lunes, 28 de noviembre de 2022

20º día Consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Tercera parte: 2ª semana

CONOCIMIENTO DE MARÍA

Los actos de amor, afectos piadosos hacia la Santísima Virgen, imitación de sus virtudes, especialmente su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su continua oración mental, su mortificación en todas las cosas, su pureza incomparable, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina: «siendo esto» como dice San Luis María Grignion de Montfort, «las diez virtudes principales de la Santísima Virgen».

Tenemos que unimos a Jesús por María, ésta es la característica de nuestra devoción; por tanto, San Luis María Grignion de Montfort nos pide que nos empleemos a fondo para adquirir un conocimiento de la Santísima Virgen.

María es nuestra soberana y nuestra medianera, nuestra Madre y nuestra Señora. Esforcémonos, pues, en conocer los efectos de esta realeza, de esta mediación, y de esta maternidad, así como las grandezas y prerrogativas que son los fundamentos o consecuencias de ello. Nuestra Santísima Madre también es perfecta un molde en donde podemos ser moldeados para poder hacer nuestras sus intenciones y disposiciones. Esto no lo conseguiremos sin estudiar la vida interior de María, o sea, sus virtudes, sus sentimientos, sus acciones, su participación en los misterios de Jesucristo y su unión con Él.


 

Día 20

 

Texto para meditar: Lc, 2: 16-21; 42-52

Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre, y viéndole, contaron lo que se les había dicho acerca del Niño. Y cuantos los oían se maravillaban de lo que les decían los pastores.

María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho.

Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús, impuesto por el ángel antes de ser concebido en el seno.

Cuando era ya de doce años, al subir sus padres, según el rito festivo, y volverse ellos, acabados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo echasen de ver. Pensando que estaba en la caravana, anduvieron camino de un día. Buscáronle entre parientes y conocidos, y al no hallarle, se volvieron a Jerusalén en busca suya. Al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas.

Cuando sus padres le vieron, quedaron sorprendidos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué has obrado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote. Y Él les dijo: ¿Por ué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre?

Ellos no entendieron lo que les decía. Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre conservaba todo esto en su corazón.

Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres.

 

Oraciones del día

LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

 

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

 

Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de

nosotros.

Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

 

Espíritu que procede del Padre y del Hijo, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando

sobre las aguas las fecundaste, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas,

ilumínanos y santifícanos.

Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu que das testimonio de Cristo, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,

ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que sobreviene a María, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu del Señor que llena todo el orbe, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu de Dios que habita en nosotros, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu de sabiduría y de entendimiento, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu de consejo y de fortaleza, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de ciencia y de piedad, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de temor del Señor, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de gracia y de misericordia, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de humildad y de castidad, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de benignidad y de mansedumbre, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu de multiforme gracia, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que escrutas los secretos de Dios, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,

ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,

ilumínanos y santifícanos.

Espíritu en el cual renacemos, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu por el cual se difunde la caridad, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ilumínanos

y santifícanos.

Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos,

ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como

quieres, ilumínanos y santifícanos.

Sednos propicio, perdónanos, Señor.

Sednos propicio, perdónanos, Señor.

De todo mal, líbranos, Señor.

De todo pecado, líbranos, Señor.

De tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.

De la presunción y desesperación, líbranos, Señor.

De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.

De la obstinación y de la impenitencia, líbranos, Señor.

De la impureza de la mente y del cuerpo, líbranos, Señor.

Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.

De todo espíritu del mal, líbranos, Señor.

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo. Te rogamos óyenos.

Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán. Te rogamos óyenos.

Por tu advenimiento sobre los discípulos. Te rogamos óyenos.

En el día del juicio, nosotros pecadores. Te rogamos óyenos.

Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también

por Él. Te rogamos óyenos.

Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo,

no lo profanemos. Te rogamos óyenos.

Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos

de la carne. Te rogamos óyenos.

A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne.

Te rogamos óyenos.

Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios.

Te rogamos óyenos.

Para que seamos solícitos en guardarla unidad del Espíritu

en el vínculo de la paz. Te rogamos óyenos.

Para que no creamos a todo espíritu. Te rogamos óyenos.

Para que probemos a los espíritus si son de Dios. Te rogamos

óyenos.

Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud.

Te rogamos óyenos.

Para que nos confirmes por tu Espíritu soberano. Te rogamos

óyenos.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos,

Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros.

 

Oración:

Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo,

que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve

de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo

Nuestro Señor. Amén.

 

LETANÍA DE NUESTRA SEÑORA

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

 

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

 

Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

 

Santa María. Ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios. Ruega por nosotros.

Santa Virgen de las vírgenes. Ruega por nosotros.

 

Madre de Cristo. Ruega por nosotros.

Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.

Madre de la divina gracia. Ruega por nosotros.

Madre purísima. Ruega por nosotros.

Madre castísima. Ruega por nosotros.

Madre siempre virgen. Ruega por nosotros.

Madre inmaculada. Ruega por nosotros.

Madre amable. Ruega por nosotros.

Madre admirable. Ruega por nosotros.

Madre del buen consejo. Ruega por nosotros.

Madre del Creador. Ruega por nosotros.

Madre del Salvador. Ruega por nosotros.

Virgen prudentísima. Ruega por nosotros.

Virgen digna de veneración. Ruega por nosotros.

Virgen digna de alabanza. Ruega por nosotros.

Virgen poderosa. Ruega por nosotros.

Virgen clemente. Ruega por nosotros.

Virgen fiel. Ruega por nosotros.

 

Esclava del Señor. Ruega por nosotros.

Espejo de justicia. Ruega por nosotros.

Trono de sabiduría. Ruega por nosotros.

Causa de nuestra alegría. Ruega por nosotros.

Vaso espiritual. Ruega por nosotros.

Vaso honorable. Ruega por nosotros.

Vaso insigne de devoción. Ruega por nosotros.

Rosa mística. Ruega por nosotros.

Torre de David. Ruega por nosotros.

Torre de marfil. Ruega por nosotros.

Casa de oro. Ruega por nosotros.

Arca de la alianza. Ruega por nosotros.

Puerta del cielo. Ruega por nosotros.

Estrella de la mañana. Ruega por nosotros.

Salud de los enfermos. Ruega por nosotros.

Refugio de los pecadores. Ruega por nosotros.

Consoladora de los afligidos. Ruega por nosotros.

Auxilio de los cristianos. Ruega por nosotros.

 

Reina de los ángeles. Ruega por nosotros.

Reina de los patriarcas. Ruega por nosotros.

Reina de los profetas. Ruega por nosotros.

Reina de los apóstoles. Ruega por nosotros.

Reina de los mártires. Ruega por nosotros.

Reina de los confesores. Ruega por nosotros.

Reina de las vírgenes. Ruega por nosotros.

Reina de todos los santos. Ruega por nosotros.

Reina concebida sin mancha original. Ruega por nosotros.

Reina asunta a los cielos. Ruega por nosotros.

Reina del Santísimo Rosario. Ruega por nosotros.

Reina de la familia. Ruega por nosotros.

Reina de la paz. Ruega por nosotros.

Reina de los esclavos de amor. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

 

perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros.

 

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos

dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Oración:

Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos

siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión

gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas

de este mundo, y concédenos las alegrías del cielo.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.

 

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA

DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT

¡Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, Madre admirable del Hijo; salve, Madre, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma!

Sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.

Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.

La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Ésta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo gozo.

 

Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amen es: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.



REZO DEL SANTO ROSARIO CONTEMPLANDO 

LOS MISTERIOS QUE CORRESPONDEN AL DÍA DE HOY




Fuente: https://www.matercoeli.com/

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