martes, 2 de octubre de 2018

Fiesta de los Santos Ángeles Custodios: 2 de octubre


En la Sagrada Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero". Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.

Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: "Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".

Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: "A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos". Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: "Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial". Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: "El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida".

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).

Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los  Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amén".

En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.

Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).

San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más".  Así lo narra el santo.




"Y ¿cuáles son los caminos de los ángeles santos? Aquellos de que habló el Unigénito de Dios; diciendo: Veréis a los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre. El ascenso, pues, y el descenso son sus caminos: el ascenso por sí; el descenso, o más bien condescendencia, por nosotros. De modo que aquellos bienaventurados espíritus suben por la contemplación de Dios y bajan por la compasión que tienen de ti, para guardarte en todos tus caminos, Suben al rostro de Dios, bajan a cumplir su voluntad, porque a sus ángeles mandó te guardasen. Mas ni aun bajando pierden la vista de la gloria, pues siempre miran la cara del Padre". (San Bernardo de Claraval).



SAN BERNARDO DE CLARAVAL: 
SERMÓN XII   -   (sobre los ángeles custodios).

Sobre el verso 11: «porque él mandó a sus ángeles cerca de ti
 para guardarte en todos tus caminos»; 
y sobre el 12: «en palmas te llevarán...»

1. Dijimos en el sermón de ayer, si recordáis, que los caminos de los espíritus malignos eran presunción y obstinación; y no callamos el motivo de decir esto. 
Más no creyera desencaminado el que por otra vía investiguemos ahora sus perversos caminos.. Pues aunque por todos los medios procuran ellos ocultarlos, descubre y decláranos de muchas maneras el Espíritu Santo en las santas Escrituras cuáles sean las tretas de los malignos. Leemos de todos ellos que los impíos merodean en torno nuestro. Y de su príncipe leemos que da vueltas sin cesar, buscando a quién devore. Lo cual el también se ve obligado a confesar entre los hijos de Dios, pues siendo preguntado de dónde venia: Vengo, dijo, de dar vuelta a la tierra, y la he recorrido toda. Llamemos, pues, a sus caminos, rodeo y cerco: de éste usa contra nosotros, de aquél consigo mismo. Siempre se subleva y siempre es derribado. Su soberbia puja siempre y siempre es humillada, ¿ Quizá no es esto rodeo? Quien anda, si, mas no adelanta. ¡.Ay del que sigue este rodeo y nunca se aparta de la propia voluntad! Si pretendieres apartarle de ella, aparecerá que va siguiendo algo; pero en el engaño. Es rodeo suyo; está disponiendo volver por otro lado; no se le puede arrancar en modo alguno de su propia voluntad. Por doquier anda afanoso, por todas partes quiere huir, pero queda siempre pegado a su voluntad propia.



2. Pero, si malo es el rodeo propio, mucho peor es el cerco ajeno; y es principalmente el que hace diablo al espíritu malo. 
Pero ¿de qué modo baja aquel espíritu soberbísimo para asaltar al hombre miserable? Mira el rodeo que da el impío. y por ahí lo entenderás. Sus ojos miran todo lo que es sublime, mas también registran curiosamente lo bajo, para envanecerse con más orgullo, y para que, llegando a pisar al humilde, le parezca con esto ser más, según está escrito: Mientras el impío se enorgullece, abrásase el pobre. ¡Qué perversamente el ángel malo imita a los ángeles buenos, que suben y bajan! Él sube con ansias de vanidad y baja con la envidia de su malignidad. Así como es engañosa su subida, es cruel su bajada: estando él destituido de misericordia y de piedad, como dijimos ayer. Pero si bajan los malignos para asaltamos, demos gracias a aquel Señor por cuyo mandato bajan también los ángeles benignos para socorrernos, para guardarnos en todos nuestros caminos. No sólo harán esto, sino que en las palmas de las manos te llevarán, para que no caiga en piedra tu pie.




3. ¡Qué lección, hermanos, qué amonestación, qué consolación tan grande nos ofrecen estas palabras de la Escritura! 
¿Qué salmo, entre todos los demás, esfuerza tan magníficamente a los pusilánimes, despierta a los negligentes, enseña a los ignorantes? Por eso dispuso la Providencia divina que especialmente en este tiempo de la Cuaresma tuviesen sus fieles de continuo en su boca los versículos de este salmo. No parece haberse tomado pie para ello sino del abuso que de este salmo hizo el diablo, para que en esto mismo aquel malicioso siervo sirva a los hijos de Dios, aunque a pesar suyo. ¿Qué podía ser para él tan molesto y para nosotros tan gustoso como el contribuir a nuestro bien su malicia misma? A sus ángeles mandó Dios te guarden en todos tus caminos. Alaben al Señor sus misericordias y sus maravillas con los hijos de los hombres. Confiesen y digan entre l as naciones qué magníficamente ha usado de sus piedades con ellos. ¿Quién es el hombre, Señor, para que te manifiestes a él, o por qué aplicas a él tu corazón? Aplicas a él tu corazón y solícito cuidas, En fin, le envías tu Unigénito, diriges a él tu Espíritu, le prometes tu gloria. Y para que nada haya en el cielo que deje participar en nuestro cuidado, envías aquellos bienaventurados espíritus a ejercer su ministerio para bien nuestro, los destinas a nuestra guarda, les mandas sean nuestros ayos. Poco era para tí haber hecho ángeles tuyos a los espíritus; hácelos también ángeles de los pequeñuelos, pues escrito está: los ángeles de éstos están viendo siempre la cara del Padre. A éstos espíritus tan bienaventurados hácelos ángeles tuyos para con nosotros y nuestros para contigo.


 4. Dios mandó a sus ángeles el cuidar de ti. 
¡Admirable dignación y verdaderamente amor de extrañable caridad! ¿Quién los mandó, a quiénes, para quién, qué les mandó? Consideremos cuidadosamente esto, hermanos míos; encomendemos fielmente a la memoria tan apreciable mandato.

 ¿Quién lo mandó? ¿ De quién son ángeles? ¿ De quién son los preceptos que ejecutan ? ¿De quién es, la voluntad a que obedecen? Verdaderamente a sus ángeles mandó Dios para tí, a que te guarden en todos tus caminos, y aun para que te lleven en sus manos. La suma Majestad mandó a los ángeles, y mandó a los ángeles suyos, a aquellos espíritus tan sublimes, tan dichosos, tan próximos, tan inmediatos a Él, tan familiarmente allegados a El y verdaderamente de su casa.

Mandólos a ti. ¿Quién eres tú, Señor, y quién es el hombre para que pongas en él tu corazón o el hijo del hombre para que tanto le aprecies? ¡Como si el hombre no fuera corrupción y él hijo del hombre un gusano!

Pero ¿qué mandó acerca de ti? ¿Quizá escribió contra tí amarguras? ¿Acaso les mandó que muestren su poder contra esta hoja que arrebata el viento, y que persigan esta paja seca? ¿O que quiten de delante al impío, para que no vea la gloria de Dios? Esto se ha de mandar algún día, pero no está todavía mandado. No te apartes del socorro del Altísimo, persevera bajo la protección del Dios del cielo, no sea que alguna vez se mande esto de ti. No se mandará contra aquel a quien protegiere el Dios del cielo, sino en favor suyo. Por bien suyo se dilata todavía el mandarlo, para que todo sea por causa de los elegidos. Por donde vemos en el Evangelio que, disponiéndose los criados a recoger al punto la cizaña sembrada después del trigo, el providente Padre de familia les dice: Dejad que ambos crezcan hasta la siega, no sea que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Mas ¿cómo el buen grano se podrá conservar hasta el tiempo de la recolección? Este es precisamente el objeto del mandato que Dios ha impuesto a sus ángeles para mientras vivamos en la tierra.


 5. A sus ángeles les mandó te guarden. 
¡Oh tú, que eres trigo entre cizaña, grano entre paja, lirio entre espinas! Demos gracias a Dios, hermanos míos, démosle gracias por mí y por vosotros. Un precioso depósito me había encomendado, que es el fruto de su cruz y el precio de su sangre. Mas no se contentó con esta custodia tan poco segura, tan poco eficaz, tan frágil, tan deficiente; por lo cual puso de guardianes a los ángeles custodios sobre los muros del alma. Y cierto, aun aquellos que parecen muros inexpugnables necesitan de estas defensas.


 6. A sus ángeles mandóles guardarte en todos tus caminos. 
¡Cuánta reverencia debe infundirte, cuánta confianza debe darte! Reverencia por su presencia, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Anda siempre con toda circunspección, como quien tiene presente a los ángeles en todos tus caminos. En cualquier parte, en cualquier lugar, aun el más oculto, ten reverencia al ángel de tu guarda. Y, ¿cómo te atreverías a hacer en su presencia lo que no harías estando yo delante? ¿Dudas acaso que esté presente al no verle? ¿Qué fuera si le vieses? ¿Qué si le tocases? ¿Qué si le olieses? Advierte que no sólo por la vista se comprueba la presencia de las cosas. Ni aun todas las cosas corporales se sujetan a los ojos: ¡cuánto más trascenderán las espirituales a todo sentido corpóreo, y deberán más bien investigarse espiritualmente!
Si consultas a la fe, ella te prueba que no te falta la presencia del ángel. Y no me pesa el haber dicho que la fe lo prueba, cuando el Apóstol la define: Prueba cierta de las cosas que no se ven. Están, pues, presentes, y están presentes para tu bien: no sólo  están contigo sino que están para tu defensa. Están presentes para protegerte, están presentes para provecho tuyo. ¿Con qué pagarás al Señor por todos los bienes que te ha hecho, pues a El sólo debe tributarse el honor y la gloria? ¿Por qué a El sólo? Porque El es quien lo mandó, y todo don precioso no es de otro sino suyo.


7. Pero aunque Él lo mandó, no debemos ser ingratos con aquellos que le obedecen con tanto amor y nos amparan en tanta indigencia. Seamos, pues, devotos, seamos agradecidos a custodios tan dignos de aprecio, correspondamos a su amor, honrémosles cuanto podamos, cuanto debemos. Mas todo amor y  honor deben ir dirigidos a aquel Señor de cuya mano, así ellos como nosotros recibimos el poderle amar y honrar y merecer ser amados y honrados. Porque no se ha de creer que al decir el Apóstol: A solo Dios sea honor y gloria, pretendió contradecir a las palabras del profeta que dice que también los amigos de Dios deben ser honrados de un modo peculiar. Pienso yo que esta expresión del Apóstol es muy semejante a otra también suya en que dice: No debáis a nadie sino el mutuo amor; pues no quería contrajesen otras deudas que éstas especialmente, habiendo dicho poco antes: Pagad a todos lo debido: al que se le debe honor, dadle honor; y otras cosas por el estilo. Y para que entiendas más plenamente qué sentía en uno y en otro pasaje y  qué nos amonestaba en ellos, repara que no se divisan los astros menores cuando brillan los rayos del sol. ¿Pensaremos acaso que falten entonces las estrellas o que se hayan apagado? De ningún modo, sino que, cubiertas de alguna manera con la mayor claridad del sol, no pueden entonces presentarse a la vista. Así el amor, que de suyo es superior a otra cualquiera deuda, como si fuera solo debe en nosotros reinar; de suerte que todo lo que se debe a los demás lo embeba en sí y por amor lo hagamos todo.

Así sí también debe prevalecer el honor divino y en alguna manera como perjudicar a los otros todos, para que sólo Dios, no precisamente sea honrado ante todos, sino en todos. Lo mismo debes tener por dicho acerca del amor. Porque ¿qué pudo dejar fuera de él para los demás quien todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas dió a su Señor y Dios en el amor?

En El, pues, hermanos míos, amemos afectuosamente a sus ángeles como a quienes han de ser un día coherederos nuestros, siendo por ahora abogados y tutores puestos por el Padre y colocados por El sobre nosotros. Ahora somos hijos de Dios, aunque todavía no se manifiesta lo que seremos; por cuanto, siendo todavía párvulos, estamos bajo abogados y tutores, sin diferir ahora en nada de los siervos...


 8. Mas aunque somos tan pequeños y nos queda aún tan largo, y no sólo tan largo, sino tan peligroso camino, ¿Qué temeremos teniendo tales custodios? 
Ni pueden ser vencidos ni engañados, y mucho menos pueden engañar los que nos guardan en todos nuestros caminos. Fieles son, prudentes son, poderosos son. ¿De qué temblamos? Solamente sigámosles, juntémonos a ellos, y perseveraremos bajo la protección del Dios del cielo. Considera cuánto necesitas esta protección y custodia en todos tus caminos. En sus manos, dice, te llevarán, para que no tropiece tu pié  en piedra. ¿Te parece poco que haya piedras de tropiezo en el camino? Mira lo que sigue: Andarás sobre el áspid y el basilisco, y hollarás al león y al dragón. ¡Qué necesario es el hayo para que guíe y proteja al párvulo metido en tales peligros! Pues bien: En sus manos, dice, te llevarán, te guardarán en tus caminos y te acompañarán por doquiera que vayas. Y no permitirán que seas tentado por encima de tus fuerzas, sino que te llevarán en sus manos para que evites los tropiezos. ¡Qué fácilmente pasa el que es llevado en tales manos! ¡Qué suavemente nada, según el vulgar proverbio, aquel cuya barba otro sustenta!


 9. Siempre, pues, que vieres levantarse alguna tentación o amenazar alguna tribulación, invoca a tu guarda, a tu conductor, al protector que Dios te asignó para el tiempo de la necesidad y de la tribulación. 
Dale voces y dile: ¡Sálvanos, Señor, que perecemos!. No duerme ni dormita, aunque por breve tiempo disimule alguna vez; no sea que con mayor peligro te precipites de sus manos, si ignoras que ellas te sustentan. Espirituales son estas manos, como también lo son los auxilios que a cada uno de los elegidos prestan, según sea el peligro y la dificultad que han de superar más o menos grande.

Quiero, para mayor claridad, poner un ejemplo de lo que juzgo más comunes, y que pocos de vosotros habrá dejado de experimentar. ¿Se turba alguno de vosotros con mayor vehemencia por alguna incomodidad corporal, o alguna aflicción por las cosas del mundo; o desmaya con acidia de espíritu y caimiento del ánimo? Pues entonces es cuando ya comienza a ser tentado más allá de lo que pueden sus fuerzas: ya dará golpe y tropezará en la piedra si no hay quien le socorra. Pero ¿ cuál es esta piedra? Entiendo que es aquella Piedra de tropiezo 'y escándalo, en la cual, si alguno tropezare, se lastimará, pues aquel sobre quien cayere le hará pedazos; esta Piedra angular no es otra que aquella Piedra escogida y preciosa, Cristo Jesús. Tropezar en esta Piedra es quejarse de él, escandalizarse por el abatimiento de espíritu y la turbación. Así, necesita el socorro del ángel, de los angélicos consuelos y de las angélicas manos, ese hombre que ya desmayó, ya casi tropezó contra la Piedra. Y verdaderamente tropieza contra la Piedra el que se queja, murmura y quizá blasfema de la Providencia, estrellándose a sí propio, y no aquel contra quien viene dar con furia.


 10. Juzgo que hombres como éstos algunas veces son levantados como con dos manos por los ángeles, 
para que sin sentirlo ellos, por decirlo así, pasen por encima del tropiezo del que tanto recelaban; y no se admiran poco después, así de la facilidad que sienten en sí mismos en adelante como de haber superado la anterior dificultad.

¿Queréis saber que entiendo yo por estas dos manos? Dos conocimientos vivos que se excitan en nuestra alma, cuando se presentan o más bien se pintan e imprimen en nuestro corazón, por una parte la brevedad de la tribulación y por otra la eternidad del premio eterno, a fin de que en lo íntimo del afecto sintamos y consideremos que el momento breve y leve de nuestra tribulación produzca arriba en nosotros un peso eterno de gloria. ¿Quién no creerá que tan buenas sugerencias son obra de los ángeles buenos, siendo, por el contrario, cierto que las malas proceden de los malos? Familiarizaos con los ángeles, hermanos míos; frecuentad con asidua meditación y devota oración a los que os asisten para vuestra custodia y consolación.


lunes, 1 de octubre de 2018

Santa Teresita de Lisieux

SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS
( LISIEUX )
1873-1897
1. ORACIONES


 Páginas: 1. Oraciones | 2. Novena | 3. Triduo


  • Festividad: 1 de octubre
  • Doctora de la Iglesia
  • Fecha de canonización: 17 mayo de 1925 por el Papa Pío XI
  • Nacionalidad: francesa
  • Patrona: misiones de Africa, enfermos de SIDA, pilotos de aviación, floristas, jardineros, Francia, enfermos, misiones en general, restauración de la libertad religiosa en Rusia, Rusia.

(Fuente: Patron Saints Index)

[Fotografía de Santa Teresa de Lisieux]



ORACIÓN PARA PEDIR UN FAVOR

¡Santa Teresita! Vengo a tus plantas lleno de confianza a pedirte favores. La Cruz de la vida me pesa mucho y no encuentro más que espinas entre sus brazos. ¡Florecitas de Jesús! Envía sobre mi alma una lluvia de flores de gracia y de virtud, para que pueda subir el Calvario de la vida embriagado en sus perfumes. Mándame una sonrisa de tus labios de cielo y una mirada de tus hermosos ojos... Que valen más tus caricias que todas las alegrías que el mundo encierra. ¡Dios mío! Por intercesión de Santa Teresita dáme fuerza para cumplir con mi deber y concédeme la gracia que en esta oración te pido.
Amén

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POR LAS MISIONES

Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que has sido justamente proclamada Patrona de las Misiones de todo el mundo: acuérdate de los ardentísimos deseos de mostrarte, cuando vivías en la tierra, de querer plantar la Cruz de Jesucristo en todas las naciones, y anunciar el Evangelio hasta la consumación de los siglos. Te suplicamos que ayudes, según tu promesa, a los sacerdotes, a los misioneros y a toda la Iglesia. Así sea.
Santa Teresita del Niño Jesús ¡Ruega por nosotros!

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ORACIÓN

Oh bienaventurada Santa Teresita del Niño Jesús, que habéis prometido hacer caer una lluvia de rosas, desde el cielo, dirigid a mí vuestros ojos misericordiosos y escuchadme en mis múltiples necesidades. Grande es vuestro poder porque Dios os ha hecho grande entro los santos del cielo.
Os suplico, pues, oh mi amable protectora, me alcancéis de Dios las gracias que os pido, siempre que sea para mayor honra de Dios y salvación de mi alma. Os suplico de un modo especial que me hagáis participar de las rosas que nos habéis prometido, apartando mi corazón de las vanidades y placeres caducos de esta vida, y enseñándome a amar a Jesús y a María con amor verdadero, para que así pueda un día gozar con vos de la eterna bienaventuranza. Así sea.

V. Rogad por nosotros, oh bienaventurada Santa Teresita. Para que seamos dignos de la lluvia de rosas que nos habéis prometido.

Fuente: Devocionario.org



domingo, 30 de septiembre de 2018

El Papa pide rezar cada día el Rosario por la Iglesia en octubre

El Papa pide rezar cada día el Rosario por la Iglesia en octubre



A través de la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre pide a los católicos de todo el mundo que recen con especial empeño el Santo Rosario, invocando a la Virgen María y al Arcángel San Miguel para que ayuden a la Iglesia en estos tiempos difíciles, y la defiendan de los "ataques del demonio".
Ciudad del Vaticano

Durante este mes de octubre el Papa Francisco pide a todos los fieles que hagamos un esfuerzo mayor en nuestra oración personal y comunitaria.

Por ello, nos invita a rezar el Santo Rosario cada día y con especial devoción, pidiendo a la Virgen María que ayude a la Iglesia en estos tiempos de crisis, y nos pide también invocar la intercesión del Arcángel San Miguel, “Jefe de los Ejércitos celestes”, para que la defienda de los ataques del maligno.

La difusión de esta intención del Santo Padre ha sido encargada a la Red Mundial de Oración del Papa, y en este contexto, su director, padre Frédéric Fornos SJ, explica en entrevista para Vatican News, la importancia de sumarnos a la petición de Francisco.

«Esta petición llega ahora, en particular, tras estos últimos meses donde la Iglesia vive situaciones difíciles, entre ellas, han aparecido con mucha más fuerza que antes, abusos sexuales, abusos de poder y de conciencia por parte de clérigos, personas consagradas y también laicos; sumando así divisiones internas. Y ciertamente, muchos católicos piensan que es un momento difícil de confusión donde se escuchan cosas que pueden sorprender, incluso horrorizar...».

«Cosas que son favorecidas por el mal espíritu, como dice San Ignacio de Loyola, "el mortal enemigo de la naturaleza humana", es decir; el enemigo que quiere destruir nuestro interior», explica el padre Fornos destacando que en la tradición cristiana el mal tiene diversas figuras como la de satanás, que en hebreo significa el adversario; o el diablo que viene de la palabra griega diabolos... “el acusador, el que divide, el que siembra discordia”.

El seductor del mundo y padre de la mentira
En la Biblia, se encuentran muchas figuras como estas para ayudarnos a percibir la realidad del mal, "hablamos del seductor del mundo, el padre de la mentira, que nos ataca y encuentra complicidades en nuestro corazón", añade el director de la Red Mundial de Oración del Papa, afirmando que vivimos “dentro de un combate espiritual en el cual la Iglesia está desde un inicio y en el que cada uno de nosotros está involucrado, ya sea en su vida personal, espiritual y comunitaria”.

"Como vemos el mal se manifiesta de varias maneras y la misión de evangelización de la Iglesia se hace más difícil, incluso se va desacreditando"-asegura nuestro entrevistado- destacando que parte de ello se debe a nuestra responsabilidad al dejarnos llevar por las pasiones que no nos abren a la verdadera vida, entre ellas: la riqueza, la vanidad y el orgullo.

“ En la tradición bíblica, se encuentran muchas figuras como estas para ayudarnos a percibir la realidad del mal, hablamos del seductor del mundo, el padre de la mentira, que nos ataca y encuentra complicidades en nuestro corazón ”

 "Son los escalones por los cuales quiere arrastrarnos el mal, el cual es un seductor. Trayendo pensamientos e intenciones buenas... poco a poco va llevando a la persona a sus perversas intenciones, como la discordia y la mentira", argumenta Fornos.

Ser fieles a la cruz, como María
Por otra parte, el sacerdote jesuita hace hincapié en que el Papa Francisco nos recuerda en su Carta al Pueblo de Dios, del 20 de agosto del 2018, que «si un miembro sufre, todos sufren con él… cuando experimentamos la desolación que nos producen estas llagas eclesiales, con María nos hará bien instar más en la oración (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 319), buscando crecer más en amor y fidelidad a la Iglesia».

Recemos el Santo Rosario
Frente a esta situación el Pontífice pide que todos los católicos y todos los fieles, recemos de manera intensa y especialmente cada día del mes de octubre,  el Santo Rosario, para que la Virgen María, “quien siempre estuvo a los pies de la cruz de Jesús y no se dejó vencer por el miedo”, ayude a la Iglesia en estos momentos de dolorosa dificultad; a la vez que invocamos el poder del Arcángel San Miguel, "jefe de los ejércitos celestes y protector de la Iglesia" (Apocalipsis 12, 7-9); para que la defienda de los ataques y trampas del maligno.

Y así, el Papa nos invita al final del Rosario, a concluir recitando una de las invocaciones más antiguas a la Santa Madre de Dios; el “Sub Tuum Praesidium”:

 “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita! ”

junto con la oración tradicional a San Miguel escrita por León XIII:

“ San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. ”

Por su parte, la Red Mundial de Oración del Papa iniciará este pedido del Santo Padre el 1° de octubre, día de Santa Teresita de Lisieux, rezando con especial intensidad a lo largo de todo el mes.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Hoy se inicia la novena a los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

 Hoy se inicia la novena a los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael


El 29 de septiembre la Iglesia celebrará la Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, quienes aparecen en la Biblia con misiones importantes de Dios.

Por ello, aquí una novena en honor de estos tres amigos del cielo que tienen la tarea de defender al hombre en la lucha contra los planes del demonio.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. 
Amén.

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, bendito y alabado seas por toda la eternidad. Que todos los ángeles y los hombres que has creado te adoren, te amen y te sirvan, Dios Santo, Dios Fuerte, Dios Inmortal.

Y tú, María, Reina de los ángeles, medianera de todas las gracias, todopoderosa en tu oración, recibe bondadosamente la oración que les dirigimos a los arcángeles y hazla llegar hasta el Trono del Altísimo para que obtengamos gracia, salvación y auxilio. Amén.

Oración a los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael:

San Miguel Arcángel, tú eres el Príncipe de las milicias celestiales, el vencedor del dragón infernal, has recibido de Dios la fuerza y el poder para aniquilar por medio de la humildad el orgullo de los poderes de las tinieblas. Te imploramos, suscita en nosotros la auténtica humildad del corazón, la fidelidad inquebrantable, para cumplir siempre la voluntad de Dios, la fortaleza en el sufrimiento y las necesidades, ayúdanos a subsistir delante del tribunal de Dios.

San Gabriel Arcángel, tú eres el ángel de la Encarnación, el mensajero fiel de Dios, abre nuestros oídos para captar los más pequeños signos y llamamientos del corazón amante de nuestro Señor; Permanece siempre delante de nuestros ojos, te imploramos, para que comprendamos correctamente la Palabra de Dios y la sigamos y obedezcamos y para cumplir aquello que Dios quiere de nosotros. Haznos vigilantes en la espera del Señor para que no nos encuentre dormidos cuando llegue.

San Rafael Arcángel, tú eres el mensajero del amor de Dios. Te imploramos, hiere nuestro corazón con un amor ardiente por Dios y no dejes que esta herida se cierre jamás para que permanezcamos sobre el camino del amor en la vida diaria y venzamos todos los obstáculos por la fuerza de este amor.

Ayudadnos hermanos grandes y santos, servidores como nosotros delante de Dios. Protegednos contra nosotros mismos, contra nuestra cobardía y tibieza, contra nuestro egoísmo y nuestra avaricia, contra nuestra envidia y desconfianza, contra nuestra suficiencia y comodidad, contra nuestro deseo de ser apreciados. Desligadnos de los lazos del pecado y de toda atadura al mundo.

Desatad la venda que nosotros mismos hemos anudado sobre nuestros ojos, para dispensarnos de ver la miseria que nos rodea, y poder mirar nuestro propio yo sin incomodarnos y con conmiseración.

Clavad en nuestro corazón el aguijón de la santa inquietud de Dios, para que no cesemos jamás de buscarlo con pasión, contrición y amor.

Buscad en nosotros la Sangre de Nuestro Señor que se derramó por nosotros. Buscad en nosotros las lágrimas de vuestra Reina vertidas por nuestra causa. Buscad en nosotros la imagen de Dios destrozada, desteñida, deteriorada, imagen a la cual Dios quiso crearnos por amor.

Ayudadnos a reconocer a Dios, a adorarlo, amarlo y servirlo. Ayudadnos en la lucha contra los poderes de las tinieblas que nos rodean y nos oprimen solapadamente.

Ayudadnos para que ninguno de nosotros se pierda, y para que un día, gozosos, podamos reunirnos en la felicidad eterna. Amén.

(Se dicen las intenciones de la novena y se rezan tres Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

Invocaciones finales

San Miguel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros.

San Rafael, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros.

San Gabriel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros. Amén.

Fuente: aciprensa

viernes, 21 de septiembre de 2018

Mensaje de la Santìsima Virgen en Medjugorje del 2 de septiembre de 2018


Mensaje de la Santísima Virgen en Medjugorje del 2 de septiembre de 2018

“Queridos hijos, mis palabras son simples, pero llenas de amor maternal y preocupación. Hijos míos, sobre ustedes se ciernen cada vez más las sombras de las tinieblas y del engaño, y yo los llamo hacia la luz y la verdad, yo los llamo hacia mi Hijo. Solo Él puede convertir la desesperación y el dolor en paz y serenidad, solo Él puede dar esperanza en los dolores más profundos. Mi Hijo es la vida del mundo: cuanto más lo conocen más se acercan a Él y más lo amarán porque mi Hijo es amor. El amor lo cambia todo, él hace maravilloso incluso lo que sin amor les parece insignificante. Por eso nuevamente les digo que, si desean crecer espiritualmente, deben amar mucho. Apóstoles de mi amor, sé que no siempre es fácil, pero, hijos míos, también los caminos dolorosos son vías que llevan al crecimiento espiritual, a la fe y a mi Hijo. Hijos míos, oren, piensen en mi Hijo. Durante todos los momentos del día eleven su alma a Él, y yo recogeré sus oraciones como flores del jardín más bello y las regalaré a mi Hijo. Sean apóstoles auténticos de mi amor, difundan a todos el amor de mi Hijo; sean jardines con las flores más bellas. Con la oración ayuden a sus pastores para que puedan ser padres espirituales llenos de amor hacia todos los hombres. ¡Les doy las gracias!”

viernes, 14 de septiembre de 2018

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

Exaltación de la Santa Cruz 
14 de setiembre

Esta fiesta recuerda dos acontecimientos relacionados con la Santa Cruz de Cristo. El primero corresponde al descubrimiento de la Cruz realizado por Santa Elena, madre del emperador Constantino el Grande, ocurrido el 14 de septiembre del año 320. Tras el descubrimiento Santa Elena mandó construir la basílica del Santo Sepulcro. El segundo acontecimiento recuerda la recuperación de la cruz de manos de los persas, que había sido trasladada a Persia por el rey Cosroes, como botín de guerra después de apoderarse de Jerusalén y matar en ella a muchos miles de cristianos. Catorce años después Heraclio, rey de Constantinopla, venció a Cosroes y entró en Jerusalén portando la cruz que repuso en el monte Calvario. Este hecho ocurrió el 3 de mayo del año 629 y desde entonces el pueblo cristiano celebra con toda solemnidad la fiesta de la Exaltación de la Cruz.

Carta a los amigos de la Cruz
San Luis María Grignon de Montfort


La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz 
en Jerusalén antiguamente

La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz que se celebra el 14 de septiembre tiene su origen en Jerusalén. Es el aniversario de la Dedicación de los edificios construidos por el Emperador Constantino para proteger y magnificar los lugares donde Jesucristo Nuestro Señor llevó a cumplimiento su Misterio Pascual de Muerte y Resurrección. 

El Gólgota - Martyrium ligados a la muerte, la Anástasis (Sepulcro) a la Resurrección. El día de la inauguración se vincula al día del hallazgo de la Santa Cruz del Señor y a al aniversario de la dedicación del tempo de Salomón. Con la inauguración de estos edificios nace un nuevo tipo de liturgia. 

La acción litúrgica de Jerusalén se adapta a ellos y se inspira en el misterio que contienen y se renueva en las celebraciones. De ahí, entre otras razones, de la importancia de esta fiesta de su Dedicación comparable a Pascua y a Epifanía. De la lectura del Itinerario de Egeria salta a la vista que las grandes fiestas de Jerusalén no se celebran aisladas en sí mismas, sino que engloban a todas las demás fiestas, es decir, todo el misterio de Cristo. 

La razón estriba en la duración de ocho días de las tres grandes fiestas. Durante la octava se recorren los diversos lugares relacionados con el misterio pascual para celebrar en ellos la eucaristía en cada uno de ellos. Al tiempo de duración de las fiestas ha de vincularse el adorno, luces, vestidos litúrgicos que dan vistosidad y alegría a las celebraciones. Son realmente fiestas y de ellas gozan los fieles de Jerusalén y a ellas son atraídos los fieles de las regiones circunstantes.

Tiene encanto especial el relato que la peregrina Egeria (Itinerario 48-49) hace de esta fiesta en el siglo IV:
"Se llama día de las Encenias al que fue consagrada la iglesia que está en el Gólgota y que llaman Martirio. También la santa iglesia que hay en la Anástasis, es decir en el lugar donde resucitó el Señor después de la Pasión, fue consagrada a Dios en el mismo día. Se celebra, pues, con gran solemnidad las Encenias (dedicación) de estas iglesias, porque en este mismo día se encontró la cruz del Señor. Y es por eso por lo que se instituyó que el día en que se consagraran por primera vez las santas iglesias supradichas, fuera el día en que se encontró la cruz del Señor, para que las fiestas se celebrasen al mismo tiempo y en el mismo día, con toda alegría. Y esto se encuentra en las santas Escrituras que era día de Encenias aquel en que el santo Salomón, después de terminar la casa de Dios que había edificado, se presentó ante el altar de Dios y oró, como está escrito en los libros de los Paralipómenos (Crónicas).

Cuando llegan las fiestas de las Encenias se celebran durante ocho días, pues muchos días antes comienzan a reunirse de todas partes muchedumbres, no solo de monjes y apotactites (ascetas caracterizados por sus ayunos) de diversas provincias, es decir, tanto de Mesopotamia como de Siria, Egipto y Tebaida, donde hay muchos monazontes (monjes), sino también de todos los lugares y provincias; pues no hay ninguno que deje de encaminarse este día a Jerusalén para celebrar tanta alegría y tan solemnes fiestas.

También los seglares, tanto hombres como mujeres de todas las provincias, se reúnen igualmente con ánimo piadoso durante estos días en Jerusalén, para asistir a la sagrada solemnidad. Asimismo en estos días se reúnen en Jerusalén, por lo menos, más de cuarenta o cincuenta obispos, y con ellos acuden muchos de sus clérigos. ¿Y, qué más? Se cree incurrir en gran pecado el que durante estos días no ha participado en una solemnidad tan grande, a no ser que haya tenido un grave impedimento que le haya apartado de su buen propósito. Durante estos días de las Encenias, el ornato de las iglesias es el mismo que en Pascua y Epifanía. El primer día y el segundo se procede en la Iglesia Mayor, que se llama Martirio. Luego, el tercer día, se procede Eleona, es decir, en la iglesia que hay en el monte desde el cual subió el Señor a los cielos después de su pasión, en el interior de cuya iglesia está la gruta en la que el Señor enseñaba a sus Apóstoles en el monte Olivete. El cuarto día…" (interrupción y final del manuscrito de Egeria).

La denominación de la Exaltación de la Cruz deriva probablemente de un rito del cual informa el Leccionario Armenio de Jerusalén (s. V) que se hace el día siguiente a la Dedicación, el día 14 de septiembre. El Leccionario se expresa del modo siguiente: "El 13 de septiembre, Dedicación de los santos lugares de Jerusalén… El segundo día [día 14], se hace asamblea en el Santo Martirio y se realiza el mismo canon. Y el mismo día, se muestra la venerable Cruz a toda la asamblea" (cap. 67-68). 

Fray Enrique Bermejo Cabrera

Fuente: es.custodia.org

ORACIÓN A LA SANTA CRUZ
ORACIÓN A LA SANTA CRUZ
¡Oh Santa Cruz! Madero Hermoso en donde murió mi Señor para darme eterna luz y librarme del contrario, ante ti me humillo y reverente imploro a mi Señor Jesucristo que por los padecimientos que sobre ti recibió en su Santísima Pasión me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan.
Elevada ante el mundo, eres faro luminoso que congregas a tu rededor a la cristiana grey para entonar cantos de Gloria al Cristo Rey, al Dios Hombre que siendo dueño de todo lo creado, permitió ser crucificado sobre Ti para la redención del genero humano.
Sobre ti se operó el asombroso misterio de la redención del mundo, desde entonces libra al cristiano de la culpa original, puede llamarse Hijo de Dios Eterno y aspirar a la gloria celestial.
Bendita seas! por los siglos de los siglos, fuiste entre los paganos signo de valor y afrenta y hoy eres emblema del cristiano y esperanza para ser perdonado por el sublime sacrificio de mi Señor Jesucristo, a quien esperamos servir y honrar por toda la eternidad. Amen
¡Santa Cruz de mi Jesús, que expiró para darnos luz, yo te doy mi reverencia, oh preciosa y Santa Cruz!.
El camino que nos marques en el mundo seguiremos, que a la Cruz siempre abrazados con su signo venceremos.
A tus plantas hoy me encuentro, mi Divino Redentor.
Haz que con su santa paciencia, carguen en el mundo mi Cruz.
Oh Dios Omnipotente que sufriste en la Cruz la muerte, para redimirnos de nuestros pecados, oh Santa Cruz de Jesucristo, sé mi verdadera luz, oh Santa Cruz de Jesucristo, ten piedad de mí, oh Santa Cruz de Jesucristo, sé mi esperanza, oh Santa Cruz de Jesucristo, aleja de mí todo temor a la muerte.
Oh Santa Cruz de Jesucristo, derrama en mi alma el bien, oh Santa Cruz de Jesucristo, aleja de mi todo mal, oh Santa Cruz de Jesucristo, hazme entrar en el camino de la salvación, oh Santa Cruz de Jesucristo, presérvame de todos los accidentes, temporales y corporales para que pueda adorarte siempre, así como a Jesús Nazareno a quién imploro para que tenga piedad de mí.
Haz que el espíritu maligno visible o invisible huya de mi por todos los siglos de los siglos. Amén.
En honor de la preciosa Sangre de Jesucristo y de su penosa muerte, en honor de su Resurrección y de su Encarnación Divina, por medio de la cual puede conducirnos, a la vida eterna: que así como es cierto que Jesucristo nació en Navidad, que fue Crucificado en Viernes Santo, que José y Nicodemus quitaron a Jesucristo de la Cruz y que Jesucristo subió al cielo, que así se digne libertarme de los ataques de mis enemigos, tanto visibles como invisibles desde hoy y por los siglos de los siglos. Amén.
Dios Todopoderoso, entre tus manos entrego mi alma, Jesús, María, José, Ana y Joaquín.
Jesús mío, por la amargura que sufriste por mí en la Santa Cruz, principalmente cuando Tu Alma tan sagrada se separó de Tu Cuerpo, ten piedad de mi alma cuando se separe de este mundo.
¡Oh Jesús! concédeme el valor necesario para soportar mi cruz a imitación Tuya, enséñame a llevar con paciencia todos los sufrimientos, que mi temor a ellos se convierta en virtud.
Que la Omnipotencia del Padre se digne de cubrirme con la sabiduría del Espíritu Santo.
Dígnate recibirme y conducir mi alma a la vida eterna.
Amén.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

El Dulce Nombre de María

Dulce Nombre de María



Fiesta: 12 de Septiembre


Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683>>

Jesús Marí Ballester

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre e Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.



EL NOMBRE Y LA MISION



En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.
Fuente: Corazones.org

sábado, 8 de septiembre de 2018

Natividad de la Santìsima Virgen María


La natividad de la Virgen María

María como modelo de Jesús y de todos los hombres.


Por: P. Jesús Martí Ballester | 



Dice una antigua Tradición, que la Virgen Madre de Dios nació en Jerusalén, junto a la piscina de Bezatha. La Liturgia Oriental celebra su nacimiento cantando poéticamente que este día es el preludio de la alegría universal, en el que han comenzado a soplar los vientos que anuncian la salvación. Por eso nuestra liturgia nos invita a celebrar con alegría el nacimiento de María, pues de ella nació el sol de justicia, Cristo Nuestro Señor.
Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
En la plenitud de los tiempos, María se convirtió en el vehículo de la eterna fidelidad de Dios. Hoy celebramos el aniversario de su nacimiento como una nueva manifestación de esa fidelidad de Dios con los hombres.

El Evangelio

Nada nos dice el Nuevo Testamento sobre el nacimiento de María. Ni siquiera nos da la fecha o el nombre de sus padres, aunque según la leyenda se llamaban Joaquín y Ana.

Éste nacimiento es superior a la Creación, porque es la condición de la Redención. Y, sin embargo, la Iglesia celebra su nacimiento. Con él celebramos la fidelidad de Dios. “Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien” Romanos 8,28. Y es motivo de alegría gozosa y permanente de todos y cada uno de los llamados.

No sabemos cómo se cumplirá, pero tampoco sabemos como nace el trigo, y cómo se forja la perla en la ostra. Pero nacen y crecen y se forjan. La inteligencia humana, por aguda que sea, tiene su límite y ya no puede alcanzar más. Cerrar los ojos ante el misterio, sabiéndonos llamados por Dios, y “desbordar de gozo en el Señor” Salmo 12, 6.

Todo lo que sabemos de su nacimiento es legendario y se encuentra en el evangelio apócrifo de Santiago, según el cual Ana, su madre, se casó con un propietario rural llamado Joaquín, galileo de Nazaret. Su nombre significa "el hombre a quien Dios levanta", y, según san Epifanio, "preparación del Señor". Descendía de la familia real de David. Llevaban ya veinte años de matrimonio y el hijo tan ansiado no llegaba.

Los hebreos consideraban la esterilidad como un oprobio y un castigo del cielo. Eran los tales menospreciados y en la calle se les negaba el saludo. En el templo, Joaquín oía murmurar sobre ellos, como indignos de entrar en la casa de Dios. Esta conducta se ve celebrada en Mallorca, en una montaña que se llama Randa, donde existe una iglesia con una capilla dedicada a la Virgen.

En los azulejos que cubren las paredes, antiquísimos, el Sumo Sacerdote riñe con el gesto a San Joaquín, esposo de Santa Ana, quien, sumiso y resignado, parece decir: No puede ser, no he podido tener hijos. Sabemos que su esterilidad dará paso a María. Joaquín, muy dolorido, se retira al desierto, para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad.

Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo. Recordó a la otra Ana de las Escrituras, de que habla el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada, y así llegó su hijo Samuel, quien más tarde sería un gran profeta. Y así también Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el nacimiento de una hija singular, María, concebida sin pecado original, y predestinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado.
De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
EL NACIMIENTO

Nace María. Nace una niña santa. Nada se nota en ella hasta que crece y comienza a hablar, a expresar sus sentimientos, a manifestar su vida interior. A través de sus palabras se conoce el espíritu que la anima.

Se dan cuenta sus padres: esta niña es una criatura excepcional. Se dan cuenta sus compañeras: que se sienten atraídas por el candor de la niña y, a la vez, sienten ante ella recelo, respeto reverencial. Sus padres no saben si alegrarse o entristecerse. Para conocer lo sobrenatural hace falta tiempo y distancia. No ha habido nunca ningún genio contemporáneo; al contrario, siempre es considerado como un loco, un ambicioso o un soberbio.

Los niños hacen lo que ven hacer a los mayores. La niña santa no imita los defectos de los mayores y obra según sus convicciones. Cuando nació Juan Bautista, la gente se preguntaba "¿qué va a ser este niño?" (Lc 1,79). De María se preguntarían lo mismo. Ella comprende que, aunque quisiera hablar de lo mucho que lleva dentro, debe callar. Y tiene que vivir en completa soledad, de la que es un reflejo, el aislamiento del niño que crece entre gente mayor.

María, llena de gracia, vivía como perfectísima hija de Dios, entre hombres que habían perdido la filiación divina, habían pecado, y sentían la tentación y sus inclinaciones al pecado. El hombre conoce la diferencia que hay entre lo bueno y lo malo, y cuando obra el mal, percibe la voz de la conciencia.

Antes de pecar, la percibe y la desatiende, durante el pecado, la acalla con el gozo del pecado, después de pecar, la oye y quisiera no oírla. Este es el conocimiento del mal, que no procede de Dios, sino de haberse separado de Él. María no conoce el mal por experiencia, sino por infusión de Dios. No había pecado nunca. Por eso no entendía a la gente y se sentía sola.

Experimentaba que sólo ella era así. Si hubiera vivido en un desierto, no hubiera padecido tanto, pero en Nazaret, aldea pequeña, con fama de pendenciera y poca caritativa, es tenida por orgullosa, la que era la más humilde. Como los niños viven su mundo aparte de los mayores, así tiene que vivir María entre su gente.

Mujer comprometida

Y una mujer así, ¿nos puede comprender?, ¿puede ser nuestra madre? Sí porque María es una mujer comprometida con todo el género humano. María fue la pobre de Yahvé. Los pobres de Dios nunca preguntan, nunca protestan. Se abandonan en silencio y depositan su confianza en las manos del Señor y Padre.

Con el Concilio hemos recuperado la Biblia, libro prohibido en mis años de juventud. También la Liturgia en castellano. También la Iglesia, no como una pirámide, sino como pueblo de Dios. De la misma manera hemos de recuperar a María, como Hermana en la fe, Madre en la fe. María peregrinó en la fe como todos los cristianos. Se abandonó a Dios. Pudo ser lapidada, al quedarse encinta, pudo ser repudiada... Es la pobre de Yahvé.

Querríamos saber más cosas de María 

El evangelio nos dice muy poco de Ella. Pero, si bien lo miramos, implícitamente nos dice mucho, todo. Porque Jesús predicó el Evangelio que, desde que abrió los ojos, vio cumplido por su Madre. Los hijos se parecen a sus padres. Jesús sólo a su Madre. Era su puro retrato, no sólo en lo físico, en lo biológico, sino también en lo psíquico y en lo espiritual.

Cada hombre, según las leyes mendelianas de los cromosomas y los genes, hereda de su padre y de su madre. Decía un sacerdote que su padre decía: "mi hijo es treballaor com yo y listo com sa mare".

Cuando Jesús pronuncia el sermón de las Bienaventuranzas, está pintando a su Madre: Pobres de espíritu, Mansos, Pacientes, Humildes, Misericordiosos, Trabajadores de la Paz. Nos ha dado su Retrato.

Sus actitudes vitales son idénticas las de la Madre y el Hijo: en el momento decisivo de su vida María le dice al Ángel: "Hágase en mi"... En el momento de comenzar su Hora, Jesús dice lo mismo "Hágase". Cuando nos enseña su carné de identidad, María nos dice que es "la esclava del Señor".

Cuando Jesús nos presenta el suyo, nos dice que es "manso y humilde de corazón". Jesús predicó las bienaventuranzas porque las había vivido. Y las vivió porque las había visto vivir a su Madre. Por eso la quiso y la hizo Inmaculada, porque tenía que ser su madre y su educadora en la fe.

Las imágenes

En algunas imágenes aparece Santa Ana sentada como una auténtica abuela. Tiene en sus rodillas a María, quien con una apariencia muy maternal, tiene en las suyas al niño Jesús. Tres generaciones, sentada cada una en las rodillas de la otra. Gracias, Dios nuestro, por esta dimensión tan humana de la fe católica.

Esforcémonos por vivir como María, niña, adolescente, novia limpia, madre cariñosa y solícita, trabajadora, paciente en la pobreza, en las persecuciones y humillaciones, en las adversidades. Educadora con la palabra y la vida de su hijo, de sus hijos, que somos todos.

Así seremos motivo de consuelo y de gozo para “quien nos predestinó, nos llamó, nos predestinó, justificó, glorificó” Romanos 8,24.

Jesús Martí Ballester

jmarti@ciberia.es
Fuente: es.catholic.net

lunes, 3 de septiembre de 2018

Mensaje de la Santìsima Virgen en Medjugorje del 25 de agosto de 2018



25 de agosto de 2018

"Queridos hijos, este es un tiempo de gracia. Hijitos, oren más y hablen menos, y dejen que Dios los guíe por el camino de la conversión. Yo estoy con ustedes y los amo con mi amor maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!"


Reflexión del P. Francisco Verar