viernes, 18 de noviembre de 2022

10º día Consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Día 10


EN DESPRECIANDO EL MUNDO, 

ES DULCE COSA SERVIR A DIOS

Texto para meditar: Imitación de Cristo, libro III, cap. 10

Otra vez hablaré, Señor, ahora, y no callaré. Diré en los oídos 

de mi Dios, mi Señor y mi Rey, que está en el cielo:

¡Oh Señor, cuán grande es la abundancia de tu dulzura, que escondiste para los que te temen! Pero, ¿qué eres para 

los que te aman, y qué para los que te sirven de todo 

corazón?

Verdaderamente es inefable la dulzura de tu contemplación, 

la cual das a los que te aman.

En esto me has mostrado singularmente tu dulce caridad, 

en que cuando yo no existía me criaste, y cuando erraba 

lejos de Ti, me convertiste para que te sirviese, y me 

mandaste que te amase.

¡Oh fuente de amor perenne! ¿Qué diré de Ti? ¿Cómo 

podré olvidarme de Ti, que te dignaste acordarte de mí 

aun después que yo me perdí y perecí?

Usaste de misericordia con tu siervo sobre toda esperanza, 

y sobre todo merecimiento me diste tu gracia y amistad.

¿Qué te volveré yo por esta gracia? Porque no se concede 

a todos que, dejadas todas las cosas, renuncien al mundo 

y escojan vida retirada.

¿Por ventura es gran cosa que yo te sirva, cuando toda 

criatura está obligada a servirte?

No me debe parecer mucho servirte, sino más bien me 

parece grande y maravilloso que Tú te dignaste recibir por 

siervo a un tan pobre e indigno y unirle con tus amados 

siervos.

Tuyas son, pues, todas las cosas que tengo y con que te sirvo.

Pero, por el contrario, Tú me sirves más a mí que yo a Ti.

El cielo y la tierra que Tú criaste para el servicio del hombre, 

están prontos, y hacen cada día todo lo que les has mandado; 

y esto es poco, pues aun has destinado los ángeles para 

servicio del hombre.

Mas a todas estas cosas excede el que Tú mismo te dignaste 

servir al hombre, y le prometiste que te darías a Ti mismo.

¿Qué te daré yo por tantos millares de beneficios? ¡Oh! 

¡Si pudiese yo servirte todos los días de mi vida!

¡Oh! ¡Si pudiese solamente, siquiera un solo día, hacerte 

algún digno servicio!

Verdaderamente Tú solo eres digno de todo servicio, de toda 

honra y de alabanza eterna.

Verdaderamente Tú solo eres mi Señor, y yo soy un pobre 

siervo tuyo, que estoy obligado a servirte con todas mis 

fuerzas, y nunca debo cansarme de alabarte.

Así lo quiero, así lo deseo; y lo que me falta, ruégote que 

Tú lo suplas.

Grande honra y gran gloria es servirte, y despreciar todas 

las cosas por Ti.

Por cierto, grande gracia tendrán los que de toda voluntad 

se sujetaren a tu santísimo servicio.

Hallarán la suavísima consolación del Espíritu Santo los que 

por amor tuyo despreciaron todo deleite carnal.

ORACIONES DEL DÍA

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos, 

llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, 

fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, 

Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las 

lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los 

corazones, corroborando con vigor constante la 

fragilidad de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede prontamente 

la paz, yendo así Tú delante como guía, evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos 

también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, creamos 

en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos 

resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. 

Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, 

quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, 

ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, 

ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras 

plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de 

culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para 

que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu 

Santo: a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi 

espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la 

humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, 

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí 

y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación 

en generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: 

dispersa a los soberbios de corazón, derriba del 

trono a los poderosos y enaltece a los humildes; 

a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los 

despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia 

como la había prometido a nuestros padres en favor 

de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en 

el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. 

Amén.



Fuente: https://www.matercoeli.com/

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