miércoles, 7 de septiembre de 2016

El Perdón: un camino a la Santidad: padre Jozo Zovko

"Jesús, yo los perdono. Por favor, perdóname".

Esa tarde, todos estábamos buscando la mano de otro,
tantas manos como fuera posible para apretarlas y decir: "Perdóname".

"Nuestras mangas estaban húmedas 

a causa de nuestras lágrimas. 
La gente se dio cuenta  también por vez primera 
de que podía deshacerse de sus pecados 
sin luchas interiores".

"Jesús pide de nosotros que seamos sencillos y pequeños, 
que seamos obedientes; 
un hombre arrogante no puede creer 
y aceptar la verdad sublime y magnífica 
de que hablamos con nuestra Señora".

"Las lágrimas de nuestra Señora son pesadas,
en el sentido de que son poderosas. 
Podrían derretir un corazón de piedra".

"Resulta peligroso estar en conflicto con el cielo,
con el evangelio, con Nuestra Señora. 
Resulta importante ser pequeños" 


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