jueves, 9 de abril de 2020

Hora Santa Jueves Santo

Hora Santa Jueves Santo


LA HORA SANTA

Uno de los ritos del Jueves Santo, dentro de la celebración de la Cena del Señor, es la reserva del Pan consagrado para la adoración de los fieles. Es lo que en nuestra tradición conocemos como "la vela del Santísimo ante el Monumento" (altar donde se deposita el Cuerpo del Señor).

Nació como un gesto práctico en siglos XIII-XIV para favorecer la adoración en la tarde-noche del Jueves Santo. Antes este monumento era una especie de "sepulcro" donde se guardaban las formas, incluso se enterraban, se colocaban guardias a los lados, se ponían emblemas fúnebres, e incluso se representaban dramas teatrales sobre el entierro de Jesús. Como vestigio de todo esto ha quedado la hora santa. Hoy día, este momento consiste en una oración breve, profunda, meditativa, de alabanza, iniciando la Pascua del Señor.

Introducción

Jesús ha vivido unos momentos intensos. Los discípulos quieren descansar, pero no le dejan solo. Esta tarde nuestra iglesia, nuestros grupos eran el Cenáculo. Jesús repetía sus palabras y sus signos... Fueron tantos y tan densos que queremos recordarlos, volver a meditarlos. Esta noche todos nosotros somos Getsemaní. Cristo está aquí. Y nosotros también para adorar y agradecer su entrega en el Pan y el Vino nuevos y para iniciar el misterio pascual de su muerte y resurrección.

Canto

1. PRIMER MOMENTO: REZAMOS

• En tu noche de entrega, en tu noche de soledad, en tu hora difícil, en tu lucha y agonía, Oremos: R/ nosotros queremos rezar contigo. • Cuando todos te abandonan, cuando Judas te traiciona, cuando el Sanedrín prepara tu condena, Oremos: R/nosotros queremos estar contigo. • Cuando los discípulos duermen, Oremos: R/nosotros queremos velar contigo. • Cuando los soldados te prenden, Oremos: R/ nosotros queremos defenderte. • Cuando Pedro te niega tres veces, Oremos: R/ nosotros queremos confesarte.

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 14,..-34.:

Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo: Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.» Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea. Pedro replicó: -Aunque todos caigan, yo no. Jesús le contestó: Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres. Pero él insistía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y los demás decían lo mismo. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí mientras voy a orar. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo: Me muero de tristeza: quedaos aquí velando. 

Palabra del Señor

Silencio. Después, canto.

Lo más importante no es... * Que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos. * Que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos. * Que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu grito. * Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro. * Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto. * Que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera. * Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano. * Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas. * Que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego arda dentro de mis huesos. * Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas, llamas y amas primero? El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte.

2. SEGUNDO MOMENTO

Es el momento de la verdad, de la entrega, de la valentía. Jesús está dispuesto a aceptar las consecuencias de su vida, las consecuencias de su fidelidad a Dios y a los demás: tomar la cruz y salvar al mundo, el que podamos vivir y morir con esperanza. Pero la muerte no hace gracia a nadie.

Esta noche te pedimos ser como tú. Atentos al Padre y a los hermanos. Con esa entereza, esa confianza. Nosotros somos débiles y muchas veces pecadores que desaparecemos ante el primer problema, que huimos, que no tenemos fuerzas, que no nos comprometemos lo suficiente. Somos un poco Pedro que incluso te negó. Que sepamos vivir “nuestra hora”, y la hora de cada día.

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 14, 35-38.

Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
- ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro: -Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil. 

Palabra del Señor

Jesús nos dice esta noche que es posible orar al Padre desde toda situación humana. En la angustia, en la debilidad, en la enfermedad, en las persecuciones, en los terremotos. También en la fiesta, en la alegría, cuando estamos bien. Se puede hablar con el Padre, siempre. Porque el Padre está con Jesús, con nosotros, con todos. Silencio. Después, canto.

ORACIÓN Y MEDITACIÓN Lo más importante no es... * Que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos. * Que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos. * Que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu grito. * Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro. * Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto. * Que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera. * Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano. * Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas. * Que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego arda dentro de mis huesos. * Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas, llamas y amas primero? El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte.

3.- TERCER MOMENTO

Señor, gracias por quedarte con nosotros. No llegamos a alcanzar lo que es tu presencia en la Eucaristía, en la Escritura, pero creemos en ti. Eres luz, fuerza, amor. Es de noche, pero nos iluminas, te sientes débil ahora, pero sigues dando fuerza, nos pides que amemos, pero tú nos amas primero. Gracias por tu presencia. No olvidamos que muchos se sienten solos hoy día, que están enfermos, que sufren, que son perseguidos a causa de la justicia, que no puden dar de comer a sus hijos, que sufren la guerra de lsopoderosos,... Es un buen Getsemaní muy actual y muy vivo; pero ahí estás tú. También nosotros queremos estar unidos a todas esas personas; contigo en ellos, Señor. 

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 14,39-42.

De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo: -Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega. 

Palabra del Señor

• Silencio. Después, canto.

ES CONVENIENTE Y NECESARIO QUE SIEMPRE Y EN TODO LUGAR DEMOS GRACIAS A DIOS POR JESUCRISTO:

• Por el misterio pascual de tu muerte y resurrección. R/ Te damos gracias, Señor. • Por el pan y el vino de la Eucaristía. R/ Te damos gracias, Señor. • Por haberte quedado con nosotros. R/ Te damos gracias, Señor. • Por haber bajado hasta nuestros infiernos. R/ Te damos gracias, Señor. • Por tu amor hasta la muerte. R/ Te damos gracias, Señor. • Por tu presencia permanente. R/ Te damos gracias, Señor. • Por la fuerza de tu resurrección R/ Te damos gracias, Señor. • Por el aliento de tu Espíritu. R/ Te damos gracias, Señor. • Por esta hora de oración. R/ Te damos gracias, Señor. • Por tu amor sin límites R/ Te damos gracias, Señor. • Porque siendo Dios, te arrodillas y a servir nos enseñas. R/ Te damos gracias, Señor. • Por tus palabras que reconfortan y sanan. R/ Te damos gracias, Señor. • Por todos los dones que nos concedes. R/ Te damos gracias, Señor. • Por olvidar nuestras traiciones e incoherencias. R/ Te damos gracias, Señor. • Por tu amor sin tregua y sin fronteras. R/ Te damos gracias, Señor. • Por la Madre que al pie del madero nos dejas. R/ Te damos gracias, Señor. • Por la comunidad cristiana que de ti . R/ Te damos gracias, Señor.

4. CUARTO MOMENTO

Llega la hora de la traición, el momento cumbre. Jesús se entrega en servicio por todos. Parece como si todo estuviera perdido. Las tinieblas se ríen de la luz; el odio parece triunfar sobre el amor. La muerte parece regodearse de la vida. Y, en la oración, Jesús ha vencido la angustia, ha recobrado las fuerzas, y sale decidido a proclamar la fuerza del amor, la belleza de la vida, la gratuidad de la luz.

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 14,46-50.

-Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo: -¡Maestro! Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja ’al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo: -¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras. . Y todos lo abandonaron y huyeron. 

Palabra del Señor

Oración:

Señor te quedas solo; será un rato. Nosotros siempre estamos aquí contigo, esperando tu amor definitivo Tú eres realmente, el Cristo, el que ha de venir. Tú eres el amor de Dios. Un amor que ayuda, acoge, alienta, abraza; un amor de amigo, de padre, de alguien que no nos abandona. Haznos ser más seguidores tuyos, que podamos parecernos a ti que acojamos a todos con un corazón grande como el tuyo. En el triduo Pascual que celebramos queremos ser como Tú, y estar más cerca de ti y de nuestros hermanos necesitados. Silencio. Después, canto.

PRECES- ORACIÓN DE PETICIÓN:

Quisiéramos poner ante nuestros ojos a cuantos están marcados por el dolor y la angustia, por la soledad o el sinsentido, por la desgracia y la tortura, por la marginación y la miseria, por la enfermedad o la cárcel, por la humillación y condena a muerte... En todas Cristo sigue su agonía.

Pedimos:

• Por los agonizantes y enfermos terminales, que además de los paliativos, no les falte el ángel del consuelo. Roguemos al Señor • Por los que viven en la miseria y el olvido, que lleguen a todos sus gritos silenciosos. Roguemos al Señor • Por los que son víctimas del terror, de la guerra, de los secuestros y la tortura, que a todos nos interpele su martirio. Roguemos al Señor • Por los ancianos que no son queridos y se sienten solos, que encuentren personas que los acompañen y valoren. Roguemos al Señor • Por las mujeres maltratadas, víctimas de la violencia de género, la prostitución, que puedan recuperar su dignidad y su libertad. Roguemos al Señor • Por los niños esclavizados, vendidos, prostituidos, militarizados, que encuentren los medios para rehacer sus vidas. Roguemos al Señor • Por los que no tienen trabajo, por los fracasados, que no les falten nuevas oportunidades. Roguemos al Señor • Por todos los que están marcados por el desamparo o el vicio y las adicciones, que no pierdan la esperanza de una liberación. Roguemos al Señor • Por los inmigrantes, que tienen que afrontar tantos riesgos y separaciones, que puedan ser integrados socialmente y alcanzar sus proyectos. Roguemos al Señor • Por ……. Oremos: Oh Jesús, que luchaste y sufriste la agonía de Getsemaní, acompaña y conforta a cuantos se encuentran en esas noches tristes.

Recemos la oración de la fraternidad: PADRENUESTRO. Canto

CONSIDERACIÓN FINAL

Hemos pasado un rato acompañando al Señor. Las prolongadas horas de la agonía de Jesús han transcurrido ya para dar lugar a una jornada de tormentos y aflicciones y a las tres últimas horas de agonía sobre la cruz. Son acontecimientos que conmueven a todo creyente. Sin embargo, sería un error presentar separados o siquiera distantes el misterio de la Pasión y el de la Resurrección del Señor. Celebremos la Pasión a través de la visión gloriosa de Cristo resucitado. En el silencio de la fe, adoremos y demos gracias.

ORAMOS: Como yo os he amado. Pedimos que nos ayude a sentir esta noche la fuerza de su amor, y su amistad y su ternura. Queremos pedir a Jesús que nos enseñe a amar como él y que nos capacite para amar como él.

BENDICIÓN FINAL: "QUE OS AMÉIS COMO YO OS HE AMADO"

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