Un día como hoy, hace siete años,
María me dio a luz y nací de nuevo.
El 25 de septiembre de 2010, luego de 35 años de alejamiento de la fe católica, me puse a rezar un Rosario. Yo ignoraba todo acerca de esta fecha y de esta dulce advocación de María. Sin embargo, mientras rezaba ocurrió el milagro. Sentí una gran congoja repentina y lloré desconsoladamente esa tarde, suplicando perdón a la Virgen por tanto tiempo de pecado y olvido. Al final sentí un consuelo extraordinario. Ese día María me dio a luz. Me sanó y me consoló. Recogió mis miserias y las transformó en perdón y bendición. Desde entonces ya no fui la misma persona. Desde entonces, Jesús entró a mi vida con la fuerza de un tsumani.
¡Salve, María del Rosario de San Nicolás!
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