Termina un año cargado de premoniciones, advertencias y profecías llegadas desde distintas religiones, culturas, astrólogos, místicos y videntes, casi todas convergentes en el 21 de diciembre de 2012. Muchas veces nos hemos encontrado frente a un verdadero batido de predicciones en el que se mezclan la biblia con el calefón, sin temor de Dios alguno.
Mas hoy resulta abstracto indagar acerca de la veracidad o falsedad de tales o cuáles revelaciones, en tanto la Naturaleza nos está dando señales concretas, inquietantes e inequívocas de que el planeta, afiebrado, se estremece entre llagas y convulsiones que no dejan de multiplicarse ante la obstinada ignorancia de sus habitantes, quienes sordos, ciegos y mudos, continuamos el juego de una vida que está dejando de ser tal, en una agonía lenta e indeclinable. Mientras, nos afanamos en la necedad de descorrer el velo de las profecías, olvidando que "... ahora vemos como en un espejo, bajo imágenes oscuras; pero entonces veremos cara a cara" (Cor. 13, 12). Y a nuestra espalda, ante nuestros ojos dormidos, la agonía recrudece bajo signos jamás vistos.
En medio del llanto innegable de las criaturas angélicas, el Cielo demanda, pide, suplica al hombre una transformación espiritual urgente, y sin embargo no es escuchado; aunque sí indagado, desbrozado y juzgado por inteligencias hechas a imagen y semejanza de Aquel que, anonadándose, no deja de clamar.
¿Cómo es que no reconocemos las señales de los tiempos?
Hermanos, que este nuevo año no nos acune en tan peligrosa dormición. Volvamos la mirada a Dios. Abramos nuestros ojos y nuestro corazón a la insondable Misericordia del Todopoderoso. Recordemos la promesa hecha por Nuestro Señor Jesucristo a Santa María Faustina Kowalska:
(1182) + "Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e [invita] a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas. En la cruz, la fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna".
'Oh Dios de insondable misericordia, abraza el mundo entero y derrámate sobre nosotros a través del piadoso Corazón de Jesús' (Sor Faustina).
Bajo el amparo amoroso de María Santísima, destello absoluto de ternura y piedad inextinguibles, con el alma puesta en el Cántico a la Caridad, la administración de este blog desea que el año 2013 nos encuentre sumergidos en el océano de la Divina compasión, en la Gratitud y en el Perdón para que podamos gozar de un cielo y una tierra nuevos en unión a los corazones de Jesús y María. Ojalá así sea.
CÁNTICO A LA CARIDAD
San Pablo, 1 Corintios 13, 1-13
(1)Aún cuando yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tuviera Caridad, vengo a ser como una trompeta que resuena o címbalo que retiñe.
(2)Y cuando tuviera el don de la profecía y penetrase todos los misterios y toda la ciencia; cuando tuviera toda la fe de manera que trasladase las montañas, no teniendo Caridad no soy de nada.
(3)Y si distribuyo todos mis bienes para sustento de los pobres, entregara mi cuerpo a las llamas, si la Caridad me falta, no me sirve de nada.
(4)La caridad es sufrida, es bienhechora, la Caridad no tiene envidia, no es ostentosa, no se ensoberbece.
(5) La Caridad no hace nada ignominioso, no es ambiciosa, no busca sus intereses, no se irrita, no toma en cuenta el mal,
(6) no se alegra por la injusticia, se complace con la verdad,
(7) a todo se acomoda, lo cree todo, todo lo espera, todo lo soporta.
(8)La caridad nunca fenece; las profecías desaparecerán, cesarán las lenguas y se acabará la ciencia.
9)Porque ahora nuestro conocimiento es imperfecto, e imperfecta nuestra profecía.
(10)Pero cuando venga lo perfecto desaparecerá lo imperfecto.
(11)Cuando yo era niño, hablaba como niño, juzgaba como niño, razonaba como niño. Pero cuando fui ya hombre hecho, di de mano a las cosas de niño.
(12)Porque ahora vemos como en un espejo, bajo imágenes oscuras; pero entonces veremos cara a cara. Yo conozco ahora imperfectamente, mas entonces conoceré a la manera que soy conocido.
(13)Ahora permanecen estas tres virtudes: la Fe, la Esperanza y la Caridad: pero la Caridad es la más excelente de todas.
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