martes, 15 de noviembre de 2022

7mo. día Consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Día 7

Texto para meditar: Imitación de Cristo, libro I, cap. 18

En lo de fuera eran necesitados, pero en lo interior estaban 

con la gracia y divinas consolaciones recreados.

Ajenos eran al mundo; mas muy allegados a Dios, del cual 

eran familiares y amigos.

Teníanse por nada cuanto a sí mismos, y para con el mundo 

eran despreciados; mas en los ojos de Dios eran muy 

preciosos y amados.

Estaban en verdadera humildad; vivían en la sencilla 

obediencia; andaban en caridad y paciencia, y por eso cada 

día crecían en espíritu, y alcanzaban mucha gracia delante 

de Dios.

Fueron puestos por dechados a todos los religiosos y más 

nos deben mover para aprovechar el bien, que no la 

muchedumbre de los tibios para aflojar y descaecer. ¡Oh! 

¡Cuán grande fue el fervor de todos los religiosos al 

principio de sus sagrados institutos!

¡Cuánta la devoción de la oración! ¡Cuánto el celo de la virtud! 

¡Cuánta disciplina floreció! ¡Cuánta reverencia y obediencia 

al superior hubo en todas las cosas!

Aun hasta ahora dan testimonio de ello las señales que 

quedaron, de que fueron verdaderamente varones santos 

y perfectos que, peleando tan esforzadamente, vencieron 

al mundo.

Ahora ya se estima en mucho aquel que no es transgresor, 

y si con paciencia puede sufrir lo que aceptó por su voluntad.

¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto 

declinamos del fervor primero, y nos es molesto el vivir por 

nuestra flojedad y tibieza!

¡Pluguiese a Dios que no durmiese en ti el aprovechamiento 

de las virtudes, pues viste muchas veces tantos ejemplos 

de devotos!

Oraciones del día

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos,

llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, 

fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, 

Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las 

lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los 

corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad 

de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede 

prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, 

evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos 

también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, 

creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos 

resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, 

quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, 

ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, 

ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras 

plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de 

culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para 

que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: 

a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi 

espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la 

humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, 

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí 

y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en 

generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios 

de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece 

a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y 

a los ricos los despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia 

como la había prometido a nuestros padres en favor de 

Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en 

el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. 

Amén.



Fuente: www.matercoeli.com

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