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sábado, 25 de diciembre de 2021

CUÁNDO NACIÓ JESUCRISTO

 CUÁNDO NACIÓ JESUCRISTO

Como surgió el calendario que usamos en la actualidad
-Padre Jordi Rivero

Ver también: Origen de la fiesta de Navidad -Mercaba

25 de Diciembre: Origen de la fecha
Desde el 221 AD los cristianos en algunas regiones celebraban la Navidad el 25 de diciembre.

Se ha dicho que la fecha del 25 de diciembre fue tomada de la fiesta pagana del sol. Según esta teoría, la Iglesia escogió ese día para suplantar la fiesta pagana en que se celebraba al sol, conocida como "dies natalis Solis invicti". Es cierto que, según el calendario juliano, utilizado en el imperio romano a partir del 45 AD, el 25 de diciembre marca el día del solsticio de invierno (cuando comienza a alargarse la luz del día y reducirse la oscuridad). Sin embargo en ese día no se celebraba ninguna fiesta pagana hasta el 274 AD con el emperador Aurelio, es decir, más de cincuenta años después de que los cristianos celebrasen en ese día la Navidad. El culto al sol tenía poca importancia en Roma antes del 274 AD y no se celebraba el 25 de diciembre sino en agosto hasta ese año. De manera que parece ser que fue el emperador pagano Aurelio, conocido por su hostilidad al cristianismo, el que quiso suplantar la fiesta cristiana trasladando a ese día la fiesta pagana del sol.

Es cierto que la celebración de la Navidad en la ciudad de Roma esta comprobada solo a partir del 336 AD. Pero aun en el caso en que la Iglesia hubiese querido remplazar la fiesta pagana, lo cierto es que la Navidad es una fiesta radicalmente distinta a las paganas y los cristianos no las confundían. El verdadero Sol que nace de lo alto no es el astro sino Jesucristo. El es "la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo".  San Cipriano decía: "Él es el verdadero Sol" y San Agustín: "Él es el nuevo Sol". 

Por que el 25 de Diciembre
Esta fecha no pretende ser exacta desde el punto de vista histórico. Hay varias teorías sobre como se escogió.  En un antiguo tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas (hoy 25 de marzo), pensando que fuera el mismo día de la pasión del Señor. Si fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre. En la tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6 de abril, por lo que se fijó la celebración de la Navidad el 6 de enero.  Ver: Fluvium y Forum Libertas 

Como se calculó el año del nacimiento de Jesús
Cristo vino al mundo durante el Imperio romano. Los cristianos de los primeros siglos usaban los calendarios de su época que se referían a fechas de acontecimientos importantes para aquel mundo: fechas de emperadores, olimpiadas o el año de la fundación de Roma.

A comienzos del siglo VI AD el cristianismo se había propagado por todo el imperio. Uno de los hombres mas sabios de la época, el monje y astrónomo de Scythia (actual Suroeste de Rusia), Dionisio el Exiguo (el pequeño) recopiló una tabla de fechas para la Pascua utilizando el calendario del emperador Dioclesiano. Entonces, después de muchos estudios y cálculos, quiso reanudar el sistema de cuenta de los años tomando el nacimiento de Jesucristo, Señor y centro de la Historia, como punto de partida. Dionisio señaló el año 753 de la fundación de Roma como el año del nacimiento de Jesucristo. Tomó entonces este año como primero de la era cristiana. Paulatinamente este nuevo calendario fue tomando importancia primero entre los cristianos y después en el mundo secular. Es el calendario que hoy se reconoce universalmente, aunque en algunas regiones aun utilizan también otros calendarios. Es según este calendario que comenzamos el tercer milenio.

Aunque Dionisio hizo un buen trabajo, no pudo saber la fecha exacta del nacimiento de Cristo. Estudios posteriores indican que Cristo nació varios años antes de lo que calculó el monje Dionisio:

-Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande. Los Evangelios y el historiador Macrobio señalan que Herodes murió poco después de la masacre de los Santos Inocentes. También sabemos, según los datos del historiador Flavio Josefo, que Herodes el Grande murió en el año 750 de Roma. Por lo que se deduce que Jesús debe haber nacido antes de ese año.

-Según San Lucas, Jesús contaba con unos treinta años cuando fue bautizado. Ahora bien, como San Juan Bautista comenzó su ministerio el año 15 del reinado de Tiberio, tenemos un punto de referencia. El año 764 de Roma es la fecha más probable del principio del reinado de Tiberio. Si añadimos 15 años para llegar al ministerio de San Juan Bautista, estamos en el año 779 de la fundación de Roma. Si para entonces Jesús tenía 30 años, El nació el 749 de la fundación de Roma, es decir 4 años antes de lo calculado por Dionisio. La fecha del nacimientos de Jesús sería el año 4 AC.

La imprecisión de la fecha en ningún modo disminuye la importancia de celebrar el nacimiento de Jesús. No cambia la realidad histórica y trascendental de que el Verbo Eterno se hizo hombre y habitó entre nosotros para salvarnos. Lo importante no es la fecha del nacimiento sino el nacimiento en si mismo.

Pongamos un ejemplo. Los padres que adoptan a un bebe que fue abandonado no saben la fecha exacta de su nacimiento. ¿No sería lógico que, ante la carencia de datos, escogiesen una fecha aproximada para celebrar su cumpleaños?. ¿Qué tal si esos padres rehusaran celebrar apelando a que la fecha es incierta? ¿Acaso no sería un agravio contra ese hijo? Habría que preguntarles: ¿qué es lo mas importante, el día del calendario o la persona? Igualmente, lo importante no es la fecha exacta del nacimiento de Jesús sino el hecho de que el Verbo verdaderamente se hizo hombre y habitó entre nosotros, naciendo de María Santísima en el tiempo y en la historia.  Esa realidad es digna de la mayor de las celebraciones porque trae la salvación al mundo entero.  Para celebrar unidos, es razonable que, al no saber a ciencia cierta el día natalicio de Jesús, la Iglesia haya escogido una fecha con la mayor aproximación de que era capaz cuando se hizo el calendario.  

Entonces los Cristianos debemos celebrar la Navidad y celebrar el Gran jubileo de nuestra redención con todo el corazón porque celebramos a Jesucristo.

Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es Señor del cosmos y también Señor de la historia, de la que es « el Alfa y la Omega » (Ap 1, 8; 21, 6), « el Principio y el Fin » (Ap 21, 6). En El el Padre ha dicho la palabra definitiva sobre el hombre y sobre la historia. Esto es lo que expresa sintéticamente la Carta a los Hebreos: « Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas: en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo » (1, 1-2). Tertio Millennio Adveniente #5

Ver también:
-Llorca, G. Villoslada y Laboa, "Historia de la Iglesia Católica", BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).

jueves, 24 de diciembre de 2020

Solemnidad de la Natividad del Señor

 Solemnidad de la Natividad del Señor

Primera: Is 62, 1-5; Salmo 88; Segunda: At 13, 16-17. 22-25; Evangelio: Mt 1, 1-25


Por: P. Octavio Ortíz | Fuente: Catholic.net



 













Sagrada Escritura:

Is 62, 1-5
Sal 88
At 13, 16-17. 22-25
Mt 1, 1-25

 

Nexo entre las lecturas


El anuncio profético del justo que la liturgia pone en boca del profeta Isaías (IL) encuentra su pleno cumplimiento en Jesucristo, Hijo de David según la carne, conforme a la promesa hecha a David (2L). Él es el Emmanuel, el Dios-con-nosotros (EV) que ha querido inserirse en la compleja historia del género humano para colmar la esperanza de salvación del pueblo elegido (1L), destruyendo la maldad en la tierra y reinando sobre nosotros como Salvador del mundo. Por ello, la Iglesia entera se reúne para proclamar sin cesar la misericordia del Señor (Salmo).


Mensaje doctrinal

1. El Hijo de Dios se hizo hombre por amor al hombre. El misterio del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo no tiene otra explicación que la del amor de Dios por el hombre. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna” (Jn 3, 16). Habiendo caído en el pecado y perdido la comunión con Dios el hombre fue desterrado del paraíso terrenal, de ese estado de amistad, de paz y comunión con Dios en que fue creado. Era necesario, pues, un redentor que nos reconciliase con Dios. En este sentido san Gregorio de Nisa afirma que “nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas hacía falta que nos llegara la Luz; estando cautivos esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador” (Oración catequética 15). Y Dios que ama al hombre por encima de su pecado prometió un redentor. Él, dice san Juan, “nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (I Jn 4, 10). Es ésta la verdad fundamental que desde un inicio ha confesado y no deja de proclamar con gozo la Iglesia en cada celebración de navidad: Por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo (Credo niceno-Constantinopolitano). Jesús es, en efecto, la epifanía del amor del Padre.

2. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. “El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre” (Catecismo de la Iglesia Católica 464).

Una verdad que la liturgia natalicia pone bien de manifiesto. Por una parte la genealogía del nacimiento de Cristo que presenta san Mateo quiere acentuar esta verdad profunda y misteriosa del acontecimiento salvífico: Jesucristo es verdadero hombre. Se trata de un hecho histórico, de un verdadero nacimiento colocado en un determinado momento de la historia. Se trata de una verdadera encarnación, de una auténtica inserción por parte de Dios en el género humano, de una verdadera muestra de solidaridad del nuevo Adán con todos los hombres tomando la misma condición humana para redimirnos. Pero al mismo tiempo, afirma que es un nacimiento que se lleva a cabo por intervención especial de Dios, por “obra del Espíritu Santo”. Él es el Dios-con-nosotros que ha venido al mundo como Salvador.


Sugerencias pastorales

1. Navidad sagrada y navidad profana: vivir en profundidad el misterio. No hay duda de que el mundo consumista en el que vivimos nos hace más difícil aún la vivencia profunda del misterio del nacimiento del Hijo de Dios. Siempre está latente el peligro de permanecer en la superficie del misterio, en las manifestaciones externas de alegría propias de ese tiempo del año, pero sin penetrar en la verdad profunda y en lo que significa para cada uno de nosotros. Como pastores de almas, hemos de enseñar a nuestros fieles a no convertir la navidad en una fiesta de regalos, de luces y de música enternecedora, en una cena especial y en una reunión familiar tradicional. Todo ello únicamente tiene sentido cuando se ha comprendido bien el misterio que se celebra. Podemos decir que si la encarnación del Verbo de Dios se concentra en ese Dios-con-nosotros, la vivencia profunda de la navidad debe estar centrada en la liturgia eucarística, lugar donde Dios verdaderamente se hace presente entre nosotros de un modo sacramental y nos acompaña en el peregrinar de nuestra vida

2. Navidad es tiempo de alegría. La verdadera alegría cristiana se funda precisamente en este misterio de luz y de esperanza: Cristo nace para cada uno de los hombres sea cual sea su condición. “No es posible hacer lugar a la tristeza cuando celebramos el nacimiento de la vida... Nadie queda apartado de la participación de esta alegría; para todos hay sólo un motivo de gozo colectivo: que así como Nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, a ninguno encontró libre de culpa, de la misma manera vino para la liberación de todos” (León Magno, homilías sobre el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, 1). La alegría con que los fieles cristianos deben vivir y celebrar este misterio es, pues, una alegría más interior que exterior. Es la alegría de saberse salvado, perdonado. Es la alegría de haber encontrado nuevamente el camino de la vida, la alegría de haber vislumbrado una Luz que de verdad es capaz de iluminar el camino tantas veces incierto de nuestra vida. De hecho, lo que los ángeles anuncian a los pastores es precisamente la alegría de la salvación: “Os traigo una gran alegría, hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador”.


Fuente: Catholic.net


martes, 24 de diciembre de 2019

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo


Solemnidad Litúrgica, 25 de diciembre


Por: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net



Manifestación del Verbo de Dios a los hombres

Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres.  En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)  (Liber Sacramentorum).
Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno "Natalis solis invicti", esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más large del año, readquiría nuevo vigor.

Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentída por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.
En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir "manifestación", después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.
Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.