Mostrando entradas con la etiqueta Devoción de los cinco primeros sábados a la Virgen. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Devoción de los cinco primeros sábados a la Virgen. Mostrar todas las entradas

sábado, 3 de mayo de 2025

Devoción de la Comunión de los cinco primeros sábados de mes dada en Fátima

 

Apariciones Posteriores y Mensajes de Nuestra Señora
a Sor Lucía
Según el relato de Sor Lucía
Recopilado por SCTJM



"Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón"


Lucia es la mayor de los videntes. Entró en la vida religiosa con las hermanas Doroteas, con las que vivió en Pontevedra antes de entrar en la clausura Carmelita en Coimbra, Portugal donde vivío hasta la fecha de su muerte, 13 de Febrero de 2005.

Durante su vida religiosa, recibe apariciones en las cuales la Virgen Santísima le revela:

La petición de los Cinco Primeros Sábados de Reparación
La visión de la Trinidad con la petición de la consagración de Rusia

Cinco primeros sábados de reparación

Trasfondo histórico

Los Sábados son tradicionalmente dedicados a la Virgen. Desde muy antiguo la Santa Iglesia, a considerado el sábado un día dedicado a intensificar la devoción Cristiana a la Santísima Virgen, Madre de Dios y nuestra amantísima Madre. Mucha gente consagraba el primer sábado del mes a la Virgen por esta intención y para reparar por las blasfemias y ultrajes en contra de ella por parte de los pecadores y de los falsos maestros.

El Papa SanPío X el 12 de Julio de 1905 emitió un decreto en el que alababa esta práctica y ofrecía indulgencias por ella. Ese mismo año en el mes de Noviembre el Santo Padre nuevamente bendijo e indulgenció la práctica tradicional de los Hijos del Corazón de María y la Archicofradía del Inmaculado Corazón de María, para dedicar los primeros sábados de cada mes a esta devoción con el propósito de hacer reparación al I.C. de María.

La Virgen pide los Cinco Primeros Sábados de Reparación. La Virgen le dijo que "con el fin de prevenir la guerra, vendré para pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados de mes". La promesa hecha por Nuestra Señora a Lucia en Julio 13, 1917 de que habría una manifestación futura concerniente a la práctica de los Cinco Primeros Sábados fue cumplida el 10 de diciembre de 1925.

Lucía era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra, España cuando tiene una aparición de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Sta. Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía su corazón rodeado de espinas. El niño le dijo: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Esta cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas."

Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía: "Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"

 

Los elementos principales de los 5 primeros sábados de reparación son:

1-confesión. Es esencial en el camino del arrepentimiento y la conversión.
2-Eucaristía: Recibir la Santa Comunión. El primer fruto de esta devoción es el culto a la Santa Eucaristía en sus tres aspectos: sacrificio, comunión y adoración. Acompañar al Santísimo Sacramento por quince minutos.
3-rezo del Rosario con dos aspectos: oración y meditación. Se rezan cinco misterios con la meditacion de los misterios.
La oración vocal del Rosario tiene siempre en su base un acto de meditación interior en los misterios de la vida, sufrimiento y gloria de nuestro Señor y de la Stma. Virgen. La jaculatoria que la Virgen pide que recemos después de cada misterio: "Oh mi Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Conduce todas las almas al cielo especialmente la
s que mas necesitan de tu misericordia".

Estas almas son las de los pecadores por quienes rezamos por su conversión y salvación eterna. Estos pecadores pueden ser los que están mas obstinados en su pecado sin arrepentirse, aquellos que están, sin saberlo, al borde de la muerte y están en pecado mortal. Finalmente, aquellos que por circunstancia de lugar, están lejos de la posibilidad de conseguir un sacerdote y recibir los sacramentos incluso en sus últimos momentos. Por estas pobres almas, las que están en mas necesidad de la misericordia de Dios, deben ser derramadas las eficaces oraciones de las almas cristianas, intercediendo por ellos, haciendo reparación, uniéndose en meditación con el corazón de María, Madre y Refugio de los pecadores.

Promesa de Salvación Aquellos que practiquen esta devoción de los cinco primeros sábados , Nuestra Señora prometió: "Yo os asistiré a la hora de vuestra muerte con las gracias necesarias de salvación". Ella no promete la salvación eterna, sino las gracias necesarias para la salvación. Hay muchos testimonios de almas que son especialmente devotas del Corazón de María, que reciben un conocimiento del cielo que la hora de su partida esta cerca. No es precisamente un anuncio de la muerte, pero si una nueva y gentil preocupación por recibir con mas dignidad los sacramentos, con una intención mas pura en todas sus acciones y se intensifica la caridad y la dedicación al apostolado. El Corazón de María va perfeccionando las almas de sus hijos hasta llegar a su encuentro decisivo con su Divino Salvador.

 

Espíritu de Reparación

Todos estos actos de la devoción, deben hacerse con la intención de reparar las ofensas cometidas en contra del Inmaculado Corazón de María. Aquellos que la ofenden cometen una ofensa doble: ofenden a su Divino Hijo, y ponen en peligro su salvación. Esta reparación hace énfasis en nuestra responsabilidad hacia los pecadores que no oran y no hacen reparación por sus pecados.

Esta devoción nos presenta una responsabilidad social y nos recuerda de que para ir a Dios debemos amar a nuestros semejantes y tratar de salvar sus almas. También nos enseña una forma excelente de hacerlo, a través del espíritu de reparación al I.C. de María. Hay quienes se preocupan de que se les puede olvidar en cada uno de los cinco sábados ofrecer por la intención de reparación. Pero esto se puede evitar haciendo la resolución de ofrecer esta reparación desde el primer sábado que se empieza.. "Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, y no te aman" (el ángel a los pastorcitos de Fátima)

¿Por qué 5 Sábados? Después de haber estado Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los 5 sábados de reparación: "Hija mía, la razón es sencilla: se trata de 5 clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:

1-Blasfemias contra su Inmaculada Concepción.

2-Contra su virginidad,

3-Contra su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.

4-Contra los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada.

5-Contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes.

"He aquí hija mía, por que ante este Inmaculado Corazón ultrajado, se movió mi misericordia a pedir esta pequeña reparación, y, en atención a Ella, a conceder el perdón a las almas que tuvieran la desgracia de ofender a mi Madre. En cuanto a ti procura incesantemente con tus oraciones y sacrificios moverme a misericordia para con esas almas".

También es importante establecer un tiempo fijo para la devoción, en este caso los primeros cinco sábados de mes. Esto nos ayudará a establecer un hábito. La misma Iglesia lleva nuestra vida espiritual por ciclos litúrgicos: cuaresma, adviento...

 

Importancia de esta devoción

En febrero de 1926 se le apareció el Niño Jesús preguntándole si había difundido la devoción a su Santísima Madre. Lucía le contó las dificultades que tenía en llevar a cabo esta misión. Jesús le respondió que con su gracia bastaba.

En Fátima, la Virgen misma desea recomendar esta devoción, especificando "cinco primeros sábados consecutivos" enriqueciendo esta práctica con la promesa de salvación. En la última instancia, es Dios quien es ofendido por cada pecado. Por esta razón, es Dios también quien es el objeto último de cada acto de reparación de los cristianos. Nosotros no podemos comprender propiamente el mensaje celestial dado en Fátima en este punto esencial de reparación si no lo hacemos reparando directamente al Inmaculado Corazón de María. Es nuestro Señor mismo quien nos dice: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Esta cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas".

La predestinación de María en su Maternidad Divina, su colaboración activa en toda la obra de redención, su misión de ser madre espiritual de toda la Iglesia y de cada persona redimida por la preciosa sangre de Cristo, constituye una de las leyes básicas de la divina providencia para la aplicación efectiva de la redención en cada alma. Por lo tanto, la devoción a su Inmaculado Corazón debe ser intensificada y extendida. Consecuentemente quien ofenda a nuestra Madre, ya sea por blasfemia, por negación de su grandeza en su misión de corredención, o por tratar de despreciar la devoción a Nuestra Señora en la Iglesia o en las almas, al mismo tiempo ofende a Dios y a su providencia.

Un cristiano que comprende cuan vil son este tipo de ofensas trata de hacer reparación intensificando su amor filial y su disponibilidad a servir y trabajar arduamente para que el Reino del Corazón de María se establezca. Así responde el amor. Ambos aspectos de la reparación cristiana: primero directamente a Dios y subordinadamente al corazón de María, son manifestaciones complementarias de una misma realidad y un mismo espíritu.

 

Frutos de esta devoción

En toda verdadera devoción a nuestra Señora (y la devoción a su Inmaculado Corazón es expresión perfecta de la verdadera devoción) hay siempre una invitación efectiva a regresar los corazones a Cristo Salvador. Cuando se trata de aquellos que han perdido la gracia, es una llamada a la conversión, a la vida de gracia y a la salvación eterna. Cuando se trata de almas que viven en la gracia de Dios, la verdadera devoción a María, les da un fuerte impulso por avanzar por la vía de santidad y crea en ellos un espíritu de apostolado cristiano. Esta es una ley constante en la vitalidad de la Iglesia. Ya sean Instituciones Marianas, Santuarios Marianos, movimientos y peregrinaciones Marianas, siempre han sido una llamada irresistible desde el corazón maternal de María, a un regreso de estas almas a Cristo. La práctica de los cinco primeros sábados en reparación, corresponde a este nuevo capitulo de la santificación para aquellos que desean escalar la montaña del amor y de la santidad.

 

Visión de la Trinidad y petición de la consagración de Rusia

En Junio del 1929, Lucía estaba ya con las religiosas, Hijas Doroteas, y describe esta aparición así:

Pontevedra"...de repente toda la Capilla del convento se alumbro de una luz sobrenatural, y una Cruz de luz apareció sobre el altar, llegando hasta el techo. En la claridad de la parte superior se podía ver la cara de un hombre y su cuerpo hasta la cintura. En el pecho había una paloma de luz, y clavado en la Cruz había el cuerpo de otro hombre. Por encima de la cintura, suspendidos en el aire, podía ver un cáliz y una gran Hostia, en la cual caían gotas de sangre del rostro de Jesús crucificado y de la llaga de su costado. Estas gotas, escurriendo en la Hostia, caían en el cáliz. Debajo del brazo derecho de la cruz estaba Nuestra Señora. Era Nuestra Señora de Fátima, con su corazón Inmaculado en su mano izquierda, sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas. Debajo del brazo izquierdo de la Cruz, grandes letras, como si fuesen de agua cristalina, que corrían sobre el Altar formando estas palabras: "Gracia y Misericordia".

Nos dice Lucía:` entendí que era el Misterio de la Sta. Trinidad que se me enseñó, y yo recibí luces acerca de este misterio, que no se me permite revelar". La Virgen le dijo: "Ha venido el momento en que Dios pide al Santo Padre que en unión con todos los obispos del mundo haga la consagración de Rusia a mi Corazón, prometiendo salvarla por este medio". Prevenía la difusión de sus errores y se adelantaba su conversión."

 

Consagración de Rusia por los Santos Padres

Dic.1940 -Lucía recibe permiso para escribir al Santo Padre Pío XII, pidiéndole esta consagración.
Oct. 1942 -Papa Pío XII consagra al mundo con mención especial de Rusia.
Julio 1952 -Consagración especial solo de Rusia. -1965 -Papa Pablo VI también consagra a Rusia.
1982 -Papa Juan Pablo II consagra el mundo al Corazón Inmaculado.
1984 -Papa Juan Pablo II, Roma, ante la imagen de la Virgen, consagra el mundo colegialmente (con los obispos). Según Lucía, esta consagración fue conforme a los deseos de la Virgen.
2000 -Año Jubilar, El Papa Juan Pablo II consagra colegialmente (con los obispos) el mundo y el III milenio al Inmaculado Corazón el 8 de Octubre, durante el jubileo de los obispos. En la víspera el Papa guía la oración de un rosario mundial. Sor Lucia es televisada llevando uno de los misterios desde su convento.

La Virgen acepta la consagración La hermana Lucia ha dicho a varias personas que la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, hecha por el Papa Juan Pablo II en 1984, aunque no mencionó explícitamente a Rusia, fue aceptada por la Virgen. Lucia ha dicho esto a cardenales, obispos, a un ex-presidente de Filipinas, a Howard Dee, embajador de esa nación en el Vaticano, al Dr. Fred Zugibe de New York quien es experto en la Crucifixión. Cuando un obispo le preguntó a Lucia como ella sabe que la consagración fue aceptada, ella indicó que la Virgen aun se comunica con ella.

Almas víctimas del mensaje de Fátima: Las almas víctimas llevan con heroico amor grandes sufrimientos a favor de las intenciones de la Virgen. Las mas conocidas son la Beata Alejandrina Da Costa y Aminda, alma muy especial que se ofrece por el triunfo del Inmaculado Corazón. Vive 50 años de total parálisis orando desde su cama en un pequeño cuarto de Fátima para que el mensaje de Nuestra Señora sea acogido, especialment por los jóvenes. Tuvimos el gran don de conocerla personalmente, y de que ella nos considerara: "mi amigiña" (mi amigita). Arminda, después de grandes sufrimientos y de ser despojada de su mayor anhelo, morir en Fátima, fue a la Casa del Padre en Enero del 2001.

 

 

“la victoria si llega llegará por medio de María”. Mientras entraba en los problemas de la Iglesia universal, al ser elegido Papa, llevaba en mí una convicción semejante: que también en esta dimensión universal, la victoria, si llega,
será alcanzada por María. Cristo vencerá por medio de Ella, porque El quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo futuro estén unidas a Ella”
(B. Juan Pablo II, Cruzando el Umbral de la Esperanza, página 236)

Fuente: Corazones.org

sábado, 4 de noviembre de 2017

Santo Rosario meditado para la devoción de los primeros cinco sábados de mes


Hora Santa y rezo del Rosario meditado en reparación y desagravio por los ultrajes cometidos contra el Inmaculado Corazón de María. De modo particular, pediremos la conversión y repararemos por quienes niegan o atentan contra los dogmas marianos.


Resultado de imagen para inmaculado corazón de María

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).



         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


MISTERIOS GOZOSOS


        Primer Misterio: La Anunciación del ángel a la Virgen María 

Meditación


       Jesús, Tu Madre Santísima, la Virgen María, fue concebida por la Santísima Trinidad sin mancha de pecado original y por eso su Nombre Primero y más adecuado es “Inmaculada Concepción”, pero como también fue concebida y fue inhabitada por el Espíritu Santo desde el primer instante de su Concepción sin mancha, la Virgen se llama también “Llena de gracia”, de modo que reúne en sí misma la combinación admirable de dos dones jamás hechos a creatura alguna: ser, al mismo tiempo, concebida sin la mancha de la malicia del pecado original y estar inhabitada por el Espíritu Santo. La razón por la cual la Virgen recibió estos dones, fue que Dios Uno y Trino la pensó y la ideó, desde toda la eternidad, para que Ella fuera la Madre de Dios, al concebir en su seno virginal al Verbo de Dios, que habría de encarnarse en la plenitud de los tiempos para redimir al hombre. Puesto que la Virgen debía alojar en su seno al Verbo Eterno del Padre, el Verbo Purísimo de Dios, no podía la Virgen estar contaminada ni siquiera con la más pequeñísima mancha de pecado, y por ese motivo fue concebida como Inmaculada Concepción, para que Ella, Toda Pulcra y transparente, recibiera en su mente, en su Corazón Inmaculado, y en su cuerpo virginal, al Verbo de Dios encarnado. Y fue concebida inhabitada por el Espíritu Santo porque debía alojar al Hijo del Eterno Padre, que junto con el Padre, tanto como Dios que como Hombre, es Emisor del Espíritu Santo, y puesto que debía alojar en su seno purísimo al Emisor del Paráclito, la Virgen debía estar Ella misma inhabitada por el mismo Espíritu Santo, porque el Emisor del Espíritu, el Verbo de Dios, debía encontrar en su seno maternal, al encarnarse, la misma Pureza, el mismo candor y el mismo Amor que poseía en el seno de Dios Padre en la eternidad. Por este misterio de la Madre de Dios, misterio de tu Amor incomprensible e inagotable y por el cual la creaste como Inmaculada Concepción y como Llena de gracia, te damos gracias, oh Jesús Eucaristía, Dios de toda santidad y majestad, y también te pedimos perdón y reparamos por quienes niegan el dogma de la Inmaculada Concepción.      


 Segundo Misterio: La visita de María a su prima Santa Isabel


Meditación


Jesús, la Virgen es llamada “Madre de Dios”, porque te dio a luz a Ti, Hijo eterno del Padre, Persona Segunda de la Santísima Trinidad. La Virgen es Virgen y Madre al mismo tiempo, porque su maternidad no es una maternidad más entre tantas: es la maternidad de la Madre de Dios y la Madre de Dios se convirtió en Madre sin dejar por eso de ser Virgen, porque en la concepción de su Hijo Dios no intervino hombre alguno. Por este motivo, la Virgen, que es Madre de Dios al mismo tiempo, fue Virgen antes del parto y durante el parto y continúa y continuará siendo Virgen por toda la eternidad. No podía, la Madre de Dios, concebir y dar a luz al Hijo de Dios, sin dejar de ser Virgen, porque la Madre de un Dios tan admirablemente puro, majestuoso y excelso, no podía estar contaminada por las impurezas propias del amor humano, sometido a la concupiscencia y a las pasiones. Al dar a luz y convertirse en Madre sin dejar de ser Virgen, María Santísima se comportó de la misma manera a como se comporta un diamante en relación a la luz: el diamante, roca cristalina, atrapa a la luz, la condensa en su interior y sólo después la emite y ésa es la razón de su brillantez; en la Encarnación, la Virgen recibió en su mente, en su Corazón Inmaculado y en su seno virginal, al Verbo de Dios hecho carne, para darle de sus nutrientes y tejerle un cuerpo con su propia carne y sangre, como hace toda madre con su hijo recién concebido, y como su Hijo, Dios encarnado, es la “Luz de Luz”, porque es Dios Hijo que procede del Padre al ser engendrado en su seno, en la eternidad, la Virgen recibe esta Luz divina que es su Hijo Jesús y la aloja en su útero, y la condensa por nueve meses, para luego darla al mundo en el parto milagroso a esta Luz eterna, y puesto que se comporta como un diamante con la luz, la Virgen y Madre de Dios es también llamada “Diamante del cielo”, que emite la Luz divina, Jesucristo, Luz que habría de derrotar definitivamente, de una vez y para siempre, por el Santo Sacrificio de la Cruz, a las tinieblas del pecado, de la ignorancia, de la muerte y del Infierno. Pero la Perpetua Virginidad de María representa para los cristianos, no solo el modelo de la castidad y de la virginidad corporales, necesarios para la vida de la gracia, sino también representa la pureza de la mente, que solo se deja atraer por la Verdad Absoluta del Verbo de Dios encarnado, y rechaza por lo tanto todo error, toda herejía, toda mentira, y toda doctrina gnóstica y pagana, que la aleje de Jesucristo, Verdad y Sabiduría del Padre, y representa también la pureza del corazón, pureza por la cual el alma solo desea amar a Dios Uno y Trino y nada más que a Él, y si algo ama que no sea Él, lo hace en su Amor, por su Amor, para su Amor, y por lo tanto no contamina su corazón con ningún otro Amor que no sea le Amor del Espíritu Santo, y es esto lo que está representado en la Perpetua Virginidad de María. Por este misterio de Tu Madre, que es Madre de Dios y Virgen al mismo tiempo y lo continuará siendo por los siglos sin fin, te damos gracias, oh Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, y también reparamos y pedimos perdón por quienes niegan y combaten el dogma de la Perpetua Virginidad de María, y te pedimos, para ellos y nosotros, una comprensión celestial acerca de este sublime misterio, de modo que podamos contemplarlo y venerarlo en la tierra, y gozar del fruto de su virginidad y maternidad divina en el cielo, Tú mismo, oh Jesús, Dios Hijo encarnado para nuestra salvación. Amén.


Tercer Misterio: El nacimiento de Jesús.


Meditación


Jesús, la Virgen es tu Madre y puesto que Tú eres Dios Eterno por los siglos, la Virgen es “Madre de Dios”, porque Te dio a luz a Ti, en el tiempo, Persona Segunda de la Trinidad. Pero además de ser Madre de Dios, la Virgen es Madre de todos los hombres, porque Tú en la Cruz nos la diste como verdadera Madre celestial, al decirle a Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre” (Jn 19, 26) y a nosotros nos hiciste ser hijos de la Virgen al pie de la cruz, cuando le dijiste: “Madre, he ahí a tu hijo”. La Virgen es Madre de todos los hombres nacidos por la gracia a la vida nueva de los hijos de Dios, mediante el bautismo. Al recibir de parte de Jesús este don y este encargo de ser la Madre de todos los hombres, la Virgen nos toma a su cargo y hace con nosotros lo mismo que hizo con su Hijo Jesús: como a niños pequeños recién nacidos, nos toma entre sus brazos, nos cubre con su manto virginal, nos acuna y nos estrecha suavemente, con amor maternal, contra su Inmaculado Corazón, para que escuchemos sus latidos, y para que sus latidos, que laten al ritmo del Amor del Espíritu Santo, nos calman y nos transmiten la paz, en medio del fragoroso estruendo del mundo sin Dios; como a su Hijo Jesús, la Virgen, que es nuestra Madre, nos acompaña a lo largo de la vida, intercediendo por nosotros y concediéndonos todas las gracias necesarias para crecer, como Jesús, “en sabiduría y gracia”, y nos alimenta con Pan y leche: Pan de Vida eterna y la leche de la Sabiduría Divina; durante toda la vida, igual que su hizo con su Hijo Jesús, la Virgen nos acompaña a lo largo del Camino Real de la Cruz, y con su mirada y su amor maternal y celestial, nos ayuda a llevar la cruz hasta la cima del Monte Calvario, para que unidos a la Pasión y Muerte en cruz de Jesús, muramos al hombre viejo, nazcamos a la vida nueva de los hijos de Dios, y viviendo en el amor de Cristo y obrando la misericordia, nos hagamos merecedores de entrar en el Reino de Jesús, e intercede por nosotros, pecadores, en la hora de nuestra muerte, para que Jesús se apiade de nuestras almas y nos conceda la gracia de la eterna salvación, y esto lo hace porque, como toda madre, que desea estar siempre con sus hijos, porque los ama con locura, así también la Virgen, que es nuestra Madre, desea estar con nosotros, para siempre, en la vida eterna, y para eso es que nos ayuda a llevar la cruz de todos los días, siguiendo a su Hijo Jesús. Por este misterio de Tu Madre, que es Virgen y Madre de Dios al mismo tiempo y es también Nuestra Madre amantísima del cielo, te damos gracias, oh Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, y también reparamos y pedimos perdón por quienes niegan y combaten el dogma de la Maternidad Divina de María, y te pedimos, para ellos y nosotros, una comprensión celestial acerca de este sublime misterio, de modo que podamos contemplarlo y venerarlo en la tierra, y gozar del fruto de su virginidad y maternidad divina en el cielo, Tú mismo, oh Jesús, Dios Hijo encarnado para nuestra salvación. Amén.


Cuarto Misterio: Presentación de Jesús en el templo. 


Meditación


La Virgen fue asunta en cuerpo y alma a los cielos, sin pasar por el trance de la muerte, y esto se debe a que su cuerpo y su alma, inmaculados y llenos de gracia, poseían de tal grado el principio de vida divina, la gracia santificante, que no sufrieron la separación, que es lo que ocurre en la muerte. La Virgen no podía morir, y de hecho no murió, sino que fue Asunta a los cielos, y eso se debió a que poseía en tal medida la gracia santificante, que su estado de gracia la condujo, en el instante en que debía morir, de modo inmediato, al estado de gloria. La Virgen pasó del estado de gracia plena en esta vida temporal, al estado de glorificación del cuerpo y del alma en la vida eterna, en el momento preciso en que debía morir, y esto sucedió porque no podía sufrir la muerte, consecuencia del pecado original, Aquella que había concebido en su seno virginal al Dios que es la Vida Increada en sí misma. El hecho de poseer la Virgen, la gracia en un grado que supera infinitamente a ángeles y santos, le permitió vencer a la muerte, consecuencia del pecado, porque la gracia de la que Ella estaba plena y que le había sido concedida en virtud a los méritos de su Hijo en la cruz, es principio vital y de vida divina, y la vida divina de la que hace partícipes la gracia, es infinitamente superior a la muerte. La Asunción de la Virgen, o Dormición, representa entonces el fruto preciosísimo del sacrificio en cruz de Jesús, porque la Virgen venció a la muerte y fue Asunta en cuerpo y alma a los cielos, porque poseía la gracia santificante que su Hijo, Dios eterno, había conseguido para Ella y para toda la humanidad con su sacrificio redentor. La Asunción de la Virgen representa también, junto con la Ascensión de Jesús, el signo de esperanza para los hijos de la Iglesia que peregrinamos en el desierto de la vida, porque así como Ella fue Asunta, así también los hijos de la Iglesia también esperamos, luego de nuestra muerte, ser asuntos en cuerpo y alma a los cielos, para disfrutar el gozo de contemplar cara a cara a Dios Uno y Trino por toda la eternidad. Por este misterio de Tu Madre, que fue Asunta a los cielos en cuerpo y alma, te damos gracias, oh Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, y también reparamos y pedimos perdón por quienes niegan y combaten el dogma de la Asunción de María y te pedimos, para ellos y nosotros, una comprensión celestial acerca de este sublime misterio, de modo que podamos contemplarlo y venerarlo en la tierra y gozar del fruto de su virginidad y maternidad divina en el cielo, Tú mismo, oh Jesús, Dios Hijo encarnado para nuestra salvación. Amén.



 Quinto Misterio: Jesús perdido y hallado en el templo entre los doctores de la ley.


Meditación


La Virgen es Corredentora, porque Ella participó de la Pasión de su Hijo, sufriendo en su alma y en su Corazón Inmaculado todos los dolores que su Hijo padecía en la Pasión y porque Ella, al pie de la cruz, ofreció al Padre a su Hijo crucificado, implorando que acepte su sacrificio por la redención de los hombres. Al participar de su Pasión y al asociarse a su Hijo Jesús a su sacrificio redentor, la Virgen se convirtió, junto con su Jesús,  Redentor de los hombres, en Corredentora, Ella también, de la humanidad. Afirmar y creer en la Corredención de María, no es por lo tanto, detrimento o menosprecio de Jesús; por el contrario, ensalza y exalta a Jesús como Redentor, porque si María nos salva, es porque Jesús es el Salvador. La fe en la Virgen como Corredentora no es, por lo tanto, una mera cuestión devocional: en este misterio se expresa el Amor infinito de Dios, que para salvarnos, no duda en hacerlo a través de una Madre y Virgen; esto quiere decir que Dios nos ama tanto, que para darnos su Amor redentor y salvífico, eligió al amor maternal para unirnos a Él, porque quien tiene a la Virgen por Madre, tiene a su Madre por Salvadora; quien se refugia en el Corazón de su Madre del cielo, no cumple un mero gesto de devoción: al mismo tiempo que ama a su Madre celestial, obtiene la salvación de su alma por medio de su mismo amor maternal, porque la Madre que lo ama, la Virgen, es, además de Madre, Salvadora de la humanidad junto a su Hijo Jesús y esa Madre que refugia a su hijo adoptivo en su Corazón Inmaculado, no dejará de mover cielo y tierra, para salvarlo y conducirlo al cielo. La Virgen es Corredentora además, porque Ella aplastó la cabeza de la Serpiente Antigua, como lo anuncia el Génesis –“Ella te aplastará la cabeza”- y aplasta a la cabeza de la Serpiente, con la fuerza demoledora de la omnipotencia divina, comunicada y participada a Ella por ser la Virgen y Madre de Dios y, por lo mismo, Corredentora de la humanidad. Por este misterio de Tu Madre que, por participar de tu Pasión, por ofrecerte al Padre para la salvación de los hombres y por aplastar la cabeza del Dragón Rojo, la Serpiente Antigua, el Diablo o Satanás, venciéndolo con el poder divino, es Corredentora de la humanidad, te damos gracias, oh Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, y también reparamos y pedimos perdón por quienes niegan y combaten el hecho de que la Virgen sea Corredentora y te pedimos, para ellos y nosotros, una comprensión celestial acerca de este sublime misterio, de modo que podamos contemplarlo y venerarlo en la tierra y gozar del fruto de su virginidad y maternidad divina en el cielo, Tú mismo, oh Jesús, Dios Hijo encarnado para nuestra salvación. Amén.


         Meditación final


         Jesús, debemos ya retirarnos, pero deseamos quedar, sin embargo, ante tu Presencia sacramental, día y noche, y para ello, dejamos nuestros corazones a los pies del sagrario, para que la Virgen, Madre y Maestra de Adoradores Eucarísticos, los custodie y los mantenga libres de las influencias del mundo y de las asechanzas del Príncipe de las tinieblas, y si en algún momento las seducciones del mundo o las trampas del Tentador nos distrajeran de tu Presencia, te pedimos, oh Jesús, que hagas que la Virgen los estreche contra su Inmaculado Corazón, para que sintiendo sus dulces latidos maternales, que a cada latido nos hablan del Amor de Dios, seamos capaces de rechazar todo cuanto nos aparte de Ti, para que así nos encontremos siempre, día y noche, ante tu Presencia sacramental, en el tiempo que nos queda de vida terrena, para luego contemplar tu Santa Faz cara a cara y gozarnos y alegrarnos en Ti, por toda la eternidad. Que la Virgen, que es la Inmaculada Concepción, que es Virgen y Madre de Dios, que es Asunta a los cielos y que es Corredentora, nos conceda esta gracia, por los méritos infinitos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Amén.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).


         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.




sábado, 3 de noviembre de 2012

Razones de la devoción de los cinco primeros sábados a María



La Devoción de los Cinco Primeros Sábados de Mes

En 1912, el Papa Pío X aprobó la devoción al Corazón Inmaculado de María, como reparación a las ofensas que continuamente se hacen en contra de la Madre de Dios. 
Hay cinco tipos de ofensas que se cometen directamente en contra de la Madre de Dios.

-Blasfemias en contra de Su Inmaculada Concepción. 
-Blasfemias en contra de Su Virginidad. 
-Blasfemias en contra de Su Divina Maternidad, rehusando al mismo tiempo reconocerla como Madre de todos los hombres. 
-Blasfemias de aquellos que públicamente buscan sembrar en los corazones de los niños indiferencia o desprecio, o aún odio a la Santísima Virgen. 
-Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus santas imágenes.


La Devoción en su etapa inicial

El Papa Pío X, preocupado por todas las ofensas cometidas en contra de la Madre de Dios, y para promover el piadoso deseo de reparación, concedió en el año de 1912 una indulgencia plenaria aplicable a los difuntos, a todos aquellos que el primer sábado de cada mes, se confesaran, se acercaran a comulgar y cumplieran en espíritu de reparación algunos actos particulares en honor de la Bienaventurada Virgen Inmaculada.

La Devoción, confirmada por la Santísima Virgen

Trece años más tarde, en 1925, en una revelación privada, La Santísima Virgen le confirmó ésta devoción a Lucía -uno de los tres pastores de Fátima-, y le encomendó que la propagara por el mundo entero.

La reparación que nos pide Nuestra Madre:

"Dile a todos aquellos que, por cinco meses, en el primer sábado de mes, se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen el Rosario, y me guarden compañía durante quince minutos meditando en los quince misterios del Rosario, en espíritu de reparación, les prometo asistirlos a la hora de su muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas"


"Si la gente hace lo que pido, muchas almas se salvarán." 


Un regalo agradable a la Santísima Virgen

Es aconsejable repetir la práctica de los primeros cinco sábados de mes, haciendo así un regalo agradable a la Santísima Virgen María, procurando hacerlo toda la vida. Para asegurar la confesión, es posible confesarnos unos días antes. Lo importante es que estemos en estado de gracia cuando nos acerquemos a comulgar.

Efectos de esta devoción

Las blasfemias y la ingratitud de los que ofenden a la Santísima Virgen son crueles espinas que únicamente nosotros podemos remover con nuestros actos de amor y de reparación.Con cada cinco sábados que hagamos lograremos que se derrame abundantemente la Misericordia Divina sobre las personas que han tenido la desgracia de ofender a la Madre de Dios.

Hacer la devoción con mucho amor

El amor y la compasión es el alma de todas éstas prácticas. Sin esta voluntad de amar que desea consolar a Nuestra Señora, todas éstas prácticas externas no significan nada.

Razones para querer reparar el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María

1. Ella es Madre de Dios. María es la Virgen escogida por Dios, desde toda la eternidad, para ser la Madre de su Hijo. La dignidad a la que Dios ha elevado a María es la más alta que puede haber. Ella es la reina de todo lo creado, e inferior únicamente a Dios.


2. Ella es Nuestra Madre. Ella también es la madre de todos aquellos que quieran reconocerla y amarla como tal. Mientras Jesús colgaba de la cruz, padeciendo aquel dolor tan intenso, nos dio a María como nuestra Madre espiritual, para que todos los que queramos ser hermanos suyos, podamos serlo, por medio de Ella: "Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre...Jesús al ver a la madre, y junto a ella, a su discípulo al que más quería, dijo a la Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Después dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu Madre." (Jn. 19:25-26). Sí, Juan, el discípulo, nos representó a todos nosotros. Jesús, al dar a María a Juan como su Madre, nos la daba a todos nosotros como Madre espiritual. No podemos agradecerle a Jesús suficientemente este gran regalo. El Papa Juan Pablo II no explica que María es Madre de cada uno de nosotros según nuestra individualidad: 

"La maternidad establece siempre una relación única e irrepetible entre dos personas: madre e hijo y entre el hijo y su madre. Aunque la misma mujer sea la madre de muchos hijos, la relación personal con cada uno de ellos es la esencia de la matenidad..."

Cada quien puede decir en verdad, que María es su Madre de una manera única. Comprendiendo el grande y único amor que María nos tiene, ¿qué razones tenemos para no amarla? ¿Qué razones tendríamos para no querer reparar el sufrimiento que le causa a Ella el verse tan despreciada y ofendida por hombres perversos? Es nuestro deber reparar las ofensas cometidas contra ella y consolarla. Es un deber de gratitud, amar a quien tanto nos ama; Ella, la Inmaculada, la llena de gracia, ha querido ser Nuestra Madre, nuestra maestra y amiga; nuestra co-redentora, abogada y defensora; ser para nosotros un refugio espiritual, un perpetuo socorro, un lugar de perdón y reconciliación con Dios; nuestra intercesora, para alcanzarnos de Dios todas las bendiciones que ella, como buena Madre que es, quiere para todos sus hijos. 

Fuente: Textos tomados de: "Corazón Inmaculado de María" y de "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen"