sábado, 2 de febrero de 2019

Presentación de Jesús en el Templo - Fiesta de la Candelaria

Presentación de Jesús al templo 
Resultado de imagen para presentación de Jesús en el templo

(Fiesta de la Candelaria)

Explicación de la fiesta:

El día 2 de febrero de cada año, se recuerda esta presentación del Niño Jesús al templo, llevando a alguna imagen del Niño Dios a presentar a la iglesia o parroquia. También ese día, se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina pura) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “Día de la Candelaria”.

Presentación del Señor
2 de febrero:Dios cumple siempre sus promesas
Por: P. Jesús Martí Ballester

Imagen relacionada

Cuarenta días después del Nacimiento del Señor, fue presentado en el Templo en obediencia a la Ley. Según ella, no había fecha para la presentación del niño, pero como la madre quedaba impura durante cuarenta días, y ni podía tocar nada santo ni acudir al santuario (Lv 12,2), durante ese tiempo no podía presentar al Niño en el Templo, como ordena el Exodo, 13,12: “consagrarás a Dios todos los primogénitos”. Con esta fiesta se concluyen las solemnidades de la Encarnación del Verbo de Dios.


Una casita en Belén
Imagen relacionada

La Sagrada Familia, salió de la Cueva y se situó en una casita en Belén, donde ha cumplido el rito de la Circuncisión, que incorpora al Niño al pueblo elegido. Sabemos por la circuncisión de Juan y por la historia comparada de estos acontecimientos, que éste es un momento de reunión de todos los parientes y amigos, pero la Familia Sagrada no está en su tierra y esta vez no intervienen los ángeles para anunciar la ceremonia, y se ven solos. La soledad es el precio que tienen que pagar las grandes personalidades, la que tienen que soportar todos aquellos que se salen de lo normal y ordinario.

En los momentos más trascendentales de la vida, es cuando más necesita el hombre, ser social, la compañía y el calor de los suyos. Lo he sentido esto mucho en la solemnidad de mis Bodas de Plata sacerdotales, lejos de mi patria y del calor de la presencia de los míos. En la circuncisión, Jesús, niño de ocho días (Lv 12,8), no siente que está solo, quienes lo sienten son José y María.

Jesús saboreará la soledad amargamente ya adulto, tantas veces, pero de una manera singular y tremenda, la víspera de su sacrificio, en el Huerto, rodeado de amigos dormidos. Soledad que, contemplada, confortará a los elegidos de todos los tiempos.

Pero en el templo no fue igual
Resultado de imagen para Jesus en el templo

No ocurrió lo mismo en su Presentación en el Templo. Impulsados por el Espíritu dos santos ancianos, Ana y Simeón, llegaron al Templo, e iluminados por el mismo Espíritu, les dio un vuelco el corazón por el que reconocieron al Señor y lo proclamaron clamoroso. Eran dos ancianos venerables, eran los más genuinos representantes del pueblo de Israel, a la vez que representantes de toda la humanidad. El Espíritu no duerme. El Espíritu les despertó. Lo habían esperado tanto.

Dios cumple, siempre cumple sus promesas. No dudemos nunca, no desfallezcamos nunca. Llegará, no fallarán sus promesas. A su tiempo que no conocemos, que sólo él conoce. El Espíritu despertó a aquellas personas amadas de Dios, para que salieran a recibir públicamente al Salvador del pueblo.

Hombre y mujer. Un Reino nuevo
Resultado de imagen para familia junto a la cruz

Para representar a Israel, bastaba un hombre. Para representar a la humanidad hacía falta también una mujer, porque cuando Dios hizo al hombre lo hizo hombre y mujer (Gn 1, 27). Ni en el nacimiento del Hijo de Dios estuvo el rey Herodes, en cuyo territorio se encontraba, ni en su Presentación, oficiada por el sacerdote de turno, hicieron acto de presencia ni el Sumo Sacerdote ni el Sanedrín. Comenzaba un Nuevo Reino. Comenzaba a regir una ley nueva.

Según él y ella la preeminencia no la tienen los poderes terrenales, sino las personas en las que habita el Espíritu. Profetiza Simeón, y pregona al Niño Ana. Un hombre y una mujer presentan a Israel al Verbo encarnado. Dos almas interiores y profundas hacen la presentación de Jesús a los judíos reunidos en el Templo para participar en la ofrenda del sacrificio matutino.

Siempre habrá en la Iglesia almas interiores y profundas en su solidez, amigas íntimas de Dios, que le recibirán, le reconocerán, le pregonarán y cantarán sus maravillas. José hace la la ofrenda correspondiente de cinco siclos, precio del rescate del primogénito que abona el padre (Nm 18,16). A la vez que dos tórtolas o pichones, como pobres, por la purificación de la madre (Lv 12,18).


Ese pueblo interior sale hoy
Imagen relacionada

El pueblo cristiano sale hoy al encuentro del Señor con candelas encendidas, que con rito festivo y alegre simbolizan a Cristo, Luz de las gentes, lo que caracteriza esta fiesta como "la Candelaria", o de la Purificación, porque María acudió también al Templo a purificarse, en cumplimiento de la Ley, como lo hemos explicado. Pues Jesús no ha venido a quebrantar la Ley, sino a perfeccionarla.

El Señor a quien buscáis
Resultado de imagen para cristo resucitado

Malaquías 3,1 proyecta su luz sobre la entrada del Señor en el Templo: "De pronto entrará en el Santuario el Señor a quien vosotros buscáis". Jesús está dando cumplimiento a esa predicción del profeta. Buscar a Dios es la tarea trascendente del hombre, pero el hombre no le buscaría si no lo hubiera ya encontrado, pues si el hombre busca a Dios, Dios busca mucho más y antes al hombre, escribió San Juan de la Cruz, tan gran buscador y buscado a la vez. Y sublimemente encontrado.

"¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor, héroe valeroso, el Dios de los ejércitos, el Rey de la Gloria” Sal 23. No es un embajador el que entra, ni un representante suyo, ni un profeta, como tantas veces ha sido enviado, ni siquiera es un ángel, es el mismo Dios que viene en persona.

El misterio escondido por los siglos

Pero, ahí está el misterio, de Dios, que ha querido participar nuestra misma carne, como miembro de la misma familia humana, para poder morir y muriendo, aniquilar el poder de la muerte, y no sólo a la muerte desde su entraña, sufriendo él mismo la muerte para vencerla en su mismo dominio, sino al que tenía el poder de la muerte, el diablo.

Porque tenía que parecerse en todo a sus hermanos, en la carne y en la muerte, para poder compadececerse de nuestra debilidad y de nuestra esclavitud y para expiar los pecados del pueblo, como atestigua la Carta a los Hebreos 2,14.

Él puede compadecernos porque ha padecido. ¡Qué sabe el que no ha padecido! -dirá quien tanto padeció como San Juan de la Cruz, porque el padecimiento para él era el camino del descubrimiento de las grandes riquezas. “Si supiera, hermana, los gozos deliciosos con que Dios recompensaba los sufrimientos de aquella cárcel”, confesaba hablando de su calabozo de Toledo. Y cantará en la Llama: ¡”Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!, / que a vida eterna sabe / y toda deuda paga...

Utopía estéril
Imagen relacionada

"¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca?". “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?” (Sal 8,5). Ante Dios toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo. Humildad, pues, porque todos somos pecadores. Ante Él no cabe la soberbia, sino el más profundo abatimiento, lleno de confianza.

Purifícanos, Señor, de nuestros pecados. Porque sólo tú eres santo. "Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero". Purificará con su sangre derramada en la cruz, que manará en el bautismo, y en el sacramento del perdón. Con sus sacramentos purificará a su pueblo. Con su cruz, con sus pruebas y tribulaciones, expiará los pecados del pueblo. Querer salvar a la humanidad por otro camino y por otros cauces, es una utopía que siempre fracasará.

“Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo. En él está la salvación, la gloria, la resurrección. El nos ha salvado y libertado” (Gal 6,14).


La renovación que se espera
Imagen relacionada

Ha dicho recientemente el papa que el demonio está frenético porque está librando la última batalla, como que el Reino de dios está cerca. Para eso "Refinará a los hijos de Leví".

El sacerdocio levítico, que estaba envejecido, será renovado, recreado, como prolongación de su sacerdocio eterno que ofrecerá la ofrenda única que puede borrar los pecados. Esta ofrenda agradará al Señor. Porque ya no serán sacrificados los animales, sino el mismo Cristo. Como él ofreció su propia vida, debemos nosotros ofrecer la nuestra. Como ejercido por hombres, también el sacerdocio cristiano puede envejecer, y será necesario renovarlo y purificarlo, sobre todo desde la interioridad.


El culto espiritual


El Concilio Vaticano II ha revalorizado la teología del culto espiritual de los cristianos, pues el sacrificio que agrada a Dios es el hombre, como hostia viva a Dios ofrecida, como nos exhorta San Pablo: "Os ruego, hermanos, que ofrezcáis vuestros cuerpos, como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; éste es el culto que debéis ofrecer" (Rm 12,1).

Debemos estar atentos con amor, para ofrecer a Dios desde el amanecer hasta la noche, nuestros pensamientos, afectos, deseos, planes, fracasos, alegrías, enfermedades, llanto y tristeza, y todas las virtudes que la vida nos va proporcionando la oportunidad de practicar, y todas las batallas que debemos sostener, para unirlos al sacrificio de Cristo renovado en el altar. Esa es la ofrenda que le agrada al Padre, que busca adoradores en espíritu y en verdad.

La llegada al templo
Resultado de imagen para ofrecimiento de jesus en el templo eucaristia

Viene Jesús en brazos de María,
Mira, bosteza y continúa durmiendo;
Su padre José le mira sonriendo.
Según la Ley, a los cuarenta días.
El sacerdote ofrece la Víctima
Ignorando lo que está sucediendo
María sabe que ya está redimiendo
En gesto de amor y eucaristía.
Los infiernos se comienzan a inquietar
Sintiendo que su mentira va a finalizar.
Simeón el justo va a profetizar:
División, espada, luz y tinieblas.
¿Quién militará en cada bandera?
El Reino de Cristo ya va a comenzar.


Dios cumple sus promesas
Resultado de imagen para corazones agonizantes de jesus y maría

Simeón, sobrenadando en gozo, le dice al Señor: Señor, has cumplido tu palabra. Me prometiste que vería antes de morir al Salvador. "Ya puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto, al Salvador". Lc 2,22. ¡Cuántos anhelos y esperanzas y oración revelan estas palabras! De Simeón y de todo Israel, a quien él representa.

La historia del pueblo de Israel no ha sido ni inútil ni estéril: sus ojos han visto al Salvador, y sabe que ha llegado ya el triunfo de la vida, porque el Niño Jesús irá creciendo y llegará la hora de su inmolación, con la que redimirá a todos los pueblos, y no sólo a Israel. "Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida. Y a tí una espada te atravesará el alma". Cuando a un hombre le ocurre una desgracia, todos procuran que no se entere su madre.

María ha sido la excepción. Así debía ser para que fuera corredentora. Ella es el signo de la Iglesia portadora de la gracia del Redentor y, consiguientemente, queda convertida, como Él, en señal de contradicción. Los cinco ciclos ofrecidos por el padre, son un sacrificio sustitutorio, hasta que llegue la hora del sacrificio del Calvario, en el que ya no habrá sustitución.

Será entonces Cristo el sacrificado, no sustituído ya, sino sustituyéndonos a todos sus hermanos, acompañado por el sufrimiento y el dolor de María con el corazón traspasado, simbolizados hoy por los pichones sacrificados y quemados en holocausto. “Sin derramamiento de sangre no hay redención” (Hb 9,22).

Las almas profundas
Resultado de imagen para divina misericordia  eucasristia

Simeón y Ana personifican, con su vida y con los ministerios que realizaban, a la sociedad judía que esperaba la redención y liberación del pueblo. Ellos son el ejemplo más vivo del Israel que esperó hasta el último momento la intervención de Dios en esta historia humana para hacerla más vivible, más justa, más equilibrada.

La ancianidad de Simeón y de Ana son un símbolo de que la esperanza es una larga travesía, a la vez que testimonio de la vejez en la que ha caído el pueblo de Israel en sus estructuras y en sus prácticas, en su religión y en su ley. Todo el modelo social y religioso judío necesitaba ser diseñado de forma diferente y por eso para los dos personajes de este relato evangélico -hombre y mujer- para estos dos ancianos, era necesario que alguien llegara a instaurar un tiempo nuevo y definitivo. Alguien que llegara a inaugurar el tiempo de Dios.


El encuentro con Jesús

Ver a Jesús, encontrarse con él, tener contacto con su persona, con su palabra y con su obra nos debe llevar a actuar como Simeón. Encontrarnos con Jesús debe hacer de nosotros hombres y mujeres capacitados para proclamar con la palabra y, sobre todo, con nuestra acción, el tiempo de Dios que Jesús nos ha regalado.

La Iglesia está llamada a dar testimonio por el tiempo de Dios. Tenemos que hacer posible que ese tiempo llegue a nuestro pueblo con todas sus consecuencias. Tenemos que comprometernos con este tiempo nuevo y hacer posible, vivible y creíble en medio de nuestras comunidades el amor de Dios regalado en plenitud a través de la encarnación de Jesús en nuestra historia humana.



En México, se acostumbra que aquellos a quienes les tocó el muñeco de la rosca de reyes, son los que deberán presentarlo en el templo el día de la Candelas. Para esto, hay que vestirlo y engalanarlo. También, comprarle un trono para sentarlo. En esta celebración se bendicen la imagen del Niño Dios y las candelas, que representan la luz de Cristo en los hogares. Las velas benditas se pueden prender cuando surjan las dificultades de la vida durante el año.

Esta fiesta termina con una merienda familiar y de amigos, en la cual se sirven tamales y atole de sabores y chocolate caliente.

Es una fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia de María y para agradecer a Jesús que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino a nuestra salvación eterna.

La Virgen de la Candelaria 
Resultado de imagen para nuestra señora de la Candelaria

Es una de las muchas advocaciones (nombres) de la Virgen María. Tuvo su origen en Tenerife, una de las islas Canarias.

Según la tradición, la Virgen se le apareció en 1392 a dos indios guanches que pastoreaban su rebaño, quienes, al llegar a la boca de un barranco, notaron que el ganado no avanzaba, como si algo impidiera seguir adelante. Para ver qué era lo que pasaba, uno de los pastores avanzó y vio en lo alto de una peña una imagen de madera como de un metro de alto de una mujer. Traía una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho. El niño llevaba en sus manos un pajarito de oro.

Los indios, como tenían prohibido hablar con mujeres que estuvieran solas, le hicieron señas para que se apartara del camino. Como no les hacía caso, uno de los indios tomó una piedra para lanzársela, pero el brazo se le paralizó. Su compañero tomó la imagen e intentó romperla, pero en el intento, se cortó sus propios dedos.

Los indios corrieron a avisar al rey, quien de inmediato fue con todos sus guardias al lugar del acontecimiento. Tomaron la figura y la llevaron a la casa del rey. Los encargados de llevársela fueron los pastores que la encontraron, quienes al instante de tomarla en sus manos, quedan curados del brazo uno y de los dedos, el otro. Ante este milagro, el rey ordenó que todo el pueblo honrara a aquella figura de mujer, a quien le llamaron “La Extranjera”.

Cuando la gente se acercaba a Ella, se oían armonías celestiales, se percibían aromas exquisitos y la imagen despedía una luz resplandeciente. Infundía en las personas temor y respeto, pero ellos no sabían a quién representaba.

Años después, los españoles conquistaron la isla de Lanzarote y soñaban con conquistar la isla de Tenerife.

En uno de sus intentos de conquista, apresaron a un niño guanche y lo llevaron a Lanzarote. Ahí lo bautizaron con el nombre de Antón, lo catequizaron y un tiempo después, lo llevaron de regreso a su isla natal de Tenerife.

Antón fue a la casa del rey a contarle todo lo que le había sucedido y el rey le dio permiso de ver a La Extranjera.

Cuando Antón la vio, se puso de rodillas y les dijo a todos que hicieran lo mismo. Les explicó que aquella Señora, era la representación de la Virgen María cuando llevaba a Jesús a presentar al templo. Le explicó que la Virgen María era la Madre del Dios y de todos los hombres y que era una gran suerte tener ese gran tesoro.

Antón le pidió al Rey permiso para buscar un lugar en el que todos la pudieran venerar. El Rey accedió y llevaron la imagen a la cueva de Achbinico, un templo subterráneo, que parecía una Iglesia natural. Antón cuidó por un tiempo de la Basílica. Alrededor de 1530, encargaron el Santuario a los padres dominicos que se les conocía como “Los frailes de la Virgen”.

En noviembre de 1826, una tormenta terrible azotó a la isla de Tenerife, llegando al Santuario de la Virgen y las aguas se llevaron la Imagen. Se hizo todo por tratar de recuperarla, pero no fue posible encontrarla. Los padres dominicos acordaron mandar a hacer una imagen nueva. Así lo hicieron y en la festividad del día 2 de Febrero de 1830, bendijeron la nueva imagen de Nuestra Señora de la Candelaria.

Desde el año 1599 se nombró a la Virgen de la Candelaria patrona de todo el archipiélago canario. Su devoción se ha extendido por la península y por toda Hispanoamérica, principalmente por Venezuela.

Sus milagros y favores son constantes. Cada año acuden a visitarla miles de personas de todas clases sociales para darle gracias y pedirle beneficios.

Le cantan:
Muchas flores la fortuna
Regaló a las Canarias;
Pero como Tú ninguna.
Virgen de la Candelaria.

Virgen de Candelaria,
la más bonita, la más morena,
la que extiende su manto
desde la cumbre hasta la arena

En México, en Tlacotalpan, en el Estado de Veracruz, tienen como patrona a la Virgen de la Candelaria. Su traje es muy significativo: bajo el manto de azul profundo, lleva un vestido blanco resplandeciente, bordado con motivos vegetales y volutas (flores y espigas de trigo grandes). La Virgen se encuentra en la Iglesia y el día 2 de Febrero se acostumbra sacarla de la Iglesia, cantarle las Mañanitas por la mañana y por la tarde, llevarla en procesión por el río Papaloapan.

Tlacotalpan es un lugar que se encuentra al margen izquierdo del río Papaloapan, que quiere decir "río de mariposas".

jueves, 31 de enero de 2019

San Juan Bosco, padre y maestro de los jóvenes

SAN JUAN BOSCO


1815-1888 
Fiesta: 31 de enero
Presbítero, "Padre y maestro de la juventud", patrono de los editores, fundador de los salesianos. Por su gran devoción a María Auxiliadora, conseguía de ella innumerables milagros.
"En su vida, lo sobrenatural se hizo casi natural y lo extraordinario, ordinario." Pío XI sobre S. Juan Bosco.



Reseña

Tuvo una niñez muy dura. Una vez ordenado sacerdote, empleó todas sus energías en la educación de los jóvenes. Sus grandes amores que fundamentan su espiritualidad: La Eucaristía, la Virgen María, la Iglesia, la fidelidad al Santo Padre, la juventud.

Fundador de la Congregación de los Salesianos, comunidad religiosa con rama masculina y femenina, dedicados a la educación de los jóvenes, en especial los pobres. Les enseñaba la vida cristiana y diversos oficios. Atrajo y sigue atrayendo a multitudes de jóvenes a Cristo. La Congregación toma su nombre de San Francisco de Sales.

Famoso por sus sueños proféticos, ¡se conocen 159 de ellos! Quizás el mas famoso es el de la Nave de Pedro, que explicaremos mas adelante.

San Juan Bosco escribió también algunos opúsculos en defensa de la religión.

Gran constructor de iglesias, entre ellas la Basílica de San Juan Evangelista, la Basílica de María Auxiliadora y la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma donde celebró su última misa.

 Vida de San Juan Bosco

Juan Melchor nace en 1815, junto a Castelnuovo, en la diócesis de Turín. Era el menor de los hijos de un campesino piamontés. Su niñez fue muy dura. Su padre murió cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre, Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar mucho para sacar adelante a sus hijos, se hizo cargo de su educación.

El primero de sus 159 sueños proféticos 

A los nueve años de edad, un sueño que el rapazuelo no olvidó nunca, le reveló su vocación. Más adelante, en todos los períodos críticos de su vida, una visión del cielo le indicó siempre el camino que debía seguir.

En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud de chiquillos que se peleaban entre sí y blasfemaban; Juan Bosco trató de hacer la paz, primero con exhortaciones y después con los puños. Súbitamente apareció Nuestro Señor y le dijo: "¡No, no; tienes que ganártelos con la mansedumbre y el amor!" Le indicó también que su Maestra sería la Santísima Virgen, quien al instante apareció y le dijo: "Toma tu cayado de pastor y guía a tus ovejas". Cuando la Señora pronunció estas palabras los niños se convirtieron primero, en bestias feroces y luego en ovejas.   Mas Sueños e historias >>>

Una gran cualidad: su interés por la salvación de la juventud

El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres, y empezó inmediatamente a enseñar el catecismo y a llevar a la iglesia a los chicos de su pueblo. Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos toda clase de acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia; Juan Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos a la misa.

La alegría de Don Bosco

Los muchachos de la calle lo llamaban: ‘Ese es el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos’. Su sonrisa era de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo suyo para toda la vida. El Señor le concedió también el don de consejo: Un consejo suyo cambiaba a las personas. Y lo que decía eran cosas ordinarias.

Durante las semanas que vivió con una tía que prestaba servicios en casa de un sacerdote, Juan Bosco aprendió a leer. Tenía un gran deseo de ser sacerdote, pero hubo de vencer numerosas dificultades antes de poder empezar sus estudios. A los dieciséis años, ingresó finalmente en el seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos indispensables.

El alcalde del pueblo le regaló el sombrero, el párroco la chaqueta, uno de los parroquianos el abrigo y otro, un par de zapatos. Después de haber recibido el diaconado, Juan Bosco pasó al seminario mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir los domingos a un grupo de chiquillos y mozuelos abandonados de la ciudad.

San José Cafasso, sacerdote de la parroquia anexa al seminario mayor de Turín, confirmó a Juan Bosco en su vocación, explicándole que Dios no quería que fuese a las misiones extranjeras: "Desempaca tus bártulos --le dijo--, y prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso y no otra cosa es lo que Dios quiere de ti".

El mismo Don Cafasso le puso en contacto con los ricos que podían ayudarle con limosnas para su obra, y le mostró las prisiones y los barrios bajos en los que encontraría suficientes clientes para aprovechar los donativos de los ricos.

El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la marquesa di Barola, la rica y caritativa mujer que socorrió a Silvio Pellico cuando éste salió de la prisión. Los domingos, Don Bosco no tenía trabajo de modo que podía ocuparse de sus chicos, a los que consagraba el día entero en una especie de escuela y centro de recreo, que él llamó "Oratorio Festivo".

Pero muy pronto, la marquesa le negó el permiso de reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores. Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos anduvieron de "Herodes a Pilatos", porque nadie quería aceptar ese pequeño ejército de más de un centenar de revoltosos muchachos.

Cuando Don Bosco consiguió, por fin, alquilar un viejo granero, y todo empezaba a arreglarse, la marquesa, que a pesar de su generosidad tenía algo de autócrata, le exigió que escogiera entre quedarse con su tropa o con su puesto en el refugio para muchachas. El santo escogió a sus chicos.

Oratorios, escuelas, talleres...

En esos momentos críticos, le sobrevino una pulmonía, cuyas complicaciones estuvieron a punto de costarle la vida. En cuanto se repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en compañía de su madre, y ahí se entregó, con toda el alma, a consolidar y extender su obra. Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió otros dos centros en otros tantos barrios de Turín.

Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de Valdocco. Los chicos llamaban a la madre de Don Bosco "Mamá Margarita".

Con todo, Don Bosco cayó pronto en la cuenta que todo el bien que hacía a sus chicos se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros: el de los zapateros y el de los sastres, fueron inaugurados en 1853.

Crece la familia

El siguiente paso fue construir una iglesia, consagrada a San Francisco de Sales. Después vino la construcción de una casa para la enorme familia. El dinero no faltaba, a veces, por verdadero milagro. Don Bosco distinguía dos grupos entre sus chicos: el de los aprendices, y el de los que daban señales de una posible vocación sacerdotal. Al principio iban a las escuelas del pueblo; pero con el tiempo, cuando los fondos fueron suficientes, Don Bosco instituyó los cursos técnicos y los de primeras letras en el oratorio.

En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran quinientos. Con su extraordinario don de simpatía y de leer los corazones, Don Bosco ejercía una influencia ilimitada sobre sus chicos, de suerte que podía gobernarles con aparente indulgencia y sin castigos, para gran escándalo de los educadores de su tiempo.

Veía en sueños el estado exacto de la conciencia de sus discípulos y después los llamaba y les hacía una descripción tan completa de los pecados que ellos habían cometido, que muchos aclamaban emocionados: "Si hubiera venido un ángel a contarle toda mi vida no me habría hablado con mayor precisión" .

Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que a los demás.

Dedicó su vida a la difusión de las buenas lecturas

Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de peticiones para que predicara; la fama de su elocuencia se había extendido enormemente a causa de los milagros y curaciones obradas por la intercesión del santo. Otra forma de actividad, que ejerció durante muchos años, fue la de escribir libros para el gusto popular, pues estaba convencido de la influencia de la lectura.

Él decía que Dios lo había enviado al mundo para educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos y fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura". Unas veces se trataba de una obra de apologética, otras de un libro de historia, de educación o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba gran parte de la noche y al fin, tuvo que abandonarlo, porque sus ojos empezaron a debilitarse.

En búsqueda de colaboradores

El mayor problema de Don Bosco, durante largo tiempo, fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas, ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban dominar los métodos impuestos por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados y frecuentemente viciosos, o porque perdían la cabeza al ver que el santo se lanzaba a la construcción de escuelas y talleres, sin contar con un céntimo.

Aun hubo algunos que llevaron a mal que Don Bosco no convirtiera el oratorio en un club político para propagar la causa de "La Joven Italia". En 1850, no quedaba a Don Bosco más que un colaborador y esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Así fue como Santo Domingo Savio ingresó en el oratorio, en 1854.

Nace la gran familia Salesiana

Por otra parte, Don Bosco había acariciado siempre la idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa. Después de algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la noche del 26 de enero de 1854 --escribe uno de los testigos-- nos reunimos en el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en un período de trabajos prácticos de caridad para ayudar a nuestros prójimos.

Al fin de ese período, estaríamos en libertad de ligarnos con una promesa, que más tarde podría transformarse en voto. Desde aquella noche recibieron el nombre de Salesianos todos los que se consagraron a tal forma de apostolado. Naturalmente, el nombre provenía del gran obispo de Ginebra, San Francisco de Sales (el "Santo de la amabilidad"). El momento no parecía muy oportuno para fundar una nueva congregación, pues el Piamonte no había sido nunca más anticlerical que entonces.

Los jesuitas y las Damas del Sagrado Corazón habían sido expulsados; muchos conventos habían sido suprimidos y, cada día, se publicaban nuevas leyes que coartaban los derechos de las órdenes religiosas. Sin embargo, fue el ministro Rattazzi, uno de los que más parte había tenido en la legislación, quien urgió un día a Don Bosco a fundar una congregación para perpetuar su trabajo y le prometió su apoyo ante el rey".

En diciembre de 1859, Don Bosco y sus veintidos compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta quince años después, junto con el permiso de ordenación para los candidatos del momento. La nueva congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y nueve salesianos; a la muerte del fundador, eran ya 768, y en la actualidad se cuentan por millares: Diecisiete mil en 105 países, con 1,300 colegios y 300 parroquias, y se hallan establecidos en todo el mundo.

Don Bosco realizó uno de sus sueños al enviar sus primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco, los Salesianos se extendieron por toda la América del Sur. Cuando San Juan Bosco murió, la congregación tenía veintiséis casas en el Nuevo Mundo y treinta y ocho en Europa. Las instituciones salesianas en la actualidad comprenden escuelas de primera y segunda enseñanza, seminarios, escuelas para adultos, escuelas técnicas y de agricultura, talleres de imprenta y librería, hospitales, etc., sin omitir las misiones extranjeras y el trabajo pastoral.

El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una congregación femenina, encargada de hacer por las niñas lo que los Salesianos hacían por los niños. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que fue la cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos (o Hijas de María Auxiliadora). La nueva comunidad se desarrolló casi tan rápidamente como la anterior y emprendió, además de otras actividades, la creación de escuelas de primera enseñanza en Italia, Brasil, Argentina y otros países. "Hoy en día son dieciséis mil, en setenta y cinco países".

Para completar su obra, Don Bosco organizó a sus numerosos colaboradores del exterior en una especie de tercera orden, a la que dio el título de Colaboradores Salesianos. Se trataba de hombres y mujeres de todas las clases sociales, que se obligaban a ayudar en alguna forma a los educadores salesianos.

Nuestro Señor le inspiró un sabio método de enseñanza

El sueño o visión que tuvo Don Bosco en su juventud marcó toda su actividad posterior con los niños. Todo el mundo sabe que para trabajar con los niños, hay que amarlos; pero lo importante es que ese amor se manifieste en forma comprensible para ellos. Ahora bien, en el caso de Don Bosco, el amor era evidente, y fue ese amor el que le ayudó a formar sus ideas sobre el castigo, en una época en que nadie ponía en tela de juicio las más burdas supersticiones acerca de ese punto.

Los métodos de Don Bosco consistían en desarrollar el sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad. En 1877 escribía: "No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino aun mis menores deseos". Pero a esta cualidad se unía la perfecta conciencia del daño que puede hacer a los niños un amor demasiado indulgente, y así lo repetía constantemente Don Bosco a los padres.

Una de las imágenes más agradables que suscita el nombre de Don Bosco es la de sus excursiones domingueras al bosque, con una parvada de rapazuelos. El santo celebraba la misa en alguna iglesita de pueblo, comía y jugaba con los chicos en el campo, les daba una clase de catecismo, y todo terminaba al atardecer, con el canto de las vísperas, pues Don Bosco creía firmemente en los benéficos efectos de la buena música.

La construcción de iglesias

El relato de la vida de Don Bosco quedaría trunco, si no hiciéramos mención de su obra de constructor de iglesias. La primera que erigió era pequeña y resultó pronto insuficiente para la congregación. El santo emprendió entonces la construcción de otra mucho más grande, que quedó terminada en 1868. A ésta siguió una gran basílica en uno de los barrios pobres de Turín, consagrada a San Juan Evangelista.

El esfuerzo para reunir los fondos necesarios había sido inmenso; al terminar la basílica, el santo no tenía un céntimo y estaba muy fatigado, pero su trabajo no había acabado todavía. Durante los últimos años del pontificado de Pío IX, se había creado el proyecto de construir una iglesia del Sagrado Corazón en Roma, y el Papa había dado el dinero necesario para comprar el terreno. El sucesor de Pío IX se interesaba en la obra tanto como su predecesor, pero parecía imposible reunir los fondos para la construcción.

"Es una pena que no podamos avanzar" --dijo el Papa al terminar un consistorio--. "La gloria de Dios, el honor de la Santa Sede y el bien espiritual de muchos fieles están comprometidos en la empresa. Y no veo cómo podríamos llevarla adelante"

--"Yo puedo sugerir una manera de hacerlo" --dijo el cardenal Alimonda.
--"¿Cuál? --preguntó el Papa.
--"Confiar el asunto a Don Bosco".
–"¿Y Don Bosco estaría dispuesto a aceptar?"
–"Yo le conozco bien" --replicó el cardenal--; "la simple manifestación del deseo de Vuestra Santidad será una orden para él".

La tarea fue propuesta a Don Bosco, quien la aceptó al punto.

Cuando ya no pudo obtener más fondos en Italia, se trasladó a Francia, el país en que había nacido la devoción al Sagrado Corazón. Las gentes le aclamaban en todas partes por su santidad y sus milagros y el dinero le llovía. El porvenir de la construcción de la nueva iglesia estaba ya asegurado; pero cuando se aproximaba la fecha de la consagración, Don Bosco repetía que, si se retardaba demasiado, no estaría en vida para asistir a ella. La consagración de la iglesia tuvo lugar el 14 de mayo de 1887, y San Juan Bosco celebró ahí la misa, poco después.

Muerte de Don Bosco

Pero sus días tocaban a su fin. Dos años antes, los médicos habían declarado que el santo estaba completamente agotado y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco. A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte sobrevino el 31 de enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día, de suerte que algunos autores escriben, sin razón, que Don Bosco murió al día siguiente de la fiesta de San Francisco de Sales.

Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia.

Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".

Cuarenta mil personas desfilaron ante su cadáver en la iglesia, y sus funerales fueron una especie de marcha triunfal, porque toda la ciudad de Turín salió a la calle durante tres días a honrar a Don Bosco por última vez.

Fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse a Don Bosco, que el Sumo Pontífice lo canonizó cuando apenas habían pasado cuarenta y seis años de su muerte (en 1934) y lo declaró Patrono de los que difunden buenas lecturas y "Padre y maestro de la juventud".

 Fuente Bibliográfica:  "Vidas de los Santos de Butler", tomo I, excepto algunas adaptaciones hechas por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, y partes que van en letra itálica, procedentes de: "Vidas de Santos (1)" y "Autobiografía de San Juan Bosco", del Padre Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico Católico.

lunes, 28 de enero de 2019

Medjugorje: Mensajes de la Santísima Virgen del 25 de diciembre de 2018 y 2 de enero de 2019




Mensaje del 25 de diciembre de 2028:

“Queridos hijos, les traigo a mi Hijo Jesús que es el Rey de la Paz. Él les da la paz y que esta paz no sea solo para ustedes, hijitos, sino llévenla a los demás en alegría y humildad. Yo estoy con ustedes y oro por ustedes en este tiempo de gracia que Dios desea darles. Mi presencia aquí es un signo de amor, mientras estoy con ustedes, para protegerlos y guiarlos a la eternidad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Mensaje del 2 de enero de 2019:

“Queridos hijos, lamentablemente entre ustedes, mis hijos, hay mucha lucha, odio, intereses personales y egoísmo. Hijos míos, ¡cuán fácilmente olvidan a mi Hijo, sus palabras, su amor! La fe se extingue en muchas almas y los corazones están siendo atrapados por las cosas materiales del mundo. Pero mi Corazón maternal sabe que aún hay quienes creen y aman, que intentan acercarse lo más posible a mi Hijo, que incansablemente buscan a mi Hijo y, de esta manera, me buscan a mí. Son los humildes y los mansos que sobre llevan sus dolores y sufrimientos en silencio, con sus esperanzas y sobre todo con su fe. Son los apóstoles de mi amor. Hijos míos, apóstoles de mi amor, les enseño que mi Hijo no solo pide oraciones continuas, sino también obras y sentimientos; pide que crean, que oren, que con sus oraciones personales crezcan en la fe, crezcan en el amor. Amarse unos a otros es lo que Él pide: este es el camino a la vida eterna. Hijos míos, no olviden que mi Hijo trajo la luz a este mundo y la trajo a quienes quisieron verla y recibirla. Sean ustedes de esos; porque es la luz de la verdad, de la paz y del amor. Los conduzco maternalmente a adorar a mi Hijo, a amar conmigo a mi Hijo; a que sus pensamientos, palabras y obras se orienten hacia Mi Hijo y que estos sean en Su nombre. Solo entonces mi Corazón estará colmado. ¡Les doy las gracias!”