Triduo en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa
Primer día:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro.
Oración Señor mío Jesucristo: Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
Oración para todos los días
¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignasteis a manifestarte a vuestra sierva Sor Catalina con las manos llenas de rayos de luz, a fin de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concédeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.
Rezar Tres Ave Marías, y tres veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Oración primer Día:
¡Amorosísima Madre mía!, que placer tiene mi alma, cuando considero que tantos deseos tienes en concederme vuestros favores; que no esperas otra cosa, sino que acuda a Ti, para remediar nuestros males y llenarnos de vuestras gracias y dones.
Oh María, mi Madre amada, reina de la Corte Celestial, te ruego que todos acudamos siempre a Ti, como nuestra única esperanza.
Oración Final:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Ti. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Ti vengo; y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana, postrándome a tus pies.
¡Oh dulce Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, dígnate escucharlas y atenderlas favorablemente. Amén.
Rezar tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Segundo Día:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro.
Oración Señor mío Jesucristo: Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
Oración para todos los días
¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignasteis a manifestarte a vuestra sierva Sor Catalina con las manos llenas de rayos de luz, a fin de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concédeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.
Rezar Tres Ave Marías, y tres veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Oración segundo día:
¡Santísima Madre de Dios!, ¡Señora nuestra y mi tierna Madre!; que consuelo tan grande siente mi corazón, cuando contempla Tu imagen, como te vio Sor Catalina, con un globo en vuestras Divinas Manos, que representaba toda la tierra, y lo estrechabas sobre vuestro pecho; simbolizando así el amor que tienes a los hombres. Concédeme, ¡oh Divina Madre Eterna! ¡Oh Madre mía!, el que sepamos corresponder a tanto amor, procurando imitar vuestras virtudes. Así sea.
Oración Final:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Ti. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Ti vengo; y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana, postrándome a tus pies.
¡Oh dulce Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, dígnate escucharlas y atenderlas favorablemente. Amén.
Rezar tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Tercer Día:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro.
Oración Señor mío Jesucristo: Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
Oración para todos los días
¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignasteis a manifestarte a vuestra sierva Sor Catalina con las manos llenas de rayos de luz, a fin de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concédeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.
Rezar Tres Ave Marías, y tres veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Oración tercer día:
¡Virgen Inmaculada!. ¡Celestial Madre mía! Con que placer llego ante Tu Santísimo Altar; para contemplar Tus virtudes y exponer mis penas. Que aliento santo cobra mi espíritu, al acercarme ante Tu Sagrada Imagen; donde veo representada la más profunda humildad; una modestia admirable y el resto de todas las perfecciones con que el Señor Dios te adornó.
Haz ¡Madre Santísima!, ¡Divina y Celestial Señora! ¡Reina del Clero, de los apóstoles! ¡Madre del Mecías! ¡Hija predilecta de Dios Padre! Que oigamos siempre Tus maternales avisos, para que arrepentidos de nuestras culpas, e imitando vuestras virtudes; logremos la inmensa dicha de estar contigo en el cielo, por toda la eternidad. Así sea.
Oración Final:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Ti. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Ti vengo; y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana, postrándome a tus pies.
¡Oh dulce Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, dígnate escucharlas y atenderlas favorablemente. Amén.
Rezar tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
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