lunes, 16 de marzo de 2015

Novena a María del Rosario de San Nicolás



La Santísima Virgen nos pidió en San Nicolás que recemos el Santo Rosario durante nueve días seguidos -Novena-, comenzando el día 17 de cada mes para terminarla el 25 que es su fiesta. Ella prometió que se obtendrán muchas gracias:

"Mi rostro refleja tristeza por las almas infieles, por los que no se acercan a mi Corazón, por los que no quieren ver el padecimiento que sufrió Cristo. Orad vosotros, los corazones fieles al Señor. Comenzad una Novena el día 17 (hasta el día 25), haced peticiones y en el correr de los días serán concedidas. Gloria al Señor."  (Mensaje 401 del 8-12-1984). 


NOVENA 
Antes de empezar, pedimos a María la gracia grande de poder contemplar, "vivir" los Misterios del Rosario desde su Corazón Inmaculado, para aprender a amar a su Divino Hijo, a su Sagrado Corazón, como Ella lo hace.  


ORACIONES PREVIAS AL REZO DEL SANTO ROSARIO 

Señal de la Cruz
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pésame
Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el Cielo que perdí; pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén. 
Credo  
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.  

Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, Tu amadísima Esposa. 


Nos unimos a las intenciones pedidas por María: 

"Que el Señor tenga misericordia con el mundo entero, y que el mundo entero responda a su llamado de conversión; que el hombre se entregue totalmente a Dios y que no deje pasar este momento tan especial". (PM 43)

Pedimos por nuestras intenciones

Damos gracias al Señor por todo lo que nos da


Rezo de los Misterios

Oraciones del Santo Rosario

Padre Nuestro
Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como el en Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. 

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de Gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.  

Gloria
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Jaculatoria 
(después del Gloria en cada decena)
Padre, líbranos de todo mal; con tu Santa Sabiduría, Señor, sálvanos de todo pecado. En nombre de todos cuantos te queremos, Señor, llévanos por el camino del bien. Amén. 

Rezamos el Santo Rosario según los Misterios que correspondan a cada día: Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos, haciendo una meditación evangélica.

Al terminar las cinco decenas correspondientes, rezamos un Padre Nuestro y tres Ave María por las intenciones del Santo Padre y la Iglesia Católica.



Oración de la Novena 
(se reza al teminar el Rosario)

Madre, una gracia te pido, 
que me sanes en cuerpo y alma, 
sé que debo despojarme de mi orgullo, 
y de todos mis pecados.

Qué lejos estaba de Ti, 
qué negro velo cubría mi alma, 
hoy te descubro y quiero vivir, 
detiene tu mano, 
pósala en mi corazón.
Amén. 


ORACIONES POSTERIORES AL REZO DEL ROSARIO

Letanías a la Santísima Virgen

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, 
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, 
ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.

Santa María, 
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes,
ruega por nosotros.
Madre de Cristo, 
ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia,
ruega por nosotros. 
Madre de la divina gracia, 
ruega por nosotros.
Madre purísima, 
ruega por nosotros.
Madre castísima,
 ruega por nosotros.
Madre siempre virgen,
ruega por nosotros.
Madre inmaculada, 
ruega por nosotros.
Madre amable, 
ruega por nosotros.
Madre admirable,
 ruega por nosotros.
Madre del Buen Consejo, 
ruega por nosotros.
Madre del Creador,
 ruega por nosotros.
Madre del Salvador, 
ruega por nosotros.
Madre de Misericordia,
ruega por nosotros. 
Virgen prudentísima, 
ruega por nosotros.
Virgen digna de veneración, 
ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza, 
ruega por nosotros.
Virgen poderosa, 
ruega por nosotros.
Virgen clemente, 
ruega por nosotros.
Virgen fiel, 
ruega por nosotros.
Espejo de justicia, 
ruega por nosotros.
Trono de la sabiduría, 
ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría, 
ruega por nosotros.
Vaso espiritual, 
ruega por nosotros.
Vaso digno de honor,
 ruega por nosotros.
Vaso de insigne devoción, 
ruega por nosotros.
Rosa Mística,
ruega por nosotros. 
Torre de David, 
ruega por nosotros.
Torre de marfil, 
ruega por nosotros.
Casa de oro,
ruega por nosotros. 
Arca de la Alianza, 
ruega por nosotros.
Puerta del cielo, 
ruega por nosotros.
Estrella de la mañana, 
ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, 
ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores, 
ruega por nosotros.
Consoladora de los afligidos, 
ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, 
ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, 
ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, 
ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, 
ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, 
ruega por nosotros.
Reina de los Mártires,
 ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, 
ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, 
ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos,
ruega por nosotros. 
Reina concebida sin pecado original, 
ruega por nosotros.
Reina asunta a los Cielos, 
ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario, 
ruega por nosotros.
Reina de la familia, 
ruega por nosotros.
Reina de la paz,
ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, 
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. 
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.


Oremos: Te suplicamos, oh Dios y Señor nuestro, nos concedas gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. 
Por Cristo nuestro Señor. Amén.


 Alabanzas al Padre Celestial 

A cada una de las alabanzas repetimos: Danos la bendición diaria.

Camino de los perdidos,
Medicina de los enfermos,
Bebida de los sedientos,
Riqueza de los humildes,
Bendición de sus hijos,
Espíritu Consolador,
Amor de los amores,
Vida de lo eterno.
Padre de la Divina Misericordia.
(m. 810; 27-2-86)



ORACIONES DE LA CONSAGRACIÓN A MARÍA

"Oh, Madre, quiero consagrarme a Ti,Virgen María, hoy consagro mi vida a Ti. Siento necesidad constante de tu presencia en mi vida, para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en Ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará; mi derrota se convertirá en victoria; mi fatiga en Ti, fortaleza es. Amén. (m. 275)

Dios me conceda la gracia de vivir para Ti, de amar a tu Corazón con todo mi ser, y que seas Tú, Madre Mía, la que limpie mi alma y la purifique. Amadísima Madre, enséñame a amar a Jesús, hazme digno de Jesús y de Ti, Madre, y que la consagración de este día me una más a Ti y a tu Hijo. Amén. (m. 939)  


Algunos mensajes de María del Rosario de San Nicolás que se refieren a la importancia de orar la Novena:

14-12-83 (ex 7) PM 43
Pide en tus intenciones, en la manera en que lo estás haciendo:
"Que el Señor tenga misericordia con el mundo entero, y que el mundo entero responda a su llamado de conversión, que el hombre se entregue totalmente a Dios y que no deje pasar este momento tan especial".
"Dad a conocer mi Novena, que todos tengan oportunidad de hacerla y pedir al Señor por todos ellos; vosotros seguidla fielmente, no la cortéis, unidos debéis rezar y pedir. Yo la mandé, respetadla...".
Leed: Hebr. 10, 19-25; 11, 1-3 

15-1-85  443
Hijos míos, comenzad una Novena especial el día diecisiete para terminar el veinticinco.
Digo especial, porque quiero que hagáis peticiones, y os aseguro que ninguna súplica hecha con amor, quedará desoída por vuestra Madre.
Esta Novena, se renovará todos los meses y abundarán Gracias.
Alabado sea el Señor. 

18-4-86  857
Hija mía: Que tus hermanos sepan, que de las novenas que hacéis salen conversiones. Las oraciones dan sus frutos.
Muchos más darían, si ellos amaran verdaderamente al Sagrado Corazón de mi Hijo.
Darse a Dios, es amar, pura y exclusivamente a Dios.
Amén, amén. 

19-7-86  923
Hija, quiero de tus hermanos una especial devoción al rezo del Santo Rosario, quiero Novenas perpetuas; quiero decir, jamás interrumpidas. Orando se aleja al maligno, orando se llega a Dios, orando se salvan las almas.
Gloria al Señor.
Leed: Tobías C.13, V.6 - 7 

25-2-87 (Día de Peregrinación)  1110
¡Oh hija mía! Mi Corazón participa con todos tus hermanos en cada Novena.
Nadie se detenga jamás, nadie de un paso atrás, nada sea motivo de impedimento para orar.
Voy lentamente llevando adelante, haciendo realidad la obra de mi Hijo, obra perfecta de Redención para la salvación de los hombres.
Aleluia.
Debes darlo a conocer.




lunes, 9 de marzo de 2015

Novena al Espíritu Santo


¿Quién es el Espíritu Santo?


El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo, quienes lo enviaron al mundo para vivificar y santificar a los hombres.

El nos santifica por medio de la gracia, de las virtudes y de sus dones.
Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes, infundidas por Dios, que hacen al hombre dócil, para seguir los impulsos del Espíritu Santo.

¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?

Los dones son: SABIDURÍA, ENTENDIMIENTO, CONSEJO, FORTALEZA, CIENCIA, PIEDAD, Y TEMOR DE DIOS.




Novena al Espíritu Santo


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. 
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Oraciones para empezar todos los días


¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la santificación de nuestras almas, postrado humildemente ante vuestra soberana Majestad, detesto en la amargura de mi corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de ser amado sobre todas las cesas. ¡Oh bondad infinita!

¡Quién jamás os hubiera ofendido! Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis continuas infidelidades; el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna buena, después que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente.

Me pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro auxilio de no ser ya rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas inspiraciones con suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón, arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias que os pido en esta Novena, si han de ser para mayor gloria vuestra, y para que yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra gloria. Amén.


Invocación al Espíritu Santo


Ven a nuestras almas
¡ Oh Espíritu Santo!
y del cielo envía
de tu luz un rayo.

Ven, padre de pobres,
ven, de dones franco,
ven, de corazones
lucido reparo.

Ven, consolador,
dulce y soberano,
huésped de las almas,
suave regalo.

En los contratiempos
descanso al trabajo,
templanza en lo ardiente
consuelo en el llanto.

Santísima luz de
todo cristiano,
lo intimo del pecho,
llena de amor casto.

En el hombre nada
se halla sin tu amparo,
y nada haber puede
sin Ti, puro y santo.

Con tus aguas puras
lava lo manchado,
riega lo que es seco
pon lo enfermo sano.

Al corazón duro
doblegue tu mano,
y ablande las almas
que manchó el pecado.

Vuelve al buen camino
al extraviado,
y al helado enciende
en tu fuego santo.

Concede a tus fieles
en Ti confiados
de tus altos dones
sacro setenario.

Aumento en virtudes
haz que merezcamos,
del eterno gozo
el feliz descanso.
Amén.



Oraciones finales para todos los días
(excepto el último día)



Himno al Espíritu Santo

¡Ven, oh Creador Espíritu!
nuestras almas visitad,
los pechos, que Vos criasteis,
llene gracia celestial.

Pues sois Paráclito Espíritu,
Don del Padre celestial,
fuente viva, sacro fuego,
unción santa, espiritual.

En tus dones setiforrnes,
tu promesa paternal,
dedo eterno de Dios Padre
nuestras lenguas inflamad.

Ilustrad nuestros sentidos,
el corazón inflamad,
nuestros cuerpos, que son flacos,
con vuestra virtud armad.

Apartad los enemigos,
danos la divina paz
y siendo Vos nuestra guía
huyamos toda maldad.

Par Vos al Padre y al Hijo,
en esta vida mortal
conozcamos, y creamos
siempre tu Divinidad.

A Dios PADRE sea gloria,
al HIJO gloria inmortal
y al Espíritu PARÁCLITO
por toda la Eternidad.
Amén.

Oración


¡Oh Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego, luz y celestial ardor de los corazones humanos, si es para gloria de vuestra Majestad que yo consiga lo que deseo y pido en este día, dignáos concedérmelo benignamente; y sino dirigid mi petición, dándome las gracias que ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de la salvación de mi alma. Amén.

Ahora cada uno se recogerá interiormente y pedirá la gracia que más necesite. Hecha la petición, se concluirá todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:

Antífona

No os dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a vosotros, aleluya; y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.

V. Enviad, Señor, vuestro Santo Espirito, y serán creados.
R. Y renovaréis la faz de la tierra.

Oración

Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

A continuación,  rezar la oración del día que corresponda:


Día Primero

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Fuente viva de divinas aguas que, en la creación del mundo, santificasteis las inmensas que rodeaban el mundo y las aguas del Jordán en el bautismo de Jesucristo, Señor nuestro; yo os suplico que seáis en mi espíritu, tan árido y seco, la Sagrada fuente de aguas vivas, que jamás se agote y salte hasta la vida eterna; y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.

Día Segundo

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Que haciendo sombra con vuestra virtud altísima a la purísima Virgen María, y llenándola al mismo tiempo de gracia, obrasteis de un modo inefable y omnipotente la obra infinita de la Encarnación del Verbo eterno, en el seno virginal de vuestra celestial Esposa: haced sombra a mi alma y concededme la gracia necesaria para que yo sea digno de recibir al mismo Verbo divino hecho hombre y sacramentado por mi amor, y también la especial que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra, y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días

Día Tercero

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Celestial paloma que, abriendo de par en par los cielos, bajasteis sobre Jesús ya bautizado en el Jordán, simbolizando: que desde cl momento en que tomó la naturaleza humana, habitaba en él la plenitud de la Divinidad; bajad sobre la mía pobre y miserable y llenadla del don de sabiduría de consejo, de entendimiento y fortaleza, de ciencia, piedad y temor de Dios; y dadme la gracia que pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.

Día Cuarto

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Nube lúcida que haciendo en el Tabor sombra a Jesús transfigurado y glorioso, ilustrasteis aquel Santo monte, y amparasteis en su excesivo temor a los Apóstoles, comunicándoles después de la Ascensión de su Divino Maestro mucha luz, fervor y gracia; ilustrad, proteged y fecundad mi alma para que yo sea digno discípulo de Jesús, y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.

Día Quinto

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Suave viento que llenó el Cenáculo y dio fuerza y valor a los corazones de cuantos os esperaban, orando fervorosamente unidos con una alma y un corazón: ocupad ¡oh Espíritu de vida y amor! toda la casa de mi pequeño espíritu, mí memoria, entendimiento y voluntad: y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.

Día Sexto

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

Oh Espíritu Santo! Luz clarísima que ilustró el entendimiento de los santos Apóstoles, comunicándoles, como Sol divino, toda la luz que necesitaban para su perfección y para la conversión del mundo: llenad ¡oh luz beatísima! todos los senos tenebrosos de mi interior, para que os conozca y dé a conocer a todo el mundo; y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.

Día Séptimo

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Sagrado fuego que apareciendo visible sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, inflamasteis divinamente sus corazones para que, abrasados en vuestro amor, encendiesen después a todo el mundo en las mismas sagradas llamas: encended en vuestros santísimos ardores mi corazón helado, para que, abrasado mi espíritu en ellos, encienda en vuestro divino amor a cuantos tratare; y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.

Día Octavo

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Llama ardiente de caridad que con el fuego de vuestro amor inflamando el corazón de los santos Apóstoles y de todos los hombres Apostólicos, les comunicasteis el don de lenguas para la conversión del mundo; inflamad sagrado fuego de amor a mi corazón y mi lengua para que siempre hable gobernado por vuestro Espíritu, y fervoroso en la caridad, inflame a todos para que observen fielmente vuestros divinos mandamientos; y dadme la gracia que pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.


Día Noveno

Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.

¡Oh Espíritu Santo! Caridad esencial que, difundida en los corazones humanos, los divinizáis comunicándoles todas las divinas gracias que se incluyen en nuestros siete dones, y comprenden cuanto necesita la vida espiritual, propia de cada uno, y la que deseáis se comunique a todos los hombres: difundidlos, ¡oh Caridad santísima! en mi corazón tan pobre de vuestros siete dones, y que con ellos publique vuestras grandezas. ¡Oh Dios misericordioso! Vos, que antiguamente llenasteis en este dichoso día los pechos apostólicos de vuestra gracia, llenad los nuestros de vuestros divinos carismas, concedednos tranquilos tiempos, confirmad las gracias que os hemos pedido en esta Novena, si son para mayor gloria vuestra y bien de nuestras almas. Amén.

Después de esta oración, en lugar de la antífona, verso, respuesta y oración de todos los días, se dirán las siguientes:

Antífona para el día noveno: 
Hoy se completaron los días de Pentecostés, aleluya; hoy se reproducen los felices gozos, cuando el Espíritu Consolador bajó sobre sus Apóstoles, aleluya; hoy, rayando el resplandor del divino fuego, reposó el Espíritu Santo en forma de lenguas sobre ellos, aleluya; hoy les hace fecundos en palabras, les inflama de su amor y les llena de´ sus innumerables carismas, aleluya, aleluya.

V. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, aleluya.
R. Y comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.

Oración

Oh Dios, que habéis instruido en este día los Corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadme el sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

martes, 3 de marzo de 2015

ORACIÓN A LA LLAGA DEL HOMBRO DE JESÚS


Preguntando San Bernardo al Divino Redentor, 
cuál fue el dolor que más sufrió en la Pasión 
y más desconocido por los hombres, 
Jesús le respondió:

"Yo tenía una llaga profundísima en el hombro sobre el cual cargué mi pesada cruz; esa llaga era la más dolorosa de todas. Los hombres no la conocen. Honrad pues esta llaga y haré todo lo que por ella pidas".

ORACIÓN


¡Oh, Amado Jesús! Manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero esa llaga causada por el peso de tu Cruz, que abriendo tus carnes, desnudó los huesos de tu Hombro Sagrado y de la cual tu Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esa llaga dolorosa de tu Hombro en la que quisiste cargar tu Cruz por mi salvación. ¡Ah!, por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de tu Cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí, pobre criatura pecadora, perdona mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la Cruz. 

Se rezan siete Avemarías y se agrega:


"Madre santísima, 
imprime en mi corazón 
las llagas de Jesucristo crucificado".

(Indulgencia de 200 días cada vez)



"¡Oh dulcísimo Jesús!, no seas mi juez, sí mi Salvador".

(Indulgencia de 100 días cada vez)


lunes, 2 de marzo de 2015

Virgen de Medjugorje - Mensaje del 2 de marzo de 2015

Mensaje del 2 de marzo de 2015

“Queridos hijos, vosotros sois mi fuerza. Vosotros, apóstoles míos, que con vuestro amor, humildad y el silencio de la oración, hacéis que mi Hijo sea conocido. Vosotros vivís en mí. Vosotros me lleváis en vuestro corazón. Vosotros sabéis que tenéis una Madre que os ama y que ha venido a traer amor. Os miro en el Padre Celestial, miro vuestros pensamientos, vuestros dolores, vuestros sufrimientos y se los presento a mi Hijo. No tengáis miedo, no perdáis la esperanza, porque mi Hijo escucha a su Madre. Él ama desde que nació, y yo deseo que todos mis hijos conozcan este amor; que regresen a Él quienes, a causa del dolor e incomprensión, lo han abandonado, y que lo conozcan todos aquellos que jamás lo han conocido. Por eso vosotros estáis aquí, apóstoles míos, y yo como Madre, estoy con vosotros. Orad para que tengáis la firmeza de la fe, porque el amor y la misericordia provienen de una fe firme. Por medio del amor y de la misericordia, ayudaréis a todos aquellos que no son conscientes de que eligen las tinieblas en lugar de la luz. Orad por vuestros pastores, porque ellos son la fuerza de la Iglesia que mi Hijo os ha dejado. Por medio de mi Hijo ellos son los pastores de las almas. ¡Os doy las gracias!”


viernes, 27 de febrero de 2015

Claves para vivir la Cuaresma



1. Acudir a la confesión
La Cuaresma es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.


2. Conversión del corazón
Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Establece propósitos para cumplir día a día y revisa en la noche si los lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Que sean pocos, claros, posibles y, sobre todo, medibles. Que al final del día puedas ver claramente si los cumpliste o no.
Descubre o potencia una virtud y traza un plan para crecer en ella. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco.


3. Sacrificios para vivir la caridad
La palabra sacrificio viene del latín “sacrum-facere”, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo.
Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.


4. Sé amigo de Dios
Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma o meditar los salmos.



Read more: http://www.ewtnnoticias.com/noticias-catolicas/noticia.php?id=34758#ixzz3SuvBkq2w

jueves, 26 de febrero de 2015

Virgen de Medjugorje - Mensaje del 25 de febrero de 2015


Mensaje del 25 de febrero de 2015


“Queridos hijos, en este tiempo de gracia, os invito a todos: orad más y hablad menos. En la oración buscad la voluntad de Dios y vividla según los Mandamientos a los que Dios os invita. Yo estoy con vosotros y oro con vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

domingo, 15 de febrero de 2015

LAS TRES MISERICORDIAS Y LAS CUATRO COMPASIONES - San Bernardo de Claraval



Sermón de San Bernardo de Claraval

1. ¡Perdóname, Señor, por tu inmensa misericordia! Así como hay pecados leves, medianos y graves, también existe la misericordia pequeña, mediana y grande. Un gran pecador necesita una gran misericordia, para que donde abundó el pecado sobreabunde la gracia. Una misericordia pequeña es para mí la penitencia, por la que, en vez de castigar al punto al pecador, se espera que haga penitencia. Es pequeña, pero no en sí misma, sino comparada con otras. Porque la paciencia del Señor es muy grande, una misericordia incalculable. Cuando pecó el ángel no esperó ni un momento y lo arrojó del cielo; y al primer hombre tampoco le consintió el pecar, sino que lo expulsó inmediatamente del paraíso.

 Ahora, en cambio, espera y tolera; espera diez, veinte años y hasta la vejez y las canas. Si pensamos cuántos y cuán graves pecados se cometen cada día, ¿no nos parecerán leves aquellos que recibieron una sentencia fulminante? No es de extrañar que el Profeta por poco diera un mal paso, y casi resbalaran sus pisadas al envidiar a los perversos y ver prosperar a los malvados que no cesan de gritar: ¿Es que Dios lo va a saber o se va a enterar el Altísimo? Pero contamos con la gracia de la cruz de Cristo y con su fuerza: Por mi vida, dice el Señor, que no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. A mi entender, esto es lo que dice Cristo resucitado: lo quiera o no lo quiera el judío, yo vivo; y no quiero la muerte del pecador, porque quise morir por los pecadores; quiero que mi muerte sea fecunda, y por ella abunde la redención.

2. Esta misericordia del Señor, por la que se muestra lento en castigar y pronto a perdonar, repito que no es pequeña en sí misma, sino comprada con las otras; y es que ella sola es incapaz de salvar, e incluso agrava la sentencia de condenación, como está escrito: Esto hiciste y callé. Escuchemos el trueno terrible del Apóstol: ¿Desprecias la grandeza de la benignidad y tolerancia de Dios? ¿No te das cuenta de que la paciencia de Dios te está empujando a la penitencia? Con la dureza de tu corazón impenitente estás acumulando tesoros de cólera para el día de la cólera. Dice que acumulas tesoros de cólera a cambio de los tesoros de misericordia que desprecias, y anulas en ti la misericordia de Dios. ¿Cuál es el motivo? Tu dureza y tu corazón impenitente. ¿Quién será capaz de cortar esa dureza, sino el que al morir quebró las rocas? ¿Quién concederá un corazón arrepentido, sino aquel de quienes proceden los dones más valiosos?

3. Esta es la segunda misericordia, mucho mayor que la anterior, ya que impide que sea infructuosa y se convierta en condena mortal. Concede la penitencia, sin la cual la paciencia de Dios, en lugar de aprovecharnos, nos perjudica mucho. Y puede ser suficiente para los pecados leves, porque el arrepentimiento de cada día basta para salvarnos de todo eso que no podemos evitar mientras vivimos en este mundo pecador. Pero en los pecados más graves, y en aquellos que llevan a la muerte, además de la penitencia se requiere también la continencia. Es muy difícil arrancarse de la cerviz el yugo del pecado previamente aceptado, y sólo es posible con el poder de Dios. Porque quien comete el pecado es esclavo del pecado, y sólo una mano más fuerte puede librarle de él. 

4. Esta es la gran misericordia, indispensable a los grandes pecadores, como dice la Escritura: Perdóname, Señor, por tu inmensa misericordia y por la multitud de tus compasiones, etcétera. Se ha dicho que las cuatro hijas de la inmensa misericordia son: reunir la amargura, evitar la ocasión, dar fuerza para resistir y curar los afectos. 

A veces el Señor infunde piadosamente cierta amargura en el que está encadenado al pecado, y por ese medio ocupa su espíritu y va ocupando los nefastos deleites del pecado. Otras veces le priva de las ocasiones, y no permite que su debilidad sufra la tentación. Otras le concede fuerzas para resistir; lo cual es mucho mejor, pues aunque siente la tentación es capaz de enfrentarse varonilmente y no consentir. Y otras veces sana el afecto -y esto es lo más perfecto-con lo que se arranca de toda raíz toda tentación, porque de esa manera ni se consiente ni se siente. 

RESUMEN
Cristo es misericordioso y no busca la muerte del pecador sino su conversión. Lo espera con paciencia. 

Esa paciencia se manifiesta también en el origen de nuestro deseo de arrepentimiento y agrava la situación del que la rechaza.

La primera misericordia es la paciencia de Dios. La segunda es el deseo de penitencia. La tercera, y mayor, es darnos fuerza para combatir el pecado, ya sea aumentando nuestro ánimo, evitando la ocasión o con la fuerza de la amargura que desplaza a  otros sentimientos.