lunes, 14 de noviembre de 2022

6to. día Consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Día 6

EL EJEMPLO DE LOS SANTOS PADRES

Texto para meditar: Imitación de Cristo, libro I, cap. 18

Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, 

en los cuales resplandece la verdadera perfección y religión, 

y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos.

¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya?

Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, 

en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y 

ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones 

y muchos oprobios.

¡Oh! ¡Cuán graves y muchas tribulaciones padecieron los 

apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos los demás 

que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo!

Pues en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus 

almas en la eterna.

¡Oh! ¡Cuán estrecha y retirada vida hicieron los Santos 

Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones 

padecieron! ¡Cuán de ordinarios fueron atormentados del 

enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron 

a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán 

gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento 

espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer 

los vicios! ¡Cuán pura y recta intención tuvieron con Dios!

De día trabajaban, y por la noche se ocupaban en larga 

oración; y aunque trabajando, no cesaban de la oración 

mental.

Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas 

para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, 

se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.

Renunciaban a todas las riquezas, honras, dignidades, 

parientes y amigos; ninguna cosa querían del mundo; 

apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado 

servir a su cuerpo aun en las cosas necesarias.

De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos 

en gracia y virtudes.

Oraciones del día

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos, 

llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, 

fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, 

Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las 

lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en 

los corazones, corroborando con vigor constante la 

fragilidad de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede 

prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, 

evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos 

también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, 

creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos 

resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, 

quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, 

ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, 

ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras 

plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de 

culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, 

viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu 

Santo: a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra 

mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado 

la humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, 

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí 

y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación 

en generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios 

de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece 

a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y 

a los ricos los despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia 

como la había prometido a nuestros padres en favor de 

Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en 

el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. 

Amén.




Fuente: www.matercoeli.com

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