miércoles, 10 de julio de 2019

Mensajes de la Santísima Virgen en Medjugorje del 25 de junio y 2 de julio de 2019 - Reflexión del padre Francisco Verar

Mensaje del 25 de junio de 2019 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina, con motivo del 38° aniversario de las apariciones de la Virgen
“¡Queridos hijos! Le doy gracias a Dios por cada uno de ustedes. De manera particular, hijitos, ¡gracias por haber respondido a mi llamado! Los estoy preparando para nuevos tiempos, para que sean firmes en la fe y perseverantes en la oración, para que el Espíritu Santo obre a través de ustedes y renueve la faz de la tierra. Oro con ustedes por la paz, que es el don más precioso, aunque Satanás quiere la guerra y el odio. Ustedes, hijitos, sean mis manos extendidas y caminen orgullosos con Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”


Mensaje del 2 de julio de 2019 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina


“Queridos hijos, por voluntad del Padre misericordioso, les he dado y aún les continuaré dando signos evidentes de mi presencia maternal. Hijos míos, es el deseo maternal por la curación de las almas. Es el deseo de que cada hijo mío tenga una fe auténtica, de que viva experiencias prodigiosas bebiendo de la fuente de las palabras de mi Hijo, palabras de vida. Hijos míos, con Su amor y sacrificio, mi Hijo ha traido al mundo la luz de la fe y les ha mostrado el camino de la fe. Porque, hijos míos, la fe enaltece el dolor y el sufrimiento. La  fe auténtica hace la oración más sensible, hace obras de misericordia: una conversación, una ofrenda. Esos hijos míos que tienen fe, fe auténtica, son felices a pesar de todo, porque viven el comienzo de la felicidad celestial en la tierra. Por eso, hijos míos, apóstoles de mi amor, los invito a dar ejemplo de fe auténtica, a llevar luz donde hay oscuridad, a vivir a mi Hijo. Hijos míos, como Madre les digo: no pueden andar por el camino de la fe y seguir a mi Hijo sin sus pastores. Oren para que tengan la fuerza y el amor de guiarlos. Que sus oraciones estén siempre con ellos. Les doy las gracias.”

Reflexión del Padre Francisco Verar

domingo, 30 de junio de 2019

Oración de Consagración a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort


¡Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, Madre admirable del Hijo; salve, Madre, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra,
mi poderosa Soberana; salve gozo mío,
gloria mía, mi corazón y mi alma!
Sois toda mía por misericordia
y yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante.

De nuevo me entrego a Ti
en calidad de eterno esclavo,
sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo,
tómalo enseguida, te lo suplico,
y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios
y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu;
tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo;
tu contemplación sublime detenga
las distracciones de mi fantasía vagabunda;
tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria,
el incendio de caridad de tu corazón
abrase la tibieza y frialdad del mío;
cedan el sitio a tus virtudes mis pecados;
tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento.

En fin, queridísima y amadísima Madre,
haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo
para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades;
que no tenga más alma que la tuya
para alabar y glorificar al Señor;
que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios
con amor puro y con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones,
ni gustos ni contentos, ni aun espirituales.
Para Ti el ver claro, si tinieblas;
para Ti el gustar por entero sin amargura;
para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación;
para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios
con poder absoluto, sin resistencia,
y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.
Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido,
y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo gozo.
Para mí y mientras viva no quiero otro
sino el experimentar el que Tú tuviste:
creer a secas, sin nada que ver y gustar;
sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas;
morir a mí mismo, continuamente y sin descanso;
trabajar mucho hasta la muerte por Ti,
como el más vil de los esclavos.

La sola gracia, que por pura misericordia te pido,
es que en todos los días
y en todos los momentos de mi vida diga tres amen es:
amén a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías;
amén a todo lo que haces al presente en el cielo;
amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú,
para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad.
Amén. San Luis María Grignion de Montfort




sábado, 29 de junio de 2019

Fiesta del Inmaculado Corazón de María - Mensaje de la Imaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús

Sábado, 29 de junio

Imagen
Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús


Esta fiesta está íntimamente vinculada con la del Sagrado Corazón de Jesús, la cual se celebra el día anterior, viernes. Ambas fiestas se celebran, viernes y sábado respectivamente,  en la semana siguiente al domingo de Corpus Christi.  Los Corazones de Jesús y de María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad desde el momento de la Encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de María. Por eso nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María.

La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María "la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes". Esta fiesta se celebra en la Iglesia todos los años el sábado siguiente al segundo domingo después Pentecostés. 

Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la    santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.  

Una práctica que hoy en día forma parte integral de la devoción al Corazón de María, es la Devoción a los Cinco Primeros Sábados. En diciembre de 1925, la Virgen se le apareció a Lucía Martos, vidente de Fátima y le dijo: "Yo prometo asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme reparación". Junto con la devoción a los nueve Primeros Viernes de Mes, ésta es una de las devociones más conocidas entre el pueblo creyente.

El Papa Juan Pablo II  declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María, será de naturaleza "obligatoria" y no "opcional". Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para esta celebración debe de realizarse en todo el mundo Católico.

Entreguémonos al Corazón de María diciéndole: "¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre, hasta las profundidades de su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!

Fuente: EWTN


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Mensaje de la Santísima Virgen bajo la advocación Imaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, dado en Salta, Argentina:

13 de Abril de 1996

(Hoy vi a la Santísima Virgen en profunda tristeza y aflicción, toda vestida de blanco y su perfectísimo rostro parecía bañado en sudor).
Mis hijos:
Hoy he venido a pediros que oren y oren con gran urgencia por la Paz del mundo, que está seriamente amenazada por la iniquidad del terrible enemigo de Dios.
Confiad en mi Inmaculado Corazón que os guiará en medio de terribles tribulaciones. Seré vuestra Consejera, no os apartéis de mi guía, no os separéis del Santo Rosario y orad permanentemente con él, Yo Soy vuestra Madre y como Madre os hablo.
El mensaje que hoy os quiero transmitir es muy duro y difícil de entender para los que viven olvidados de que Dios existe, y aún de los que teniendo conciencia de Dios viven despreocupados de salvar sus almas, viviendo según la carne y el mundo.
Terribles cosas os esperan mis hijos si no volvéis vuestros ojos a Dios, pues el tremendo castigo que Dios mandará al mundo va a comenzar.
Os revelaré una parte de este y será para llevarlos a la oración y al sacrificio y así tengan la esperanza de mitigar con vuestros rezos, este castigo tan terrible. Esto es una advertencia llena del AMOR DE DIOS hacia la humanidad.
Muchas almas religiosas caerán y se apartarán del camino del Señor para vivir en la tibieza del mundo. Los sacerdotes que queden no se diferenciarán en nada de los seglares, seguirán el camino del mundo que los llevará a la apostasía, las religiosas seguirán este mismo camino y muchas almas buenas se perderán por su causa. El mundo sin religión y sin Dios será morada de seres salvajes y animalezcos y cambiarán la fisonomía humana y así el cuerpo será el reflejo del alma. Estos aterradores humanos convertidos en discípulos de satanás aprovechando el caos que sobrevendrá por los grandes e inminentes castigos que caerán sobre el mundo, perseguirán a los buenos en feroz cacería. No habrá diferencia de sexos y por un tiempo determinado por Dios Padre el infierno reinará en el mundo. Pero mi INMACULADO CORAZÓN apartará las tinieblas y el horror, de mis hijos consagrados a Mí, El Señor esperará hasta último momento la conversión a mi Corazón Inmaculado, y así todos tendrán la oportunidad de salvarse y el perdón de Dios INFINITAMENTE MISERICORDIOSO.
Oren, oren con intenso Amor.
“Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús en Ti confío”.


Oremos: 

Inmaculado Corazón de María, 
sed la salvación del alma mía, 
y del mundo entero


Solemnidad de San Pedro y San Pablo


El sábado 29 de junio se celebra la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, día en que se reconocen las virtudes cristianas de dos de los más grandes y reconocidos apóstoles que defendieron con su vida el Evangelio.
A continuación, cinco claves para entender por qué se celebran en la misma fecha:

1. Son fundadores de la Iglesia de Roma

Jesús dijo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Con estas palabras, Simón Pedro pasó a ser “la roca” de la Iglesia y se comprometió a apacentar el rebaño de Dios a pesar de sus debilidades humanas.
Luego de la Resurrección y Ascensión de Cristo, Pedro asumió con humildad ser cabeza de la Iglesia, dirigió a los Apóstoles y se encargó de que los discípulos mantuvieran viva la verdadera fe.
Pablo era conocido como Saulo de Tarso antes de su conversión. Luego del encuentro con Cristo continuó hacia Damasco donde fue bautizado y recobró la vista. Es reconocido como el apóstol de los gentiles y pasó el resto de su vida predicando el Evangelio sin descanso a las naciones del mundo mediterráneo.
“Sintiendo cercana la muerte, escribe a Timoteo: ‘He luchado el noble combate’. No es ciertamente la batalla de un caudillo, sino la de quien anuncia la Palabra de Dios, fiel a Cristo y a su Iglesia, por quien se ha entregado totalmente. Y por eso el Señor le ha dado la corona de la gloria y lo ha puesto, al igual que a Pedro, como columna del edificio espiritual de la Iglesia”, expresó el Papa Emérito Benedicto XVI.

2. Son columna espiritual de la Iglesia

En 2015, el Papa Francisco manifestó que San Pedro, San Pablo y la Virgen María “son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios; son nuestra guía en el camino de la fe y de la santidad; ellos nos empujan hacia Jesús, para hacer todo aquello que Él nos pide”.
El Santo Padre explicó que “la gloriosa herencia de estos dos Apóstoles es motivo de espiritual orgullo para Roma y, al mismo tiempo, es un reclamo a vivir las virtudes cristianas, en modo particular la fe y la caridad: la fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios, que Pedro profesó primero y Pablo anunció a la gente; y en la caridad, que esta Iglesia está llamada a servir con un horizonte universal”.

3. Ambos padecieron en Roma

San Pedro y San Pablo fueron detenidos y martirizados en la prisión Mamertina, también llamada el Tullianum, ubicada en el foro romano en la Antigua Roma.
San Pedro pasó sus últimos años en Roma liderando a la Iglesia durante la persecución, hasta su martirio en el año 64. Fue crucificado cabeza abajo a petición propia, por no considerarse digno de morir como su Señor. Fue enterrado en la colina del Vaticano y la Basílica de San Pedro está construida sobre su tumba.
San Pablo fue decapitado en el año 67. Está enterrado en Roma, en la Basílica de San Pablo de Extramuros.

4. Son patronos de Roma y representantes del Evangelio

En la homilía del 2012 por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, Benedicto XVI llamó a estos dos apóstoles “patronos principales de la Iglesia de Roma”.
“La tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a San Pedro y a San Pablo: juntos, en efecto, representan todo el Evangelio de Cristo”, precisó.

5. Son la versión contraria de Caín y Abel

Benedicto XVI también presentó un paralelismo opuesto con la hermandad presentada en el Antiguo Testamento entre Caín y Abel.
“Mientras que la primera pareja bíblica de hermanos nos muestra el efecto del pecado, por el cual Caín mata a Abel, Pedro y Pablo, aunque humanamente muy diferentes el uno del otro, y a pesar de que no faltaron conflictos en su relación, han constituido un modo nuevo de ser hermanos, vivido según el Evangelio, un modo auténtico hecho posible por la gracia del Evangelio de Cristo que actuaba en ellos”, relató el Santo Padre Benedicto XVI.
Más de esta Solemnidad:

San Pedro

San Pablo

Quién es el Papa

Fuente: Aciprensa

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío

 


Inefables muestras de amor del Sagrado Corazón de Jesús


 De sus latidos brota los mas sublimes e inefables sentimientos de amor por cada uno de nosotros. Conozcamos un poco este bello mensaje de amor para que así podamos corresponderle como merece tanta bondad


Santa Margarita María de Alacoque es la santa por excelencia de la devoción al Corazón de Jesús. En repetidas ocasiones se le apareció Jesús con su Corazón ardiendo en llamas de amor, y descubriéndole este divino Corazón, que tanto ha amado a los hombres, y que nos espera en la Eucaristía. Le fue haciendo revelaciones extraordinarias y promesas con el fin de que podamos asegurar nuestra salvación y santificarnos con los tesoros de su amor.

La promesa más importante es la de los nueve primeros viernes de mes, pero también es importante la que habla de que dará paz a las familias y bendecirá los lugares donde sea expuesta y honrada la imagen de su Corazón.

Conozcamos algunas de las partes mas importantes de este mensaje de amor de Dios por nosotros. 


Las Revelaciones del Sagrado Corazón

 Primera Revelación principal (27 diciembre 1673):

Un día, estando delante del Santísimo Sacramento, me encontré toda penetrada por esta divina presencia, pero tan fuertemente que me olvidé de mi misma y del lugar donde estaba, y me abandoné a este Espíritu, entregando mi corazón a la fuerza de su amor. Me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió las maravillas inexplicables de su Corazón sagrado... Y me dijo: “Mi divino Corazón está tan apasionado de amor por los hombres y por ti en particular que, no pudiendo ya contener en sí mismo las llamas de su ardiente caridad, le es preciso comunicarlas por tu medio y manifestarse a todos para enriquecerlos con los preciosos tesoros que te estoy descubriendo”... Me pidió después el corazón y yo le supliqué que lo tomase. Lo cogió y lo introdujo en su Corazón adorable, en el cual me lo mostró como un pequeño átomo que se consumía en aquel horno encendido. Lo sacó de allí cual si fuera una llama ardiente en forma de corazón y lo volvió a colocar en el sitio de donde lo había cogido, diciéndome: “He ahí, mi muy amada, una preciosa prenda de mi amor, el cual encierra en tu pecho una pequeña centella de sus vivas llamas para que te sirva de corazón y te consuma hasta el postrer momento”… Y como señal de que la gran gracia que acabo de concederte no es pura imaginación, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará en él para siempre el dolor…

Quedé muchos días como abrasada toda y embriagada y tan fuera de mí que no podía reponerme para hablar, sino haciéndome violencia.

Esta gracia de que acabo de hablar con motivo de mi dolor de costado, se renovaba los primeros viernes de mes en esta forma: “Se me presentaba el Sagrado Corazón como un sol brillante de resplandeciente luz, cuyos ardientes rayos caían a plomo sobre mi corazón, que se sentía en el acto abrasado con tan vivo fuego, que parecía me iba a reducir a cenizas, y en aquellos momentos era cuando mi divino Maestro me manifestaba particularmente lo que quería de mí y cuando me descubría los secretos de este amable Corazón.


Segunda Revelación principal (1674):

Se me presentó el Corazón divino como en un trono de llamas, más ardiente que el sol y transparente como un cristal con su adorable llaga. Estaba rodeado de una corona de espinas, que simbolizaba las punzadas que nuestros pecados le inferían; y una cruz encima significaba que, desde los primeros instantes de la Encarnación, es decir, desde que fue formado este Sagrado Corazón, fue implantada en él la cruz. Desde aquellos primeros momentos, se vio lleno de todas las amarguras que debían causarle las humillaciones, pobreza, dolor y desprecio que su sagrada humanidad debía sufrir durante todo el curso de su vida y de su sagrada pasión.

Me hizo ver que el ardiente deseo que tenía de ser amado de los hombres y de apartarlos del camino de la perdición, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres con todos los tesoros de su amor, de misericordia, de gracia, de santificación y de salvación que contiene. Pero es preciso honrarle bajo la figura de ese Corazón de carne, cuya imagen quería que se expusiera y que llevara yo sobre mi corazón. Y dondequiera que esta imagen fuere expuesta para ser honrada, derramaría sus gracias y bendiciones...

Una vez, este Soberano de mi alma me mandó velar todas las noches del jueves al viernes durante una hora, postrada en la tierra con Él, diciéndome que me enseñaría lo que deseaba de mí. Esto tenía también por objeto reparar lo que sufrió en aquella hora en que, estando en el huerto de los Olivos, se quejó diciendo que sus apóstoles no habían podido velar con Él una hora... Me mandó comulgar todos los primeros viernes de cada mes para reparar los ultrajes que durante el mes ha recibido en el Santísimo Sacramento y me decía: “Tengo sed, pero una sed tan ardiente de ser amado por los hombres en el Santísimo Sacramento que esta sed me consume y no hallo a nadie que se esfuerce según mi deseo en apagármela, correspondiendo de alguna manera a mi amor”.

Jesús me dijo: “Hija mía, tu deseo de recibirme ha penetrado tan dentro de mi Corazón que, si no hubiese instituido este sacramento de amor, lo instituiría ahora para hacerme tu alimento. Me agrada tanto el que deseen recibirme que, todas las veces que el corazón forma este deseo, otras tantas le miro amorosamente para atraerle a Mí”.


Tercera Revelación principal (1674):

Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, después de sentirme completamente retirada al interior de mí misma por un recogimiento extraordinario de todos mis sentidos y potencias, se me presentó Jesucristo, mi divino Maestro, todo radiante de gloria con sus cinco llagas que brillaban como cinco soles; y por todas partes salían llamas de su sagrada humanidad, especialmente de su adorable pecho, el cual parecía un horno. Abrióse éste y me descubrió su amantísimo y amabilísimo Corazón, que era el vivo foco de donde procedían semejantes llamas.

Entonces, fue cuando me descubrió las maravillas inexplicables de su amor puro y el exceso a que le había conducido el amor a los hombres, de los cuales no recibía sino ingratitudes y desprecios.

Y como yo le manifestase mi impotencia, me respondió: “Toma, ahí tienes con qué suplir todo cuanto te falta”. Y al mismo tiempo se abrió aquel divino Corazón y salió de él una llama tan ardiente que creí ser consumida, pues quedé toda penetrada por ella y ya no podía soportarla, cuando le rogué que tuviera compasión de mi flaqueza. “Yo seré tu fuerza, me dijo, nada temas, pero has de estar atenta a mi voz y a cuanto te pido para disponerte al cumplimiento de mis designios. Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento siempre que te lo permita la obediencia, por muchas mortificaciones y humillaciones que eso te produzca, las cuales debes recibir por mi amor. Comulgarás además todos los primeros viernes de cada mes, y todas las noches del jueves al viernes te haré participante de la tristeza mortal que tuve que sufrir en el huerto de los Olivos; esta tristeza te reducirá, sin que tú puedas comprenderlo, a una especie de agonía más dura de soportar que la muerte. Y a fin de acompañarme en la humilde oración que presenté entonces a mi Padre en medio de todas mis angustias, te levantarás entre once y doce de la noche, para postrarte conmigo durante una hora, con la faz en tierra, ya para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia por los pecadores, ya para dulcificar en algún modo la amargura que sentí en el abandono de mis apóstoles, la cual me obligó a reprocharles que no hubiesen podido velar una hora conmigo, y durante esta hora harás lo que yo te enseñe.



Cuarta y última Revelación principal (16 de junio de 1675):

Estando una vez en presencia del Santísimo Sacramento, recibí de Dios gracias excesivas de su amor y sintiéndome movida del deseo de corresponderle en algo y rendirle amor por amor, me dijo: “No puedes darme mayor prueba que la de hacer lo que yo tantas veces te he pedido”. Entonces, descubriendo su divino Corazón me dijo: “He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y en reconocimiento no recibo de la mayor parte más que ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con que me tratan en este sacramento del amor”. Pero lo que más me duele es que sean corazones consagrados a Mí los que así me tratan.

Te pido que sea dedicado el primer viernes, después de la octava del Santísimo Sacramento, a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día y reparando su honor por medio de un respetuoso ofrecimiento, a fin de expiar las injurias que he recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los altares.



Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María de Alacoque para los que le tengan devoción y sean apóstoles de su divino Corazón:

1. Les daré las gracias necesarias a su estado (Carta N° 141 a su director).
2. Pondré paz en sus familias (Carta al padre Croiset, 10 de agosto de 1689).
3. Los consolaré en todas sus aflicciones (Carta N° 141 a su director).
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte (Carta al padre Croiset, 16 de agosto de 1689).
5. Bendeciré abundantemente sus empresas (Carta N° 141 a su director).
6. Los pecadores hallarán misericordia (Carta a su hermano, el alcalde, junio de 1689).
7. Los tibios se harán fervorosos (Carta al padre Croiset, 15 de setiembre de 1689).
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección (Carta N°141 a su director).
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y honrada (Carta a la madre Saumaise, 24 de agosto de1685; carta al padre Croiset, 10 de agosto, de 1689).
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos (Carta N° 141 a su director y Carta al padre Croiset del 15 de setiembre de 1689).
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de él. (Carta a la madre Greyfié, enero de 1686).
12. Te prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón que su amor omnipotente concederá a todos los que comulguen nueve primeros ciernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final, no morirán en mi desgracia y sin haber recibido los sacramentos. Mi divino Corazón será su refugio seguro en los últimos momentos. (Carta a la madre Saumaise de mayo de 1688).
13. No perecerá ninguno que se me consagre (Carta a la madre Saumaise, 24 de agosto de 1685).

Promesas especiales a las Comunidades religiosas

Jesús prometió que Él derramaría la suave unción de su ardiente caridad en todas las Comunidades en que fuera honrada esta divina imagen.


Y prometió que, en las Comunidades religiosas en que fuere honrado y se pusieran bajo su especial protección, mantendría en ellas todos los corazones unidos para no formar sino un solo corazón con el suyo. Y sobre aquellas Comunidades que le conozcan y se coloquen bajo su protección, Él derramará abundantemente sus tesoros de gracias santificantes por la unción de caridad y la suavidad de su amor.


jueves, 20 de junio de 2019

Corpus Christi: historia de la Solemnidad

A fines del siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un Movimiento Eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón fundada en 1124 por el Obispo Albero de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas, como por ejemplo la Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años priora de la Abadía, fue la enviada de Dios para propiciar esta Fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.
Desde joven, Santa Juliana tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre anhelaba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haber intensificado por una visión que tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.
Juliana comunicó estas apariciones a Mons. Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos y a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Lieja, más tarde Papa Urbano IV.
El obispo Roberto se impresionó favorablemente y, como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; al mismo tiempo el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan escribiera el oficio para esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.
Mons. Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez al año siguiente el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde un obispo alemán conoció la costumbre y la extendió por toda la actual Alemania.
El Papa Urbano IV, por aquél entonces, tenía la corte en Orvieto, un poco al norte de Roma. Muy cerca de esta localidad se encuentra Bolsena, donde en 1263 o 1264 se produjo el Milagro de Bolsena: un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. Al momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264. Hoy se conservan los corporales -donde se apoya el cáliz y la patena durante la Misa- en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.
El Santo Padre movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula "Transiturus" del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
Luego, según algunos biógrafos, el Papa Urbano IV encargó un oficio -la liturgia de las horas- a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes -por Juan XXII- y así se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.
La fiesta fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en 1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre 1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.
Finalmente, el Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.