sábado, 12 de noviembre de 2022

4to. día Consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Día 4

QUE NINGÚN BIEN TIENE EL HOMBRE DE SUYO 

NI COSA ALGUNA DE QUÉ ALABARSE

Texto para meditar: 

Imitación de Cristo, libro III, caps. 40 y 7

Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el 

hijo del hombre para que le visites.

¿Qué ha merecido el hombre para que le dieses tu gracia?

Señor, ¿de qué me puedo quejar si me desamparas? O 

¿cómo justamente podré contender contigo, si no hicieres lo 

que pido?

Por cierto, una cosa puedo yo pensar y decir con verdad: 

Nada soy, Señor, nada puedo, nada bueno tengo de mí; 

mas en todo me hallo vacío, y camino siempre a la nada.

Y si no soy ayudado e instruido interiormente por Ti, me 

vuelvo enteramente tibio y disipado.

Mas Tú, Señor, eres siempre el mismo, y permaneces 

eternamente, siempre bueno, justo y santo, haciendo todas 

las cosas bien, justa y santamente, y ordenándolas con 

sabiduría. Pero yo, que soy más inclinado a caer que a 

aprovechar, no persevero siempre en un estado, y me 

mudo siete veces cada día.

Mas luego me va mejor cuando te dignas alargarme tu 

mano auxiliadora; porque Tú solo, sin humano favor, 

me puedes socorrer y fortalecer, de manera que no se 

mude más mi semblante, sino que a Ti solo se convierta 

y en Ti descanse mi corazón.

El que quisiere estar muy seguro en tiempo de paz, se 

encontrará abatido y temeroso en tiempo de guerra. Si 

supieses permanecer siempre humilde y pequeño para 

contigo, y morar y regir bien tu espíritu, no caerías tan 

presto en peligro ni pecado.

Buen consejo es que pienses cuando estás con fervor 

de espíritu, lo que puede ocurrir con la ausencia de la luz.

Oraciones del día

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos,

llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, 

fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, 

Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las 

lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los 

corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad 

de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede 

prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, 

evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos 

también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, 

creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos 

resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, 

quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, 

ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, 

ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras 

plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de 

culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para 

que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: 

a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi 

espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la 

humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, 

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí 

y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en 

generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios 

de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece 

a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y 

a los ricos los despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia 

como la había prometido a nuestros padres en favor de 

Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en 

el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. 

Amén.



Fuente: www.matercoeli.com

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