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Nombre de Dios
Cuando deseamos que el santo nombre de Dios sea glorificado, estamos bien lejos de profanarlo.
Comentario:
Al Nombre de Dios se postran todas las milicias celestiales, y nosotros a veces lo pronunciamos con tanta facilidad y despreocupación, cuando no con verdadera falta de respeto. Y no faltan quienes lo pronuncian en vano y echando maldiciones.
Por eso cuando rezamos el Rosario, en sus Padrenuestros, estamos pidiendo una y otra vez que el Santo Nombre de Dios sea glorificado, por nosotros y por toda la creación. Y de tantas veces que lo repetimos, se nos va como haciendo carne en nosotros, y entonces sí que le damos gloria a su Nombre bendito, y hacemos todo por la gloria de Dios, para extender el amor del Señor a todas las criaturas.
Recemos muchas veces el Santo Rosario, pues si la Virgen en todas sus apariciones pide insistentemente que lo recemos y mucho, es porque de ello depende el futuro del mundo y nuestro propio futuro y el de nuestros seres queridos.
Al coro de blasfemias y maldades que los hombres elevan al cielo, tenemos que contraponer un coro de Rosarios bien rezados, que neutralice el mal que se hace, para que Dios no castigue a este mundo, sino que derrame sobre él su Misericordia infinita.
Cuando veamos tanto mal en el mundo y nos sintamos impotentes para cambiar todo eso, no nos descorazonemos ni bajemos los brazos, sino tomemos la corona del Rosario y recémoslo, que esa es la forma más efectiva de ir demoliendo por partes el Reino de las tinieblas y del mal, ya que cada Rosario bien rezado, es una parte del reino de Satanás que es destruida.
Así que no nos descorazonemos, sino aprovechemos el tiempo para rezar más rosarios, muchos rosarios, y así estaremos colaborando en grande para que algún día el Nombre de Dios sea glorificado y santificado en toda la tierra.
Fuente: Santísima Virgen
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