lunes, 28 de abril de 2025

28 de abril: San Luis María Grignion de Montfort

 



"La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar  las virtudes de la Santísima Virgen y, en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen".
(Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, #108)


1673 - 1716.
Fiesta: 28 de abril
   
"Ad Jesum Per Mariam"
Por SCTJM
 

PRIMEROS AÑOS
San Luis nació en Montfort, Francia el 31 de enero de 1673 de una familia muy numerosa, el siendo el mayor de 18 hermanos. Uno de ellos murió en su infancia, 3 fueron sacerdotes y 3 religiosas. San Luis sobresalía entre sus amigos por su habilidad y su extraordinaria fortaleza física. De carácter era mas bien tímido y prefería la soledad.

Desde joven, San Luis tenía una gran devoción a la Eucaristía y a la Virgen María. Frecuentemente lo encontraban rezando por largo rato frente a una imagen de la Virgen. Cuando tenía suficiente edad, pidió permiso para asistir en la misa de la parroquia en la mañanas. Como la Iglesia le quedaba a dos millas de su casa, tenía que levantarse muy temprano para llegar a tiempo.  Mientras estudiaba con los jesuitas en Rennes siempre visitaba la iglesia antes y después de las clases.  Participó en una sociedad de jóvenes que durante las vacaciones servían a los pobres y los enfermos incurables.   Les leían libros inspirados durante las comidas.

Pero no todo en su juventud era de color de rosas. Su padre, Jean Grignion, tenía la fama de ser uno de los hombres más coléricos en toda la región de Rennes. Y como Luis era el hijo mayor, era quien sentía mas el peso de la furia. Su papá constantemente lo incitaba a la ira. Ya por si mismo Luis tenía un temperamento tan fuerte como el de su papá, lo cual le hacía aun mas difícil soportar aquellas pruebas.. Para evitar un enfrentamiento con su papá, y el mal que su ira podría traer, Luis salía corriendo. Así evitaba la ocasión de pecado. Era todo lo que Luis podía hacer para controlar su temperamento. En vez de empeorar, a través de estas demostraciones de ira de su papá, Luis aprendió a morirse a si mismo y pudo aprender a ser paciente, dulce y crecer en virtud. Su papá, sin quererlo le proporcionó un medio para entrar en la lucha por la santidad a una temprana edad.

UN TOQUE DE GRACIA LO LLEVA AL SACERDOCIO
Entre los 16 y 18 años, San Luis tuvo una experiencia de Dios que marcó su vida para siempre. Ante este encuentro personal e íntimo con Dios, la vida de Luis cambió radicalmente. Se entregaba totalmente a la oración y a la penitencia, encontrando su delicia tan solo en Dios. San Luis aprendió rápidamente que lo que verdaderamente valía no eran los grandes acontecimientos en este mundo: el dinero, la fama, etc. Sino que el verdadero valor ante Dios estaba en la transformación interior.

 Escribe San Luis: "Esta es la forma en que actúan las almas predilectas. Se mantienen dentro de su casa .... o sea, mantienen sus mentes en las verdades espirituales (y no en  las de la tierra). Se aplican a la oración mental, siguiendo el ejemplo de María, su madre, cuya mayor gloria durante su vida era su vida interior y quien amaba tanto la oración mental. Estas almas observan como tantos trabajan y gastan grandes energías e inteligencia para ganar éxitos y reconocimiento en la tierra. Por la luz del Espíritu Santo, saben que hay mas gloria y mas gozo, permaneciendo escondidos en Cristo y en perfecta sumisión a María, que en hacer grandes cosas o grandes milagros." 

En 1693, a los 20 años, siente el llamado de consagrar su vida a Dios a través del Sacerdocio. La primera reacción de su padre no era favorable, pero cuando su papá vio la determinación de su hijo, le dio su bendición. Y así, a finales de ese año, San Luis sale de su casa hacia París.

EL SEMINARIO
Renunciando a la comodidad de su caballo, San Luis se decidió caminar los 300 kilómetros hacia el seminario en París. Durante su camino, se encuentra con dos pobres en distintos momentos. Al primero le da todo el dinero que su padre le había entregado, quedándose con nada. Al segundo, no teniendo ya mas dinero que darle, le entrega su único traje, regalo de su mama, cambiándolo por los trapos del pobre. De esta manera, San Luis marca lo que ha de ser su vida desde ese momento en adelante. Ya no se limitará a servir a los pobres, pues es ya uno de ellos. Hace entonces un voto de vivir de limosnas.

En aquella época habían seminariosseparados para ricos y pobres. Cuando llega San Luis al seminario, viéndolo en tan miserable condición, los superiores lo mandan al seminario de los pobres. Así se privó de la ventajas ofrecidas en el mejor seminario. En el seminario, San Luis fue bibliotecario y velador de muertos, dos oficios que eran poco queridos por los demás. Mas en el plan providente de Dios le proporcionaron oportunidades de mucha gracia y crecimiento.

Por su oficio de bibliotecario, San Luis pudo leer muchos libros, sobre todo, libros de la Virgen María. Todos los libros que encontraba de ella, los leía y estudiaba con gran celo. Este período llegó a ser para él, la fundación de toda su espiritualidad Mariana.

El oficio de velar a los muertos fue también de gran provecho. Era su responsabilidad pasar toda la noche junto con algún muerto. Ante la realidad de la muerte que estaba constantemente ante sus ojos, San Luis aprendió a despreciar todo lo de este mundo como vano y temporal. Esto lo llevó a atesorar tesoros en el cielo y no en la tierra. El llegó a reconocer que nada se debe esperar de los que es de este mundo más todo de Dios.

Su tiempo en el seminario estuvo lleno de grandes pruebas. San Luis era poco comprendido por los demás. No sabían como lidiar con el, si como un santo o un fanático. Sus superiores, pensando que toda su vida estaba movida mas bien por el orgullo que por el celo de Dios, lo mortificaban día y noche. Lo humillaban y lo insultaban en frente de todos. Sus compañeros en el seminario, viendo la actitud de los superiores, también lo maltrataban mucho. Se reían de el, lo rechazaban muy a menudo. Y todo esto San Luis lo recibió con gran paciencia y docilidad. Es mas, lo miraba todo como un gran regalo de Cristo quién le había dado a participar de Su Cruz.

Montfort con la VirgenSACERDOTE
El 5 de junio de 1700, San Luis, de 27 años,  fue ordenado sacerdote. Escogió como lema de su vida sacerdotal: "ser esclavo de María". Enseguida empezaron a surgir grandes cruces en su vida. Pero no se detenía a pensar en si mismo sino que su gran sueño era llegar a ser misionero y llevar la Palabra de Cristo a lugares muy distantes.

Después de su ordenación, sus superiores no sabían aun como tratar con el. San Luis estaba ansioso de poder empezar su obras apostólicas. Sin embargo sus superiores le negaron sus facultades de ejercer como sacerdote....no podía confesar ni predicar.... y lo mantuvieron un largo rato en el seminario haciendo varios oficios menores. Esto fue un gran dolor para San Luis, no por los trabajos humildes sino por no poder ejercer su sacerdocio.  Tenía como único deseo dar gloria a Dios en su sacerdocio y en sus obras misioneras. Mas como siempre, San Luis obedeció con amor.

Después de casi un año en el seminario, por fin San Luis se encontró con un sacerdote organizador de una compañía de sacerdotes misioneros, que le invitó a acompañarlo en otro pueblo. Sus superiores, aprovechando esta oportunidad para salir de el, le dieron permiso.  A San Luis le esperaba otra gran decepción pues cuando llegó a la casa de los padres misioneros, vio tan grandes abusos y mediocridad entre ellos que no le quedaba duda de que no podía quedarse. Escribió inmediatamente a su superior del seminario pidiendo regresar a París pero este le dijo que estaba siendo malagradecido y le hizo quedarse.  San Luis, que obedecía santamente a sus superiores, se quedó. Aun no le daban permiso para confesar y pasaba los días enseñándole catecismo a los niños.

CAPELLÁN DE HOSPITAL
Después de varios meses en que se encuentra relegado, San Luis es asignado capellán del hospital de Poitiers, un asilo para los pobres y marginados. No era el apostolado que San Luis buscaba, pues su deseo era ser misionero, pero aceptó con docilidad.  Cuando ya percibía los frutos llegó la prueba otra vez. Los poderosos del mundo no podían aceptar la simplicidad y naturalidad que tenía San Luis con los pobres y  empezaron los ataques y la persecución.  Vive, como todos los santos, el sufrimiento de Cristo. 

De vuelta en París, el predilecto de la Virgen Santísima empieza a ver como las puertas se le cerraban con rapidez. Muchos, no entendiéndolo, crean falsos testimonios de el, desacreditándolo como sacerdote y como hombre. Es rechazado hasta por sus amigos mas íntimos. Fue tanto el rechazo contra el, que en uno de los hospitales en que servía, su superior le puso una nota bajo su plato a la hora de la cena informándole que ya no necesitaba de su ministerio. Hasta su propio obispo empieza a dudar seriamente de el y dos veces lo manda a callar.

San Luis, aunque sufrió enormemente, se mantuvo firme en su fe actuando como un santo sacerdote. Dios lo estaba  purificando y fortaleciendo para que su vida sea un amor puro a Dios y al prójimo. En su total humillación y abandono de todos se abre cada vez mas a la total conciencia de que Dios es su único apoyo, su única defensa. El ve en esto una nueva oportunidad de abrazar su determinación de vivir en plena pobreza, tanto espiritual como física. También llega a entender que la razón de los ataques es la doctrina Mariana que enseña.   Primero porque Satanás no la quiere y segundo porque la humanidad no esta dispuesta a abrazar sus enseñanzas.

RECURSO AL PAPA QUIEN LE HACE MISIONERO
San Luis decide, en el año 1706, recurrir al Santo Padre, el Papa Clemente XI.   Quería saber si en verdad estaba errado como todos decían o si cumplía la voluntad de Dios, lo cual era su único deseo. Se logra el encuentro y San Luis recibe del papá la bendición y el título de Misionero Apostólico. 

Durante su vida apostólica como misionero, San Luis llegará a hacer 200 misiones y retiros. Con gran celo predicaba de pueblo en pueblo el Evangelio.  Su lenguaje era sencillo pero lleno de fuego y amor a Dios.  Sus misiones se caracterizaban por la presencia de María, ya que siempre promovía el rezo del santo rosario, hacía procesiones y cánticos a la Virgen. Sus exhortaciones movían a los pobres a renovar sus corazones y, poco a poco, volver a Dios, a los sacramentos y al amor a Cristo Crucificado. San Luis siempre decía que sus mejores amigos eran los pobres, ante quienes abría de par en par su corazón.


FUNDADOR

Un año antes de su muerte, el Padre Montfort fundó dos congregaciones -- Las hermanas de la Sabiduría, dedicadas al trabajo de hospital y la instrucción de niñas pobres, y la Compañía de María, misioneros.  Hacía años que soñaba con estas fundaciones pero las circunstancias no le permitían. Humanamente hablando, en su lecho de muerte la obra parecía haber fracasado. Solo habían cuatro hermanas y dos sacerdotes con unos pocos hermanos.  Pero el Padre Montfort, quien tenía el don de profecía, sabía que el árbol crecería. Al comienzo del siglo XX las Hermanas de la Sabiduría eran cinco mil con cuarenta y cuatro casas, dando instrucción a 60,000 niños.

Después de la muerte del fundador, la Compañía de María fue gobernada durante 39 años por el Padre Mulot. Al principio había rehusado unirse a Montfort en su trabajo misionero.  "No puedo ser misionero", decía, "porque tengo un lado paralizado desde hace años; tengo infección de los pulmones que a penas me permite respirar, y estoy tan enfermo que no descanso día y noche."  Pero San Luis, inspirado por Dios, le contestó, "En cuanto comiences a predicar serás completamente sanado". Así ocurrió

SUS VIRTUDES
Los santos son hombres que aman con todo el corazón y el corazón da fruto en virtud.   Los frutos no se dan sin la entrega y el sacrificio perseverante.  San Luis Grignion de Montfort es un hombre de oración constante, ama a los pobres y vive la pobreza con radicalidad, goza en las humillaciones por Cristo.

Algunas anécdotas:
En una misión para soldados en La Rochelle, estos, movidos por sus palabras, lloraban y pedían perdón por sus pecados a gritos.  En la procesión final un oficial caminaba a la cabeza descalzo, llevando la bandera. Los soldados, también descalzos, seguían llevando en una mano el crucifijo y en la otra el rosario mientras cantaban himnos. 

Cuando anunció su plan de construir un monumental Calvario en una colina cercana a Pontchateau, muchos respondieron con entusiasmo. Por quince meses, entre doscientos y cuatrocientos campesinos trabajaron diariamente sin recompensa.  Cuando la magna obra estaba recién terminada, el rey ordenó que todo fuese destruido.  Los Jansenistas habían convencido al gobernador de Bretaña que se estaba construyendo una fortaleza capaz de ayudar a una revuelta.  El padre Montfort actuó con una gran paz ante la situación.  Solo exclamó: "Bendito sea Dios".

-En una ocasión, cuando el obispo lo había mandado a callar, San Luis obedientemente se retiró en oración. Fue durante ese tiempo que escribió "A los Amigos de la Cruz", un fabuloso tratado que enseña la necesidad y la práctica de llevar la cruz.

-Los Jansenistas (seguidores de Jansenio que terminaron en herejía), irritados por los éxitos del padre Montfort, logran por medio de intrigas que se le expulse del distrito en que daba una misión.

-En La Rochelle trataron de envenenarlo con una taza de caldo y, a pesar del antídoto que tomó, su salud fue dañada permanentemente.

-En otra ocasión trataron de asesinarlo cuando caminaba por una estrecha calle. El tuvo un presentimiento de peligro y escapó por otra calle. 

¿Y CUÁL ES LA ESPIRITUALIDAD TAN ATACADA?
La espiritualidad de San Luis María sigue hoy día siendo amada por el Papa y perseguida por muchos aun de la Iglesia. Es porque enseña un camino muy claro y exigente que no permite ambigüedades ni medias tintas. El amor lo reclama todo. 

La espiritualidad de San Luis María de Montfort se basa en dos fundamentos:

1-Reproducir la imagen de Cristo Crucificado en nosotros.
2-Hacerlo a través y por medio de nuestra consagración a María como esclavo de amor.

En otras palabras: vivir la Cruz Redentora a través de María.

Toda la vida de S. Luis fue centrada sobre un deseo:  La adquisición de la Sabiduría Eterna que es Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo de María. 

Optó por una condición radical de vida formulada como "La santa esclavitud" o la esclavitud voluntaria de amor a la Virgen Santísima para llevarnos a la de Cristo. A ella le entregamos cuerpo y alma para que haga con nosotros lo que quiera pues todo lo que ella quiere es de Dios. La Virgen, Gestora de Cristo, pasa a ser la que dispone de nosotros.

Es una vía de perfección y unión, de ascética radical y de misticismo dentro del corazón de María Santísima. Enseña que el alma abandonada en las manos de la Madre es unida a la obediencia del Hijo.  Esta entrega es total cuando el alma se separa de todo apego terrenal y así es reengendrada en el seno de María donde se encarnó Jesús.  Llega a ser así perfecta imagen de Dios quien escogió ser obediente hasta la Cruz.

San Luis no ve en María una simple devoción piadosa y sentimental, sino una devoción fundada en teología sólida, la cual proviene del misterio inefable de lo que Dios ha optado realizar por su mediación y por su perfecta docilidad a esa obra. Esto es muy importante, ya que es este desarrollo lo que ha hecho posible la revolución teológica que causó S. Luis de Montfort.

Su Santidad Juan Pablo II era un gran devoto de Montfort. De el tomó su lema "Totus Tuus" y se ha referido al santo en su encíclica Mariana Redemptoris Mater y en muchas otras ocasiones. También visitó su tumba Saint Laurent sur Sevre, añadiéndola al itinerario de su visita a Francia.  Allí, junto a la tumba sufrió un atentado, plantaron una bomba que fue descubierta por la seguridad. Providencialmente, nada detuvo al Papa de honrar al santo que tanto ama.

ESCRITOS
San Luis dio a la Iglesia las obras mas grandes que se han escrito sobre la Virgen Santísima:  El Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen , el Secreto de la Virgen, y El Secreto del Rosario. A estos se añade "A los Amigos de la Cruz".  La Iglesia ha reconocido sus libros como expresión auténtica de la doctrina eclesial. El Papa Pío XII, quién canonizó a San Luis dijo: "Son libros de enseñanza ardiente, sólida y autentica."

 

tumbaMUERTE Y CANONIZACIÓN
-San Luis murió en  Saint Laurent sur Sevre el 28 de Abril de 1716, a la edad de 43 años.
-Fue beatificado en 1888 y canonizado el 20 de Julio de 1947.
-Es venerado como sacerdote, misionero, fundador y sobre todo, como Esclavo de la Virgen María.

Sobre la tumba de San Luis de Monfort dice:
¿Qué miras, caminante? Una antorcha apagada,
un hombre a quien el fuego del amor consumió,
y que se hizo todo para todos, Luis María Grignion Monfort.

-¿Preguntas por su vida? No hay ninguna más íntegra,
-¿Su penitencia indagas? Ninguna más austera.
-¿Investigas su celo? Ninguno más ardiente.
-¿Y su piedad Mariana? Ninguno a San Bernardo más cercano.
Sacerdote de Cristo, a Cristo reprodujo en su conducta, y enseñó en sus palabras.
Infatigable, tan sólo en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los huérfanos,
y reconciliador de los pecadores.

Su gloriosa muerte fue semejante a su vida. Como vivió, murió.
Maduro para Dios, voló al cielo a los 43 años de edad.


 

Biografía de San Luis de Montfort

Novena a San Luis de Montfort

Consagración de sí mismo a Jesucristo por medio
de la Santísima Virgen María

Preparación para la Consagración Total

Retiro: Preparación para la Total Consagración     
a la Santísima Virgen María

Carta a los Amigos de la Cruz

Tratado de la Verdadera Devoción
a la Santísima Virgen

El Secreto admirable del Santo Rosario
-Algunos pasajes del libro-

 

Enseñanzas en audio - SCTJM

 Apóstoles de la Virgen María , Parte I / Parte IIMadre Adela Galindo, Fundadora, SCTJM
 Importancia de la Consagración, Madre Adela Galindo,Fundadora, SCTJM
 Apóstoles de la Virgen María según el carisma de San Luís de Monfort, Madre Adela Galindo, Fundadora, SCTJM
 ¿Porqué consagrarnos a María?Madre Adela Galindo, Fundadora, SCTJM 
 La Verdadera Devoción- Hna. Ana Lanzas,sctjm
 Verdades fundamentales y características de la verdadera devoción a la Santísima VirgenHna. María José Socías, sctjm
 


Varios artículos sobre San Luis de Montfort

  A las comunidades religiosas de Montfort:  S.S. Juan Pablo II 
  San Luis María Grignion de Montfort: S.S. Juan Pablo II

San Agustín - Misericordia Divina -Capítulos 31 y 32

 



MEDITACIONES

Traductor: P. TEODORO CALVO MADRID

Libro único
Capítulos 31 y 32

Capítulo 31. INVOCACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

La fe que en tu bondad me concediste para mi salvación es la que te invoca, oh Señor; porque el alma fiel vive de la fe, y ya posee en esperanza lo que algún día verá en la realidad.

Te invoco, oh Dios mío, con toda la pureza de mi conciencia, con todo el ardor de la fe que tú me diste por tu dulce amor, y mediante la cual, después de haber disipado las tinieblas que rodeaban mi espíritu, me hiciste llegar al conocimiento de tu eterna verdad. Esa fe, oh Señor, la llenaste tú de suavidad y dulzura, haciéndome renunciar, por el inefable dulzor de tu amor, a los falsos gozos de este mundo que dejan detrás de sí tantas amarguras.

Oh bienaventurada Trinidad, te invoco con alta voz y con el sincero amor de la fe, con la que (mediante la luz de tu gracia) alimentaste y alumbraste mi alma desde mi más tierna infancia, y que fortaleciste después con las instrucciones de la santa Iglesia, nuestra madre. Yo te invoco, oh Trinidad bienaventurada, bendita y gloriosa, Padre, Hijo y Espíritu Santo; Dios único, Señor consolador de las almas: caridad, gracia y celestial inspiración. Padre eterno, Verbo engendrado por el Padre, Espíritu Santo, divino regenerador; luz verdadera, luz verdadera de la luz, iluminación verdadera; fuente, río y riego; Padre eterno, principio de todo ser creado; Verbo eterno por el que todo ha sido creado; Espíritu Santo en el que todo ha sido creado. Todo viene del Padre, todo existe por el Hijo, todo existe por el Espíritu Santo. Tú eres la vida por esencia, oh Padre todopoderoso; Verbo increado, tú eres la vida engendrada desde toda la eternidad; tú eres, oh Espíritu Santo, el vínculo y el centro de todo lo viviente. Padre omnipotente, tú existes por ti mismo; Hijo divino, tú has sido engendrado por el Padre; Espíritu Santo, tú procedes del Padre y del Hijo. Por sí mismo el Padre es el que es; por el Padre el Hijo es el que es; por el Padre y el Hijo el Espíritu Santo es el que es. El Padre es verdadero, el Hijo es la misma verdad, el Espíritu Santo es también la verdad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen, pues, una misma esencia, un mismo poder y una misma bondad.

Capítulo 32. INVOCACIÓN A DIOS

Dios es la suma y verdadera felicidad, y desde él, por él, y en él son felices todos los seres que son felices. Dios es la verdadera y suma vida, desde el cual, por el cual y en el cual viven todas las cosas que viven verdadera y felizmente. Dios es el bien y la belleza, y desde él, por él y en él es bueno y hermoso todo lo que es bueno y hermoso. Dios con su verdad nos excita, con su esperanza nos levanta, con su caridad nos une a sí mismo. Dios nos manda que le pidamos a él mismo, y nos concede encontrarle, y nos abre cuando llamamos a su puerta 103. Alejarse de Dios es caer, acercarse es levantarse; morar en él es gozar de una seguridad inalterable. A Dios sólo se le pierde por el error y el pecado; no se le puede buscar sin haber sido iluminado por él, ni se le puede encontrar sin haber sido purificado de toda mancha. Conocerte a ti, oh Dios, es vivir, y servirte es reinar; alabarte es proporcionar al alma el gozo y la salvación. Yo te alabo con la boca y con el corazón, y con toda la fuerza y el ardor de que soy capaz. Yo te bendigo y te adoro, doy gracias a tu misericordia y a tu bondad por los beneficios con que me has colmado, y elevo mi voz hacia ti para cantar el himno de tu gloria: «Santo, Santo, Santo». Te invoco, oh Trinidad bienaventurada, para que vengas a mí, y me conviertas en templo digno de tu gloria. Ruego al Padre por el Hijo, y al Hijo por el Padre, y al Espíritu Santo por el Padre y el Hijo, para que limpies mi alma de todos los vicios que la manchan, y plantes en ella todas las santas virtudes. Dios inmenso, de quien todo procede, por quien todas las cosas visibles e invisibles han sido creadas, por el cual y en el cual únicamente subsisten: tú estás fuera de las cosas para abarcarlas, dentro para llenarlas, sobre ellas para gobernarlas, y debajo de ellas para sostenerlas; cúbreme, pues, con tu protección, porque yo soy obra de tus manos, y toda mi esperanza y mi confianza está en tu misericordia.

Te suplico que me socorras donde estoy, y en todas las partes donde pueda estar, ahora y siempre, dentro y fuera, antes y detrás, arriba y abajo, y alrededor, de modo que los enemigos no encuentren lugar para tenderme sus trampas. Tú eres el Dios omnipotente, protector y guardián de todos los que esperan en ti, y sin el cual nadie está seguro y libre de peligros. Tú eres el único y verdadero Dios del cielo y de la tierra, y sólo tú puedes hacer cosas grandes, maravillosas, inescrutables y sin número.

Fuente: Agustinus.it

domingo, 27 de abril de 2025

Domingo de la Fiesta de la Divina Misericordia


Domingo de la Divina Misericordia

La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua


Fuente: Catholic.net



La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua.

Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.

Antecedentes

Una devoción especial se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar. Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor ilimitado de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos – especialmente a los más pecadores. El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. Aún antes de su muerte en 1938 se comenzó a esparcir la devoción a la Divina Misericordia.

El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo. Es un mensaje que podemos recordar tan fácilmente como un ABC.

A — Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero
B — Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás
C — Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.

La Devoción a la Divina Misericordia

Tener devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios como Misericordia. Es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.

Las prácticas devocionales propuestas en el diario de la Santa Faustina están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz están firmemente en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo.

Corazón Misericordioso

Existen dos versos de las Escrituras que debemos tener en cuenta mientras nos involucramos en estas prácticas devocionales.

1. "Ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios mientras que si corazón está lejos de mí." (Is 29:13);

2. Bienaventurados los misericordiosos por que ellos alcanzarán misericordia " (Mt 5:7). Es irónico y hasta espantoso el hecho de que la mayoría de las personas religiosas de los tiempos de Cristo (personas que eran practicantes de su religión y que ansiosamente esperaban la venida del Mesías) no fueron capaces de reconocerlo cuando Él vino.

Los fariseos, a los que Cristo les hablaba en la primera cita del evangelio mencionada anteriormente, eran muy devotos a las oraciones, reglas y rituales de su religión, pero al pasar de los años, estas prácticas externas eran tan importantes por ellas mismas que su verdadero significado se había perdido. Los fariseos efectuaban todos los sacrificios requeridos, decían las oraciones correctas, ayunaban con frecuencia y hablaban constantemente sobre Dios, pero nada de esto había tocado sus corazones. Como resultado no tenían ninguna relación con Dios, ellos no estaban viviendo de la forma que Él quería y no estaban preparados para la venida de Cristo.

Cuando miramos a la imagen de nuestro Salvador Misericordioso, o dejamos lo que estamos haciendo a las tres de la tarde, o rezamos la coronilla de la Divina Misericordia – son estas cosas que nos están llevando más cerca a la verdadera vida sacramental de la Iglesia y dejamos que Cristo transforma nuestros corazones? ¿O solo se han convertido en hábitos religiosos? ¿En nuestras vidas diarias estamos convirtiéndonos más y más en personas de Misericordia? ¿O sólo estamos honrando la Misericordia de Dios con los labios? Viviendo el mensaje de la Misericordia Las prácticas devocionales reveladas a la Santa Faustina nos fueron dadas como "instrumentos de misericordia" por medio de los cuales el amor de Dios es derramado sobre todo el mundo, pero no son suficientes por sí solas. No es suficiente que nosotros colguemos la imagen de la Divina Misericordia en nuestros hogares, que recemos la Coronilla todos los días a las 3 de la tarde, y recibamos la Comunión el domingo después de la pascua. Nosotros debemos mostrarnos misericordiosos con nuestro prójimo. ¡Poner la Misericordia en acción no es una opción de la devoción a la Divina Misericordia sino un requisito!

Nuestro Señor le habla estrictamente de esto a Santa Faustina:

Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario 742).

Así como lo mandan los evangelios "Sean Misericordiosos así como su Padre en el Cielo es Misericordioso, " piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo "siempre y en todo lugar" parece imposible de cumplir pero el Señor asegura que es posible. " Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas. " (Diario 1074)

¿Cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo?

Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. "En estas tres formas" Él le dice a Sor Faustina " está contenida la plenitud de la misericordia" (Diario 742) Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.

Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas nos podemos asegurar que nunca escucharemos decir "Sus corazones están lejos de mí" sino más bien la hermosa promesa de " Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia".
Fuente: ewtn.com

Requisitos para celebrar la fiesta:

  • Para celebrar esta Fiesta, deberíamos de comenzar una Novena a la Divina Misericordia, la Novena incluye intenciones especiales para cada día y concluye con la recitación de la coronilla de la Divina Misericordia.
  • Celebración de la fiesta el primer domingo después del Domingo de Pascua,
  • Venir al Señor con un corazón humilde y contrito, arrepentirse de todo pecado.
  • Confiar firmemente en la Divina Misericordia del Señor.
  • Confesarse (con un sacerdote) en ese día si es posible, de otra manera siete días antes o después según aprobación de la Iglesia.
  • Recibir la Sagrada Eucaristía el día de la Fiesta..
  • Venerar la imagen de la Divina Misericordia.
  • Ser misericordioso como Dios es misericordioso, practicar obras de misericordia, físicamente ayudando a otros o espiritualmente con oraciones de intercesión.

Palabras del Santo Padre Francisco

"La misericordia cambia el mundo, hace al mundo menos frío y más justo. El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia. [...] Dios nunca se cansa de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedirle perdón. ¡No nos cansemos nunca! Él es el padre amoroso que siempre perdona, que tiene misericordia con todos nosotros"

Palabras del Santo Padre Juan Pablo II

"Yo le doy gracias a la Divina Providencia porque he podido contribuir personalmente al
cumplimiento de la Voluntad de Cristo, a través de la institución de la Fiesta de la Divina Misericordia. Yo rezo incesantemente para que Dios tenga misericordia de nosotros y del mundo entero."

Santo Padre Juan Pablo II ( 7/6/97 )
Santuario de la Divina Misericordia, Cracow, Polonia.


Palabras del Cardenal Macharski, Arzobispo de Cracow

En su carta pastoral de la Cuaresma en 1985, el Cardenal Macharski señala que toda la Cuaresma debería de ser una preparación para la celebración del Misterio Pascual: Cristo crucificado y resucitado, quien es la misericordia encarnada. Este gran misterio de nuestra redención, el cual el Cardenal llama: "un acto del amor misericordioso de Dios," es celebrado no solamente durante la Semana Santa y en el Domingo de Pascua, pero a través de la temporada de la Cuaresma, y especialmente en la Día Octavo de Pascua, que Nuestro Señor le pidió a la Hermana Faustina para que se designase como la Fiesta de la Divina Misericordia.

El Cardenal Macharski nos urge a usar la Cuaresma para prepararnos para esta gran fiesta, poniendo mas y mas confianza en la misericordia de Dios y poniendo la misericordia a la práctica a través de obras de misericordia.

El también enfatiza la importancia de recibir el Sacramento de la Reconciliación durante la Cuaresma y pide que hagamos nuestra confesión antes del Domingo de la Misericordia, aun antes de la Semana Santa.

Para aquellos que sienten que tienen que ir a la confesión el Domingo de la misericordia, seria muy bueno que siguiesen no solo este llamado del Cardenal Macharski, sino también el ejemplo de la Beata Faustina, quien hizo su confesión el Domingo antes de la Fiesta de la Misericordia. (Diario, 1072).

Las entradas del diario al referirse a las palabras de Nuestro Señor con respecto a la confesión no dicen explícitamente que la confesión debe de recibirse ese mismo día, pero que la Sagrada Comunión tiene que recibirse en ese día. (Diario, 300, 699, 1109).

Domingo de la Divina Misericordia en el Vaticano

El Cardenal Angelini Fiorenzo celebró la Fiesta de la Divina Misericordia el Domingo 11 de Abril de 1999 por primera vez en la Basílica de San Pedro en Roma. Una gran multitud de devotos de la Divina Misericordia acudieron a las ceremonias.

Divina Misericordia en todo el mundo

Muchas Diócesis y parroquias celebran el Domingo de la Divina Misericordia de diferentes maneras. Algunas tienen una misa durante la hora de las tres de la tarde, "hora de la Misericordia"; otras tienen una Santa Hora de Adoración Eucarística, la cual generalmente incluye la recitación de la coronilla de la Divina Misericordia.

La bendición de la imagen de Nuestro Señor Misericordioso y su veneración son con normalmente incluidas como parte de la la Misa o de la Hora Santa.

Informen a su sacerdote de esta fiesta tan importante y compartan con el la devoción de la Divina Misericordia.

Celebración personal de la Divina Misericordia

Si tu no puedes atender una celebración organizada, hay muchas formas de celebrar personalmente, tal como rezar la Coronilla de la Divina Misericordia, leer las Sagradas Escrituras o leer selecciones del Diario de la Beata Hermana Faustina (Divina Misericordia en mi alma), especialmente textos referentes a la Fiesta. Algunos encuentran que es gran ayuda escuchar cassettes de enseñanzas e himnos sobre la Divina Misericordia. Otros miran vídeos sobre el mensaje de la Divina Misericordia y la vida de la Hermana Faustina. Ademas de esto deberíamos encontrar oportunidades para actos personales de misericordia.

Propagación la Devoción a la Divina Misericordia

Jesús le dijo a la Hermana Faustina: " Haz lo que esté en tu poder para propagar la Devoción a mi
Misericordia y yo supliré cualquier cosa que te falte."

Propaguemos esta devoción a través de folletos, diciéndole a otros acerca de ella, diciéndole al sacerdote local que celebre el Domingo de Misericordia en la parroquia, y por encima de todo siendo misericordioso con los demás para honrar la Misericordia de Dios.

Visita la página Centro de Difusión de la Misericordia Divina


jueves, 24 de abril de 2025

San Agustín - Misericordia Divina - Capítulos 29 y 30

 



MEDITACIONES

Traductor: P. TEODORO CALVO MADRID

Libro único
Capítulos 29 y 30
Capítulo 29. LAS INNUMERABLES PERFECCIONES DE DIOS

Oh Señor soberano, omnipotentísimo, misericordiosísimo y justísimo, secretísimo y presentísimo, hermosísimo y fortísimo, siempre el mismo e incomprensible, invisible y que ve todas las cosas, inmutable y que todo lo cambia, inmortal, no sujeto a lugar ni a ningún término o limitación, infinito, inestimable, inefable, inescrutable. Siendo inmutable, eres el principio de todo movimiento. Tu grandeza es impenetrable e indecible. Eres un Dios terrible, que inspira temor y pavor, pero digno de honor, veneración y respeto. En ti nada se renueva y nada envejece. Sin embargo, tú renuevas todas las cosas, y dejas que envejezcan en sus extravíos los impíos y los soberbios, sin que de ello se den cuenta. Siempre estás en acción, y al mismo tiempo en reposo. Reúnes y conservas todas las cosas sin tener necesidad de ellas. Sostienes el mundo universo sin sentir ningún peso. Encierras en ti todas las cosas, sin ser encerrado por nada. Eres el creador de todo lo existente, y todo lo creado lo proteges, lo conservas y lo perfeccionas. Nada te falta, y estás siempre buscando. Amas sin pasión; tienes celos, pero sin turbación; te arrepientes, pero sin dolor; te miras, pero con tranquilidad; cambias tus obras, pero nunca tus designios. Tomas lo que encuentras, aunque nunca has perdido nada. Libre de toda necesidad y de toda pobreza, deseas sin embargo ganar, y sin ser avaro exiges los intereses debidos a tus dones. Aunque nada tenemos que no venga de ti, quieres deber todo lo que se te debe sin sufrir ninguna pérdida. Tú eres el único principio vital de todo lo creado por ti. Estás todo entero en todas partes. Puedes ser percibido por el espíritu, pero no puedes ser visto por los ojos corporales. Aunque presente en todas partes, estás lejos del espíritu de los impíos y de los malvados, y a pesar de estar lejos sigues estando allí, porque donde no estás presente por la gracia lo estás por la justicia.

Estás en contacto con todas las criaturas, pero no lo estás del mismo modo con todas. A unas les das el ser, pero no la vida ni la sensación; das a otras el ser y la vida, pero no la sensación y el discernimiento; otorgas a otras el ser, la vida y la sensación, pero no la inteligencia; y a otras les concedes el ser, la vida, el sentir y el entender. Aunque nunca eres diverso de ti mismo, obras diversamente en las diversas cosas. Estás presente en todas partes, y no se puede encontrar en ti parte alguna. Estás en nosotros y nosotros te buscamos en nosotros sin poderte alcanzar. Posees todas las cosas, las llenas, las abrazas y las sobrepasas y las sostienes sin cesar. Pero no las sostienes ni las llenas con una parte de tu sustancia, y con otra parte las abrazas y sobrepasas; sino que las llenas abrazándolas totalmente, y llenándolas las abrazas, así como sosteniéndolas las sobrepasas, y sobrepasándolas las sostienes. Tú instruyes los corazones de los fieles sin necesidad del sonido de las palabras. Llegas desde un extremo hasta el otro con fortaleza, y dispones todas las cosas con suavidad 98. Ningún lugar te encierra, y no estás sometido a los cambios del tiempo. Siempre presente todo entero y en todas partes, nunca te acercas ni te alejas de ninguna cosa. Habitas en una luz inaccesible, que ningún hombre ha visto ni podrá ver jamás 99. Recorres sin cesar la obra de tu creación sin abandonar nunca la inefable quietud de tu eterno reposo. Tu naturaleza es una y simple, y por lo mismo indivisible. No puedes ser partido o dividido, porque estás todo entero en todas las cosas, a las que posees enteramente, y las que participan de ti su belleza y resplandor. El espíritu humano nunca podría concebir toda la profundidad de este inefable misterio. Ninguna boca humana, por elocuente que fuere, podría expresar eso mismo, y todos los escritos y los libros publicados sobre la tierra serían insuficientes para explicarlo. El universo entero se llenaría con esos escritos, y tu grandeza y sabiduría seguirían siendo inexplicables. Porque, ¿qué escrito puede explicar lo que la boca no puede expresar? Tú, oh Dios, eres la fuente de la luz divina, y el sol de la eterna justicia. Tu grandeza no tiene medida, y por eso es infinita; tu bondad no puede ser cualificada, y por eso eres el verdadero y sumo bien. Nadie es bueno sino tú solo, cuya voluntad es omnipotente y todo lo que quiere lo puede. Tú creaste todas las cosas de la nada, y basta tu voluntad para hacerlo todo. Sin tener necesidad de tus criaturas, tú las posees; las gobiernas sin sentir fatiga, y las riges sin sentir tedio; nada hay que perturbe el orden de tu imperio ni en las cosas más grandes ni en las más pequeñas. Estás en todos los lugares, sin que ninguno te contenga. Lo abarcas todo, sin que nada te circunscriba. Estás presente en todas partes sin cambiar de lugar, y sin que se pueda decir dónde estás en particular. Aunque puedes hacerlo todo, no eres el autor del mal, porque no podrías hacerlo. Nunca te has arrepentido de haber creado alguna de tus obras. Ninguna turbación de ánimo puede alterar tu eterna seguridad; tu poder se extiende a todas partes, y tu reino no está limitado a ninguna parte del universo. Jamás apruebas u ordenas la comisión de algún crimen o de alguna falta. Nunca mientes, porque tú eres la verdad eterna. Por tu bondad hemos sido creados, por tu justicia castigados, y por tu misericordia liberados. Nada de lo que está en el cielo, nada de lo que brilla ante nuestros ojos, nada de lo existente sobre la tierra, ni nada de lo cognoscible por nuestros ojos merece ser adorado. Tú sólo, oh Dios mío, eres digno de adoración. Sólo tú eres verdaderamente el que eres, sin sufrir el más mínimo cambio. Con razón los griegos te llaman el ὤυ , y los latinos el est, es decir, aquel que es, porque tú eres siempre el mismo, y tus años nunca terminarán 100.

Estas verdades y otras muchas nos las enseña la santa madre Iglesia, de la que yo soy miembro, por el auxilio de tu gracia. La Iglesia me enseñó que tú eres el único Dios vivo y verdadero, incorpóreo, impasible e impalpable. La misma me enseñó que nada puede ser alterado o cambiado en tu sustancia o en tu naturaleza, sino que todo en ti es simple y perfectamente verdadero, y por eso es imposible verte con los ojos de cuerpo, y ningún mortal te ha podido contemplar alguna vez en tu esencia. Lo que nos hace creer que después de esta vida podemos disfrutar de tu vista es el hecho, de que los ángeles poseen ya esa felicidad, aunque no te pueden contemplar absolutamente tal como tú eres. Únicamente tú mismo, oh Dios mío, puedes conocer perfectamente tu Trinidad omnipotente.

Capítulo 30. PLURALIDAD DE LAS PERSONAS Y UNIDAD DEDIOS

Tú no eres más que un solo y mismo Dios en diversas personas, y tu unidad, al igual que la divina esencia, supera todo número, todo peso y toda medida. Tú eres la suma bondad, el principio del que proceden todas las cosas, el ser por el cual y en el cual todo existe, y nosotros reconocemos que tú mismo no procedes de nada y que todo viene de ti. Tu sustancia ha sido y será siempre inmaterial, y de ti recibe su forma totalmente divina, increada, perfecta y principio de todas las demás formas. Aunque todas las obras que salen de tus manos llevan como el sello de esa forma divina, sin embargo están lejos de ser semejantes a ti, y al imprimir sobre ellas ese signo de tu poder no sufres en ti ningún cambio, ni de aumento ni de detrimento. Todo lo existente en la naturaleza lo has creado tú, oh santa Trinidad, que eres un solo y único Dios, cuya omnipotencia posee, gobierna y llena todas las obras creadas por él. Cuando decimos que llenas todas las cosas, no queremos decir que esas cosas te contienen, sino que son contenidas por ti. Y no llenas todas por partes, de suerte que cada criatura reciba una porción de ti mismo según la proporción de su grandeza: o sea, las más grandes una parte mayor y las más pequeñas una parte menor, porque tú estás en todas y todas están en ti. Tu poder infinito abarca todas las cosas y nada de lo que abarcas puede escapar a tu poder. Quien no ha sabido aplacarte no podrá evitar tu ira, porque está escrito: Ni del oriente, ni del occidente, ni del lado del desierto os llegará algún auxilio, pues Dios mismo es vuestro Juez 101. Y en otro lugar: ¿Dónde iré yo para librarme de tu espíritu, y dónde me esconderé de tu rostro?  102 Es tal la inmensidad de tu divina grandeza, que estás dentro de todas las cosas, sin ser abarcado por ninguna, y a la vez estás fuera de todas las cosas sin estar excluido de ninguna. Estás dentro de todo para llenarlo todo, y estás fuera de todo para abarcarlo todo con la inmensidad de tu grandeza. Así pues, por el hecho de estar fuera de todas las cosas muestras que eres el Creador de todo, mas por el hecho de estar dentro de todo, muestras que todo lo gobiernas. Si estás en todo y fuera de todo lo creado por ti, es para que tus criaturas no estén nunca sin ti, y para que todo esté encerrado en ti, no por la grandeza del espacio y de la extensión, sino por tu soberana presencia, porque tú estás presente en todo, como todo está presente ante ti, aunque algunos entiendan esto, y otros no lo entiendan.

La inseparable unidad de tu naturaleza hace imposible toda separación de personas, porque como tú no eres más que un Dios en tres personas, así también esas tres personas no forman más que un solo y único Dios. Cada una de esas personas es a veces designada con nombres diferentes; pero tú, oh santa Trinidad, no eres más que un solo Dios, y eres tan inseparable en tus personas divinas que ninguna de ellas puede ser nombrada sin indicar la relación que tiene con las demás. Porque, ¿se puede pronunciar el nombre del Padre sin relacionarle realmente con el del Hijo, o el nombre del Hijo sin referirlo al Padre, y el del Espíritu Santo sin relación con el Padre y el Hijo? Esos nombres expresan tu poder y tu esencia divina o todo lo que se llama propiamente Dios, convienen igualmente a cada una de las tres personas, como cuando se dice que Dios es grande, omnipotente, eterno, y todo lo que podemos saber de tu naturaleza, oh Dios. Así pues, no hay ningún nombre que designe tu naturaleza y que te convenga a ti, oh Padre omnipotente, sin convenir igualmente a tu Hijo y al Espíritu Santo. Decimos que tú, Padre, eres Dios por naturaleza, pero tu Hijo también es Dios naturalmente como tú, y lo mismo hay que afirmar del Espíritu Santo. Sin embargo, no sois tres Dioses, sino que por esencia y naturaleza sois un solo y único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Eres, pues, oh Santa Trinidad, un solo Dios inseparable en tus divinas personas, aunque según el lenguaje humano esas personas sean llamadas con nombres diversos. Pero no hay más que un solo nombre para expresar tu naturaleza divina. De lo cual se infiere claramente que las tres personas son inseparables en la Santa Trinidad, que es un solo y verdadero Dios, porque el nombre de cada persona se refiere al de las otras dos. Porque no puedo hablar del Padre sin apuntar al Hijo, ni del Hijo sin recordar al Padre, ni del Espíritu Santo sin dar a entender que es el Espíritu de alguno, a saber, del Padre y del Hijo. Tal es la fe verdadera que viene de la sana doctrina. Tal es la fe católica y ortodoxa, que tu gracia me enseñó, oh Dios, en el seno de la madre Iglesia.

Fuente: Agustinus.it

martes, 22 de abril de 2025

San Agustín - Misericordia Divina - Capítulos 27 y 28

 



MEDITACIONES

Traductor: P. TEODORO CALVO MADRID

Libro único
Capítulos 27 y 28

Capítulo 27. EL CANTO DE LAS ALABANZAS DE DIOS JUNTO CON LOS
BIENAVENTURADOS

Bendice, alma mía, al Señor, y todo lo que hay dentro de mí bendiga a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no te olvides nunca de sus beneficios. Bendecid al Señor todas su obras, y en todos los lugares a donde se extiende su poder, bendice alma mía al Señor. Alabemos al Señor a quien alaban los Ángeles, adoran las Dominaciones, temen las Potestades; a quien los, Querubines y Serafines gritan sin cesar: Santo, Santo, Santo. Unamos nuestras voces a las voces de los santos Ángeles, y alabemos al común Señor según lo permite nuestra debilidad. Aquéllos alaban al Señor de modo purísimo e incesante, porque están siempre contemplando a Dios, no mediante algún espejo o como en enigma, sino directamente cara a cara.

¿Quién podrá expresar con palabras o concebir en su pensamiento cuál es esa multitud de espíritus bienaventurados y de virtudes celestiales que están siempre en la presencia del Señor; cuál es su inmensa e interminable alegría al ver a Dios; su gozo sin deficiencia, y el ardor de su amor que no atormenta sino que deleita; su ardiente deseo de contemplar a Dios y de saciar su alma con esa inefable visión; su deseo que aumenta con la misma satisfacción y que no va acompañado por ninguna pena y cuya saciedad jamás produce fastidio? ¿Quién podrá decir o concebir, cómo su unión con la suma felicidad les hace bienaventurados; cómo su unión con la verdadera luz les convirtió en luz; cómo contemplando sin cesar la inmutable Trinidad pasaron a un estado de inconmutabilidad?

Pero, ¿cómo podremos comprender la gran excelencia de los ángeles, nosotros que ni siquiera somos capaces de conocer la naturaleza de nuestra alma? Para nosotros en esta cuestión todo es misterio. ¿Qué es esa alma que puede animar una carne mortal, pero que es impotente para limitarse solamente a los pensamientos santos, esa alma que es a la vez tan fuerte y tan débil, tan grande y tan pequeña; esa alma que penetra en las verdades más ocultas, contempla las cosas celestes e inventa innumerables artes, tan maravillosas como útiles para la vida? ¿Qué es, pues, esa alma cuyo conocimiento se extiende a tantas cosas, y que, sin embargo, no sabe cómo ha sido hecha ella misma? Aunque algunos autores han formulado opiniones dudosas e inciertas sobre su naturaleza y sobre su origen, sabemos que es una sustancia espiritual o inteligente, creada por el poder de Dios, que es inmortal por la misma condición de su naturaleza, principio de la vida, que anima y sostiene el cuerpo mortal, sujeta a diversos cambios, al olvido, a las agitaciones del temor y de la exaltación del gozo. Es algo maravilloso y que produce un gran estupor. Sobre Dios creador de todas las cosas, y que es incomprensible e inefable, leemos, decimos y escribimos, sin sentir duda ni incertidumbre, cosas sublimes y dignas de admiración; pero cuando se trata de los ángeles o de nuestras propias almas no podemos dar pruebas evidentes y positivas de nuestros asertos.

Que mi alma se aparte de estas cosas, trascienda todo lo creado, corra y se eleve, vuele y atraviese el espacio, y en la medida de sus fuerzas dirija los ojos de la fe al Creador de todas las cosas. Estableceré en mi corazón diversos escalones, y a través de mi misma alma, subiré hasta mi Dios, que reina eternamente sobre mí. Que el espíritu se aleje de todo lo visible por los ojos, y de todo lo representable por la imaginación, y se eleve puro y simple, y en rápido vuelo, hasta el Creador de los ángeles, de las almas y de todo el universo.

Bienaventurada el alma que despojada de todas las cosas terrestres sólo ama las del cielo, y que fija su morada en lo más alto del cielo, y desde la cima de las rocas escarpadas puede, como el águila, fijar y mantener su mirada en el resplandor del sol de la justicia: ¿Hay, efectivamente, algo más bello y más deleitoso que contemplar a Dios con la sola intuición de la mente y la avidez del corazón; que ver invisiblemente y de modo tan maravilloso al Dios invisible de la naturaleza; que ver esa luz divina y no la luz de aquí abajo? Esta luz que alumbra la tierra, y que está cerrada en el espacio, esta luz que termina con el tiempo y que la noche cubre de tinieblas, esta luz que es común a los hombres, a las bestias y a los más humildes gusanos, ¿qué es más que una verdadera noche en comparación con la luz suprema de Dios?

Capítulo 28. LA LUZ INCREADA NO PUEDE SER VISTA EN ESTA VIDA

No está permitido al hombre ver en esta vida la esencia de esa luz suprema e inmutable, esa luz única y verdadera que brilla con eternal resplandor, esa luz que alumbra a los ángeles y que es el premio reservado a los santos y a los elegidos; sin embargo, el creer en ella y el entenderla y el anhelarla con gran deseo equivale en cierto modo a verla y a poseerla.

Así pues, que nuestra voz se eleve sobre la de los ángeles. Que el hombre contemple atentamente las maravillas de Dios; y que las celebre con todas sus fuerzas, porque es justo que la criatura alabe a su Creador. Dios nos creó para alabarle, aun cuando no tenga necesidad de nuestras alabanzas. El poder divino es incomprensible, de nada necesita, y para todo se basta a sí mismo. Porque grande es su poder, y su sabiduría no tiene límites 96grande es el Señor y muy digno de alabanza 97. El debe ser el único objeto de nuestro amor, el único ser cuya gloria celebre nuestra boca, el único sobre cuyas maravillas escriba nuestra mano, el único ser que llene nuestro corazón, y ocupe la mente de los fieles. Que todo hombre animado de estos santos deseos y que desea contemplar y estudiar las cosas del cielo, se alimente siempre de este delicioso manjar, a fin de que fortalecido con este celestial alimento, pueda gritar aún desde lo más hondo del corazón con júbilo y con ardientes deseos.

Fuente: