sábado, 16 de abril de 2022

Sábado Santo: Acompañemos a María en su soledad rezando la Corona a los siete dolores de la Santísima Virgen

 




F
RANCISCA SIERRA GÓMEZ - ORAR CON EL EVANGELIO (C)  

Acompañemos a María

en su soledad 

Sábado Santo 

Hoy es Sábado Santo. Tú, Jesús, has muerto. Todo es tristeza, soledad,  ausencias, añoranzas… Tú descansas ya y nosotros, junto a tu Madre, estamos  reunidos con ella. Tu Madre se ha quedado sin su Hijo. Le ha visto sufrir tanto…  Le ha acompañado en los momentos buenos y malos, y ahora… sola. Pero  esa soledad de María es como una espera a una transformación, a una  resurrección.  

Tú has muerto. Pero Jesús, ¿Qué es lo que me quieres decir con tu  muerte, con esa soledad de tu Madre? Que junto con tu Madre, para resucitar  tengo que morir; que junto con tu Madre, para resucitar tengo que llevar al  sepulcro toda mi historia. Quiero llevar al sepulcro mi forma de pensar, mi  forma de actuar, mi forma de amar, mis muertes, mis rebeldías, mis orgullos,  mis faltas de esfuerzo… todo ahí, con tu Madre. Y en esa soledad de tu Madre,  en ese amor de Madre resucitaré a una vida distinta, a la alegría, al amor. Hoy  estoy con tu Madre acompañándola y estoy con ella transformándome. Tus  heridas me han curado, tu muerte me ha curado. Tu Madre me insiste que  deje todo ahí: mis gestos, mis detalles… todo. Todo está ahí. El día de la Madre,  que siempre ayuda a sus hijos, pero que me enseña la gran lección de la  muerte de su Hijo Jesús.  

Con ella paso todo el día. Le suplico, le pido que arroje de mí todo y que mi tristeza se convierta en alegría, mi falta de amor en servicio, mi entrega en una fuerza que arrase en comunicar tu mensaje, Jesús. Acompaño a la Madre. Madre de la Soledad, que en tus gestos está marcada la tristeza y el sufrimiento, pero que tu corazón está lleno de amor, de esperanza y de alegría porque sabes que esa muerte de tu Hijo es para gloria y alegría y resurrección de cada uno de nosotros...  Me quedo contigo, Madre mía. Hazme sentir también ese dolor que tú tienes, esa alegría que tú tienes. Acompáñame en esta transformación y ayúdame en este día de soledad, silencio… No hay ruido… El ritmo popular de  procesiones se para… Esperamos ansiosos la resurrección y la alegría de tu  Hijo... Y con esa alegría y con esa espera, acompañada de ti y no  separándome de ti me intentaré poco a poco transformar dejando, hiriendo,  depositando en el sepulcro de tu Hijo todo, en el sepulcro de ti, Jesús… ¡todo!  

Virgen de la Soledad, quiero acompañarte, quiero sufrir contigo,  enséñame a superar todo lo negativo que tú ves, sobre todo esas faltas de  amor, esas faltas en que omito y que no percibo que tengo que amar más.  

Virgen de la Soledad, ayúdame, ayúdame a hacer la transformación con paz,  con silencio, con alegría, besando las heridas de tu Hijo y depositando en  cada una de ellas todo mi ser y toda mi historia.  

Día de Sábado Santo. Acompañemos a la Madre.  

Acompañemos a María en su soledad.  

Que así sea. 

 


"Y a ti, Madre, una espada de dolor te atravesará el corazón..."
(Lucas 2, 35)


NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
CORONA DE LOS 7 DOLORES


"El camino para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de la Madre. "

Cardenal J. H. Newman.
Sermón para el Dom. III de Cuaresma. Ntra. Sra. en el Evangelio


1º Dolor [Ir al principio de esta página]

La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor. . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.

Dios te salve, María,…

2º Dolor [Ir al principio de esta página]

La huida a Egipto con Jesús y José.

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.

Dios te salve, María,…

3º Dolor [Ir al principio de esta página]

La pérdida de Jesús.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.

Dios te salve, María,…

4º Dolor [Ir al principio de esta página]

El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.

Dios te salve, María,…

5º Dolor [Ir al principio de esta página]

La crucifixión y la agonía de Jesús.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.

Dios te salve, María,…

6º Dolor [Ir al principio de esta página]

La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amo.

Dios te salve, María,…

7º Dolor [Ir al principio de esta página]

El entierro de Jesús y la soledad de María.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…

Dios te salve, Maria,…
Gloria al Padre .


1. La Santísima Virgen María manifestó a Sta. Brígida que concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete Avemarías:

  • Pondré paz en sus familias.
  • Serán iluminados en los Divinos Misterios.
  • Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
  • Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
  • Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
  • Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
  • He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría. 

  • Fuente:Devocionario


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