sábado, 19 de noviembre de 2022

11º día Consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Día 11

DE LA FERVOROSA ENMIENDA DE NUESTRA VIDA

Texto para meditar: Imitación de Cristo, libro I, cap. 25

Se hallaba uno lleno de congoja, luchando entre el temor y la esperanza, y un día, cargado de tristeza, entró en la iglesia, y 

se postró delante del altar en oración, y meditando en su 

corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de 

perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina respuesta: 

¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces 

quisieras hacer, y estarás seguro.

Y en aquel punto, consolado y confortado, se ofreció a la

 divina voluntad, y cesó su congojosa turbación.

Y no quiso escudriñar curiosamente para saber lo que le 

había de suceder, sino que anduvo con mucho cuidado de 

saber lo que fuese la voluntad de Dios, ya sus divinos ojos 

más agradable y perfecto para comenzar y perfeccionar 

toda buena obra.

El profeta dice: Espera en el Señor, y haz bondad, y habita 

en la tierra, y serás apacentado en sus riquezas.

Detiene a muchos el fervor de su aprovechamiento, el 

espanto de la dificultad, o el trabajo en la pelea.

Ciertamente aprovechan más en las virtudes, aquellos que 

más varonilmente ponen todas sus fuerzas para vencer las 

que les son más graves y contrarias.

Porque allí aprovecha el hombre más y alcanza mayor gracia, 

adonde más se vence a sí mismo y se mortifica el espíritu.

Pero no todos tienen igual ánimo para vencer y mortificarse.

No obstante, el diligente y celoso de su aprovechamiento, 

más fuerte será para la perfección, aunque tenga muchas 

pasiones, que el de buen natural, si pone poco cuidado 

en las virtudes.

Oraciones del día

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos,

llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, 

fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, 

Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las 

lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los 

corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad 

de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede 

prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, 

evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos 

también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, 

creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos 

resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, 

quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, 

ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, 

ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras 

plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de 

culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para 

que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: 

a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi 

espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la 

humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, 

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí 

y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en 

generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios 

de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece 

a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y 

a los ricos los despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia 

como la había prometido a nuestros padres en favor de 

Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en 

el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. 

Amén.



Fuente: www.matercoeli.com


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