miércoles, 6 de junio de 2018

Consagración y entrega a los Sagrados Corazones de Jesús y de María

¿Qué es la consagración y entrega a los Sagrados Corazones
de Jesús y de María
?




Lo fundamental de la consagración es, conforme a la oración consagratoria, la renuncia al pecado, a la tentación del mal y a Satanás y la entrega incondicional al Corazón Inmaculado de María y, por él, al Sagrado Corazón de Jesús, como respuesta al amor  a nosotros de ellos dos. Con esta consagración se renueva y profundiza de manera consciente la consagración bautismal a Dios.

Sagrados Corazones
Por qué hablamos del "corazón" de Jesús y de María
En primer lugar porque al Corazón de Jesús y al de María hacen referencia los decretos del magisterio de la Iglesia y la liturgia (festividad del Sagrado Corazón de Jesús y memoria del Inmaculado Corazón de María).
También Jesús y María se presentaron de esta manera en revelaciones especiales (por ejemplo a santa Margarita María de Alacoque, a santa Catalina Labouré, a los pastorcitos de Fátima, a santa Faustina Kowalska). Y el fundamento para esto ya está dado en la Santa Biblia.
Sagrados Corazones
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En la Biblia y en el habla corriente de la gente "el corazón" significa el centro de la persona y es el símbolo de su amor.
Sagrados Corazones
Cuando hablamos del corazón de Jesús y de María pensamos en Jesús y en María bajo el aspecto de la riqueza de la vida interior de ellos dos,  especialmente en su amor hacia el Padre celestial y hacia nosotros, los hombres.
La humanidad tiene necesidad, hoy más que nunca, de la  bondad divina, del amor y de la piedad. Es lo que recibimos al consagrarnos a los Sagrados Corazones de Jesús y de María y al vivir segun la consagración.
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 Sagrados Corazones  
La imagen de los Sagrados Corazones nos habla del inconmensurable amor de ellos dos hacia la humanidad, hacia cada parroquia, hacia cada familia, hacia cada individuo.
El amor de ellos hacia la humanidad pecadora se revela permanentemente, desde el nacimiento de Jesús en el establo de Belén hasta su muerte en la cruz en el Gólgota. El amor de ellos dos es tan fantástico justamente porque fue crucificado.
Sagrados Corazones
Jesús y María, al  demostrarnos su amor, quieren conducirnos hasta el amor desinteresado a Dios y al prójimo, lo cual es la base de la santidad a la que todos estamos llamados. Porque nos aman quieren salvar a la humanidad, que equivocó el camino. De esto nos hablan también los mensajes de Fátima. Es necesario creer en el amor de ellos dos, confiarles y entregárseles por completo. Cambiarán nuestros corazones para que empecemos a pensar, a obrar y a amar como ellos.
Jesús le aseguró a santa Margarita Alacoque que los cristianos que titubean, si adoran al Sagrado Corazón de Jesús, se tornarán fervientes y así podrán alcanzar rápidamente una gran perfección.
¿Por qué la consagración simultánea a los dos Sagrados Corazones?
Hasta ahora era usual consagrarse por separado al Corazón de Jesús y al de María. Cada una de estas consagraciones alcanzó su cima en la consagración que realizo el Papa de la Iglesia universal y del mundo entero.
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Así el Papa León XIII consagró en el año 1899 a toda la Iglesia y al mundo entero al Sacratísimo Corazón de Jesús y el Papa Pío XII le consagró al Inmaculado Corazón de María toda la Iglesia y el mundo entero en el año 1942. El Papa Juan Pablo II realizó esta consagración al Inmaculado Corazón de María en el año 1984 y en el 2000.
Sagrados Corazones
Jesús y María  son una comunidad de amor. Por eso  nos consagramos y nos entregamos a los dos al mismo tiempo.
En las letanías al Sagrado Corazón de Jesús oramos:
"Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo."
Por obra del Espíritu Santo fue formado Jesús como hombre con un corazón humano en el vientre de la Virgen María. Los dos Sagrados Corazones estuvieron unidos desde el principio de una manera maravillosa.
El Corazón de María fue el primero en adorar al Corazón de Jesús y el que comprendió más cabalmente la profundidad de su amor.
Ella, como educadora, modeló el Corazón de su Hijo.
En el momento en el que el Corazón de Jesús fue traspasado en la cruz por la lanza del soldado, el Corazón de María sufrió las heridas producidas por la espada de los dolores. En el Corazón de Jesús se refleja el Corazón de su Madre.
El culto al Corazón de María se fue desarrollando en la Iglesia en forma paralela al culto al Corazón de Jesús. La fiesta del Corazón inmaculado de María está inmediatamente después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, lo que da cuentas de su íntima unión.
El ángel de la paz mencionó, en sus tres apariciones en Fátima en el año 1916,  el  Corazón de María junto al de Jesús. ¡Donde está el Hijo, allí está también la Madre!
En la segunda aparición de la Virgen María en Fátima, el 13 de junio de 1917, Lucía recibió su deber, que seria de por vida, que consistía en difundir el culto al Corazón de María, ya que en él reside la salvación de la humanidad. El culto al Corazón de Jesús estaba en esos momentos ya fuertemente arraigado en la Iglesia.
El fundamento de la consagración
  • Lo fundamental de la consagración es, conforme a la oración consagratoria, la renuncia  consciente y total al pecado, al mal y a Satanás y la entrega incondicional al Corazón de María y, por él, al Corazón de Jesús, como respuesta al amor de ellos dos. Con esta consagración se renueva y profundiza, de manera consciente, la consagración bautismal a Dios.
Todos los hombres somos propiedad de Jesús, porque es nuestro Creador y Salvador. Por el bautismo los cristianos somos más suyos todavía. La pertenencia a Jesús debe ser confirmada y esta confirmación debe ser renovada continuamente con nuestra decisión personal a favor de Él. Esto ocurre de una manera privilegiada en la consagración al Corazón de Jesús, siempre que esté  preparada a conciencia.
No somos solamente de Jesús. Somos también de María, ya que ella es nuestra madre espiritual. Al que se entrega a María, ella lo entrega a Jesús. Ella es el camino a Jesús, la mediadora y la intercesora ante él.
Es cierta la máxima de san Luis Grignion de Montfort: ¡A Jesús por María!
En un sentido estricto podemos consagrarnos solamente a Dios, por eso también a Jesús, que no es tan solo verdadero hombre sino que también es  Dios verdadero. Podemos consagrarnos a la Virgen María solamente en un sentido amplio de la palabra, por analogía. Por eso, teniendo en cuenta las directivas recientes de la Santa Sede Apostólica, preferimos emplear el término "entrega", "don".
Con la Consagración le entregamos a Jesús por María nuestra alma y nuestro cuerpo,
  • el crecimiento espiritual,
  • nuestras oraciones,
  • mortificaciones y nuestras buenas obras,
  • nuestras luchas interiores ocultas,
  • nuestro esmero por la pureza del alma,
  • las cruces de todo tipo,
  • nuestro estado de salud,
  • nuestra familia,
  • a los conocidos y amigos,
  • nuestra vocación y 
  • bienes materiales.
 En nosotros comienza una nueva vida, formada a imagen del Corazón de Jesús y del de María.
  • Si nos entregamos conscientemente al Corazón de Jesús y al de María, se nos ofrecen también ellos dos de una manera nueva. Se trata de una alianza de dos amores.
  • Al donarnos a Jesús y a María, pasamos a ser su pertenencia y ellos dos cuidarán de nosotros, tratándonos como suyos.
La vida a partir de la consagración
La consagración no es un acto que se realiza una sola vez. Con nuestra vida la confirmamos y la renovamos día a día.
En las letanías al sagrado  Corazón de Jesús lo denominamos  "hoguera ardiente de caridad" y "lleno de bondad y amor".
Junto a su Corazón, nuestro corazón vuelve a arder en el amor, se llena de bondad y de amor, siente el anhelo de alcanzar la santidad y comienza a amar desinteresadamente. Solamente el Amor puede motivar al hombre para un amor desinteresado.
Santa Margarita María de Alacoque escribió lo siguiente:
  • "Creo que no existe un camino más corto para alcanzar la perfección y que no hay un medio más seguro para la salvación como la consagración al Corazón Divino."
La santa expresó varias veces:
  • "Pienso que no se perderá nadie de los que adoren el Corazón de Jesús y se  entreguen a El."
La consagración nos pone en dirección del amor al prójimo. Nuestro apostolado es, en primer lugar, un apostolado de oración y sacrificio y de una vida cristiana ejemplar en el cumplimiento de los mandamientos Divinos y de los preceptos de la Iglesia.
Rezaremos  para que el Reino de Dios se acreciente en las almas. Para este fin aceptaremos también  renunciamientos y mortificaciones.
Principalmente llevaremos con entusiasmo nuestra cruz de cada día  y haremos así actos de reparación a los Sagrados Corazones de Jesús y  de María  por nuestros pecados y por los pecados de toda la humanidad.



Bases bíblicas del culto al Corazón de Jesús y al de María

Dos ideas presentes en la Santa Biblia influyeron especialmente en el culto al Corazón de Jesús:   la insistencia en el amor de Dios y la meditación en profundidad acerca de las llagas de Cristo, principalmente de la llaga del Corazón. El culto al Inmaculado Corazón de María fue creciendo en gran medida con la reflexión de los textos del evangelista Lucas, que hablan del Corazón de María.


Revelación del amor de Dios

El Papa Pio XII expresó en la enciclica "Haurietis aquas":

"Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos anuncian con imágenes conmovedoras y nos señalan con gran énfasis aquel amor de Dios hacia nosotros, al que se hace referencia en realidad en el culto al Corazón de Jesús." (número 13).
Porque "el misterio del amor de Dios es el principio y la culminación tanto de la humanización como de la redención." (número 24).
El amor de Dios tuvo su revelación más profunda en Jesucristo.

El Papa Juan Pablo II se pregunta en uno de sus discursos:

" ¿Acaso no es éste el Corazón de Aquel 'que anduvo por todas partes haciendo el bien' (Hechos 10, 38)?
¿No es este el Corazón de Aquel que hizo que los ciegos vean, que los cojos anduvieran, que los muertos volvieran a la vida, y que a los pobres se les anunciara la buena noticia (Lc 7, 22)?
¿Acaso no es éste el Corazón de Jesús que no tenia dónde reclinar la cabeza, mientras que las zorras tenian cuevas y las aves sus nidos (Mt 8, 20)?
¿No es éste el Corazón de Jesús que defendió a una mujer, a la que habian sorprendido en el acto mismo de cometer adulterio, de la muerte a pedradas y le dijo: 'Vete y no vuelvas a pecar.' (Jn 8, 3 -10)?"

El Catecismo de la Iglesia católica habla de esta manera del amor del Corazón de Jesús:

" Como Jesús acogió en su Corazón humano el amor del Padre hacia los hombres, 'los amó hasta el fin' (Jn 13, 1),
ya que 'el amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos' (Jn 15, 13).
De esta manera su naturaleza humana llegó a ser en su pasión y muerte un instrumento libre y perfecto de su amor Divino que quiere la salvación de la humanidad." (número 609)


Las llagas de Cristo

El amor de Dios alcanzó su plenitud en el sacrificio de Cristo en el Calvario, cuya consumación se da con la perforación del Corazón de Jesús.

El evangelista Juan les presta una atención especial a las llagas de Jesús, cuando habla del soldado que perforó con su lanza el costado de Jesús y, después de la resurrección de Cristo, del encuentro del Salvador con los apóstoles y, en especial, con Tomás.

El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia que fue editado en el año 2002 por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina, dice lo siguiente:
"Se puede decir, en un cierto sentido, que la devoción al Corazón de Cristo es la traducción en términos culturales de la mirada que, según las palabras proféticas y evangélicas, todas las generaciones cristianas dirigirán al que ha sido atravesado (cfr. Jn 19,37; Zc 12,10), esto es, al costado de Cristo atravesado por la lanza, del cual brotó sangre y agua (cfr. Jn 19,34), símbolo del "sacramento admirable de toda la Iglesia".

El texto de san Juan que narra la ostensión de las manos y del costado de Cristo a los discípulos (cfr. Jn 20,20) y la invitación dirigida por Cristo a Tomás, para que extendiera su mano y la metiera en su costado (cfr. Jn 20,27), han tenido también un influjo notable en el origen y en el desarrollo de la piedad eclesial al sagrado Corazón." (número 167)


El Corazón de María

La Biblia habla también del Corazón de María.

El evangelista Lucas refiere que María "guardaba en su corazón y lo tenia muy presente" (Lc 2, 19)
lo que los pastores le habian dicho acerca de Jesús. En el encuentro en el templo el mismo evangelista añade: "Su madre guardaba todo esto en el corazón." (Lc 2, 51).

De esta manera el evangelista nos advierte que le prestemos atención a la profundidad espiritual del Corazón de María, que estaba totalmente orientado hacia Jesús. De esto nos hablan también las palabras de María al ángel: "Yo soy la esclava del Señor, que Dios haga conmigo como me has dicho." (Lc 1, 38).

La predicción de Simeón también habla del Corazón de María:
"a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma."  (Lc 2, 35). La grandeza espiritual del Corazón de María está reflejada de manera admirable en su canto 'Mi alma alaba la grandeza del Señor' (Lc 1, 46 – 55).


Para consagrarse y entregarse  a los Sagrados Corazones de Jesús y María es fundamental que se desee pertenecer totalmente a Jesús y a María.

Para consagrarse, lo más aconsejable es utilizar las oraciones aprobadas por la Santa Iglesia Católica.

La consagración rendirá sus mejores frutos si el individuo o el grupo realizan una buena preparación previa.
Debemos conocer bien qué es la consagración.

Una buena preparación requiere de oración, como por ej. realizar un triduo o una novena y de una buena confesión.






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