¡Fiesta en el Cielo por ti! ¡Viva la Madre Santísima!
Hoy es el día para el que tanto te has estado preparando. Si has seguido toda la preparación durante los 33 días, sin duda, hoy pasarás a vivir en el Corazón de María de una forma especial.
La alegría que sentimos por ti no se puede describir con palabras. Aunque no nos conozcamos personalmente, te hemos llevado en nuestras oraciones durante todo este tiempo. Ver que la Madre conquista los corazones de los hombres es algo sencillamente extraordinario e increíble.
Tu entrega a María hoy, no solo te permitirá crecer interior y espiritualmente en Jesús, sino que a partir de ahora serás un soldado de nuestra Virgen Santísima. Ella te irá indicando el camino y lo que tiene pensado para ti. ¡Simplemente déjate sorprender por Ella!
REITERAMOS LOS PASOS PARA TU CONSAGRACIÓN:
¡Hoy te consagras a la Virgen Santísima!
Último paso y material necesario
Para poder realizar la consagración mariana según el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen:
Bueno será que pagues algún tributo a Jesucristo y a la Virgen. Este tributo será según la devoción y la capacidad de cada cual, como un ayuno, una mortificación, una limosna; aun cuando no se diera más que un alfiler, es bastante para Jesús, que sólo atiende a la buena voluntad.
Confesarte y comulgar. La principal intención de estos dos actos es que te entregues a Jesucristo en calidad de esclavo de amor, por medio de María.
Recitar la fórmula de la Consagración. Tras haber recibido la comunión, deberás leer la fórmula de la Consagración a la Santísima Virgen y firmarla. La lectura de la fórmula puede ser en voz alta o para uno mismo, según la llamada que sientas. Abajo te dejamos la fórmula de la Consagración o puedes descargarla haciendo clic aquí. Imprímela y rellénala con tu nombre.
Por supuesto, puedes invitar a todos tus seres queridos a asistir a tu Consagración.
Consagración de sí mismo a Jesucristo,
la sabiduría encarnada, por medio de María
¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación. Os doy gracias porque os habéis anonadado y tomado la forma de esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio.
Os alabo y glorifico porque os habéis sometido a María, vuestra Santa Madre, en todo, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. Pero ¡ay! ingrato e infiel como soy, no he cumplido mis deberes, no he cumplido los votos y promesas que tan solemnemente hice en el bautismo, no he merecido ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo; y como nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo a acercarme por mí mismo a vuestra
Santísima y Augusta Majestad.
Por esto he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis dado como mediadora ante vos, y por este medio espero obtener de Vos la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.
Os saludo, ¡oh María Inmaculada!, tabernáculo viviente de la Divinidad, en donde la Sabiduría
eterna escondida quiere ser adorada por los ángeles y los hombres; os saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está sometido todo lo que hay debajo de Dios. Os saludo, ¡Oh refugio seguro de los pecadores!, cuya misericordia no falta a nadie; escuchad los deseos que tengo de la divina Sabiduría y recibid para ello los votos y las ofrendas que mi bajeza os presenta.
Yo, ...................., pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de mi bautismo. Renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras Él, todos los días de mi vida; ya fin de que sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh, María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y Señora.
Os entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos entero y pleno derecho de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y la eternidad.
Recibid, ¡oh Virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con vuestra Maternidad, en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pequeño gusano y miserable pecador, en acción de gracias por los privilegios con que os dotó la Santísima Trinidad. Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, procurar vuestra honra y obedeceros en todo.
¡Oh Madre admirable! Presentadme a vuestro Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de que, pues me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos. ¡Oh Madre de misericordia!, concededme la gracia de alcanzar la verdadera sabiduría de Dios, y de colocarme, por tanto, entre los que Vos amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis como a vuestros hijos y esclavos. ¡Oh Virgen fiel! Hacedme en todo tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que por vuestra intercesión llegue, a imitación vuestra, a la plenitud de la perfección sobre la tierra y de gloria en los cielos.
Amén
Sin más, te deseamos que pases un día muy feliz junto a tus amigos, seres queridos, pero sobre todo, junto a la Madre. Esperamos que tu Consagración sea un encuentro cara a cara con Ella.
Si deseas tomarte una fotografía durante tu Consagración o escribir un pequeño testimonio y compartirlo con nuestra comunidad para animar a otros a realizar esta preparación, ¡estás más que invitado/a! Puedes subir tu imagen y/o testimonio aquí.
¡Unidos en Cristo y en María!
Fuente: https://www.matercoeli.com/
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