miércoles, 9 de octubre de 2013

HORA SANTA DE REPARACIÓN

HORA SANTA
ORIGEN Y PRÁCTICA

"Llegaron a una finca que se llama Getsemaní , y dijo a sus discípulos: sentaos aquí mientras yo voy a orar. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir horror y angustia, y les dijo: me muero de tristeza: quedaos aquí y estad en vela. Adelantándose un poco, cayó a tierra, pidiendo que si era posible se alejase de él aquella hora."
Mc 14, 32-34


LA HORA DE ACEPTAR LA CRUZ
Alvaro Ginel
El lugar era familiar.
Tú conocías bien ese Huerto de los Olivos. 
Pero esta noche es diferente.
Esta noche es la hora, 
el momento cumbre... y tú lo sabes bien
y por eso estás ahí, donde están los que obedecen... 
hasta la muerte.

Tú esta noche eres un hombre...
un pobre hombre con la noche de todos los hombres encima...
Tú esta noche tienes que ser gusano:
para eso has venido...
para marchar como gusano de entre nosotros... 
con los huesos bien al descubierto,'
con el corazón totalmente traspasado... 
¿Te será esto soportable?

Padre, aleja este cáliz.
Pero tú sabes bien que el Padre no quiere alejar el cáliz, 
tú sabes que lo tuyo es beberlo...
entero...

Tú sabes que la única palabra esta noche es la de Hijo:
No quiero mi voluntad sino la tuya.
Tú esta noche estás llamado a demostrar 
que el amor es más fuerte que el pecado, 
que el amor es más fuerte que la muerte... 
y tienes que ir a tu destino...
el destino que tú sabes bien 
y que los profetas marcaron:
Tú estás llamado esta noche a aceptar la Cruz.

Tú serás condenado a muerte por haber vivido 
la justicia y la misericordia:
tu gran pecado es ser el justo de Dios.

Suda sangre, Señor, Rey de los judíos...
Mil y mil muertes están sobre ti.
Tu sufrimiento es único: tiene talla de Dios.
Tu amor es único: tiene talla de Dios.

Lo imposible así tú ya lo estás haciendo posible 
y los cielos y la tierra volverán a ver la Alianza.


ORIGEN DE LA HORA SANTA

La hora santa es una practica de origen divino. En una de sus apariciones a Santa Margarita María de Alacoque Jesús le dijo; "Todas las noches del jueves al viernes te haré participar de la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Y para acompañarme en aquella humilde plegaria, que entonces presenté a mi Padre, te postrarás con la faz en tierra, deseosa de aplacar la cólera divina y en demanda de perdón por los pecadores".

Pío XI, al comienzo del año Santo, exhortó al ejercicio de la Hora Santa como un "obligado y amoroso recuerdo de las amargas penas que el Corazón de Jesús quiso soportar para la salvación de los hombres". Ya antes, en su carta encíclica sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús "Miserentissimus Redemptor" [1] (8-V-1928) señaló: el Corazón de Jesús "para repararar las culpas recomendó esto, especialmente grato para El: que usasen las súplicas y preces durante una hora (que con verdad se llama Hora Santa), ejercicio de piedad no sólo aprobado, sino enriquecido con abundantes gracias espirituales". En otra ocasión explicó que "su fin principalísimo es recordar a los fieles la pasión y muerte de Jesucristo, e impulsarles a la meditación y veneración del ardiente amor por el cual instituyó la Eucaristía (memorial de su pasión), para que purifiquen y expíen sus pecados y los de todos los hombres". (21-III-1933).

Se trata por tanto de dedicar una hora a meditar los misterios cuando Cristo se sintió sólo y débil, como nosotros, y pide al Padre aparte el cáliz. Una hora para acompañarle, como el Ángel del huerto, en cuanto podemos, místicamente, junto al sagrario. Es una hora para volcar en su Sagrado Corazón todos nuestros afanes y sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos. Una hora en definitiva, para agradecer su sacrificio y aprender de El.


PRÁCTICA DE LA HORA SANTA

Muchas personas no practican esta devoción porque envuelve un gran sacrificio. Esta devoción no es obligatoria. Pío XI facilitó el tiempo para la Hora Santa al fijarlo desde la puesta del sol hasta su salida, aunque la hora más indicada es la de once a doce en la noche del jueves a viernes. Cualquier lugar es válido aunque es preferible la Iglesia y ante el sagrario a ser posible.
En cuanto a las oraciones, no hay nada fijo establecido, pero a juzgar por las palabras de Nuestro Señor a santa Margarita, lo más propio parece ser la meditación de su amarga Pasión y Agonía, su grandísima humillación, su infinito amor no correspondido, y los ultrajes hechos a su divina Majestad.

La Hora Santa se puede llenar por tanto, con varias devociones, como por ejemplo: leer por espacio de quince minutos la agonía de Nuestro Señor y luego meditar otros tantos minutos lo leído; o hacer el devoto ejercicio del Vía Crucis o del Rosario doloroso. Sea cual sea la devoción elegida lo importante es que debe ofrecerse todo ello por la conversión de los pecadores, tal y como Jesús mismo manifestó a santa Margarita.



1. En el Centro de Evangelización Católica (SCJTM) se puede consultar el texto de esta carta encíclica de S. S. Pío XI y cuyo tema central es la expiación que todos debemos al Sagrado Corazón de Jesús.

Para ofrecer la Hora Santa, pincha los siguientes enlaces:  



 Ofrecimiento | 

 Acto de reparación

Meditaciones |

Fuente: Devocionario.com

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