miércoles, 5 de febrero de 2014

Cántico de Liberación (Salmo 18)





SALMO 18 (17)


El Señor salva a los humildes


18:1 Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor, que dirigió al Señor las palabras de este canto, cuando él lo libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl.

18:2 Dijo: 


Profesión de confianza en Dios

Yo te amo, Señor, mi fuerza, 
18:3 Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador, 
mi Dios, el peñasco en que me refugio, 
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. 
18:4 Invoqué al Señor, que es digno de alabanza 
y quedé a salvo de mis enemigos. 




La descripción del peligro

18:5 Las olas de la Muerte me envolvieron, 
me aterraron los torrentes devastadores, 
18:6 me cercaron los lazos del Abismo, 
las redes de la Muerte llegaron hasta mí.
18:7 Pero en mi angustia invoqué al Señor, 
grité a mi Dios pidiendo auxilio, 
y él escuchó mi voz desde su Templo, 
mi grito llegó hasta sus oídos. 



La intervención salvadora de Dios
18:8 Entonces tembló y se tambaleó la tierra; 
vacilaron los fundamentos de las montañas, 
y se conmovieron a causa de su furor; 
18:9 de su nariz se alzó una humareda, 
de su boca, un fuego abrasador, 
y arrojaba carbones encendidos. 
18:10 El Señor inclinó el cielo, y descendió 
con un espeso nubarrón bajo sus pies; 
18:11 montó en el Querubín y emprendió vuelo, 
planeando sobre las alas del viento. 
18:12 Se envolvió en un manto de tinieblas; 
un oscuro aguacero y espesas nubes 
lo cubrían como un toldo; 
18:13 las nubes se deshicieron en granizo y centellas 
al fulgor de su presencia. 
18:14 El Señor tronaba desde el cielo, 
el Altísimo hacía oír su voz; 
18:15 arrojó sus flechas y los dispersó, 
multiplicó sus rayos y sembró la confusión. 
18:16 Al proferir tus amenazas, Señor, 
al soplar el vendaval de tu ira, 
aparecieron los cauces del mar 
y quedaron a la vista los cimientos. 
18:17 Él tendió su mano desde lo alto y me tomó, 
me sacó de las aguas caudalosas; 
18:18 me libró de mi enemigo poderoso, 
de adversarios más fuertes que yo. 
18:19 Ellos me enfrentaron en un día nefasto, 
pero el Señor fue mi apoyo: 
18:20 me sacó a un lugar espacioso, 
me libró, porque me ama. 
18:21 El Señor me recompensó por mi justicia, 
me retribuyó por la inocencia de mis manos: 
18:22 porque seguí fielmente los caminos del Señor, 
y no me aparté de mi Dios, haciendo el mal; 
18:23 porque tengo presente todas sus decisiones 
y nunca me alejé de sus preceptos. 
18:24 Tuve ante él una conducta irreprochable 
y me esforcé por no ofenderlo. 
18:25 El Señor me premió, porque yo era justo 
y mis manos eran inocentes a sus ojos.


El Señor, salvador de los justos

18:26 Tú eres bondadoso con los buenos 
y eres íntegro con el hombre intachable; 
18:27 eres sincero con los que son sinceros 
y te muestras astuto con los falsos. 
18:28 Porque tú salvas al pueblo oprimido 
y humillas los ojos altaneros; 
18:29 tú eres mi lámpara, Señor: 
Dios mío, tu iluminas mis tinieblas. 
18:30 Contigo puedo asaltar una muralla; 
con mi Dios, puedo escalar cualquier muralla. 
18:31 El camino de Dios es perfecto, 
la promesa del Señor es digna de confianza. 
El Señor es un escudo para los que se refugian en él, 
18:32 porque ¿quién es Dios fuera del Señor?,
¿y quién es la Roca fuera de nuestro Dios? 



La victoria, obra de Dios
18:33 Él es el Dios que me ciñe de valor 
y hace intachable mi camino; 
18:34 el que me da la rapidez de un ciervo 2 Samuel 22, 34 Habacuc 3, 19
y me afianza en las alturas; 
18:35 el que adiestra mis manos para la guerra 
y mis brazos para tender el arco de bronce. 
18:36 Me entregaste tu escudo victorioso 
y tu mano derecha me sostuvo;
me engrandeciste con tu triunfo, 
18:37 me hiciste dar largos pasos, 
y no se doblaron mis tobillos. 
18:38 Perseguí y alcancé a mis enemigos, 
no me volví hasta que fueron aniquilados; 
18:39 los derroté y no pudieron rehacerse, 
quedaron abatidos bajo mis pies. 
18:40 Tú me ceñiste de valor para la lucha, 
doblegaste ante mí a mis agresores; 
18:41 pusiste en fuga a mis enemigos, 
y yo exterminé a mis adversarios. 
18:42 Imploraron, pero nadie los salvó; 
gritaban al Señor, pero no les respondía. 
18:43 Los deshice como polvo barrido por el viento, 
los pisé como el barro de las calles. 
18:44 Tú me libraste de un ejército incontable 
y me pusiste al frente de naciones: 
pueblos extraños son mis vasallos. 
18:45 Gente extranjera me rinde pleitesía; 
apenas me oyen nombrar, me prestan obediencia. 
18:46 Los extranjeros palidecen ante mí 
y, temblando, abandonan sus refugios.

Alabanza final

18:47 ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! 
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación, 
18:48 el Dios que venga mis agravios 
y pone a los pueblos a mis pies! 
18:49 Tú me liberas de mis enemigos, 
me haces triunfar de mis agresores 
y me libras del hombre violento. 
18:50 Por eso te alabaré entre las naciones 
y cantaré, Señor, en honor de tu Nombre. 2 Samuel 22, 50 Romanos 15, 9
18:51 Él concede grandes victorias a su rey 
y trata con fidelidad a su Ungido, 
a David y a su descendencia para siempre.




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