Te rogamos óyenos.                                                                           
Para que probemos a los espíritus si son de Dios                                                        
Te rogamos óyenos.  
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud
Te rogamos óyenos.  
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano                                                    
Te rogamos óyenos.
  
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, 
perdónanos,  Señor.  
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, 
escúchanos, Señor. 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, 
ten piedad de nosotros.

Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, 
que purifique  clemente nuestros corazones 
y nos preserve de todo mal. 
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. 
Amen.



Invocación al Espíritu Santo


Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; 
luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, 
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, 
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz
y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; 
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, 
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, 
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
   salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. 
Amén


Consagración

  Oh Espíritu Santo, recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza y el amor en mi corazón. Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones. Oh Espíritu Santo, transfórmame con María y en María en otro Cristo Jesús para Gloria del Padre y salvación del mundo. 
Amén

jueves, 29 de enero de 2015

Virgen de Medjugorje - Mensaje del 25 de enero de 2015


Mensaje del 25 de enero de 2015


“Queridos hijos, también hoy os invito a vivir en oración vuestra vocación. Ahora más que nunca, Satanás quiere sofocar, con su viento contagioso de odio y de inquietud, al hombre y su alma. En muchos corazones no hay alegría porque no está Dios ni la oración. El odio y la guerra crecen día a día. Os invito, hijos míos, a empezar de nuevo con entusiasmo el camino de la santidad y del amor, porque por eso Yo he venido entre vosotros. Juntos, seamos amor y perdón para todos aquellos que solo saben y quieren amar con el amor humano y no con el inmenso amor de Dios al cual Él os invita. Hijos míos, que la esperanza en un mañana mejor esté siempre en vuestro corazón. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”