jueves, 12 de diciembre de 2013

Virgen de Guadalupe - Solemnidad: 12 de diciembre

"¿No estoy Yo aquí que soy tu Madre?

¿No soy vida y salud?

¿No estás en mi regazo y corres por mi cuenta?"



¡Felicidades, Virgencita de Guadalupe!

¡Gracias, por tantas gracias recibidas!




Hoy, 12 de diciembre festejamos con gran alegría la gran fiesta de la Virgen de Guadalupe, recordando la ultima aparición de la Madre de Dios al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en México.

El 9 de diciembre se produce la primera aparición de María, por eso es que la Iglesia ha establecido la fiesta de San Juan Diego ese día, y hoy 12 de diciembre se desarrolla el extrordinario Milagro Guadalupano, fecha en la que celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.

El Milagro Guadalupano fue recogido por Don Antonio Valeriano, probablemente de las palabras del mismo indio Juan Diego. El texto es reconocido como el Nican Mopohua, que en lengua Nahuatl significa "Aqui se narra". Son estas las palabras con las que se da comienzo a un extraordinario texto que reproduce el milagro ocurrido en el cerro del Tepeyac en aquel diciembre de 1531.
  
México nunca será lo mismo después de tan maravillosa jornada, ni tampoco América lo será. Muchos errores se cometieron durante la colonización de estas tierras, pero también es cierto que la Gracia de Dios envolvió América y la cubrió del Manto de la Madre de Dios desde entonces. Los pueblos honran a María, y la hacen Madre de sus hijos como Camino Perfecto a Jesucristo, nuestro Salvador.

Los invitamos a leer este texto único, el más importante que se refiera al Milagro del Tepeyac. En este camino a la Navidad, nada mejor que sumergirse en la escuela de María, escuela del amor a Jesús.



La Virgen bajó al Tepeyac por nuestra salvación

www.reinadelcielo.org



Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea 
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. 
Y a a ti, Celestial Princesa,
¡oh, Virgen Sagrada María!, 
yo te ofrezco en este día 
alma, vida y corazón. 
Mírame con compasión, 
no me dejes Madre mía, 
morir sin tu bendición. 
Amen. 



martes, 10 de diciembre de 2013

Orando por los hijos a la Preciosa Sangre de Cristo

Orando por los hijos a la preciosa Sangre de Cristo parte I 


Orando por los hijos a la preciosa Sangre de Cristo parte II



Orando por los hijos a la preciosa Sangre de Cristo parte III


lunes, 9 de diciembre de 2013

Apariciones de la Santísima Virgen en Salta, Argentina: INMACULADA MADRE DEL DIVINO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS


BENDITO Y ADORADO SEA
EL SACRATÍSIMO CORAZÓN
EUCARÍSTICO DE JESÚS”

"NO HE VENIDO A CRITICAR NI A DESTRUIR, SINO A CONSTRUIR”

“HAY QUE JUNTAR EL REBAÑO
ANTES QUE OSCUREZCA"

Salta - Argentina - 1990



Consagraciones

Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús, yo confío inmensamente en Tu Misericordia. Te pido humildemente que me des la fe que necesito para abandonarme a Tu Infinita Misericordia, porque ya se han agotado mis recursos humanos y ahora solo me cabe volverme con confianza a Tu Infinita Compasión, porque sé que Tu no desoirás mi suplica. Aquí estoy Señor a tus pies pidiendo con fervor arregles todas mis cosas y problemas, según Tu Amor y beneplácito divino, que sé, será lo mejor para mí, concédeme lo que te estoy pidiendo, si es para bien de mi alma. Toma Señor mi problema. Toma, mi corazón. 
¡Yo confío en Ti Corazón Eucarístico de Jesús!
¡Yo Confío en Ti Corazón Eucarístico de Jesús!
¡Yo Confío en Ti Corazón Eucarístico de Jesús!
Amén.



“PURISIMA Madre mía, quiero consagrarte mi CORAZON, mi VOLUNTAD, mi VIDA ENTERA.
Llévame al Corazón de tu Divino HIJO JESUS, para que EL Habite en mí.
Quiero ser totalmente tuyo Madre mía y a partir de hoy, servirte fielmente en lo que me mandes.
Sé dulce compañía en mi vida, no permitas que jamás me separe de Ti y en la hora de la muerte ven a buscarme para gozar de la eternidad en Tu compañía.
“Bendita y alabada seas por siempre Madre mía.”
Amén.




HISTORIA

La capilla construida en honor de la Santísima Virgen María bajo la advocación de INMACULADA MADRE DEL DIVINO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS, se realizó con el trabajo de servidores y de peregrinos que concurrían al lugar.

Una vez obtenidos los permisos correspondientes para llevar a cabo la construcción, se comenzó con la misma el primero de mayo de 2001, fecha en la que se construyó la base en la que se instaló una cruz de madera donada especialmente para ese fin. A partir de esa fecha comienza el rezo del Santo Rosario los días sábados por la tarde, oportunidad en la que suben cada vez más peregrinos. A esos días se le suman peregrinos que suben a visitar el lugar los días de semana, haciéndolo por un sendero peatonal construido para acceder al lugar, desde la base del cerro, recorriendo 1500 metros y subiendo 500 metros de altura para llegar a la cima del cerro más alto próximo a la ciudad de Salta, en el barrio de Tres Cerritos.

En la base del ascenso, en bolsitas de cinco Kg se acopiaba el material necesario para la construcción de la capilla al lado de la CRUZ. Allí se acopiaba el cemento, la arena, la ripiosa. Se hacía lo mismo con las tejas, la madera, el hierro, clavos y alambre. El agua se juntaba en botellas. Todo se acopiaba en la base del cerro, y los peregrinos, sobre todo el día sábado, levantaban lo que su físico podía soportar, y trasladaban el material hacia la cima. Era una hora de caminata con el peso sobre los hombros, subiendo una fuerte pendiente. Oportunidades no faltaron de peregrinos que subían y bajaban en más de una ocasión en el mismo día. Así, en un plazo de sesenta días, hasta julio de 2001, se subieron 60.000 Kg de material que se usó en la construcción de la capilla hasta la entronización de la Santísima Virgen el 8 de diciembre de 2001.

En la construcción se utilizó piedra y laja del mismo lugar. Estas también eran extraídas y trasladadas por peregrinos y servidores, especialmente los días feriados en los que se realizaban jornadas de trabajo de varias horas, y mediante cadenas humanas se acercaban las piedras y lajas al lugar, mientras se rezaba y alababa al SEÑOR y a la INMACULADA MADRE DEL DIVINO CORAZON EUCARISTICO DE JESUS.

La mano de obra es la de los servidores y de los peregrinos que concurrían al lugar y ofrecían su trabajo para que se cumpla con el pedido de la Santísima Virgen. Hubo jornadas en la que muchísimos peregrinos arribaban al lugar a la madrugada, subían las bolsitas con materiales y luego en el lugar trabajaban en los muros, techos y patios hasta la hora del Rosario, para luego regresar a sus hogares. Muchas jornadas eran cientos de servidores y peregrinos trabajando en esta gratísima tarea.

Solo un operario rentado trabajó desde el comienzo, cuidando el lugar y realizando todo tipo de tareas. La providencia de DIOS FUE MANIFESTÁNDOSE DIA A DIA. Así las personas colaboraban con materiales, y con su trabajo. Un devoto de la Virgen donó la construcción del camino para vehículos, el que empezó en agosto del 2001 y se termino días antes del 8 de diciembre de 2001, cuando se entronizó la Imagen en la capilla, y cuando se había terminado en su totalidad la parte más importante de la obra.

Grande fue el trabajo de jardinería y conservación del suelo realizando plantaciones, siembras y muros, sin dejar de mencionar los palenques armados para que los peregrinos descansen y puedan realizar sus oraciones sentados.

Con el correr de los días y los meses se mejora continuamente el lugar, los accesos, baños, luz, agua, puestos médicos, senderos de accesos, estacionamientos, barreras, rampas, caminos, escaleras, forestación, cartelera indicadora y muchas otras obras que hacen a la calidez y tranquilidad del lugar para mayor comodidad de los peregrinos que visitan el SANTUARIO.

En el lugar se reparten gratuitamente estampas, rosarios y no se aceptan limosna ni objetos de valor, como tampoco se permite ningún tipo de comercio o venta, desde la base del cerro hasta la cima donde esta el SANTUARIO.

Desde el 8/12/2001 a Junio/2003 se repartieron 200.000 estampas a otros tantos peregrinos que concurren a rezar a la Santísima Virgen y a recibir la ORACION DE INTERCESION que realiza la Señora que recibe los MENSAJES luego del rezo del Santo Rosario.

Esta es una ORACION individual en silencio de CORAZON a CORAZON, que se realiza cada sábado, en presencia de la Santísima Virgen y de Nuestro Señor Jesucristo por espacio de cinco o seis horas según la cantidad de peregrinos, terminando la jornada muchas veces a las 22 horas.

Por esta Oración de Intercesión, la Santísima Virgen pide a nuestro Señor Jesucristo por las necesidades e intenciones del peregrino.

En la actualidad el Santuario dispone de estacionamientos para vehículos, caminos de accesos adecuados tanto vehicular como peatonal, servicios médicos y sanitarios por cualquier emergencia, grupos de seguridad y comodidades para 10.000 peregrinos alrededor de la capilla.

Los días Sábados doscientos servidores de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, trabajan desde muy temprano, cubriendo las distintas áreas y cumpliendo las funciones necesarias para que la jornada se desarrolle sin sobresaltos, en perfecta armonía, silencio y oración.

Mayo 2001
La Obra material del Santuario se inicia en Mayo de 2001. Se comenzó a rezar el Santo Rosario los días sábados en la cima del cerro elegido por La Santísima Virgen a cuyos pies está el Barrio Tres Cerritos en la Ciudad de Salta junto a un grupo reducido de personas con quienes semanalmente se reúne a rezar el Rosario en su domicilio particular y con algunas otras personas que de alguna manera tienen conocimiento de estos acontecimientos, no superándose las 100 personas.

Es la Santísima Virgen quien revela a la Sra. María Livia el lugar en el año 1990 y le pide guardar el secreto hasta el momento en que Dios le pcapilla dar a conocer los designios sobre este lugar.

El lugar es imponente por su belleza y por su visibilidad desde la cima de este cerro que parece custodiar no solo el inmenso Valle de Lerma, sino que su situación geográfica tan particular, permite dominar visualmente los cuatro puntos cardinales, es así que mirando hacia los 4 lados la vista se pierde en la lejanía sin dificultad.

No obstante la proximidad con la Ciudad, la belleza y la naturaleza del lugar hace que quien sube reconozca que es un lugar de privilegio no solo por ser el lugar elegido por Dios y Nuestra Señora para algo tan importante, sino por su naturaleza. 

Julio 2001
Durante los meses siguientes se continuó con el Rezo del Santo Rosario los días sábado con un grupo de personas. Consolidaron una senda de acceso y acarrearon manualmente el material necesario para la construcción de la actual capilla.

El 1ro. de mayo del 2001  se coloca La Cruz y en agosto del 2001 se completa la construcción de La capilla quedando a la espera de que se termine de modelar La Imagen de La Inmaculada Madre para su entronización.

Para esa época ya suman aproximadamente 300 personas que suben a pié todos los sábados a rezar el Rosario junto a la Sra. María Livia en el lugar.

Diciembre 2001
Entre los meses de agosto y octubre de 2001 se construyó un precario camino vehicular que permitía llegar más cerca de la cima con vehículos y completar la subida a pié por un camino consolidado.

Cada sábado más gente llegaba ya sin conocimiento previo del lugar; simplemente siguiendo el camino y continuando a pié en busca de la capilla y el lugar de las apariciones.

Solamente con camionetas doble tracción se podía completar el camino en vehículo hasta la cima, y fue con este medio con el que se empezaron a trasladar voluntariamente a las personas que no podían hacer el trayecto a pié.

Madres con sus hijos, Familias con cochecitos para los bebes, ancianos y enfermos empezaron a acudir al llamado silencioso de La Madre de Dios en este lugar del mundo.

Para noviembre del 2001 ya suben aproximadamente unas mil personas los días sábado.

El sábado 8 de diciembre del 2001 se entroniza la imagen de Nuestra Señora La Inmaculada Madre en la capilla preparada para Ella.

La imagen se construye íntegramente en El Convento San Bernardo de Carmelitas Descalzas de Salta, que acompañan a esta Obra y a la Sra. María Livia desde el año 1995, quien les transmitió en detalle la apariencia física con que se le aparece la Virgen.

Ni la lluvia torrencial hasta el mediodía ni el camino totalmente embarrado impidieron que la gente acompañara con devoción a La Madre de Dios hacia el lugar elegido por ella para derramar desde allí las Gracias de su Amor  de Madre de Dios y Madre Nuestra.

No hubo difusión organizada de este evento. Sin embargo el llamado de La Señora del Cielo se hizo muy evidente, cuando una multitud de fieles venidos de todas partes del país y de más allá de las fronteras se reunieron a esta fiesta en el lugar elegido para su trono.

Julio 2003
A partir del sábado siguiente al 8 de diciembre del 2001, muchos escuchan el llamado y asisten cada sábado al lugar. Se calcula que por lo menos unas tres mil personas concurren y con el correr de los meses superan las 6000 personas para Julio del 2003.

A la asistencia de fieles de la Provincia, se suman desde un principio de la presencia de la Imagen en el Santuario, peregrinaciones que vienen en forma periódica y permanente de las provincias de Tucumán y de Jujuy.

Casi todos los sábados vienen ómnibus y otros transportes de Jujuy y cada dos semanas contingentes de Tucumán y gran cantidad de peregrinos en sus vehículos particulares.

Comienzan a venir peregrinaciones de Córdoba y Buenos Aires y en Junio del 2003 vino una peregrinación de más de 500 personas desde Buenos Aires y Corrientes.

Para el 30 de agosto del 2003 se espera una peregrinación desde Buenos Aires con más de 1500 personas.

Es de destacar que estas peregrinaciones son organizadas por Misioneros de cada lugar y que ni la Obra ni ninguno de sus Servidores cobra dinero alguno ni obtiene rédito económico por su trabajo de colaboración con esta Obra donde todo lo que acontece en el ámbito del Santuario es absolutamente gratuito estando prohibido cualquier tipo de actividad onerosa e inclusive la recepción de colaboraciones que los peregrinos pretendan hacer.

Peregrinos de distintos lugares de Argentina y del Mundo atraídos por la Presencia de La Inmaculada Virgen María acuden periódicamente al lugar en cantidades cada vez mayores.

Los últimos sábados subieron al SANTUARIO alrededor de seis mil peregrinos habiéndose estacionado más de veinte colectivos, quinientos vehículos que trasladaron a peregrinos de otras provincias y países.Las unidades de transporte se estacionan en los lugares habilitados, ya que no se permite el ingreso de unidades ruidosas (4x4, motos, escape libre, altoparlantes, música, etc.), respetando de esta manera el SILENCIO, RECOGIMIENTO Y ORACION, que son características de este lugar CONSAGRADO POR LA SANTISIMA VIRGEN MARIA.

La OBRA continua día por día, se conoce el principio y el presente, y en las manos de la PROVIDENCIA DIVINA esta el futuro, y en los corazones la respuesta al AMOR DE DIOS.



domingo, 8 de diciembre de 2013

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA 




Dígnate recibir mi alabanza, oh Virgen bendita,
Inmaculada Concepción, Reina del cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y madre amantísima
a quien Dios quiso confiar todo el orden de la misericordia.


"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
(Bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX )


Si no hay Pentecostés en tu corazón: "AHÍ TIENES A TU MADRE..."




La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción. 

Como demostraremos, esta doctrina es de origen apostólico, aunque el dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus.

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854) 


La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica  procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

Cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado. El dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la "llena de gracia" desde su concepción.

La Encíclica "Fulgens corona", publicada por el Papa Pío XII en 1953 para conmemorar el centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, argumenta así: «Si en un momento determinado la Santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya -al menos durante ese periodo de tiempo, por más breve que fuera- la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre»


Fundamento Bíblico

La Biblia no menciona explícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción, como tampoco menciona explícitamente muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia. Pero la Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta correctamente a la luz de la Tradición Apostólica. 

El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Genesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la semilla de la mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Solo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre ella y la serpiente. El Proto-evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un redentor.  Junto a El se manifestará su obra maestra: La preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal.

En Lucas 1:28 el ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.». Las palabras en español "Llena de gracia" no hace justicia al texto griego original que es "kecharitomene" y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no "prueba" la Inmaculada Concepción de María ciertamente lo sugiere.

El Apocalipsis narra sobre la «mujer vestida de sol» (Ap 12,1).  Ella representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. Ella es toda esplendor porque no hay en ella mancha alguna de pecado. Lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo.



Los Padres de la Iglesia y la Inmaculada

Los Padres se referían a la Virgen María como la Segunda Eva (cf. I Cor. 15:22), pues ella desató el nudo causado por la primera Eva.

·         Justín (Dialog. cum Tryphone, 100),
·         Ireneo (Contra Haereses, III, xxii, 4),
·         Tertuliano (De carne Christi, xvii),
·         Julius Firm cus Maternus (De errore profan. relig xxvi),
·         Cyrilo of Jerusalem (Catecheses, xii, 29),
·         Epiphanius (Hæres., lxxviii, 18),
·         Theodotus of Ancyra (Or. in S. Deip n. 11), and
·         Sedulius (Carmen paschale, II, 28).

También se refieren a la Virgen Santísima como la absolutamente pura San Agustín y otros. La iglesia Oriental ha llamado a María Santísima la "toda santa"



En el siglo IX se introdujo en Occidente la fiesta de la Concepción de María, primero en Nápoles y luego en Inglaterra.

Hacia el año 1128, un monje de Canterbury llamado Eadmero escribe el primer tratado sobre la Inmaculada Concepción donde rechaza la objeción de San Agustín contra el privilegio de la Inmaculada Concepción, fundada en la doctrina de la transmisión del pecado original en la generación humana.

La castaña, escribe Eadmero, «es concebida, alimentada y formada bajo las espinas, pero que a pesar de eso queda al resguardo de sus pinchazos». Incluso bajo las espinas de una generación que de por sí debería transmitir el pecado original, María permaneció libre de toda mancha, por voluntad explícita de Dios que «lo pudo, evidentemente, y lo quiso. Así pues, si lo quiso, lo hizo».

Los grandes teólogos del siglo XIII presentaban las mismas dificultades de San Agustín: la redención obrada por Cristo no sería universal si la condición de pecado no fuese común a todos los seres humanos. Si María no hubiera contraído la culpa original, no hubiera podido ser rescatada. En efecto, la redención consiste en librar a quien se encuentra en estado de pecado. 

El franciscano Juan Duns Escoto, al principio del siglo XIV, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo San Francisco (siglo XIII, devoto de la Inmaculada), brindó la clave para superar las objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado.

 Escoto preparó el camino para la definición dogmática. Dicen que su inspiración le vino al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).

1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? - Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.

2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original? -
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.

3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó Luego
1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha.
3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

Méritos: María es libre de pecado por los méritos de Cristo Salvador. Es por El que ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que solo viene de Cristo. Pero Ella singularmente recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.

Razón: La maternidad divina. Dios quiso prepararse un lugar puro donde su hijo se encarnara.

Frutos:
1-María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia. Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se dirigen al mal.

2-María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Esta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido. 

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no ofusca, sino que más bien pone mejor de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana. Todas las virtudes y las gracias de María Santísima las recibe de Su Hijo. La Madre de Cristo debía ser perfectamente santa desde su concepción. Ella desde el principio recibió la gracia y la fuerza para evitar el influjo del pecado y responder con todo su ser a la voluntad de Dios. A María, primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y del pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a la imagen de la santidad que están llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor, en su vida.

En torno a las ideas de Escoto se suscitó una gran controversia. Después de que el Papa Sixto IV aprobara, en 1477, la misa de la Concepción, esa doctrina fue cada vez más aceptada en las escuelas teológicas.

El Papa Sixto IV, en 1483, casi 4 siglos antes del dogma, había extendido la fiesta de la Concepción Inmaculada de María a toda la Iglesia de Occidente.

Fue valioso también el aporte del mundo universitario. Las universidades de París, Maguncia y Colonia y, en España, la de Valencia (1530), Granada, Alcalá (1617), Salamanca (1618) y otras proclamaron a María Inmaculada como Patrona. Sus doctores, al recibir el grado, hacían voto y juramento de enseñar y defender la doctrina de la Inmaculada Concepción de María.


La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un llamado para nosotros:

1. Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
2. Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.

"Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad" Juan Pablo II, 5-XII-2003.


Respuesta a los argumentos contra la Inmaculada Concepción de María.

1- Argumento: La Inmaculada  Concepción contradice la enseñanza de San Pablo: "todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios" (Romanos 3:23).

Respuesta católica: Si fuéramos a tomar las palabras de San Pablo "todos han pecado" en un sentido literal absoluto, Jesús también quedaría incluido entre los pecadores. Sabemos que esta no es la intención de S. Pablo ya que después menciona que Jesús "no conoció pecado" (2Cor 5,21; Cf. Hebreos 4:15; 1 Pedro 2:22). 

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no contradice la enseñanza Paulina en Rm 3:23 sobre la realidad pecadora de la humanidad en general, la cual estaba encerrada en el pecado y lejos de Dios hasta la venida del Salvador. San Pablo enseña que Cristo nos libera del pecado y nos une a Dios (Cf. Efesios 2:5).

Esta es la enseñanza del Catecismo de la Iglesia católica, el pecado original «afecta a la naturaleza humana», que se encuentra así «en un estado caído». Por eso, el pecado se transmite «por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales». Pero Jesús tiene la potestad para preservar a su Madre del pecado aplicando a ella los méritos de su redención.

San Pablo declara que, como consecuencia de la culpa de Adán, «todos pecaron» y que «el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación» (Rom 5,12.18). El paralelismo entre Adán y Cristo se completa con el de Eva y María: La mujer tuvo un papel importante en la caída y lo tiene también en la redención. 

San Ireneo, Padre de la Iglesia del siglo II, presenta a María como la nueva Eva que, con su fe y su obediencia, contrapesa la incredulidad y la desobediencia de Eva. Ese papel en la economía de la salvación exige la ausencia de pecado. Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo Adán, también María, nueva Eva, no conociera el pecado y fuera así más apta para cooperar en la redención.

El pecado que mancha a toda la humanidad no puede entrar en el Redentor y su colaboradora. Con una diferencia sustancial: Cristo es totalmente santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina; y María es totalmente santa en virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador.

Entonces, lo que Pablo declara en forma general para toda la humanidad no incluye a Jesús y a María.

2- Argumento: Según algunos, María reconoce que ella era pecadora y que necesitó ser rescatada por la gracia de Dios (Lucas 1: 28, 47).

Respuesta católica: Que María se declarara pecadora es falso. Que ella se declarara salvada por Dios es cierto. En Lc 1:48 ella reconoce que fue salvada. ¿De qué? Del dominio del pecado, por gracia de Dios. Pero para eso no tuvo que llegar a pecar. Dios la salvó preservándola del pecado.

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no niega que ella fue salvada por Jesús. En María las gracias de Cristo se aplicaron ya desde el momento de su concepción. El hecho de que Jesús no hubiese aún nacido no presenta obstáculo pues las gracias de Jesús no tienen barreras de tiempo y se aplicaron anticipadamente en su Madre. Para Dios nada es imposible. 

¿Cómo sabemos que La Virgen María fue concebida sin pecado? La fe católica reconoce que la revelación Bíblica necesita ser interpretada a la luz de la Tradición recibida de los Apóstoles y según el desarrollo dogmático que, por el Espíritu Santo, ha ocurrido en la Iglesia. De esta manera lo que está ya en la Biblia en forma de semilla se llega a entender cada vez mejor.  


Juan Pablo II sobre La Inmaculada Concepción

1. En la reflexión doctrinal de la Iglesia de oriente, la expresión llena de gracia, como hemos visto en las anteriores catequesis, fue interpretada, ya desde el siglo VI, en el sentido de una santidad singular que reina en María durante toda su existencia. Ella inaugura así la nueva creación.

Además del relato lucano de la Anunciación, la Tradición y el Magisterio han considerado el así llamado Protoevangelio (Gn 3, 15) como una fuente escriturística de la verdad de la Inmaculada Concepción de María. Ese texto, a partir de la antigua versión latina: «Ella te aplastara la cabeza», ha inspirado muchas representaciones de la Inmaculada que aplasta la serpiente bajo sus pies.

Ya hemos recordado con anterioridad que esta traducción no corresponde al texto hebraico, en el que quien pisa la cabeza de la serpiente no es la mujer, sino su linaje, su descendiente. Ese texto por consiguiente, no atribuye a María sino a su Hijo la victoria sobre Satanás. Sin embargo, dado que la concepción bíblica establece una profunda solidaridad entre el progenitor y la descendencia, es coherente con el sentido original del pasaje la representación de la Inmaculada que aplasta a la serpiente, no por virtud propia sino de la gracia del Hijo.

2. En el mismo texto bíblico, además se proclama la enemistad entre la mujer y su linaje, por una parte, y la serpiente y su descendencia, por otra. Se trata de una hostilidad expresamente establecida por Dios, que cobra un relieve singular si consideramos la cuestión de la santidad personal de la Virgen. Para ser la enemiga irreconciliable de la serpiente y de su linaje, María debía estar exenta de todo dominio del pecado. Y esto desde el primer momento de su existencia.

A este respecto, la encíclica Fulgens Corona, publicada por el Papa Pío XII en 1953 para conmemorar el centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, argumenta así: «Si en un momento determinado la santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya –al menos durante ese periodo de tiempo, por más breve que fuera– la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre» (MS 45 [1953], 579).

La absoluta enemistad puesta por Dios entre la mujer y el demonio exige, por tanto, en María la Inmaculada Concepción, es decir, una ausencia total de pecado, ya desde el inicio de su vida. El Hijo de María obtuvo la victoria definitiva sobre Satanás e hizo beneficiaria anticipadamente a su Madre, preservándola del pecado. Como consecuencia, el Hijo le concedió el poder de resistir al demonio, realizando así en el misterio de la Inmaculada Concepción el más notable efecto de su obra redentora.

3. El apelativo llena de gracia y el Protoevangelio, al atraer nuestra atención hacia la santidad especial de María y hacia el hecho de que fue completamente librada del influjo de Satanás, nos hacen intuir en el privilegio único concedido a María por el Señor el inicio de un nuevo orden, que es fruto de la amistad con Dios y que implica, en consecuencia, una enemistad profunda entre la serpiente y los hombres.

Como testimonio bíblico en favor de la Inmaculada Concepción de María, se suele citar también el capítulo 12 del Apocalipsis, en el que se habla de la «mujer vestida de sol» (Ap 12, 1). La exégesis actual concuerda en ver en esa mujer a la comunidad del pueblo de Dios, que da a luz con dolor al Mesías resucitado. Pero, además de la interpretación colectiva, el texto sugiere también una individual cuando afirma: «La mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro» (Ap 12, 5). Así, haciendo referencia al parto, se admite cierta identificación de la mujer vestida de sol con María, la mujer que dio a luz al Mesías. La mujer­ comunidad está descrita con los rasgos de la mujer­ Madre de Jesús.

Caracterizada por su maternidad, la mujer «está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz» (Ap 12, 2). Esta observación remite a la Madre de Jesús al pie de la cruz (cf. Jn 19, 25), donde participa, con el alma traspasada por la espada (cf. Lc 2, 35), en los dolores del parto de la comunidad de los discípulos. A pesar de sus sufrimientos, está vestida de sol, es decir, lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo. 

Estas imágenes, aunque no indican directamente el privilegio de la Inmaculada Concepción, pueden interpretarse como expresión de la solicitud amorosa del Padre que llena a María con la gracia de Cristo y el esplendor del Espíritu.

Por último, el Apocalipsis invita a reconocer más particularmente la dimensión eclesial de la personalidad de María: la mujer vestida de sol representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la santísima Virgen, en virtud de una gracia singular.

4. A esas afirmaciones escriturísticas, en las que se basan la Tradición y el Magisterio para fundamentar la doctrina de la Inmaculada Concepción, parecerían oponerse los textos bíblicos que afirman la universalidad del pecado.

El Antiguo Testamento habla de un contagio del pecado que afecta a «todo nacido de mujer» (Sal 50, 7; Jb 14, 2). En el Nuevo Testamento, san Pablo declara que, como consecuencia de la culpa de Adán, «todos pecaron» y que «el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación» (Rm 5, 12. 18). Por consiguiente, como recuerda el Catecismo de la Iglesia católica, el pecado original «afecta a la naturaleza humana», que se encuentra así «en un estado caído». Por eso, el pecado se transmite «por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales» (n. 404). San Pablo admite una excepción de esa ley universal: Cristo, que «no conoció pecado» (2 Co 5, 21) y así pudo hacer que sobreabundara la gracia «donde abundo el pecado» (Rm 5, 20).
Estas afirmaciones no llevan necesariamente a concluir que María forma parte de la humanidad pecadora. El paralelismo que san Pablo establece entre Adán y Cristo se completa con el que establece entre Eva y María: el papel de la mujer, notable en el drama del pecado, lo es también en la redención de la humanidad.

San Ireneo presenta a María como la nueva Eva que, con su fe y su obediencia, contrapesa la incredulidad y la desobediencia de Eva. Ese papel en la economía de la salvación exige la ausencia de pecado. Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo Adán, también María, nueva Eva, no conociera el pecado y fuera así más apta para cooperar en la redención.

El pecado, que como torrente arrastra a la humanidad, se detiene ante el Redentor y su fiel colaboradora. Con una diferencia sustancial: Cristo es totalmente santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina; y María es totalmente santa en virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador.


Llena de Gracia, el nombre más bello de María.
Benedicto XVI, 2006

Queridos hermanos y hermanas: 
Celebramos hoy una de las fiestas de la bienaventurada Virgen más bellas y populares: la Inmaculada Concepción. María no sólo no cometió pecado alguno, sino que quedó preservada incluso de esa común herencia del género humano que es la culpa original, a causa de la misión a la que Dios la había destinado desde siempre: ser la Madre del Redentor.

Todo esto queda contenido en la verdad de fe de la Inmaculada Concepción. El fundamento bíblico de este dogma se encuentra en las palabras que el Ángel dirigió a la muchacha de Nazaret: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lucas 1, 28). «Llena de gracia», en el original griego «kecharitoméne», es el nombre más bello de María, nombre que le dio el mismo Dios para indicar que desde siempre y para siempre es la amada, la elegida, la escogida para acoger el don más precioso, Jesús, «el amor encarnado de Dios» (encíclica «Deus caritas est», 12).

Podemos preguntarnos: ¿por qué entre todas las mujeres, Dios ha escogido precisamente a María de Nazaret? La respuesta se esconde en el misterio insondable de la divina voluntad. Sin embargo, hay un motivo que el Evangelio destaca: su humildad. Lo subraya Dante Alighieri en el último canto del «Paraíso»: «Virgen Madre, hija de tu hijo, humilde y alta más que otra criatura, término fijo del consejo eterno» (Paraíso XXXIII, 1-3). La Virgen misma en el «Magnificat», su cántico de alabanza, dice esto: «Engrandece mi alma al Señor… porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lucas 1, 46.48). Sí, Dios se sintió prendado por la humildad de María, que encontró gracia a sus ojos (Cf. Lucas 1, 30). Se convirtió, de este modo, en la Madre de Dios, imagen y modelo de la Iglesia, elegida entre los pueblos para recibir la bendición del Señor y difundirla entre toda la familia humana. 

Esta «bendición» es el mismo Jesucristo. Él es la fuente de la «gracia», de la que María quedó llena desde el primer instante de su existencia. Acogió con fe a Jesús y con amor lo entregó al mundo. Ésta es también nuestra vocación y nuestra misión, la vocación y la misión de la Iglesia: acoger a Cristo en nuestra vida y entregarlo al mundo «para que el mundo se salve por él» (Juan 3, 17).

Queridos hermanos y hermanas: la fiesta de la Inmaculada ilumina como un faro el período de Adviento, que es un tiempo de vigilante y confiada espera del Salvador. Mientras salimos al encuentro de Dios, que viene, miremos a María que «brilla como signo de esperanza segura y de consuelo para el pueblo de Dios en camino» («Lumen gentium», 68). Con esta conciencia os invito a uniros a mí cuando, en la tarde, renueve en la plaza de España el tradicional homenaje a esta dulce Madre por la gracia y de la gracia. A ella nos dirigimos ahora con la oración que recuerda el anuncio del ángel.  




Oración a la Inmaculada Virgen María

Santísima Virgen, yo creo y confieso vuestra Santa e
Inmaculada Concepción pura y sin mancha.
¡Oh Purísima Virgen!,
por vuestra pureza virginal,
vuestra Inmaculada Concepción y
vuestra gloriosa cualidad de Madre de Dios,
alcanzadme de vuestro amado Hijo la humildad,
la caridad, una gran pureza de corazón,
de cuerpo y de espíritu,
una santa perseverancia en el bien,
el don de oración,
una buena vida y una santa muerte.
Amén"