lunes, 21 de mayo de 2018

San Agustín: LA UTILIDAD DEL AYUNO

"Por su condición mortal, la carne tiene una especie de querencias terrenas contra las cuales se te ha concedido el derecho, la brida o freno. Que te rija a ti el superior para que tú puedas regir al súbdito. 

Por debajo de ti está tu carne, por encima de ti está tu Dios; cuando tú quieres que tu carne te sirva a ti, quedas amonestado de cómo conviene que tú sirvas a tu Dios. Tú te fijas en lo que está por debajo de ti; fíjate también en lo que está por encima de ti. Tú no tienes poderes sobre el inferior si no los recibes del superior".


Marcos 9,14-29 En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: «¿De qué discutís?» Uno le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.» Él les contestó: «¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.» Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?» Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos. Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.» Entonces el padre del muchacho gritó: «Tengo fe, pero dudo; ayúdame. Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él. Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: ¿Por qué no pudimos echarlo nosotros? Él les respondió: Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.



LA UTILIDAD DEL AYUNO
Traduccción: Teodoro C. Madrid, OAR
EXORDIO

El ayuno como ofrenda a Dios


El ayuno como ofrenda a Dios es propio de los hombres y no de los ángeles. He sido invitado a hablaros sobre la utilidad del ayuno. También Dios nos invita, y el tiempo mismo nos apremia. Esta práctica, esta virtud del alma, esta pérdida de la carne y ganancia del espíritu los ángeles no se la pueden ofrecer a Dios. En efecto, allí en el cielo todo es abundancia y seguridad sempiterna; y por eso no hay defecto alguno, porque todo el amor es hacia Dios. Allí Dios es el pan de los ángeles, y Dios se hace hombre para que el hombre coma el pan de los ángeles. Aquí en la tierra, todas las almas, que tienen una carne terrena, sacian sus vientres de la tierra; allí los espíritus racionales, gobernando a los cuerpos celestes, llenan de Dios sus mentes. Tanto aquí como allí hay alimento, pero el alimento de aquí, cuando nutre, se acaba, y llena el vientre de modo que él se disminuye; en cambio, el alimento de allí, a la vez que llena, permanece igualmente entero. De este alimento Cristo nos ha indicado que tengamos hambre, cuando dice: Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

PRIMERA PARTE: NATURALEZA Y NECESIDAD DEL AYUNO

Capítulo I: Hambre y hartura

Cuestión primera: ¿Qué es el ayuno y con qué espíritu se debe ayunar?

El hambre verdadera es la de la justicia. Está claro que es propio de los hombres mortales tener hambre y sed de la justicia, así como estar repletos de la justicia es propio de la otra vida. De este pan, de este alimento, están repletos los ángeles; en cambio, los hombres, mientras tienen hambre, se ensanchan; mientras se ensanchan, son dilatados; mientras son dilatados, se hacen capaces; y, hechos capaces, en su momento serán repletos.

¿Qué significa esto? ¿Que aquí en la tierra los que tienen hambre y sed de la justicia no alcanzan nada de eso? Lo alcanzan de lleno; pero una cosa es cuando nos ocupamos de la refección de los caminantes; y otra cosa es cuando nos ocupamos de la perfección de los bienaventurados. Escucha al Apóstol (Pablo), que tiene hambre y tiene sed, ciertamente en el más alto grado de la justicia que pueda alcanzarse en esta vida, que pueda practicarse. Y ¿quién de nosotros va a atreverse a compararse con él, y menos aún a preferirse a él?

¿Qué es lo que dice?: “No es que ya haya alcanzado el premio, o que ya sea perfecto”.
Fijaos bien quien habla: un vaso de elección, y, por así decirlo, lo último de las fimbrias del vestido del Señor, pero que cura el flujo de sangre a quien lo toca lleno de fe; el último y el menor de los Apóstoles, como dice él mismo: “Yo soy el menor de los Apóstoles”.

De nuevo: “Yo no merezco el nombre del apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y esa gracia suya en mí no ha sido en balde; al contrario, he trabajado más que todos ellos; no yo, es verdad, sino la gracia de Dios conmigo”.

Tú que oyes esto, crees que estás oyendo a un hombre hasta la plenitud y perfección. Has oído lo que regüelda, escucha también lo que hambrea: No es que ya haya alcanzado el premio, o que ya sea perfecto; dice: “Hermanos, yo no pienso haberlo ya alcanzado; al contrario, una sola cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás, y lanzándome a lo que está por delante, correr hacia la meta para conseguir el premio según la llamada suprema de Dios en Cristo Jesús”.

Dice que él aún no es perfecto, porque todavía no lo ha conseguido, todavía no ha alcanzado la meta. Dice que él se dilata; dice que él corre hasta el premio de la llamada celestial. Él ahora está en camino, tiene hambre, y desea hartarse; se afana, desea llegar y se inflama. Nada para él de tanta lentitud, porque querría llegar sin tardanza, como ser disuelto y estar con Cristo.

Capítulo II: El alimento terreno y el alimento celestial

Los hombres que ayunan ocupan un lugar intermedio entre los carnales y los ángeles. Hermanos, hay un alimento que repara la debilidad de la carne, y también hay un alimento celestial que satisface la piedad del alma. El alimento terreno tiene su vida propia, y también el celestial tiene la suya. El uno sostiene la vida de los hombres, el otro la de los ángeles. Los hombres de fe, separados cordialmente de la turba de los infieles, y levantados hacia Dios, a quienes se dice: ¡Arriba el corazón!, portadores de otra esperanza, y conscientes de que son peregrinos en este mundo, ocupan un lugar intermedio: no hay que compararlos ni con los que no piensan en otro bien que en gozar de las delicias terrenas, ni todavía con los habitantes superiores del cielo, cuyas delicias son el Pan mismo, que ha sido su Creador. Los primeros, como hombres inclinados a la tierra, que sólo reclaman a la carne el pasto y la alegría, se parecen a las bestias, muy distantes de los ángeles por su condición y costumbres: por su condición, porque son mortales; por sus costumbres, porque son sensuales. El Apóstol queda pendiente, por así decirlo, como intermedio entre el pueblo del cielo y el pueblo de la tierra; él corría hacia allí, y se elevaba de aquí. Sin embargo, no estaba todavía con los bienaventurados, porque habría dicho: Yo ya soy perfecto; y tampoco estaba con los terrenos, perezosos, indolentes, lánguidos, soñolientos, que piensan que no existe otra cosa sino aquello que ven y lo que pasa, y que ellos han nacido y han de morir; puesto que si el Apóstol fuese del número de ellos, no habría dicho: Yo corro hacia el premio de mi llamada divina.

Por tanto, debemos reglamentar nuestros ayunos. No es, como he dicho, una obligación de los ángeles, y menos el cumplimiento de los que sirven a su vientre; es un término medio en el cual vivimos lejos de los infieles, codiciando estar unidos a los ángeles. Todavía no hemos llegado, pero ya estamos en camino; todavía no nos alegramos allí, pero ya suspiramos aquí. Y según esto que nos aprovecha abstenernos un poco de los pastos y del placer carnal, la carne nos inclina hacia la tierra; el alma tiende hacia arriba; la arrebata el amor, pero es retardada por la gravidez del cuerpo. De ello habla la Escritura: Porque el cuerpo, que se corrompe, apesga el alma, y la tienda terrestre abruma la mente pensativa. Por tanto, si la carne, inclinándose hacia la tierra, es peso del alma y lastre que dificulta su vuelo, cuanto más uno se deleite con la vida superior, tanto más aligera el lastre terreno de su vida. Y eso es lo que hacemos al ayunar.

 Resultado de imagen para hay demonios que no salen sin ayuno y oración

Capítulo III: Necesidad del ayuno para gobernar la carne

La importancia del ayuno.

No vayáis a creer que el ayuno es algo de poca importancia y superfluo. Que nadie, al hacerlo según la costumbre de la Iglesia, piense para sí y se diga, o escuche al tentador que sugiere internamente: ¿qué es lo que haces? ¿Por qué ayunas? Tú defraudas a tu alma, y no le das lo que le gusta. Tú te infliges un castigo a ti mismo, y tú mismo eres tu verdugo y sayón. ¿Es que le puede agradar a Dios que tú te atormentes? Entonces es cruel, porque se alegra de tus sufrimientos.

Respóndele al tentador: Yo sufro, es verdad, para que El me perdone; yo me castigo para que El me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura. También la víctima es sacrificada para ponerla sobre el altar. Y no voy a consentir que mi carne oprima a mi alma. Responde a ese malvado consejero, esclavo del vientre, con esta comparación, y dile: Si tú cabalgases en un jumento, si te montases en un potro que cuando te lleva pudiese hacerte caer, ¿no le mermarías el pienso al fogoso corcel para caminar seguro, y así domar con el hambre al que no podrías refrenar con la brida? Mi carne es mi jumento, yo camino hacia Jerusalén, y muchas veces me lleva precipitadamente e intenta arrojarme fuera del camino, pues mi camino es Cristo; ¿no voy a reprimir con el ayuno al que va encabritado? Quien conoce esto, sabe por propia experiencia cuan útil es el ayuno. Pero ¿es que esta carne que ahora es domada, siempre lo será? Mientras en el tiempo flota a merced de las olas, mientras está agobiada por el lastre de la mortalidad, tiene sus diabluras manifiestas y peligrosas para nuestra alma. Porque la carne es todavía corruptible, y aún no ha resucitado, puesto que no será siempre así: aún no tiene el estado propio del ser celestial, porque todavía no somos iguales a los ángeles de Dios.

 Resultado de imagen para hay demonios que no salen sin ayuno y oración
SEGUNDA PARTE: UTILIDAD DEL AYUNO

Capítulo IV: El error maniqueo

CUESTIÓN SEGUNDA: la carne y el espíritu

4. ha carne no es enemiga del espíritu. No vaya a pensar vuestra caridad que la carne es el enemigo del espíritu, en el sentido de que hay un creador de la carne y otro creador del espíritu. Porque son muchos los que lo piensan así, y desbocados por la misma carne se han salido del camino, y han inventado un creador para la carne, y otro creador para el espíritu Pero es que bajo el pretexto de apostólico se sirven de un testimonio que no entienden: la carne guerrea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne. Esto es verdad, pero ¿por qué no te fijas también en este otro: Nadie odia jamás a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, así como Cristo a su Iglesia?
En el primer texto citado se ve una cierta lucha entre dos enemigos, entre la carne y el espíritu, porque la carne guerrea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne. En el segundo, en cambio, se ve como una unión conyugal, porque nadie odia jamás a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, así como Cristo a su Iglesia. ¿Cómo conciliar los dos textos? Si los dos son contrarios, ¿a cuál de los dos rechazamos, y a cuál retenemos? Pero es que no son contrarios. Atienda vuestra caridad: Mientras tanto yo acepto los dos, y, en lo que pueda, voy a demostrar que los dos están de acuerdo. Tú, quienquiera que seas, inventas un creador de la carne y otro distinto del espíritu; y ¿qué vas a hacer de este texto: porque nadie odia jamás a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, así como Cristo a su Iglesia? ¿Es que la comparación no te asusta?, porque dice: la alimenta y la cuida, así como Cristo a su Iglesia. Consideras a la carne una cadena, y ¿quién ama su propia cadena? Consideras a la carne una cárcel, y ¿quién ama su propia cárcel? Porque nadie odia jamás a su propia carne. ¿Quién no va a odiar su propia cadena? ¿Quién no va a odiar su propio castigo? Y, sin embargo, nadie odia jamás a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, así como Cristo a su Iglesia. Pues tú que inventas un creador para la carne y otro para el espíritu, tienes que inventarte uno para la Iglesia y otro para Cristo. Pero quien eso sabe, desvaría. Pues cada uno ama a su propia carne, como dice el Apóstol, y cada uno corrobora este testimonio con su propia experiencia. Por mejor domador que seas de la carne, sea la gravedad que sea con que te inflames contra ella, ¡no sé yo si no cerrarás los ojos cuando un golpe te amenace!

La mortificación de la carne libera al espíritu de sus esclavitudes. Hay, por tanto, una especie de maridaje entre el espíritu y la carne. ¿De dónde, entonces, la carne guerrea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne? ¿De dónde ese castigo que viene desde la transmisión de la muerte? ¿Por qué el dicho: todos mueren en Adán?, y ¿por qué dice el Apóstol: También nosotros éramos en un tiempo por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás? En efecto, aquel de quien hemos nacido y de quien hemos heredado lo que tenemos que vencer, aceptó la sentencia de muerte, y por esto guerreamos contra la carne hasta someterla y reducirla a la obediencia. ¿Es que odiamos, por eso, a la que estamos deseando que nos obedezca? … Cuando corriges a tu hijo para que te obedezca, ¿acaso lo estás odiando o lo consideras un enemigo? Sobre todo tienes el pensamiento bien claro y completo del mismo Apóstol, que dice: “Pues yo corro de esa manera, no sin rumbo fijo; boxeo de esa manera, no dando golpes al aire; nada de eso; yo castigo a mi cuerpo, y lo obligo a que me sirva, no sea que después de predicar a otros me descalifiquen a mí”.
Por su condición mortal, la carne tiene una especie de querencias terrenas contra las cuales se te ha concedido el derecho, la brida o freno. Que te rija a ti el superior para que tú puedas regir al súbdito. Por debajo de ti está tu carne, por encima de ti está tu Dios; cuando tú quieres que tu carne te sirva a ti, quedas amonestado de cómo conviene que tú sirvas a tu Dios. Tú te fijas en lo que está por debajo de ti; fíjate también en lo que está por encima de ti. Tú no tienes poderes sobre el inferior si no los recibes del superior.
Tú eres siervo y tienes un siervo, pero el Señor os tiene a los dos como servidores. Tu servidor está más bajo la potestad de tu Señor que de la tuya. Puesto que tú quieres que te obedezca tu carne, ¿es que puede obedecerte en todo? En todo obedece a tu Señor, no en todo te obedece a ti. ¿Y cómo así?, me dirás. Tú caminas, mueves los pies, y te sigue; pero ¿irá contigo como tú quieres? De ti recibe la vida, pero ¿tanto como tú quieres? ¿Es que estás malo cuando quieres?, y ¿estás sano cuando te da la gana? En realidad el Señor te ejercita a menudo por medio de tu servidor, para que, como has sido ofensor del Señor, merezcas ser corregido por tu servidor.

Capítulo V: Conclusiones

La carne a veces debe ser refrenada también en las cosas lícitas. ¿Tú qué debes hacer? No permitir los placeres de la carne hasta lo ilícito, y de vez en cuando moderarte en las cosas lícitas. Porque el que no se mortifica en las cosas lícitas, está bien próximo a caer en las ilícitas. Por ejemplo, hermanos, el matrimonio es lícito, y es ilícito el adulterio; y, sin embargo, los hombres que son morigerados, para alejarse del adulterio ilícito, se contienen de vez en cuando del uso lícito del matrimonio. La hartura es lícita, e ilícita la borrachera; sin embargo, los hombres virtuosos, para apartarse más de las torpezas de la borrachera, se moderan también de vez en cuando en el uso de la bebida. Obremos nosotros, hermanos, del mismo modo; seamos morigerados; y lo que hacemos sepamos por qué lo hacemos. Moderando los placeres de la carne se adquiere el gozo del espíritu.

La eficacia de nuestro ayuno se apoya en la fe de Cristo. Para nosotros, el fin de nuestros ayunos está en nuestro camino.

¿Cuál es nuestro camino y a dónde vamos? Eso es lo que debemos considerar. Porque también los paganos ayunan a veces, pero ellos no conocen la patria adonde nosotros nos dirigimos. También los judíos ayunan de cuando en cuando, y ellos tampoco han tomado el camino por el que nosotros caminamos. Esto es igual al jinete que doma su caballo con el que se extravía. Los herejes ayunan; yo veo de qué modo caminan, y me pregunto: ¿a dónde caminan? Ayunáis para agradar ¿a quién? A Dios, responden. ¿Creéis que El recibe vuestra ofrenda? Fíjate antes qué es lo que dice: Deja tu ofrenda, y vete primero a reconciliarte con tu hermano. ¿Es que gobiernas rectamente tus miembros, tú que desgarras los miembros de Cristo? Se oye entre gritos vuestra voz, dice el profeta; y apremiáis a los que son vuestros servidores, y los herís a puñetazos. No ayunéis como ahora, dice el Señor. Luego sería reprobado tu ayuno cuando te mostrases severo sin piedad para con tu servidor, y ¿va a ser aprobado tu ayuno cuando no reconoces a tu hermano? Yo no pregunto de qué alimentos te abstienes, sino qué alimento amas. Dime qué alimento amas para que apruebe que tú te abstienes de él. ¿Tú amas la justicia? Apasionadamente la amo, respondes. Entonces, que se vea tu justicia. Porque creo que es justo que tú sirvas al mayor para que el menor te sirva a ti. En efecto, estamos hablando de la carne, que es menor que el espíritu, y que cuando es domada y gobernada está sumisa. Obras con ella de modo que te obedezca, y le controlas el alimento porque quieres que te esté sujeta a ti. Reconoce al que es mayor, reconoce al que es superior, para que el inferior te obedezca a ti justamente.

TERCERA PARTE: FINALIDAD DEL AYUNO: LA CONCORDIA Y LA UNIDAD

Capítulo VI: la concordia de los miembros del cuerpo, ejemplo de unidad

Y si tu carne te obedece, y tú no obedeces a tu Dios, ¿no te está condenando a ti, cuando ella te obedece? ¿Es que no está dando testimonio contra ti al obedecerte a ti?

CUESTIÓN PRIMERA: El ayuno de los herejes está viciado por su separación de la Iglesia

Pero dirás: ¿y a qué superior debería obedecer? Tú te habías proclamado amante de la justicia, fíjate que Cristo dice: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros. Escucha, pues, a tu Señor que da un mandamiento para que nos amemos mutuamente. Como se haya hecho para sí, de todos nosotros como miembros, un cuerpo que tiene como única cabeza al mismo Señor y Salvador, tú contrariamente te desgarras de los miembros de Cristo, tú no amas la unidad. ¿Tú no temerías esto en tus miembros? Si tuvieses un dedo dislocado ¿no correrías al médico para arreglarte el dedo? Cierto que entonces tu cuerpo está perfectamente, cuando hay armonía entre tus miembros; entonces te dirías sano, entonces estás bien. Pero, si algo en tu cuerpo discorda de los otros miembros, buscas quien lo corrija. ¿Por qué entonces no procuras corregirte para reintegrarte en la unidad de los miembros de Cristo, y hay acuerdo entre su cuerpo y el tuyo? ¿De seguro que tus cabellos son más viles que los demás miembros? ¿Qué hay más trivial en tu cuerpo que tus cabellos?, ¿más menospreciable?, ¿más banal? No obstante, cuando te cortan el pelo mal, te enojas contra el peluquero porque no ha igualado bien tu cabellera y ¿tú no mantienes la unidad en los miembros de Cristo? ¿Qué son entonces y para qué sirven los ayunos? Tú consideras algo indigno que todos los que creen en Dios le sirvan en la unidad; y, en cambio, quieres conservar la unidad en tus miembros, en tu cuerpo, en tus cabellos. Hablan tus entrañas, tus miembros dan contra ti un testimonio verídico, ¿y tú das un testimonio falso contra los miembros de Cristo?

¿Te has apartado del ayuno de los paganos? Eso piensas tú, y, por eso, te crees muy seguro. Porque dices, yo ayuno por Cristo; pero ellos lo hacen por los ídolos y los demonios. Te creo, y realmente no niego que es diferente. Pero fíjate cómo tus miembros daban testimonio contra ti poco antes, recordándotelo yo, para advertirte cómo debías ser tú con los miembros de Cristo, tu Dios; también los mismos paganos, de quienes distingues tu ayuno, te advierten algo sobre la unidad de tu Cristo.

CUESTIÓN SEGUNDA: Los paganos dan una lección de unidad a los herejes

Capítulo VII: El culto a los ídolos une a los paganos

Observa cómo ellos sin división adoran a muchos dioses falsos. ¿Es que nosotros reconocemos a un solo Dios verdadero para que no estemos en unidad con el único Dios? Ellos tienen muchos dioses, y son falsos. Nosotros uno solo, y es el Dios verdadero. Ellos con muchos falsos no tienen división; nosotros con el único Dios verdadero no tenemos unidad. ¿No te dueles, no gimes ni te avergüenzas? Aún más: los paganos no sólo adoran muchos dioses falsos, sino que la mayoría son contrarios y enemigos. Por ejemplo, citemos algunos de ellos, ya que no podemos citarlos a todos. Hércules y Juno fueron enemigos, porque ellos no fueron más que hombres. Él era hijastro, ella madrastra; a los dos los paganos construyeron templos, tanto a Juno como a Hércules. Lo adoran a él, y la adoran a ella; lo mismo van a Juno que a Hércules; los dos enemistados entre sí, y los paganos están de acuerdo en su culto. Vulcano y Marte son enemigos: Vulcano tiene la razón, pero procura un juez que decida entre los dos. En efecto, el infeliz lamenta el adulterio de su mujer; sin embargo, tampoco se atreve a apartar a sus adoradores del templo de Marte, y los paganos adoran al mismo tiempo a uno y a otra; y como ellos imitan a los dos, ellos también pleitean: van del templo de Marte al templo de Vulcano. ¡Qué vergüenza!, ni siquiera teme que se enfade su marido, porque vienen a él desde el templo de Marte adúltero. Tienen corazón, ellos saben que una piedra no puede sentir. Mira a los que adoran a muchos dioses falsos, diferentes, contrarios; y, sin embargo, mantienen una cierta unidad en sus cultos. Mira también que los mismos paganos, de quienes has apartado tus ayunos, dan testimonio contra ti. Por tanto, hermano, ven a la unidad. Adoramos a un solo Dios. Nunca jamás hemos visto pleiteando al Padre y al Hijo. ¡Que no se enfaden contra mí los paganos porque he dicho tales cosas de sus dioses! En efecto, ¿por qué se van a enfadar por mis palabras, y no más bien por sus escritos? Primero, ¡que los borren, si pueden; mejor aún, si quieren! ¡Que los gramáticos no desplieguen sus velas para enseñarlos! ¡Se enfada contra mí porque digo esto a aquel que paga para que su hijo las aprenda!

CUESTIÓN TERCERA: La desunión de los cristianos es un obstáculo para la conversión de los paganos

Capítulo VIII: La unión es vida, la desunión es muerte

Carísimos, así son o, mejor, han sido las divinidades paganas. Y, porque ellos no quisieron abandonarlas, han sido abandonados por ellas. Y muchos las han abandonado, y todavía las abandonan y derriban sus templos en sus corazones. Pero nosotros debemos alegrarnos, porque vienen a la unidad, y no a la división. ¡Que un pagano no encuentre motivo para que no quiera ser cristiano! Vivamos concordes, hermanos, los que adoramos a un solo Dios, para en cierto modo exhortarles también con nuestra concordia a que abandonen la multitud de sus dioses, para que vengan a la paz y a la unidad adorando al único Dios. Y si tal vez se molestan, y nos injurian falsamente, porque nosotros los cristianos no mantenemos la unidad, y por ello son tardos y perezosos para llegarse a la salvación, los interpelaré también a ellos, y les diré lo que vosotros debéis decirles. Que ellos no antepongan contra nosotros su pretendida concordia, que no se complazcan de su engañosa unidad. Cierto que ellos no tienen un enemigo que nosotros tenemos, porque él los esclaviza y sin oposición. El los ve adoradores de los falsos dioses, los ve como esclavos y esclavos de los demonios, ¿qué interés va a tener en que riñan, o qué daño le va a venir porque no riñan? Y él los posee de este modo, haciéndoles sentir y estar de acuerdo en la unidad, aunque falsa y quimérica. Pero, en cuanto fuese abandonado, y muchos acuden al único Dios, renunciarían a sus sacramentos sacrílegos, destruirían los templos, aniquilarían los ídolos, prohibirían los sacrificios. Él ve que ha perdido a los que poseía, ve que se le han ido de su familia; que han reconocido al verdadero Dios. ¿Qué es lo que haría?, ¿cómo tramaría asechanzas? Él sabe que no podría poseernos estando unidos; él no puede dividir entre nosotros al único Dios, tampoco puede suplantarnos dioses falsos. El comprende que nuestra vida es la caridad, y nuestra muerte la disensión; entonces ha metido disputas entre los cristianos, ya que no ha podido inventar para los cristianos muchos dioses; ha multiplicado las sectas, ha sembrado errores, ha fundado herejías. Pero todo cuanto ha hecho, lo ha hecho de la paja en la era del Señor. Aquí está nuestra seguridad, pese a su rabia, pese a sus insidias, y aunque siembre divisiones diversas entre los cristianos, si nosotros reconocemos a nuestro Dios, si nosotros nos mantenemos en concordia, si guardamos la fe, estamos seguros. Hermanos, el trigo o no se va de la era o vuelve; la ventolera de la tentación avenía algunos para indicarnos no el camino de la perdición, sino la tarea de la prueba. A veces no se lleva la paja, pero al final ciertamente será aventada, y toda la paja no va sino al fuego. Entonces debemos preocuparnos, hermanos míos, mientras hay tiempo, con todas las fuerzas, con cuanto celo podamos, de que, si es posible, la paja vuelva a la era, sin que perezca el trigo. Aquí es probada nuestra caridad, se nos propone la gran obra de nuestra vida. Nosotros no descubriríamos cuánto amamos a los hermanos si nadie estuviera en peligro; no aparecería cuán grande es el amor de nuestra investigación si nada encerrase el abismo de la perdición.

CUESTIÓN CUARTA: Hay que atraer a los herejes a la unidad

Capítulo IX: El amor gana y une

Trabajemos, hermanos, sin desfallecer con todo el esfuerzo, con todo el sudor, con afecto poderoso hacia Dios, hacia ellos, entre nosotros, para que, queriendo olvidar su antiguo conflicto, no levantemos entre nosotros nuevas riñas; y, sobre todo, seamos muy cautos entre nosotros mismos para mantener muy firme el amor. Ellos se pasmaron con sus iniquidades; ¿cómo tú vas a descongelar en ellos el hielo de la iniquidad, si no estás ardiendo con la llama de la caridad? No nos preocupemos de parecerles molestos, instándolos; fijémonos adonde, y estemos seguros, porque ¿es, acaso, a la muerte adónde vamos, o más bien, lejos de la muerte? Por todos los medios posibles, pero con modestia, examinemos del todo las viejas heridas; y seamos cautos para que no perezca entre las manos del médico el que es curado. ¿Es que nos vamos a preocupar porque llora el niño que es llevado a la escuela? ¿Nos vamos a inquietar porque rechaza la mano del médico que le opera?

Los Apóstoles fueron pescadores, y el Señor les dijo: Os haré pescadores de hombres. Pero por medio del profeta se dice que Dios iba a enviar primero pescadores, después cazadores. En primer lugar envió pescadores, después cazadores. ¿Por qué pescadores, por qué cazadores? Los creyentes fueron pescados con las redes de la fe del abismo y de lo profundo del mar de la superstición y de la idolatría. Pero los cazadores, ¿cuándo han sido enviados? Cuando los herejes andan vagando por montes y collados, es decir, por las soberbias e hinchazones de las tierras. Un monte es Donato, y otro es Arrio; monte es Fotino, y monte es también Novato; andaban errantes por esos montes, y sus errores tenían necesidad de cazadores. De ahí el que fueran distribuidos los oficios de pescadores y de cazadores para que estos errantes no puedan decirnos: ¿por qué los Apóstoles no han obligado a nadie, no han impelido a nadie? Porque es pescador, echa las redes al mar y recoge lo que pesca. En cambio, el cazador rodea los bosques, ojea los zarzales y, espantando por todas partes, obliga a entrar en las redes. Que no se vaya por aquí ni se vaya por allá; córrela desde allí, abátela desde allí, espántala desde allí, que no escape, que no huya. Pero las redes son nuestra vida; únicamente queda la caridad. No te fijes en que eres importuno, sino en cuánto tú lo amas. ¿Qué clase de amor es ése, si tú no eres celoso, y él muere?

CUESTIÓN QUINTA: El celo perseverante para convertir a los herejes

Capítulo X: Comparación familiar

Hermanos, considerad también la siguiente comparación y semejanza, porque una misma cosa puede tener muchas analogías. Los hombres nacen con esa condición: que cada uno quiere que le sucedan los propios hijos; y no hay nadie que no desee y espere en su casa este orden, que los padres ceden y los hijos suceden.

Supongamos que un padre anciano cae enfermo. No me refiero al padre que tiene un hijo consigo, a quien nombra su heredero, porque lo quiere por sucesor y a quien él ha engendrado para eso, para que, cuando haya muerto, él viva. Tampoco me refiero cuando el padre anciano cae enfermo, para irse; próximo ya a morir, como ya lo pide el orden de la naturaleza, que ya no tiene más que esperar. Supongamos, digo, cuando está enfermo, y allí presente lo atiende con cariño su hijo; y el médico ve que está vencido por un sueño mortal y peligrosísimo; se queda resignado en que va a morir su viejo, por los pocos días que así puede vivir; el hijo está allí al pie, y asiste solícito a su padre, cuando le ha oído decir al médico: este hombre puede entrar en un profundo letargo, y por eso puede morir si se le deja que duerma. Si queréis que viva, que no duerma, ese sueño que le vence es dañino y a la vez dulce. El hijo entonces, advertido por el médico, está allí solícito, molestando al padre lo espabila, y si esas caricias no bastan, lo pellizca, y si no le hace nada, lo pincha. Ciertamente que el hijo es molesto para el padre, pero, si no fuese molesto, sería impío. El padre, a quien ya le agrada morir, refunfuña con semblante triste y voz suplicante al hijo que le molesta: déjame ya en paz, ¿por qué me molestas? El médico dice que, si te duermes, te vas a morir. Y él replica: déjame, quiero morirme. El viejo dice: quiero morir; y el hijo es un impío si no le contesta: yo no. Y esta vida es ante todo temporal, ni va a ser perpetuo en ella el padre, a quien el hijo es molesto, para que espabile; ni el hijo, que va a suceder al padre que se va y está para morir. Los dos peregrinan por ella, los dos pasan volando temporalmente por ella; y, sin embargo, son unos impíos si no se preocupan de su misma vida temporal, aun cuando los dos se molestan mutuamente. Es decir, que si yo estoy viendo que un hermano mío está vencido por el sueño de una costumbre perniciosa, ¿no lo tengo que espabilar por temor a molestar al que duerme y va a perecer? Lejos de mí hacer tal cosa, incluso si, viviendo él, se disminuyera nuestra herencia. Ahora bien, como lo que vamos a recibir no puede dividirse, al no poder disminuir por la multitud de los herederos, ¿no le voy a levantar, mal que le pese, para que esté en vela, y, libre del sueño de la vetustísima costumbre, se alegre conmigo en la herencia de la unidad? Sí, yo lo haré; si estoy despierto, yo lo haré; si no lo hago, también yo estoy dormido.

CONCLUSIÓN: Los herejes despedazan la Iglesia

Capítulo XI: Nuestra herencia es común e indivisible

Carísimos, el Señor, hablando a las turbas, fue interpelado por uno del público, que le dice: Señor, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Y el Señor le responde: Hombre, ¿quién me ha nombrado repartidor de la herencia entre vosotros? No, a bien seguro que El no rehusaba reprimir la codicia, sino que no quería constituirse en juez por un reparto. En cuanto a nosotros, queridos, no invoquemos al Señor como juez de tales cosas, porque no es así nuestra herencia; nosotros interpelamos al Señor con la frente pura, con buena conciencia, y que cada uno de nosotros le diga: Señor, dile a mi hermano, no que divida, sino que posea conmigo la herencia. En efecto, ¿qué es lo que tú quieres dividir, hermano? Porque lo que el Señor nos ha dejado no puede dividirse. ¿Es oro para presentar una balanza de reparto? ¿Es plata, es dinero, son esclavos, son animales, árboles, campos? Todo esto puede ser dividido. No puede dividirse: “la paz os dejo, mi paz os doy”. Finalmente, hasta en las mismas herencias terrenas el reparto hace menor la hacienda. Supón a dos hermanos de un mismo padre: cuanto tiene el padre es de los dos, todo de uno y todo también del otro. Así pues, si le preguntas a cualquiera de los dos por sus cosas, te responderá: por ejemplo, ¿de quién es aquel caballo? Y si se lo preguntas a cualquiera de ellos: es nuestro, responde. ¿De quién es ese campo, aquel esclavo? A todo responderá: es nuestro. Pero si lo dividen, ya responderá otra cosa. ¿De quién es aquel caballo? Mío. ¿De quién es ése? De mi hermano. Ved lo que te ha hecho la división. No has adquirido uno, sino que has perdido uno. Luego si nosotros vamos a tener también una herencia tal que puede dividirse, nosotros no deberíamos dividir las riquezas para que no disminuyan las nuestras. Y, por cierto, nada tan importuno para los hijos como querer dividirlo todo, viviendo el padre. Finalmente, si maniobran para hacerlo, si se empeñan en pleitos y riñas para reclamar cada uno para sí su parte, el buen viejo exclama: ¿Qué es lo que hacéis? Todavía estoy vivo. Esperad un poco a mi muerte, y entonces repartid mi casa. Pero nosotros tenemos a Dios por Padre, ¿por qué vamos a dividir?, ¿para qué pleitear? Sí, esperemos; y, si es que llegare a morir, entonces dividamos.

Fuente: https://www.augustinus.it/spagnolo

martes, 15 de mayo de 2018

Hoy se inicia la Novena a María Auxiliadora

Hoy se inicia la Novena a María Auxiliadora

“Nuestra Madre, concede grandes favores a los que hacen bien su novena”, solía decir Don Bosco. El Santo siempre contaba a los jóvenes sobre los muchos favores que él y otros hermanos obtenían con esta oración a María Auxiliadora y que la Iglesia reza del 15 al 23 de mayo.

Cierto día San Juan Bosco recibió en la sacristía a un Señor que le entregó una limosna, pidiendo que rezara por él y que pregonara por todo el mundo las maravillas que el Señor hace a través de su Madre.

El hombre le contó que tenía un hijo único de cuatro años que cayó enfermo, sin esperanza de curación. Él lloraba mucho y un amigo le sugirió hacer una novena a la Auxiliadora con la promesa de entregar un donativo a la Iglesia construida bajo esta advocación.

Así lo hizo y a la mitad de la novena su hijo quedó fuera de peligro.

Según la tradición salesiana, esta es la novena que difundió Don Bosco:

1. Rezar durante nueve días seguidos tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias con la jaculatoria "Sea alabado en todo momento el Santísimo Sacramento", y tres Salves con la jaculatoria "María Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros".

2. Acercarse a los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía.

3. Ofrecer una limosna o el propio trabajo personal para sostener obras de apostolado, de preferencia aquellas en favor de los jóvenes.

Más información en el especial de María Auxiliadora

Salesianos lanzan “novena mundial” por 150 años de Basílica de María Auxiliadora de Turín

Resultado de imagen para maria auxiliadora
El Rector Mayor de la Familia Salesiana, P. Ángel Fernández, invitó a los fieles a unirse a la “novena mundial” por la fiesta de María Auxiliadora, que se enmarca en la celebración de los 150 años de la consagración de la basílica dedicada a esta advocación en Turín (Italia).
Resultado de imagen para basílica maria auxiliadora de Turin
La Novena Mundial a María Auxiliadora comenzará el martes 15 de mayo. Para ello se han elaborado nueve videos disponibles en español, italiano e inglés.


La Agenzia Info Salesiana (ANS) indicó que en cada vídeo el P. Fernández “presentará los sueños de Don Bosco”.
“De esta manera se comunican temas como la misión salesiana, la vida espiritual, las misiones a todos los rincones del mundo, la Santidad Salesiana. Siempre en una perspectiva mariana”, señaló.
“El último día de la novena, es el Rector Mayor quien presenta su sueño para la Congregación y la Familia Salesiana”, añadió.
Esta novena se enmarca en los 150 años de la consagración de la Basílica de María Auxiliadora de Turín, realizada el 9 de junio de 1868.
Para ver los videos, ingresar AQUÍ.
Fuente: ACI Prensa

viernes, 11 de mayo de 2018

Pentecostés: Consagración al Espíritu Santo - Novena al Espíritu Santo

El Espíritu Santo


La devoción al Espíritu Santo es de las más excelsas y preciosas entre todas las que puede practicar el cristiano. Él es Dios, es el Santificador. Él ha de alumbrarnos, vivificarnos, guiarnos, fortalecernos, abrasarnos con el fuego del amor divino. Él nos hace santos apóstoles.

Consagración al Espíritu Santo
Resultado de imagen para consagración al espíritu santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el amor de mi Corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús.

Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

Oración a María Santísima 
para pedir gracias al Espíritu Santo

¡Oh María, Hija humildísima del Padre, Madre Purísima del Hijo, Esposa amadísima del Espíritu Santo! Yo te amo y te ofrezco todo mi ser para que lo bendigas. Madre admirable, Consuelo del que llora, Abogada dulcísima de los pecadores, ten piedad de todos aquellos a quienes amo; y por tu Inmaculado Corazón, Sagrario de la Santísima Trinidad, Asiento de tu poder, Trono de Sabiduría y Piélago de bondad, alcánzanos que el Espíritu Santo forme en nuestro corazón un nido en que repose para siempre.

Alcánzame lo que con todo el fervor de mi alma te pido, por los merecimientos de Jesús y los tuyos, si es para gloria de la Trinidad Santísima y bien de mi alma, ¡Virgen Santa, Esposa del Espiritu Santo, acuérdate de que eres mi Madre! Amén.

Oración al Espíritu Santo
Imagen relacionada
Ven, Espíritu Santo, 
y envía del Cielo 
un rayo de tu luz.

Ven, padre de los pobres, 
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.

Consolador magnífico, 
dulce huésped del alma, 
su dulce refrigerio.

Descanso en la fatiga, 
brisa en el estío, 
consuelo en el llanto.

¡Oh luz santísima! 
llena lo más íntimo 
de los corazones de tus fieles.

Sin tu ayuda, 
nada hay en el hombre, 
nada que sea bueno.

Lava lo que está manchado, 
riega lo que está árido, 
sana lo que está herido.

Dobla lo que está rígido, 
calienta lo que está frío, 
endereza lo que está extraviado.

Concede a tus fieles, 
que en Ti confían 
tus siete sagrados dones.

Dales el mérito de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.

¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortificame, consuélame, dime qué debo hacer, ordéname.

Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.

Siete ventajas preciosas para quien propaga 
la devoción al Espíritu Santo

1ª   Se crea un lazo de amor entre nuestra alma y la Tercera Persona de la Santísima Trinidad
2ª   Un aumento notable de todas nuestras devociones, especialmente a la Sagrada Eucaristía, al Corazón de Jesús y a la Santísima Virgen.
3ª   Una seguridad de recibir en el alma más inspiraciones del Espíritu Santo y la fuerza para ponerlas en práctica.
4ª   Procurar de una manera excelente la gloria de Dios, trabajando cada día en hacer conocer y amar al Santificador de las almas.
5ª   Trabajar muy especialmente por el advenimiento del reinado de Dios en el mundo, por la acción del Espíritu vivificante.
6ª   Ser verdadera y prácticamente apóstol del Espíritu Santo
7ª   Atraer sobre el alma auxilios espirituales del Espíritu Santo, más íntima unión con Dios por medio del Santificador, mayor progreso en la oración mental, más consuelo y hasta alegría en la hora de la muerte, después de tan sublime apostolado.
El invocar a menudo al Espíritu Santo es prenda segura de acierto en las situaciones variadas de nuestra vida.

Consagración de la Obra del Espíritu Santo

¡Oh Amor, centro y vida de la Trinidad Espíritu Santo!, ven a mí con tus dones y con tu Amor;me consagro totalmente a Ti para que obres en mí tu "Misterio de AMOR", el que empezaste a realizar el día de mi bautismo y que ahora quiero renovar en cada instante de mi vida.

Que tu gracia acompañe siempre todas mis acciones y las transforme en ofrenda permanente para gloria del Padre y bien de todos los hombres mis hermanos. Amen.



Creo en la tercera Persona de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo ha sido llamado por algunos autores "el gran desconocido". Porque, realmente, sabemos que es la tercera persona de la Santísima Trinidad, pero apenas sí lo tratamos.

Es preciso que nosotros, como cristianos, intentemos penetrar en el Misterio de Dios y sepamos agradecerle su ayuda amorosa y constante, debemos atenderlo en el fondo de nuestro corazón, y saber responderle con nuestro amor y nuestras obras a todas las inspiraciones y mociones que de él recibimos.

Hay una tradición en la antigüedad en la que se llama al Espíritu Santo "el Confortador". Y, realmente, en la práctica, ese nombre y otros muchos pueden aplicarse al Espíritu Santo.

Porque él nos conforta y nos consuela, nos da fortaleza para resistir la tentación. Nos ayuda y nos guía en el camino hacia Dios.

También la palabra Paráclito se refiere al Abogado, el que nos defiende ante los tribunales. Es quien puede rogar e interceder por nosotros. Quien nos defiende en la lucha contra el enemigo; quien nos inspira y nos enseña en el camino de la vida interior.

Pero realmente la palabra Paráclito significa "el amigo en la necesidad". Ya en los escritos de San Pablo vemos que no se limitaba a pensar que el Espíritu Santo ayudaría a defenderse ante los tribunales, sino que precisa: "El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables " (Rom 8, 26).
Es algo maravilloso ser conscientes de esto: el Espíritu ayuda a nuestra debilidad Si ayuda, ¿por qué no nos confiamos a él? Si ayuda, ¿por qué no le pedimos? Si ayuda, ¿por qué no descansamos en él, en vez de querer sacar fuerzas de nuestros medios humanos?

Los medios humanos no son despreciables, sino imprescindibles para todo. Pero tienen una medida, un peso, un contenido.

No podemos creernos superpotentes; no podemos creer que somos capaces de resolver y entender todo, lo divino y lo humano. No podemos pensar que la oración, el trato con Dios se realiza sólo a base de esfuerzo personal: es preciso ponerlo, ¡claro que sí!, pero conscientes de que, sin la ayuda del Espíritu Santo, nada podemos.

Y, si lo invocamos, si creemos en él y en su ayuda, tenemos que pensar en el Espíritu Santo que reza "en nosotros".

Es tan grande el misterio, que quizás nosotros sólo lo recordamos como algo extraordinario: las lenguas de fuego en el Cenáculo; los Apóstoles, entendiéndose en diversas lenguas; la frase evangélica en que se dice que no se preparen para defenderse, que ya el Espíritu pondrá palabras en sus labios...

Todo esto fue así, y es real. Pero también es real que ahora tenemos la atención directa del Espíritu Santo.

Cuando nos confirmamos nosotros, o cuando asistimos a la ceremonia de una confirmación, el Don que allí recibe quien se confirma es el mismo que recibieron los apóstoles en el cenáculo, en Pentecostés. Aunque no se vea ni se note nada, ¡es, existe, vive! Y nosotros hemos de recibirlo creyendo, valorando lo que es tener al Espíritu Santo a nuestro lado.

Somos templos del Espíritu Santo, se nos dice al parecer, no nos enteramos. Y de esto debe deducirse nuestra dignidad de hijos de Dios, el respeto a nuestro cuerpo y al cuerpo de los demás, el valor inmenso de saber que no estamos solos.

Al Espíritu Santo debemos invocarlo, rezarle, creer en él de una forma real y auténtica. No quiere decir esto que nos olvidemos de lo que tenemos que hacer como personas y seres racionales.

Rezar es lo primero. Esperarlo todo de él, también. Estar seguros, por fe, de su ayuda, también. Y luego.... no tirarnos por un precipicio, fiados del Espíritu Santo, ni acometer una empresa para la que no estamos humanamente preparados; ni "tentar a Dios " o pecar de soberbia, esperando y exigiendo milagros.

Los milagros se dan, hoy como ayer. El Espíritu Santo actúa hoy, como ayer, aunque no oigamos "el viento impetuoso" ni veamos "lenguas de fuego".

Pero nuestra fe, firme y segura, debe ir creciendo a base de pedirla, porque es un Don de Dios; y a base de acogerla y desarrollarla, con amor
Reflexión de Ángeles Linares

Los 7 dones del Espíritu Santo son:
Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios

Oración para pedir los dones del Espíritu Santo

¡Oh Espíritu Santo!, humildemente te suplico que enriquezcas mi alma con la abundacia de tus dones.

Haz que yo sepa, con el Don de la Sabiduría, apreciar en tal grado las cosas divinas, que con gozo y facilidad sepa frecuentemente prescindir de las terrenas.

Que acierte con el Don de Entendimiento, a ver con fe viva la trascendencia y belleza de la verdad cristiana.

Que, con el Don de Consejo, ponga los medios más conducentes para santificarme, perseverar y salvarme.

Que el Don de Fortaleza me haga vencer todos los obstáculos en la confesión de la fe y en el camino de salvación.

Que sepa con el Don de Ciencia, discernir claramente entre el bien y el mal, entre lo falso y lo verdadero, descubriendo los engaños del demonio, del mundo y del pecado.

Que, con el Don de Piedad, os ame como a Padre, os sirva con fervorosa devoción y sea misericordioso con el prójimo.

Finalmente, que con el Don de Temor de Dios, tenga el mayor respeto y veneración a los mandamientos divinos, cuidando con creciente delicadez de no quebrantarlos lo más mínimo.

Llenadme sobre todo, de vuestro santo amor. Que ese amor sea el móvil de toda mi vida espiritual. Que lleno de unción, sepa enseñar y hacer entender, al menos con mi ejemplo, la sublimidad de vuestra doctrina, la bondad de vuestros preceptos, la dulzura de vuestra caridad. Amén.

Los doce frutos del Espíritu Santo
Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.

Resultado de imagen para novena al espiritu santo

martes, 8 de mayo de 2018

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina



Cada 8 de mayo se celebra a Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina, quien además es la protectora de los transportistas y del camino, así como de la Policía Federal del país.

Corría el 1630 y el portugués Antonio Faría, hacendado de Sumampa en la jurisdicción de Córdoba del Tucumán, pidió a una amigo marino que le enviara de Brasil una imagen de la Concepción de María Santísima para venerarla en una capilla que estaba haciendo.

Es así que dos imágenes llegaron para aquel hombre: una según el pedido y la otra de la Madre de Dios con el niño en brazos. Ambas se colocaron en dos cajoncillos y subidas a una carreta. Al llegar a orillas del Río Luján, en la estancia de Rosendo, lo troperos pararon allí para pasar la noche.

Al día siguiente, una clara mañana de mayo, cuando se quiso continuar con el viaje no se pudo mover la carreta. Intentaron los carreteros hacerla avanzar de varias formas, pero fue inútil. Entonces retiraron una imagen y la carreta seguía sin moverse. Luego la subieron y bajaron la otra y la carreta marchó normalmente.

Al ver que la Virgen de la Inmaculada Concepción no quería irse de ese lugar, la llevaron a la casa de Don Rosendo, donde la familia la acogió con alegría. Esta noticia corrió por toda la región y empezó a crecer la devoción junto con los milagros.

El 8 de mayo de 1887 se realizó la coronación canónica de la imagen. Con el tiempo también se erigió una Basílica – Santuario a la Virgen de Luján.

San Juan Pablo II, en 1982, en una Misa en el Santuario de Luján dijo: “Ante esta bendita imagen de María, a la que mostraron su devoción mis predecesores Urbano VIII, Clemente XI, León XIII, Pío XI y Pío XII, viene también a postrarse, en comunión de amor filial con vosotros, el Sucesor de Pedro en la cátedra de Roma”.

Más información en el especial de Nuestra Señora de Luján

Fuente: ACI Prensa  


 ORACIÓN POR LA  PATRIA



jueves, 3 de mayo de 2018

El poder de la oración

¿Cómo orar cuando alguien te hace sufrir?
Al rezar por quienes te hacen sufrir, te das la oportunidad de desahogarte y de hacerlo con quien es todopoderoso y puede remediar las cosas.


Por: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com 



Hay personas que nos hacen sufrir. Sabiéndolo o no, queriéndolo o no, pero nos hacen pasar malos ratos. Nos duelen sus palabras hirientes, sus actitudes humillantes, sus tratos despóticos, su falta de responsabilidad, sus infidelidades, sus prontos temperamentales, sus olvidos y negligencias...

Ante personas así podemos reaccionar siendo con ellos de la misma manera que sonellos con nosotros: "para que se enteren", "para que vean lo que se siente". O bien podemos enfrentarlos, decirles sus verdades y ponerles un alto. O incluso evadir el problema ignorándolo y dejándolo a su suerte. Pero sabemos que estos recursos pocas veces funcionan.

Sin embargo, podemos también buscar el momento y las palabras más adecuadas para hacerle ver lo que está sucediendo. Podemos poner amor: "Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor" (San Juan de la Cruz). Y por fin, orar por ellos.
Orar por una persona querida es fácil, pero orar por una persona que te hace daño es difícil. Apenas lo traes a la memoria en la oración y se te retuerce el estómago. Y si llegas a formular una oración, lo más probable es que ésta sea para pedirle a Dios que lo parta un rayo, que le dé una buena lección o que lo cree de nuevo. Aún si te salen estos sentimientos, intenta de nuevo. Verás que la oración irá ablandando tu corazón, pues en la oración se hace presente el Espíritu de Dios que es amor, y Él, el Amor en persona, irá renovando tu corazón. Y te dirás: "pero de lo que se trataba era de que el otro cambiara". Sí, pero al orar por quien te hace sufrir te darás cuenta de que el primero que comienza a cambiar eres tú mismo.

Al rezar por quienes te hacen sufrir:

- Te das la oportunidad de desahogarte y de hacerlo con quien es todopoderoso y puede remediar las cosas. Desahogarse con Dios sana y libera. Poner en manos de Dios aquello que no puedes controlar ni remediar es de personas sensatas.

- Dios te hace ver que el rencor, la venganza, la falta de perdón, el resentimiento, el odio, no son virtudes cristianas, y que más bien debes aprender a ser como es Dios con nosotros: rico en misericordia, dispuesto aperdonarme siempre (aunque no lo merezca), tolerante, paciente, compasivo. “Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34) “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. (Lc 23, 43)

- Rezas con coherencia y sinceridad el padrenuestro y le das a tu Padre celestial excusa suficiente para perdonarte. “Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

- El Espíritu Santo comienza a modelar tu corazón conforme al Suyo. Verás que todo ese rencor que llevas dentro es veneno que intoxica, vinagre que amarga la vida, y que a medida que te purificas de él y lo suples con la miel de la caridad cristiana, la vida se te hace mucho más llevadera. Ya bastante mal te lo pasas con el sufrimiento que el otro te impone como para que lo amplifiques con el reflujo de tu propia amargura.

- Y no te quede la menor duda de que si rezas con fe y caridad por quienes tehacen sufrir, Dios actuará. No esperes resultados inmediatos, simplemente espera con absoluta confianza en que Dios obrará en el momento y de la manera que considere oportunas.

Tal vez te pueda servir esta oración de intercesión y sanación del P. Emiliano Tardif:

Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu
comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a). Tú lo(a) conoces por su nombre. Te lo(a) presento, Señor, para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso en su vida.

Tú conoces su corazón y conoces las heridas de su historia.
Tú conoces todo lo que él ha querido hacer y no ha hecho.
Conoces también lo que hizo o le hicieron lastimándolo.
Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.

Conoces los traumas y complejos de su vida.
Hoy, Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo,derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a) para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de su corazón.

Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sana a este hermano, Padre.
Entra en ese corazón, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: "paz a vosotros". Entra en este corazón y dale tu paz. Llénalo de amor.

Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por su vida y sana su corazón.
Sabemos, Señor, que Tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María, nuestra madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y Tú respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dale un corazón nuevo.

Haz brotar, Señor, en este hermano(a) los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz y la alegría. Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que él pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo(a), junto a su familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida.
Te damos gracias de todo corazón porque Tú nos sanas, porque tu nos liberas, porque Tú rompes las cadenas y nos das la libertad.

Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios. Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones.

¡Qué grande eres Señor!

Bendito y alabado seas, Señor

lunes, 30 de abril de 2018

¿Te has consagrado a la Virgen María? Aquí un “método” seguido por grandes santos

Resultado de imagen para san luis maria grignon de montfort y juan pablo II


San Luis María Grignon de Montfort en su “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen” propone un método de consagración a María seguido por grandes santos. 
Dentro de los Papas y Santos que han destacado la Consagración a la Virgen María por el método de San Luis María G. de Montfort están el Beato Pío IX, quien afirmó que la verdadera devoción propuesta por San Luis es la mejor y más aceptable, mientras que San Pío X aprobó la fórmula de consagración del Santo.
San Juan Pablo II expresó en la encíclica Redemptoris Mater que le era grato recordar “la figura de San Luis María Grignion de Montfort, el cual proponía a los cristianos la consagración a Cristo por manos de María, como medio eficaz para vivir fielmente el compromiso del bautismo”.

Resultado de imagen para san luis maria grignon de montfort y juan pablo II
Más adelante, al final de su vida, en una carta dirigida a la familia montfortiana (2004), contó que en su juventud la lectura del “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen” le ayudó mucho porque allí encontró la respuesta a sus dudas sobre el temor del culto excesivo a María que podría dejar de lado la supremacía del culto a Cristo.
“Bajo la guía sabia de San Luis María comprendí que, si se vive el misterio de María en Cristo, ese peligro no existe. En efecto, el pensamiento mariológico de este santo ‘está basado en el misterio trinitario y en la verdad de la encarnación del Verbo de Dios’", señaló el Pontífice polaco.
Luego explicó que el lema “Totus tuus" que aparecía en su escudo episcopal se inspiraba en las enseñanzas de Montfort. “La doctrina de este Santo ha ejercido un profundo influjo en la devoción mariana de muchos fieles y también en mi vida. Se trata de una doctrina vivida, de notable profundidad ascética y mística, expresada con un estilo vivo y ardiente, que utiliza a menudo imágenes y símbolos”.


La página web matercoeli.com acerca toda la información necesaria a quienes deseen consagrarse a la Virgen María a través de su Inmaculado Corazón con el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen de San Luis de Montfort.

Dimitri Conejo es un laico que ha desarrollado esta web en la que se aglutinan de modo claro y ordenado los principales conceptos para quienes estén interesados en “ponerse en manos de María sin condiciones”; “vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón” y “obrar siempre por  María, con María y para María”.

Según explica este joven, la idea de hacer una web para difundir la consagración a la Virgen María surgió después de que él mismo la hiciera y viera que se podía acercar esta devoción a través de internet.

Mater Coeli nace con la intención de acercar más a las personas al Corazón Inmaculado de María, para adquirir de esta forma un conocimiento más profundo de Cristo. “No hemos inventado nada, sencillamente nos hemos limitado a traducir al lenguaje web lo que un Santo ya escribió en su día”, afirma Conejo Sanz.

“Según San Luis de Montfort, nuestra Madre es aquel lugar donde habita el Señor en toda Su plenitud. La sencillez con la cual Dios Padre pensó a María es tan misteriosa que no somos dignos de comprenderla, pero podemos dejarnos llevar por Ella”, explica en la web.

El tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen escrito por San Luis de Montfort es la fórmula que San Juan Pablo II utilizó para entregarse a la Virgen.

Pero si surgen dudas, Dimitri recomienda “preguntar a una persona formada en términos marianos; ya sea tu sacerdote, director espiritual o un consagrado”. Porque, según subraya, “la consagración es un compromiso importante que adquieres con la Madre”.

Pasos a seguir

Una vez que se tiene la información sobre la consagración y su importancia, el proceso que se ofrece en matercoeli.com consiste en seguir el itinerario propuesto por San Luis María Grignon de Montfort.

Se debe elegir un día para la consagración que debe coincidir con una fiesta mariana. Para ello facilitan un listado con todas las festividades de la Virgen. Una vez inscrito en la página, 33 días antes de la fecha mariana se recibirá un email con lecturas y oraciones que facilitan conocer el Inmaculado Corazón de María, respetando siempre y al máximo el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen.

Se trata de un itinerario de preparación que “no puede tener interrupciones, en caso contrario quedaría anulada”. Por eso animan a fijar un momento al día para meditar los textos y rezar las oraciones.

Después de terminar la preparación, en el día 34, tendría lugar la consagración. En ese momento “en una parroquia, después de confesarte y comulgar, se lee delante de la Madre la fórmula de consagración”.

También animan a “invitar a tus seres queridos para que presencien tu entrega total a la Virgen Santísima”.

Más información sobre la web Mater Coeli y la consagración al Inmaculado Corazón de la Virgen María AQUÍ.

Web Mater Coeli. Foto: Matercoeli.com