viernes, 14 de octubre de 2022

Papa Pío XII y Fátima

Papa Pío XII y Fátima

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DOS  PAPAS AMANTES DE LA VIRGEN

 

 

Hay grandes similitudes entre dos pontífices:

Eugenio Paccelli (Pio XII) y Karol Wojtyla (Juan Pablo II)

•    sus pontificados se distinguieron por su gran amor y devoción filial a la Virgen María

•    tienen en común la compañía de la Virgen de Fátima en momentos cruciales de sus vidas.

 

Pio XII

 •  Eugenio Paccelli fue ordenado arzobispo por Benedicto XV el 13 de mayo de 1917, el mismo día en que empiezan las apariciones de  la Virgen.

•  Fue sepultado el 13 de octubre de 1958 a 40 años de la última aparición de Fátima. La Virgen le acompaña hasta el momento de su sepultura.

•  La Virgen le acompaña en cada etapa de su vida, su fervorosa devoción mariana en su infancia, su primera Misa celebrada en la Basílica Santa María la Mayor en Roma, su consagración episcopal y su elección a la cátedra de Pedro.

 

EL PONTIFICADO DE PIO XII

• Su pontificado fue puesto bajo el patrocinio de la Virgen María. Su pontificado fue el cooperar, a través del patrocinio de María santísima , en el plan salvífico de Dios sobre el mundo, en un momento decisivo de la historia humana; ser no solo el pastor enviado para guiar la barca de Pedro en medio de los trastornos mundiales del siglo XX, sino también y al mismo tiempo el defensor de la civilización y el artífice de la nueva era de la Iglesia, en el difícil periodo posbélico de reconstrucción. Pio XII tenía clara la visión del papel determinante que la Iglesia estaba llamada a desempeñar, en esa hora crítica, en la regeneración espiritual de un mundo trastornado, desgarrado por ideologías contrapuestas y corría el riesgo de auto-destruirse.

 

Su estrategia:

•    afianzar dentro del Cuerpo místico los principios eternos e inmutables, las defensas espirituales, dejando claro que estas se encarnan en los mas diversos campos de la sociedad.

•    La unificación de todos los valores humanos positivos, basados en la primacía de Dios y la vida   humana.

•    La movilización de todas las fuerzas eclesiales con vistas a una evangelización y reevangelización.

 

Su fin:

 

•  restaurar el espíritu evangélico en una sociedad en la que todos los valores habían sido alterados y  llevar o volver a llevar cuanto antes los pueblos a Cristo, a través de la mediación de la Virgen. Y evitar destrucciones mas desastrosas que las producidas por la guerra. Precisamente el “corazón del mensaje de Fátima”.

•  Lo que Juan Pablo II le ha llamado el núcleo, subrayando la particular actualidad y urgencia , hasta el    punto de indicarlo como “el camino que sigue la Iglesia en el final de este siglo” 19 de mayo de 1982 (catequesis de la audiencia gral.)

•    “El pecado ha adquirido así plena carta de ciudadanía y la negación de Dios se ha difundido tan  ampliamente y tantas amenazas casi apocalípticas que se ciernen sobre las naciones y la humanidad.    Regina caeli 9 de mayo de 1982.

 


La Consagración

 

•    Pio XII consagra a la humanidad en 1942 y 10 años mas tarde a Rusia al Inmaculado Corazón, el Papa   JPII lo llamo a este acto “una clarividente puesta en guardia” dirigida por la Madre de Dios “contra los errores difundidos en nuestro siglo.”

•    Pio XII en 1948 daba la impresión que la consagración a la Virgen era un camino de indudable eficacia para impetrar de Dios, mediante la poderosa intercesión d ela Virgen María, el final del  “terrible conflicto” mundial, para cuya extinción los medios humanos han resultado inciertos e insuficientes.

 

María Reina

•   Vemos la institución de la fiesta María Reina, de la que estaba convencido que grandes gracias   vendrían a la Iglesia y al mundo.

• Las grandes campañas de oración y devociones a la Madre de Dios para pedir su intercesión (Fulgens   corona)

 

La proclamación dogmática

•     La proclamación dogmática de la Asunción de la Virgen, que no solo es un gran acto de honor hacia   Ella, sino también un medio optimo para obtener de Dios grandes gracias para la humanidad entera:   paz, libertad para la Iglesia afligida pro grandes persecuciones y la salvación del peligro amenazador de nuevos conflictos.

•   Pio XII lejos de marcar el fin de una época, inaugura la nueva era de la Iglesia, estableciendo la s premisas del Concilio Vaticano II y poniendo las piedras millares para el sucesivo camino de la Iglesia hacia el III milenio.

 

Karol Wojtyla (Juan Pablo II)

 

•  Su niñez se caracteriza por una profunda devoción mariana

•    Su sacerdocio y su ordenación episcopal son consagrados a la Virgen. Su Papado lo es también

•  Es el 13 de mayo de 1981 en que el Papa J.P.II. derrama su sangre en la plaza de San Pedro. Agradece a la Virgen el haberle salvado la vida, y ve en el atentado, una llamada de atención de parte del señor hacia el mensaje de Fátima. “Mensaje dado con un tono maternal pero a la vez fuerte y una connotación severa a la conversión y a la penitencia, este mensaje se arraiga al Evangelio y a la Tradición hasta hacer que la Iglesia se sienta comprometida por el”.23 de mayo de 1982. OR

•  El 25 de marzo de 1984, consagra al género humano y a Rusia, en colegiabilidad, al I.C., repitiendo el acto de consagración de 1982, un mismo hilo une los dos pontificados, colocándolos bajo la sombra materna de María Santísima.

•  Juan Pablo II prepara a la Iglesia para cruzar el umbral del año 2000: el nuevo milenio que esperamos marque, finalmente, el advenimiento anunciado en Fátima: un retorno de las naciones a Cristo a  través del Corazón Inmaculado de María 

•  Pablo VI: “A este pontífice que lo recuerde la Iglesia; que lo recuerde el mundo; que lo recuerde la historia. Bien se merece nuestro piadoso, agradecido y admirado recuerdo”.

 

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Revelaciones sobre Pío XII, Fátima y el dogma de la Asunción: El Milagro del Sol

El periodista Andrea Tornielli presenta datos inéditos sobre el fenómeno del sol que rotaba

 

 

ROMA, martes 4 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Entrevistado por ZENIT, Andrea Tornielli, vaticanista de "Il Giornale" y comisario de la muestra "Pío XII - el hombre y el pontificado (1876-1958)", que estará abierta al público desde el 4 de noviembre de 2008 al 6 de enero de 2009 en el Brazo de Carlomagno en el Vaticano, ha revelado que se han encontrado los apuntes en los que Pío XII narra que vio el sol rotar cuatro veces con ocasión de la proclamación del dogma de la Asunción.

Tornielli explicó a ZENIT que ha sido hallado en el archivo familiar un apunte manuscrito inédito en el que el Papa Pacelli describe el "milagro del sol", un episodio del que hasta hoy se había hablado sólo a través del testimonio indirecto del cardenal Federico Tedeschini, que lo contó durante una homilía.

"He visto el 'milagro del sol', esta es la pura verdad", escribió el Papa Eugenio Pacelli, refiriéndose a un fenómeno similar a cuando había sucedido en Fátima el 13 de octubre de 1917.

En la nota, que se puede ver en la exposición, Pacelli recuerda que en 1950, poco antes de proclamar el dogma de la Asunción (1 de noviembre), mientras paseaba en los jardines vaticanos, asistió varias veces al mismo fenómeno que se verificó en 1917, al final de las apariciones de Fátima, y lo consideró una confirmación celeste de cuanto estaba por realizar.

Pío XII escribió que eran las 4 de la tarde del 30 de octubre de 1950: durante "el habitual paseo en los jardines vaticanos, leyendo y estudiando", a la altura de la plaza de la Señora de Lourdes "hacia lo alto de la colina, en el camino de la derecha que bordea el murallón de cinta (...) me quedé impresionado por un fenómeno, que nunca hasta ahora había visto".

"El sol, que estaba aún bastante alto, aparecía como un globo opaco amarillento, circundado todo alrededor por un círculo luminoso", que sin embargo no impedía en absoluto fijar la mirada "sin recibir la más mínima molestia. Había una nubecilla ligerísima delante".

La nota de Pacelli continúa describiendo "el globo opaco" que "se movía hacia fuera ligeramente, sea girando, sea moviéndose de izquierda a derecha y viceversa. Pero dentro del globo se veían con toda claridad y sin interrupción fortísimos movimientos".

El Papa atestigua haber asistido al mismo fenómeno "el 31 de octubre y el 1 de noviembre, día de la definición del dogma de la Asunción, después otra vez el 8 de noviembre. Luego ya no más".

El Papa Pacelli menciona haber intentado "varias veces" en los otros días, a la misma hora y en condiciones atmosféricas similares, "haber mirado al sol para ver si aparecía el mismo fenómeno, pero en vano, no podía fijar la vista siquiera un instante, los ojos quedaban cegados".

El Pontífice habló de lo sucedido con algunos cardenales y unos pocos íntimos, tanto que sor Pascalina Lehnert, la religiosa gobernante del apartamento papal, declaró al respecto que "Pío XII estaba muy persuadido de la realidad del extraordinario fenómeno, al que había asistido en cuatro ocasiones".

Según Tornielli, existe un vínculo sólido entre la vida de Eugenio Pacelli y el misterio de la Virgen María.

"Desde niño -subrayó-, Eugenio Pacelli era devoto y estaba inscrito en la Congregación de la Asunción, que tenía la capilla cerca de la Iglesia del Jesús. Una devoción que parece profética, ya que será precisamente él quien declare el dogma de la Asunción en 1950".

El futuro Papa celebró su primera Misa como sacerdote el 3 de abril de 1899 en el altar del icono de María "Salus Populi Romani" en la capilla Borghese de la Basílica de Santa María la Mayor.

"Y después - continua Tornielli - Eugenio Pacelli recibió la ordenación episcopal del Papa Benedicto XV en la capilla Sixtina el 13 de mayo de 1917, día de la primera aparición de la Virgen en Fátima".

En 1940, en calidad de Pontífice, reconoció definitivamente las apariciones de Fátima, y en 1942 consagró el mundo entero al Corazón Inmaculado de María.

Se encontró muchas veces con sor Lucía, la vidente de Fátima, y le ordenó que transcribiera los mensajes recibidos de la Virgen, convirtiéndose por tanto en el primer Pontífice en conocer aquello que durante años ha sido conocido como el tercer secreto, y que Juan Pablo II hizo publicar.

El 1 de noviembre de 1950, tras haber consultado a los obispos de todo el mundo, unánimemente concordes -sólo seis respuestas sobre 1.181 manifestaban alguna reserva-, con la Bula Munificentissimus Deus, Pío XII proclamó el dogma de la Asunción, como cumplimiento del dogma de la Inmaculada Concepción.

 

 


Acto de Consagración de Pio XII al Inmaculado Corazón

Papa Pío XII

 

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano,
vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes,
seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa
en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.

En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo lacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente. Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.

Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.

Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.


Fuente: Corazones.org 

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