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Los actos de amor, afectos
piadosos hacia la Santísima Virgen, imitación de sus virtudes, especialmente su
humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su continua oración mental,
su mortificación en todas las cosas, su pureza incomparable, su caridad
ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina:
«siendo esto» como dice San Luis María Grignion de Montfort, «las diez virtudes
principales de la Santísima Virgen».
Tenemos que unimos a Jesús por
María, ésta es la característica de nuestra devoción; por tanto, San Luis María
Grignion de Montfort nos pide que nos empleemos a fondo para adquirir un
conocimiento de la Santísima Virgen.
María es nuestra soberana y
nuestra medianera, nuestra Madre y nuestra Señora. Esforcémonos, pues, en
conocer los efectos de esta realeza, de esta mediación, y de esta maternidad,
así como las grandezas y prerrogativas que son los fundamentos o consecuencias
de ello. Nuestra Santísima Madre también es perfecta un molde en donde podemos
ser moldeados para poder hacer nuestras sus intenciones y disposiciones. Esto
no lo conseguiremos sin estudiar la vida interior de María, o sea, sus
virtudes, sus sentimientos, sus acciones, su participación en los misterios de
Jesucristo y su unión con Él.
Día 20
Texto para meditar: Lc, 2: 16-21; 42-52
Fueron con presteza y encontraron
a María, a José y al Niño acostado en un pesebre, y viéndole, contaron lo que
se les había dicho acerca del Niño. Y cuantos los oían se maravillaban de lo
que les decían los pastores.
María guardaba todo esto y lo
meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron
glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se
les había dicho.
Cuando se hubieron cumplido los
ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús, impuesto por
el ángel antes de ser concebido en el seno.
Cuando era ya de doce años, al
subir sus padres, según el rito festivo, y volverse ellos, acabados los días,
el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo echasen de ver.
Pensando que estaba en la caravana, anduvieron camino de un día. Buscáronle
entre parientes y conocidos, y al no hallarle, se volvieron a Jerusalén en
busca suya. Al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de
los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban estupefactos
de su inteligencia y de sus respuestas.
Cuando sus padres le vieron,
quedaron sorprendidos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué has obrado así con
nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote. Y Él les
dijo: ¿Por ué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe de las
cosas de mi Padre?
Ellos no entendieron lo que les
decía. Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre
conservaba todo esto en su corazón.
Jesús crecía en sabiduría, edad y
gracia ante Dios y ante los hombres.
Oraciones del día
LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
Señor, ten piedad. Señor, ten
piedad.
Cristo ten piedad. Cristo ten
piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten
piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo,
escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten
misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
ten misericordia de
nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten
misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten
misericordia de nosotros.
Espíritu que procede del Padre y
del Hijo, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu del Señor, que al
comienzo de la creación planeando
sobre las aguas las fecundaste,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por inspiración del cual
han hablado los profetas,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu que das testimonio de
Cristo, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu de verdad que nos
instruyes sobre todas las cosas,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que sobreviene a María,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor que llena todo
el orbe, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu de Dios que habita en
nosotros, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu de sabiduría y de
entendimiento, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu de consejo y de
fortaleza, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de ciencia y de piedad,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de temor del Señor,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de gracia y de
misericordia, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fuerza, de dilección
y de sobriedad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fe, de esperanza, de
amor y de paz, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de humildad y de
castidad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de benignidad y de
mansedumbre, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu de multiforme gracia,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que escrutas los
secretos de Dios, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu que ruegas por nosotros
con gemidos inenarrables,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que descendiste sobre
Cristo en forma de paloma,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu en el cual renacemos,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por el cual se difunde
la caridad, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu de adopción de los hijos
de Dios, ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu que en lenguas de fuego
sobre los apóstoles apareciste, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu con el cual fueron los
apóstoles henchidos,
ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que distribuyes tus
dones a cada uno como
quieres, ilumínanos y
santifícanos.
Sednos propicio, perdónanos,
Señor.
Sednos propicio, perdónanos,
Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De tentaciones e insidias del
demonio, líbranos, Señor.
De la presunción y desesperación,
líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad
conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y de la
impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de la mente y del
cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación,
líbranos, Señor.
De todo espíritu del mal, líbranos,
Señor.
Por tu eterna procesión del Padre
y del Hijo. Te rogamos óyenos.
Por tu descenso sobre Cristo en
el Jordán. Te rogamos óyenos.
Por tu advenimiento sobre los
discípulos. Te rogamos óyenos.
En el día del juicio, nosotros
pecadores. Te rogamos óyenos.
Para que así como vivimos del
Espíritu, obremos también
por Él. Te rogamos óyenos.
Para que recordando que somos
templo del Espíritu Santo,
no lo profanemos. Te rogamos
óyenos.
Para que viviendo según el
Espíritu, no cumplamos los deseos
de la carne. Te rogamos óyenos.
A fin de que por el Espíritu
mortifiquemos las obras de la carne.
Te rogamos óyenos.
Para que no te contristemos a Ti,
Espíritu Santo de Dios.
Te rogamos óyenos.
Para que seamos solícitos en
guardarla unidad del Espíritu
en el vínculo de la paz. Te
rogamos óyenos.
Para que no creamos a todo
espíritu. Te rogamos óyenos.
Para que probemos a los espíritus
si son de Dios. Te rogamos
óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros
el espíritu de rectitud.
Te rogamos óyenos.
Para que nos confirmes por tu
Espíritu soberano. Te rogamos
óyenos.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, perdónanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Oración:
Asístanos, te pedimos Señor, la
virtud del Espíritu Santo,
que purifique clemente nuestros
corazones, y nos preserve
de todo mal. Te lo pedimos por el
mismo Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
LETANÍA
DE NUESTRA SEÑORA
Señor, ten piedad. Señor, ten
piedad.
Cristo ten piedad. Cristo ten
piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten
piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo,
escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten
misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten
misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten
misericordia de nosotros.
Santa María. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios. Ruega por
nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes.
Ruega por nosotros.
Madre de Cristo. Ruega por
nosotros.
Madre de la Iglesia. Ruega por
nosotros.
Madre de la divina gracia. Ruega
por nosotros.
Madre purísima. Ruega por
nosotros.
Madre castísima. Ruega por
nosotros.
Madre siempre virgen. Ruega por
nosotros.
Madre inmaculada. Ruega por
nosotros.
Madre amable. Ruega por nosotros.
Madre admirable. Ruega por
nosotros.
Madre del buen consejo. Ruega por
nosotros.
Madre del Creador. Ruega por
nosotros.
Madre del Salvador. Ruega por
nosotros.
Virgen prudentísima. Ruega por
nosotros.
Virgen digna de veneración. Ruega
por nosotros.
Virgen digna de alabanza. Ruega
por nosotros.
Virgen poderosa. Ruega por
nosotros.
Virgen clemente. Ruega por
nosotros.
Virgen fiel. Ruega por nosotros.
Esclava del Señor. Ruega por
nosotros.
Espejo de justicia. Ruega por
nosotros.
Trono de sabiduría. Ruega por
nosotros.
Causa de nuestra alegría. Ruega
por nosotros.
Vaso espiritual. Ruega por
nosotros.
Vaso honorable. Ruega por
nosotros.
Vaso insigne de devoción. Ruega
por nosotros.
Rosa mística. Ruega por nosotros.
Torre de David. Ruega por
nosotros.
Torre de marfil. Ruega por
nosotros.
Casa de oro. Ruega por nosotros.
Arca de la alianza. Ruega por
nosotros.
Puerta del cielo. Ruega por
nosotros.
Estrella de la mañana. Ruega por
nosotros.
Salud de los enfermos. Ruega por
nosotros.
Refugio de los pecadores. Ruega
por nosotros.
Consoladora de los afligidos.
Ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos. Ruega
por nosotros.
Reina de los ángeles. Ruega por
nosotros.
Reina de los patriarcas. Ruega
por nosotros.
Reina de los profetas. Ruega por
nosotros.
Reina de los apóstoles. Ruega por
nosotros.
Reina de los mártires. Ruega por
nosotros.
Reina de los confesores. Ruega
por nosotros.
Reina de las vírgenes. Ruega por
nosotros.
Reina de todos los santos. Ruega
por nosotros.
Reina concebida sin mancha
original. Ruega por nosotros.
Reina asunta a los cielos. Ruega
por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario.
Ruega por nosotros.
Reina de la familia. Ruega por
nosotros.
Reina de la paz. Ruega por
nosotros.
Reina de los esclavos de amor.
Ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas y
gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oración:
Te pedimos, Señor, que nosotros,
tus siervos, gocemos
siempre de salud de alma y
cuerpo; y por la intercesión
gloriosa de Santa María, la
Virgen, líbranos de las tristezas
de este mundo, y concédenos las
alegrías del cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, Estrella del mar, Madre,
que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave de
labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos,
da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba
por tu mediación nuestras plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser
tuyo.
Virgen singular, sobre todos
suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una
senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, a Cristo
altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
¡Salve, María, amadísima Hija del
Eterno Padre; salve María, Madre admirable del Hijo; salve, Madre, fidelísima
Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi
poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma!
Sois toda mía por misericordia, y
yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego
a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí,
ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no
sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis
haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a
Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las
tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu
contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu
continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad
de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus
virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento.
En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más
espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas
voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al
Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y
con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni
revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver
claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el
triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a
los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el
disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Ésta es,
divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará,
que es para mi grandísimo gozo.
Para mí y mientras viva no quiero
otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y
gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo,
continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin
interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura
misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida
diga tres amen es: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando
vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que
obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente
a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.
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