domingo, 8 de abril de 2018

Fiesta de la Divina Misericordia: 1er. Domingo después de Pascua: Remisión total de las culpas

Tal y como Jesús lo deseaba, esta Fiesta es enaltecida con la indulgencia plenaria:  

“El alma que acuda a la Confesión y que reciba la Santa Comunión,  obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. Que ningún alma tema acercarse" (Diario 699).

“El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud” (Diario, 1448)



Fiesta instituida por el Papa Juan Pablo II quien, al canonizar a Santa Faustina el 30 de Abril del 2000,  declaró el segundo domingo de Pascua (domingo posterior al de Resurrección) como el “Domingo de la Misericordia Divina”:

En su homilía, el Papa pronunció las siguientes palabras: 

“Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de "Domingo de la Divina Misericordia". 


Con la institución de esta Fiesta, el Papa concluyó la tarea asignada por Nuestro Señor Jesús a Santa Faustina en Polonia, 69 años atrás, cuando en Febrero de 1931 le dijo:  “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia”.

Tal y como Jesús lo deseaba, esta Fiesta es enaltecida con la indulgencia plenaria:  “El alma que acuda a la Confesión y que reciba la Santa Comunión,  obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. Que ningún alma tema acercarse" (Diario 699).

“El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud” (Diario, 1448)

La Fiesta de la Divina Misericordia ocupa el primer lugar entre todos los elementos de la devoción a la Divina Misericordia pedida por Nuestro Señor a través de Santa Faustina. La voluntad del Señor respecto al establecimiento de esta Fiesta fue manifestada desde Sus primeras revelaciones a la Santa. En total, fueron catorce las revelaciones sobre esta Fiesta.




Esta Fiesta marcó la muerte del Papa Juan Pablo II.  Nuestro Señor quiso darle gran importancia a esta Fiesta, destacándola con la partida del Papa a la vida eterna, por ser un gran promotor y difusor de la Misericordia, tanto con su enseñanza como con su vida, ya que el mismo afirmaba  que “la Misericordia es la única esperanza para el mundo”, tal y como Jesús lo manifestó. Juan Pablo II   había preparado un mensaje para que fuera leído con motivo de la oración mariana del «Regina Caeli» en ese Domingo de la Misericordia. El mensaje póstumo, fué leído tras la Misa en sufragio del Santo Padre en la plaza de San Pedro del Vaticano.

 La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).

Con el fin de celebrar apropiadamente esta Fiesta, se recomienda rezar La Coronilla y La Novena a la Divina Misericordia (iniciando la Novena el Viernes Santo); confesarse -para lo cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.


Toda la vida terrena del Siervo de Dios Karol Wojtyla se ha desarrollado en la entrega a la Divina Misericordia y se ha concluido en la vigilia de la Fiesta de este misterio, que él mismo había instituido. Gracias a su beatificación, que llevó a cabo su sucesor  el Papa Benedicto XVI, el 10 de Mayo 2011, día de la Fiesta de la Misericordia, resplandeció de nuevo, de modo poderoso, la bondad de Dios hacia los hombres y continuará resplandeciendo, aún más, con la canonización de Juan Pablo II, también en la Fiesta de la Divina Misericordia,  el 27 de Abril  del año 2014,  fecha elegida por el Papa Francisco.



Promesas del Señor de la Divina Misericordia

En revelaciones a Santa Faustina Kowalska (Polonia 1931-1938), Jesús hizo promesas extraordinarias, que quedan expresadas en el Diario de la Santa:

 A quienes veneren la Imagen de la Divina Misericordia:

"Yo prometo al alma que venere esta Imagen  que no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo, el Señor, la protegeré como a Mi propia Gloria” (Diario, 48)

“Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570)

“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío”(Diario, 327)

“Estos rayos  protegen a las almas de la indignación de Mi padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios” (Diario, 299)

Jesús dijo que preservaría a las ciudades y casas en las cuales se encontrase esta Imagen. (Nota: Las importantes poblaciones de Cracovia y Vilna, donde estaba establecida esta devoción, fueron preservadas de la destrucción casi total de Polonia en la Segunda guerra mundial.)

A las almas que Confían:

“El alma que confía en Mi misericordia es la más felíz porque yo tengo cuidado de ella” (Diario, 1273)

“Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro que pidan mucho porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo” (Diario, 1578)

“He abierto Mi corazón como una fuente viva de misericordia. Que todas las almas tomen vida de ella. Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en Mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con Mi paz divina” (Dario, 1520)

“Ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad.” (Diario, 1541)

“Quien confía en mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel” (Diario, 723)

A quienes propaguen la Divina Misericordia:

"A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso" (Diario, 1075)

“...a todos los que proclamen esta gran misericordia Mía. Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte como Mi gloria aunque los pecados de las almas sean negros como la noche” (Diario, 379)

“ Todas las almas que Adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate” (Diario, 1540).


A quienes recen a la hora de la misericordia (3:00 pm):

" En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión..."(Diario, 1320)

“En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás.  En esa  hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572)


A quienes recen la Coronilla a  la Divina Misericordia:

 "Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta Coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable Misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi Misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo" (Diario, 811)

“Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.” (Diario, 1541)

"Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación" (Diario, 687)

“Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.” (Diario, 1541)

"A través de ella  obtendrás todo, si lo que pides está  de acuerdo con Mi Voluntad." (Diario, 1731)

A quienes recen la Novena a la Divina Misericordia:

“Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias” (Diario, 796)

A los sacerdotes:

“Diles a mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón.  A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (Diario, 1521)

Para los pecadores:

“Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente:
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, en Ti Confío"

En La Fiesta de la Divina Misericordia, segundo Domingo de Pascua (Domingo posterior al de Resurrección):

“Di a las almas que les doy Mi misericordia como defensa, lucho por ellas Yo solo y soporto la justa ira de Mi padre.., esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero” (Diario, 1517)

“..refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de la penas.. Que ningún alma tenga miedo de acercarse a Mi, aunque sus pecados sean como escarlata. La humanidad no conocerá la paz hasta que no se dirija a la fuente de Mi misericordia” (Diario, 699)



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