sábado, 2 de noviembre de 2019

2 de noviembre: día de los Fieles Difuntos



"Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre 
su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios." 
                                        -San Agustín

"Cada uno se presentará ante el tribunal de Dios para 
darle cuenta de lo que ha hecho, de lo bueno y de lo malo." 
                                     - Santa Biblia


Las tres Iglesias: 

Se llama Iglesia a la asociación de los que creen en Jesucristo. La Iglesia se divide en tres grupos. Iglesia triunfante: los que ya se salvaron y están en el cielo (los que festejamos ayer). Iglesia militante: los que estamos en la tierra luchando por hacer el bien y evitar el mal. E Iglesia sufriente: los que están en el purgatorio purificándose de sus pecados, de las manchas que afean su alma.

El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:

1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (1030).

2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).

3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46).

4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma").

5ª. San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".

De San Gregorio se narran dos hechos interesantes. El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del purgatorio. Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió: "Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio". Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.

La respuesta de San Agustín: a este gran Santo le preguntó uno: "¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?", y él le respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él".

¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que rezan por ellos.

Fuente: www.ewtn.com


Indulgencia plenaria en el día de los muertos

Aplicable solamente en favor de las almas del purgatorio




El día 2 de noviembre, cuando la Iglesia conmemora el día de los muertos, los fieles católicos que visiten piadosamente una iglesia o un oratorio podrán solicitar indulgencia plenaria para las almas del purgatorio.


La indulgencia podrá ser obtenida el propio día de los muertos o con el consentimiento de un obispo, en el domingo anterior o posterior, o en la solemnidad de Todos los Santos. Esta indulgencia está incluida en la Constitución apostólica Indulgencia doctrina, en la norma número 15.


Para obtener cualquier indulgencia plenaria son necesarios algunos requisitos: rezar un Padre Nuestro, un credo, un ave maría y un gloria por las intenciones del Santo Padre. Además de estas oraciones por el Sumo Pontífice, debe ser hecha una confesión sacramental y una comunión eucarística.



Con una sola confesión sacramental se pueden ganar muchas indulgencias plenarias; en cambio, con una sola comunión eucarística y con una sola oración por las intenciones del Sumo Pontífice solamente se puede ganar una indulgencia plenaria.



Las tres condiciones pueden cumplirse algunos días antes o después de la ejecución de la obra prescrita; sin embargo, es conveniente que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se haga la obra.

Cada fiel puede rezar otra oración, según su devoción y piedad por el Romano Pontífice.





Enlaces relacionados: 

Coronilla de las Benditas Almas

 El juicio de Dios particular

La Mansión Eterna

Medios para sacar almas del Purgatorio

Las benditas almas del Purgatorio

viernes, 1 de noviembre de 2019

Solemnidad de Todos los Santos, la fiesta del cielo.


El día de Todos los Santos es una Solemnidad en la que la Iglesia celebra juntos la gloria y el honor de todos los Santos, que contemplan eternamente el rostro de Dios y se regocijan plenamente en esta visión. A nosotros, fieles, este día nos enseña a mirar a aquellos que ya poseen el legado de la gloria eterna.

Roberta Barbi – Ciudad del Vaticano

Algunos la llaman también "Pascua de Otoño", la importante solemnidad que hoy celebramos como miembros activos de una Iglesia que una vez más no se mira a sí misma, sino que mira y aspira el cielo. La santidad, en efecto, es un camino que todos estamos llamados a seguir, siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos mayores que nos son propuestos como modelos porque han aceptado dejarse encontrar por Jesús, hacia quien han ido con confianza trayendo sus deseos, sus debilidades y también sus sufrimientos.

El significado de la solemnidad

La memoria litúrgica dedica un día especial [NG1] a todos aquellos que están unidos a Cristo en la gloria y que no sólo son indicados como arquetipos, sino también invocados como protectores de nuestras acciones. Los Santos son los hijos de Dios que han alcanzado la meta de la salvación y que viven en la eternidad esa condición de bienaventuranza bien expresada por Jesús en el discurso de la montaña narrado en el Evangelio (Mt 5, 1-12). Los Santos son también los que nos acompañan en el camino de la imitación de Jesús, que nos conduce a ser la piedra angular en la construcción del Reino de Dios.

La Comunión de los santos

En nuestra Profesión de Fe afirmamos que creemos en la Comunión de los Santos: con esto queremos decir tanto la vida como la contemplación eterna de Dios, que es la razón y el propósito de esta comunión, pero también queremos decir la comunión con las "cosas" santas. Si, en efecto, los bienes terrenales, en cuanto son limitados, dividen a las personas en el espacio y en el tiempo, las gracias, los dones que Dios hace son infinitos [NG2] y de ellos todos pueden participar. Especialmente el don de la Eucaristía nos permite vivir ya ahora la anticipación de esa liturgia que el Señor celebra en el santuario celestial con todos los santos. La grandeza de la redención se mide por el fruto, es decir, por los que han sido redimidos y han madurado en la santidad. La Iglesia contempla en sus rostros su vocación, la condición de humanidad transfigurada en el camino hacia el Reino.

Orígenes e historia de la fiesta

Esta fiesta de la esperanza, que nos recuerda el objetivo de nuestra vida, tiene raíces antiguas: en el siglo IV comienza a celebrarse la conmemoración de los mártires, común a varias Iglesias. Los primeros vestigios de esta celebración se encontraron en Antioquía el domingo siguiente a Pentecostés y San Juan Crisóstomo ya hablaba de ello. Entre los siglos VIII y IX, la fiesta comenzó a extenderse por toda Europa, y en Roma específicamente en el siglo IX: aquí el Papa Gregorio III (731-741) eligió como fecha del 1 de noviembre para coincidir con la consagración de una capilla en San Pedro dedicada a las reliquias "de los santos apóstoles y de todos los santos mártires y confesores, y de todos los justos perfeccionados que descansan en paz en todo el mundo". En la época de Carlomagno, esta fiesta ya era ampliamente conocida como la ocasión en que la Iglesia, que todavía peregrina y sufre en la Tierra, miraba al cielo, donde residen sus hermanos y hermanas más gloriosos.

Fuente: Vaticanews.va

miércoles, 30 de octubre de 2019

Halloween: una cultura de muerte



EXALTACIÓN DE UNA «CULTURA DE LA MUERTE»

«Halloween es el truco del diablo»

«Quienes piensan que el fenómeno se trata únicamente de aspectos divertidos y de moda, de máscaras y tiempo libre, deberían saber que detrás de este pseudo-carnaval, se esconde el mundo oscuro del ocultismo y del satanismo».



(Portaluz) Halloween es para muchos un gran negocio y no sólo de dinero. Millones de dólares que genera una estudiada publicidad para explotar emociones y sensibilidades de niños o adultos, quienes consumen productos vinculados a la fecha, movilizando a que otros participen de una festividad cuya identidad real fue y es hasta nuestros días un signo de la liturgia satánica.
El exorcista italiano, padre Aldo Buonaiuto, sacerdote coordinador del servicio anti-sectas de la Comunidad Papa Juan XXIII fundada por Don Oreste Benzi, advierte a los católicos que Halloween no es una inocua festividad, sino «El truco del diablo»… frase que utiliza también como título de su último libro (ediciones Siempre Comunicaciones). Desde el portal italiano Interris que dirige, padre Aldo nos da los argumentos de esa afirmación.

Padre Aldo ¿por qué un sacerdote escribe acerca de Halloween?

Es un libro para informar, educar y prevenir los peligros, un apoyo para padres, educadores, catequistas y sacerdotes, así como para los chicos, de manera que exista conciencia sobre los significados de los símbolos satánicos y del ocultismo en este carnaval del horror; que no deben ser trivializados. Quienes piensan que el fenómeno se trata únicamente de aspectos divertidos y de moda, de máscaras y tiempo libre, deberían saber que detrás de este pseudo-carnaval, se esconde el mundo oscuro del ocultismo y del satanismo. Se trata de una celebración mágica-esotérica y es una oportunidad que utilizan las sectas para atraer a sus víctimas.

¿Cuáles son los significados ocultos?

La expresión tradicional: ‘Dulce o Truco’ esconde algo mucho más serio y preocupante de lo que se ve en las apariencias. El trick or treat deriva del antiguo culto pagano de los druidas, quienes ante el altar pedían ‘Maldición o Sacrificio’. Era la obligación de ofrecer regalos a los sacerdotes del dios de la muerte, para evitar las venganzas del más allá, enseñaban. Hoy, a través de esta conocida moda festiva, se difunde el placer por el horror como normal, la seducción de lo macabro, la atracción por la muerte más que por la vida. Se está profanando el significado de la muerte. Como escribí en el libro, el truco del diablo es un dulce mortal para el alma. En Halloween, los jóvenes (figurativamente) inician el adorar a monstruos que gotean sangre, muertos que vagan en la tierra sin paz, y cometen sacrilegios en forma de juego. Mientras que los siervos del príncipe del mal, realizan crímenes terribles como homicidios -incluso de recién nacidos-, violencias físicas y morales. Los cristianos no pueden ser cómplices, ni siquiera indirectos, de esta operación comercial de rasgos neo-paganos y anticristianos.

También es un asunto comercial…

Ciertamente está el aspecto del negocio. Una operación perfectamente llevada al éxito, gracias a la publicidad y los medios de comunicación serviles a intereses de las multinacionales, que se doblegan a difundir para vender productos. Gracias a Internet y la globalización, se ha convertido en uno de los eventos de masa más seguidos, sobre todo por los jóvenes. En Europa, los ingresos de la «Noche de brujas» superan los 400 millones de Euro. Pero no es este el aspecto principal. Para los satanistas Halloween es como celebrar el cumpleaños al príncipe del mal. (Por ello) practican ritos tenebrosos y cometen delitos. Pero incluso si esto no se llevara a cabo, y de hecho, prevaleciera el interés económico, sería de todas formas pretender la victoria de las riquezas sobre Dios. Es un fenómeno dañino en el plano social, antropológico y cultural: una propuesta de valores negativos, vinculados a una visión materialista y utilitarista de la vida y el placer. Además profana la fiesta cristiana del culto a los Santos, que celebra la devoción de hombres y mujeres que han tratado de imitar el ejemplo perfecto de Jesús en el amor al prójimo y el respeto a los mandamientos divinos.

¿Qué valores de la tradición cristiana se intenta opacar?

Para muchos, el Halloween significa ventanas decoradas alegremente, máscaras y monstruos humanos. Pero es algo mucho más peligroso que un simple evento folclórico. Es un fenómeno anti-cristiano, que oscurece nuestra tradición litúrgica. Exalta una «cultura de la muerte», muestra del horror y lo macabro. Rostros deformados, ensangrentados, toman el lugar de las caras resplandeciente de los santos. Los Zombies, muertos que deambulan sin paz, atrapados entre dos mundos, el de los vivos y de los muertos, sustituye a los queridos familiares y amigos, personas verdaderas, que nos han precedido en el más allá y esperan la Resurrección. Hago un llamado por lo tanto, a los catequistas, a los sacerdotes, a los maestros de religión: ¡debemos comprometernos a celebrar adecuadamente a nuestros Santos! Hagamos conocer a los chicos el hermoso rostro de los héroes de Dios.

¿Cómo celebrar dignamente el primero y el segundo de noviembre, entonces?

En la alegría de la liturgia cristiana, con ceremonias de preparación a la fiesta de Todos los Santos… rezar juntos como una familia, rezar el rosario, participar en la Santa Misa, redescubrir las vidas ejemplares de los Santos y el amor triunfante de Dios; experimentando activamente la celebración eucarística y visitando a los seres queridos en el cementerio. ¿Qué evento mejor que el leer juntos y meditar la vida de los Santos, contemplando el rostro resplandeciente de Jesús? En vez de las caras monstruosas de esqueletos, zombies, almas condenadas que no exorcizan la muerte sino que la exaltan mediante el patrocinio del dolor, el sufrimiento, la ansiedad, la violencia, la muerte. No necesitamos máscaras feas y horribles, sino testigos del Amor de Dios, de la belleza, de la Verdad.

Fuente: Infocatólica