jueves, 30 de julio de 2015

Rosario de la Preciosa Sangre de Cristo (para sellar y proteger la familia) - Padre Salvador Herrera.

EL ROSARIO A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE

En la devoción a la Divina Misericordia, nuestro culto se centra en la Preciosa Sangre de Jesús. La Preciosa Sangre es la “fuente de vida que brota para las almas”. Nosotros rezamos: “Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia par nosotros, yo confío en Ti”.

Continuamente ofrecemos el Cuerpo y la Sangre de Jesús al Padre Eterno en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero. Es interesante notar la semejanza entre la respuesta en las diez cuentas del Rosario a la Divina Misericordia y las de las doce cuentas del Rosario a la Preciosa Sangre.

En las diez cuentas del Rosario a la Divina Misericordia respondemos: “Ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, mientras que en las doce cuentas del Rosario a la Preciosa Sangre decimos: “Sálvanos a nosotros y al mundo entero”. Esto denota un mismo interés proveniente de la misma Fuente Divina.

Ninguna devoción verdadera se contradice con otra, sino se complementa. Aún más, estas devociones son devociones Eucarísticas. Rememoran los eventos que celebramos en la Eucaristía. Pueden ser utilizados como preparación o acción de gracias por la Santa Misa.

Algunas personas se oponen a la diversidad de devociones existentes; pregunta: ¿por qué están dividiendo a Cristo? Algunos son devotos del Sagrado Corazón, de la Santa Faz, las Santas Llagas, la Preciosa Sangre, etc. ¡Cristo es infinito! Nadie puede agotarlo con una devoción u otra. Cada una se complementa en la otra, y todas se encuentran en Cristo. Jesús no está contra esto. Él revela un aspecto del misterio de salvación en el tiempo más apropiado para acercarnos a Él. En vez de discutir acerca de las muchas devociones, debemos dar gracias a Dios por las riquezas inestimables que existen en estas devociones católicas.

CONTEMPLAR A CRISTO JUNTO A MARÍA

En el Rosario a la Virgen María dado a Santo Domingo Dios nos hace meditar el compendio del Nuevo Testamento: la vida, muerte y resurrección de Jesús, y nuestra futura gloria. Al rezar el Rosario, oramos junto con María, y debemos continuar haciendo esto. Ningún Hijo de María debe irse a dormir sin haber rezado el Rosario, uniéndose así con todos los hijos de María en el mundo. Es compensador y muy poderoso rezar el Rosario y vivir la vida de María. Es una señal de predestinación al Cielo ser devotos de María. La devoción Eucarística, la devoción a la Divina Misericordia, la renovación de la devoción a María y el Rosario a la Preciosa Sangre son dones preciosos en los tiempos críticos que vivimos, que pueden empeorar si no utilizamos estos dones.

El Rosario a la Preciosa Sangre, con devoción a las Llagas del Señor Jesús, es un regalo espiritual de inestimable valor para este tiempo tan difícil. Enfocamos toda nuestra atención en el Señor Crucificado. Lo que hace muy poderoso este Rosario es que nos ponemos ante la Cruz de Jesús con nuestra Madre Santísima la Virgen Dolorosa, Corredentora, Abogada y Mediadora de todas las gracias. Nuestra mirada se posa en las cinco Llagas de Jesús y en la Sangre y Agua que brotaron de ellas. Invocamos Sus Llagas y Sangre junto con Nuestra Madre Bendita, porque los tiempos son malos. (Ef. 5, 16) Necesitamos recurrir al amparo de la Santísima Virgen a través de una total entrega y consagración a Su Inmaculado Corazón, al Sagrado Corazón de Jesús y a Su Preciosísima Sangre como armadura protectora, a fin de poder resistir todos los ataques y engaños diabólicos. (cf. Ef. 6, 10-13) 

Los misterios son acerca de cosas místicas; se refieren a las cosas fundamentales
del Reino, de la gloria de Dios, la salvación de las almas y el bienestar de los fieles.

El Rosario a la Sangre Preciosa es una oración muy poderosa. Como todas las cosas poderosas en el reino espiritual, es sencillo, nos eleva y conforta. Abarca tanto las necesidades individuales como las universales. Es un medio poderoso de
defensa, salvación, liberación y fortaleza. Cualquiera que fielmente se entregue a la Divina Sangre de Jesús no deja de ser escuchado y agraciado con los dones más preciados por Aquél que tiene todo el poder en el Cielo y la tierra. (cf. Mt. 28-18) 

Las insidias y maquinaciones malignas de satanás son destruidas cuando se vive
una vida buena y se le confronta a él y a sus agentes con la misma Preciosa Sangre que lo arrojó lejos de su trono usurpado.


DOCE PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO A QUIEN DEVOTAMENTE RECE EL ROSARIO DE LA PRECIOSA SANGRE

1. Yo prometo proteger de los ataques del maligno a quien devotamente rece este rosario.
2. Yo preservaré sus cinco sentidos.
3. Yo lo protegeré de una muerte súbita.
4. Doce horas antes de su muerte, beberá Mi Sangre Preciosa y comerá Mi Cuerpo.
5. Veinticuatro horas antes de su muerte, le mostraré Mis cinco Llagas, para que sienta un profundo arrepentimiento de todos sus pecados, y tenga perfecto conocimiento de ellos.
6. Quien rece este Rosario como novena, conseguirá lo que pide. Su oración será contestada.
7. Yo realizaré muchos milagros maravillosos a través del rezo de este Rosario.
8. A través de esta oración, destruiré muchas sociedades secretas, y liberaré muchas almas atadas, por medio de Mi Misericordia.
9. A través de este Rosario, salvaré muchas almas del Purgatorio.
10. Yo le mostraré Mi camino a quien honre Mi Preciosa Sangre con este Rosario.
11. Yo tendré misericordia de aquellos que tengan misericordia de Mis Preciosas Llagas y Sangre.
12. Quienquiera que enseñe esta oración a otra persona, ganará una indulgencia de cuatro años.

“Hijos míos… este Rosario de la Preciosa Sangre de Mi Hijo combina todas las devociones de Su Pasión”.
(Santísima Virgen María, 29 Enero, 1997)


martes, 28 de julio de 2015

Reflexión del P. Gustavo Jamut al Mensaje del 25 de julio de 2015 dado por la Sma. Virgen en Medjugorje

25/07/2015
“Queridos hijos, también hoy con alegría estoy con ustedes y los invito a todos, hijitos: oren, oren, oren para que comprendan el amor que tengo hacia ustedes. Mi amor es más fuerte que el mal, por eso, hijitos, acérquense a Dios para que puedan sentir mi gozo en Dios. Sin Dios, hijitos, no tienen futuro, no tienen esperanza ni salvación, por eso dejen el mal y elijan el bien. Yo estoy con ustedes y con ustedes intercedo ante Dios por todas sus necesidades. ¡Gracias por haber respondido mi llamado!”


La Reina de la Paz te dice: “hoy con alegría estoy con ustedes”.

¡Qué maravilloso es poder tomar conciencia de que la Virgen Santísima se alegra de estar contigo, conmigo y con cada uno de aquellos que quieren recibirla en su casa y en el propio corazón!

Estas palabras de María, en lo personal me conmueven profundamente, ya que en este día 25, yo me encuentro predicando a más de dos mil inmigrantes hispanos en la ciudad de Los Ángeles, muchos de ellos en situaciones extremas y de mucho dolor. Y al reencontrarme con algunos de ellos a quienes no veía desde hacía varios años, mi primer sentimiento es de alegría al poder reencontrarnos; y luego mis palabras expresan lo que hay en mi corazón, por lo que también les digo: “que alegría poder verte y reencontrarnos”. Y ellos se alegran de que los recuerde, y que también recuerde algunas situaciones de vida por la cual atravesaron.

Pero si nos ponemos a pensar en el hecho de que la misma Madre de Dios siente alegría de encontrarse con cada uno de nosotros, entonces nuestra alma no puede más que llenarse de gozo, de gratitud y de la sensación de pequeñez, por lo que deberíamos comprender lo que sintió su pariente Isabel, y también nosotros decirle a María: “¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lucas 1:43)

Estas visitas de la Madre de Dios no son solo para quienes están en Medjugorje o que han ido en alguna ocasión, no son solo para quienes están presente en alguna de las apariciones, no son solo para los católicos apostólicos Romanos, no son solo para los piadosos, virtuosos y santos… estas visitas que la Reina de la Paz hace al Ain Karem de nuestras vidas, es para encontrarse de manera especial para quienes nos reconocemos pecadores, necesitados del perdón de Dios y de su misericordia. Ella sale a buscar a quienes -como dice el Papa Francisco-, se encuentran en las periferias de la vida; Ella es copartícipe de la misión de Jesús Buen Pastor, quien deja a las 99 ovejas del rebaño en el redil y sale a buscar a la oveja perdida.

Por lo tanto, también nosotros debemos ser copartícipes de tan grande misión, ya que no podemos quedarnos encerrados en nuestros grupos, debemos ser discípulos como María y a la vez misioneros, tal como lo inspiró el Espíritu Santo a través de los Obispos de América Latina en Aparecida, Brasil, cuando nos recuerdan que estamos llamados a ser: “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos, en él, tengan vida”.

La fuerza de la oración

Solo la verdadera oración, aquella que es hecha con el corazón, nos llena del Espíritu Santo, que es la expresión tangible de Dios Amor. Por eso la Madre nos dice: “oren, oren, oren para que comprendan el amor que tengo hacia ustedes”. Y también agrega: “Mi amor es más fuerte que el mal”. Sobre todo el mal que puede esconderse agazapado en algún rincón de nuestros corazones, ya que sin la oración no hay conversión permanente; sin oración y reconocimiento de lo que necesito cambiar, solo hay estancamiento, y el agua estancada termina pudriéndose.

La oración diaria debe mover permanentemente las aguas de nuestra alma para que estas no se estanquen y para que no proliferen en nosotros las bacterias de la pereza, de la indiferencia, del egoísmo y de la mediocridad, de la avaricia, del resentimiento, de la envidia, de la incomunicación, de las desconfianzas, de las críticas y de todo aquello que son grietas o ventanas abiertas por las cuales Satanás puede entrar y tomar autoridad en nuestras vidas, si nosotros se lo permitimos y le damos ocasión.

Solo por medio de la verdadera oración: “los invito a todos, hijitos: oren, oren, oren”, podremos llegar a comprender el verdadero amor: “comprendan el amor que tengo hacia ustedes”; y a través del amor que brota desde adentro hacia afuera, podremos tener victoria contra el príncipe del mal: “Mi amor es más fuerte que el mal”.

El amor de la Gospa es más fuerte que el mal, que intentará por todos los medios, de llevarnos a ser manantiales de agua estancada; el mal que tratará de dividir y destruir a nuestras familias y comunidades; el mal que intentará impedir la obra de Dios y los planes de la Reina de la Paz.

Sin embargo, no dudemos: con Dios y con María somos más que vencedores. Por lo tanto, aunque tengamos mil batallas, no nos demos nunca por vencidos; aunque caigamos una y mil veces, levantémonos nuevamente, reconociendo que hemos pecado, y digamos con confianza: “Con la ayuda de tu gracia Señor y con la intercesión de tu Madre, hoy comienzo de nuevo”. Entonces las palabras de la Reina de la Paz, que nos dice: “acérquense a Dios para que puedan sentir mi gozo en Dios” cobrarán nuevo sentido y también entenderemos el mensaje de Dios a través del apóstol San Pablo, cuando dice: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?... Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó.” (Rom 8:35 y 37). Y experimentaremos una paz y un gozo tan profundo, que nada, ni nadie nos lo podrá quitar. Amén.

Unidos en el amor de Jesús y María le pido a Nuestro Buen Dios que te Bendiga, y me encomiendo a tus oraciones.

P. Gustavo E. Jamut
Oblato de la Virgen María